domingo, 15 de mayo de 2016

El edén del infierno: Acto 2-Capítulo 8




8
Vorágine 

N
olen por poco derriba la puerta al ingresar. Se alegró un poco de que Mauro siguiera con vida, en el fondo había temido lo peor…. Pero por la forma en que el humano estaba huyendo, como si un horroroso monstruo le persiguiera, Nolen sabía que las cosas no podían estar bien con las gemelas.
Cuando estuvo dentro a quien primero encontró fue a Ion, quien estaba por subir las escaleras, este se volteo sorprendido hacia Nolen. Era extraño tomarlo por sorpresa, ya que por el olor que todos los seres vivientes destilaban, el Armstrong y las gemelas podían saber enseguida si tenían una visita. Pero esta vez Ion estaba muy absorto para notarlo llegar, hasta tenerlo casi en frente.
-llegas temprano-comentó Ion, viendo al recién llegado con los ojos muy abiertos.
-Sí, pero por lo visto, no lo suficiente-señaló Nolen inquietamente, hablando casi demasiado rápido-¿Que ha pasado? ¿Donde están las chicas?
Ion tartamudeó algo, no se le dio bien ordenar las ideas. Nolen tuvo un tic nervioso en un ojo, esperando a que el semidemonio canino lograra explicar lo ocurrido.
-¡Él!… ¡Él golpeó a Jennifer! Entonces Jessica iba a matarlo… pero Jane no quiso, pero ella si quiera-Trato de explicar él gesticulando apasionadamente con los brazos-Titus y yo también queríamos matarlo, Jessica me dijo que me llevara al bastardo, eso hice, entonces corrió a la calle y creo que se rompió algo al escapar…. –Entonces algo que Nolen no se esperaba ocurrió, Ion dejo de decir cosas atropelladamente y sus palabras se tornaron más agresivas, sus ojos verdes parecían desbordar ansias de matar- y… ¡y ese maldito animal estúpido! ¡Dijo que no quería monstruos en su vida! Hizo llorar a Jennifer… yo… y yo….
-está bien, está bien-interrumpió Nolen rápidamente, tomó los brazos del otro hombre con ademan tranquilizador-ya entendí, calmante….
Ion lentamente desinfló su rabia acumulada. Nolen no podía recordar haberlo visto así antes.
-Tienes que verlo-al fin pudo decir Ion, con voz clara.
Nolen asintió.
-Vamos con ellas.
Ion se separó y comenzó a subir, seguido de Nolen. Nolen también estaba preocupado y horrorizado, solo con ver el estado de Ion podía tener una idea de lo mal que estarían las mujeres…. Pero trató de parecer poco afectado, si todos en la casa estaban como locos, alguien debía mantener la compostura…. A veces desearía no ser él, quien siempre estuviera “a cargo”, en ocasiones, era una carga muy pesada, tener que ser fuerte por los demás.
Ya arriba, pudo oír los lloriqueos de alguien, era obvio de quien se trataba.
Jennifer.
Sentía su corazón contraerse, maldición, odiaba eso. Tomó aire y se adelanto en el pasillo, Ion lo seguía desde atrás como una sombra. Tenía que ser fuerte, él era el jefe, el era quien no debía entrar en pánico… porque el pánico se contagia, especialmente si viene de alguien superior en la jerarquía, cosa a la que Ion y las gemelas; como híbridos canis inferno, eran especialmente sensibles.
Nolen se asomó con vacilación a la habitación de las mujeres. Vio sus figuras apretadas en un fuerte abrazo, estaba claro que no querían separarse pronto. Jennifer se aferraba y su cuerpo se sacudía con llanto manteniendo oculta su cara de miradas indiscretas. Jessica por su parte le correspondía, mientras acariciaba amorosamente el cabello de su hermana, buscando tranquilizarla. Titus, quien no tenia voz, solo permanecía cerca, pegado a la espalda de Jennifer, confortándola con su calor.
El ambiente era más pesado que el plomo.
El L’Enfer no supo cuanto tiempo pasó hasta que Jennifer pareció recuperar ligeramente la compostura, entonces, el hermano mayor decidió intervenir.
Se aclaró la garganta.
Las chicas demonio y el gato lo atendieron con sus miradas inmediatamente. Los ojos de Jennifer estaban chorreando sangre y los de Jessica desbordaban intranquilidad, dolor, ansiedad y compasión…. Al menos no parecía que fuera a matar a nadie…. Aun.
-yo… bueno, Jessica, creo que deberías ir a terminar el desayuno con Ion-dijo Nolen adentrándose ligeramente en la habitación-Yo me encargare de Jane, no te preocupes.
Las cejas de Jessie tiritaron por un milisegundo, fue casi imperceptible, pero con esto demostró que no le gustaba la idea, aun así…. Lentamente la chica asintió y encaró a Jennifer, quien estaba renuente a liberar a su gemela, se lo hizo saber con un miramiento angustiado.
Jessica tomó aire. A pesar de las peticiones obvias de Jennifer, la otra morena se separó, dejando como única conexión física entre ambas una de sus manos juntas. Apenas tocándose entre sí con las puntas de los dedos.
-Te veré abajo, haré tu favorito-le dijo Jessica a su hermana, con una sonrisa ligeramente forzada, aunque no por eso menos amable.
Jane bajo la cabeza miserablemente, sosteniendo la mano de Jessica hasta que esta se alejó lo suficiente para que seguir aferrada por más tiempo fuera imposible. Jessica abandonó la habitación, siendo recibida por Ion en el pasillo. Nolen contempló la escena conservando la calma, pero ver a Jennifer ahí, pareciendo un niño perdido, abrazando a Titus cual salvavidas ahora que no tenía a su hermana, le dolía profundamente. Él no sabía qué deseaba más, si estrangular a Mauro, o consolar a Jennifer hasta que dejara de tener esa cara tan afligida. Nolen casi se sentía despreciable por hacer que Jessica, quien parecía su mejor consuelo, se separara de ella.
Sin embargo, el semidemonio conocía a Jessica, ella estaba en una posición difícil, no podía abandonar a su hermana cuando la necesitaba, pero verla llorar no le ayudaba a manejar sus propias emociones. Necesitaba un momento lejos de sus fuentes de ansiedad.
Nolen exhaló sin ser visto por su hermana.
El hombre se llevo la mano a su camisa y se la saco de un movimiento, para dejarla en el piso. Ninguno lo veía extraño, Nolen no quería manchar de sangre su ropa, como ocurrió con la ropa de Jessica, quien abandonó la habitación parcialmente empapada de rojo. A continuación Nolen se sentó junto a Jennifer y ella, sin reparo, se arrojó a sus brazos, pegándose a él tanto como pudo, poniendo una mejilla contra el pecho de su hermano, cuidando no aplastar a Titus entre los cuerpos de ellos.
-¡¿yo que hice para que me pasara esto?! –Dijo febrilmente- ¡Me he esforzado por aceptar que soy una maldita bestia de dos patas, disfrazada de mujer!  ¡Lo he manejado! ¿¿Por qué se me tiene que hacer tan difícil??-agregó sollozando violentamente, Nolen la sostuvo cerca suyo sin hablar- ¡Malditos sean los demonios! ¡Maldita sea mi sangre demoniaca! ¡¿Por qué siempre es responsable de todos mis problemas?! ¿Qué tengo de malo? Incluso cuando no hago daño espanto a la gente…
-Tú no tienes nada de malo…
-¿Entonces por qué siempre la gente se aleja cuando sabe sobre mí?-la voz de la chica se ahogaba, derramaba sangre en el pecho desnudo de Nolen, si no se supiera el contexto, podría parecer que había sido apuñalado en el pecho, con todo ese líquido rojo, que hasta Titus podría terminar manchado.
Nolen no pudo responder de inmediato. Solo pudo hacer una afirmación de la que estaba seguro por completo.
-Hay gente mierda en el mundo, demasiada. Jennifer.
El dilema de Jennifer sobre su sangre de demonio, era casi una comedia desde lejos, pues parecía que mientras más repudiara su linaje, más obvias se le hacían las similitudes que guardaba con sus ancestros demoniacos.
Nolen comprendía que Jessica manejaba su naturaleza de una manera que casi despertaba envida a su gemela. La hermana de Jane nunca se preocupaba de ser rechazada, nunca le importó ser la mala de la película, o más bien, ser el monstruo de la película. Era de cierto modo egoísta, ya que pocas cosas que no fueran ella misma le importaban, sin embargo, ese egoísmo hizo de ella una persona más resistente a los numerosos embates de su vida.
El mayor Goldman sostuvo la cara de Jennifer e hizo que ella lo mirara. Nolen buscó su mayor convicción, en lo profundo de su ser, para así no poder ser contradicho:
-Suena horrible, pero gente como nosotros no debería esperar demasiado de los demás, la mayoría siempre nos decepciona-declaró él sombríamente, entonces Nolen le mostró una dulce sonrisa que casi hace sonrojar a la semidemonia-Pero puedes creerme que no estarán solas, tu y Jessica, nos tienen a nosotros, que somos quienes importan, porque qué pase lo que pase, estaremos ahí. Incluso si el mundo está lleno de mierda, de gente hipócrita y mezquina, nos enfrentaremos a ello juntos. Lo prometo.
Ambos sostuvieron la mirada mutua durante largos segundos, hasta que Jennifer soltó un gemido ahogado y oculto su cara de nuevo, esta vez en el cuello de Nolen. Él sintió la presión del abrazo que la chica le daba, pero para su alivio, ella no estaba llorando tan desesperadamente como antes.
Nolen guardó para sí el nudo en su garganta, así como los sollozos que querían salir al ver la situación. Ellas no eran las únicas afectadas, no era la primera vez que tales cosas pasaban y Nolen se sentía inútil por no poder hacer más que actuar como pañuelo de lágrimas para sus hermanas.


Poco después, todos estaban comiendo en la mesa, a excepción de Titus. Reinaba el silencio, un silencio incomodo. Jennifer cuando estuvo totalmente calmada, fue a la cocina en compañía de Nolen, para entonces todo estaba listo y Jessica e Ion esperaban para desayunar. Jessica y Nolen se limpiaron la sangre, para luego; al igual que los demás, hacer de cuenta que nada pasó, al menos por el momento, puesto que ellos solo deseaban compartir un desayuno normal en “familia” mientras aun se pudiera.
Nolen siempre intentaba no mirar la carne cruda que los otros tres comensales ingerían, no importaba cuan consiente fuera de que la carne sin cocción era la comida idónea para los canis inferno, seguía siendo un poco repulsivo. Él era más “elegante” por así decirlo.
Jennifer se limitaba a comer lentamente, aun afectada por el altercado con Mauro, se podía ver en sus ojos que estaba teniendo un mal día. Jessica comía normalmente, pero algo en su mirada era siniestro. Por último, Ion estaba todavía intranquilo por lo ocurrido, se mostraba un poco pensativo y distante.
El semidemonio L’Enfer mordió gustosamente su sándwich, lleno de vegetales, salsa y carne cocida. Debía reconocer que para haber aprendido a cocinar sobre la marcha, las gemelas eran hábiles en ello, incluso si se trataba de cosas que no comían, como carne cocinada.
-y…. dime ¿Cómo estuvo tu paseo con Wholferd?-irrumpió Jessica en el silencio.
Nolen trago de prisa la comida al instante.
-bastante… bueno…-dijo él.
-supongo que lograste sacarla de su agujero-intervino Jennifer interesada. De la nada, Mauro fue olvidado y el foco de atención apunto directo a Nolen-¿cómo lo hiciste?
Nolen se encogió de hombres y miro su comida.
-no estoy seguro, ella solo salió y quiso hablar conmigo-explicó él-después es que todo se puso raro y… deprimente.
-¿ah?-preguntó Ion sin comprender del todo.
 Nolen resumió la mayor parte de lo ocurrido, su momento de sinceridad con Jean, la lamentable verdad sobre Anastasia, la causa de la casi extinción de los Wholferd y el anterior intento de la secta para cumplir sus objetivos, ese infame suceso conocido, sufrido y despreciado, conocido como “El holocausto”
-¿…Entonces no hay nada que hacer con tu hermana?-inquirió Ion con tono lamentado.
Nolen negó con la cabeza confirmando el hecho.
Hubo otro silencio, hasta que un comentario brutalmente jocoso irrumpió en el ambiente.
-¿qué sucedió después?-preguntó Jennifer maliciosamente-Wholferd dijo que iban a estar ocupados y por eso no regresaste a noche.
Nolen prensó sus labios y abrió mucho los ojos, haciendo la expresión como de un criminal siendo alumbrado por el faro de la policía, descubierto infraganti.
-esa cara lo dice todo-habló Jessica con una sonrisa divertida mientras masticaba una papa frita-¿Wholferd como es en la cama? Debe ser buena, porque a pesar de todo lo de anoche, viniste fresco como una lechuga.
Nolen estaba tan rojo como el cabello de Jean. No era un secreto para nadie lo que había pasado, menos con esa expresión tan delatora en el rostro del “acusado” quien no encontraba donde ocultar su vergüenza.
-sí, ¿te acurrucaste con Wholferd y dormiste como bebe?-atacó Jennifer con crueldad-puedo imaginarlo, el gran L’Enfer derretido en brazos de esa mujer-la semidemonia resopló una carcajada-porque con tu carácter para con ella, estoy segura que no fuiste quien dominó el encuentro.
-¡Ja! tengo experiencia en eso-declaró Jessica dirigiéndose a su gemela y tomando un trago de café-Si Nolen tiene algo en común con Ion en este tema, seguro no tuvo oportunidad contra Wholferd.
-¡JESSICA!-reprendió Ion sonrojado y ultrajado.
Nolen estaba seguro que en su rostro ya no había lugar para toda la sangre que viajaba hacia sus pómulos. Jennifer se rió escandalosamente y Jessica con un poco de maldad. Ignoraban por completo las quejas de Ion, como si fuera un cero a la izquierda.
El infierno, ellas cuando entraban en sintonía para atormentar, eran de verdad diabólicas.
-¿Como tienen sexo los vikingos?-se preguntó Jessie, como si en verdad tuviera esa extraña curiosidad-Seguro es genial.
-No tengo idea-admitió Jane y luego miró a su hermano mayor, como en busca de ayuda-¿Como tienen sexo los vikingos, Nolen?
La maldita palabra “vikingo” incluso cuando era empleada para describir el físico de Jean, hizo que Nolen inmediatamente se imaginara a Nicola…. El L’Enfer desesperadamente sacudió la cabeza, no quería recordar aquello.
-Maldita sea, dejemos el tema, ¡yo no ando preguntándoles como tienen sexo los perros!-se defendió él.
-¡Por supuesto que no!-exclamó Jennifer con ojos en blancos-¡Eso ya lo sabes! ¡Te debes saber hasta las medidas de Teddy!
Ion se cubrió la cara con las manos, intentado no mostrar su vergüenza.
-Eso es cierto-le dio la razón Jessica dando un mordisco a su sándwich.
-bien, bien, ¡ya OLVIDENLO!-Exigió Nolen un poco alterado, resopló con resignación. Acto seguido, cambió el tema- Ahora una historia de terror, ¿saben cómo probablemente acabará el mundo?
Las gemelas inclinaron sus cabezas en un gesto de desconcierto. Increíblemente parecieron olvidar toda la habladuría vergonzosa de hace segundos, para dar su atención al nuevo e inquietante tema.
-Pues yo tengo una idea-continuó el mayor Goldman-y Jean dijo que Anastasia con sus esbirros podrían ser los causantes….


El tiempo de las acciones sutiles se había acabado, nada lo constataba mejor que el olor a ceniza y humo que impregnaba los alrededores, Jean sintió nauseas. Anastasia según la radio estuvo haciendo de las suyas de nuevo, en varios lugares de la ciudad había ataques espontáneos de sus subordinados, simplemente llegaban, hacían un desastre y luego se marchaban. A veces venían con las infames perreras a llevarse personas, que luego sumaban más números a la lista de perdidos. Otras veces solo eran demonios que aparecían casi de ninguna parte, con un inesperado deseo de masacrar todo lo que se les cruzara.
La radio era muy eficiente anunciando lo ocurrido…. Y luego estaban los restos en la calle. Jean sentía repulsión mientras pasaban sobre cadáveres y demás cosas calcinadas en el camino. Maldijo que de todos los lugares para atacar, Anastasia se antojara de atacar una zona por la que Jean tuviese que transitar para llegar hasta donde los Drovlight.
La policía hacia lo posible, pero no tenían esperanza de detener a los perpetradores. Alguna intromisión y los oficiales de la ley podían desaparecer tan velozmente como lo hacían los civiles ante la agresión de los sectarios y demonios colaboradores. Anastasia podía reírse de cualquier intento de oposición que hicieran.
-Están inspirados-Comentó Trixi horrorizada.
-No hagas contacto visual, no quiero preguntas-respondió su hermana refiriéndose a la gente en los alrededores.
Jean aceleró el paso, cerca de la escena había una multitud consternada y montones de ambulancias y patrullas. Las gentes lloraban aterrados y desconsolados por las perdidas. Otros no podían ni reaccionar, contemplaban el humo y los cadáveres con ojos vidriosos, carente de expresión o razonamiento lógico, como si sus mentes estuvieran apagadas.
Jean atravesó la multitud, ignorando a los periodistas y policías que intentaron frenarla. Se alejaron un poco al ver que ella no pretendía detenerse. Pero cuando la cazadora y su hermana menor pensaron que las dejarían tranquilas, escucharon una sirena de policía encendiéndose y yendo a la persecución. Un altavoz exigió que se detuviera en nombre de la ley.
En nombre de sus prestigiosos ancestros, Jean quería matar a alguien. No estaba de buen humor, siendo esta una aproximación conservadora.
Jean se detuvo y fue rodeada por policías y patrullas. Decidió cooperar un poco en nombre de su moral y bajo su ventana para ser vista por los funcionarios. Sin embargo, algo dentro de ella estaba terriblemente mal. La visión repugnante de los crímenes de Anastasia le hizo enfurecer, en el humo y los cadáveres ella pudo ver reflejadas escenas pasadas de su propia vida, el último holocausto.
La muerte por doquier.
Wholferd muertos.
Sangre.
La secta.
Su madre. Jilliam. Desaparecida. Muerta. Asesinada.
Asesinada por la secta.
 Su reacción se le fue de las manos cuando vio a los policías aglomerarse como para apresarla a la fuerza. Trixi no dijo nada, pero desde atrás la menor de las hermanas tragó saliva, sabía que esto era muy malo, ni ella se atrevió a intervenir, se mantuvo pegada a su lugar, al margen.
-¿Señorita usted no leyó la indicación de no pasar o qué?...-Reclamó un policía, sumamente enojado.
Jean-Louise Wholferd agotó su paciencia oficialmente.
Con la velocidad de un rayo desenfundó a Gwyrdd y le apuntó en la cara al hombre, este al ver el cañón del arma retrocedió de golpe, pálido como el mármol y con las manos alzadas perfectamente a la vista. Jean rechinó los dientes y les dio a los impactados oficiales una mirada de soslayo tan penetrante que agrietaría una roca.
-Fuera de mi camino-pidió ella con voz rustica.
-Es… es Wholferd-anunció uno de los policías un poco asustado.
Jean era conocida en el área especialmente por la ley, después de todo, era de los últimos Wholferd vivos, quienes en su día fueron una gran fuerza, a menudo contratada por personas adineradas o funcionarios públicos para manejar problemas con demonios.
-Sea quien sea estaba dispuesta a aplastarnos e ignoró las órdenes de no pasar área restringida-dijo el oficial que aun detrás del que era apuntado por Gwyrdd. Los demás policías lo miraron escandalizados-Señorita Wholferd usted debe acompañarnos, usted cometió un delito.
El hombre frente a Gwyrdd tragó saliva ante esa declaración, como si presintiera que el peligro se hacía inminente.
Jean entrecerró los ojos, como si mirara un insecto repugnante.
-No me hagan perder el tiempo-espetó ella secamente- no sé qué autoridad tengo que obedecer si para estos demonios ustedes son menos que basura, totalmente impotentes mientras la gente aquí está en riesgo de ser secuestrada o comida.
-¡¿¿qué dices??! Muchacha insolente…
-Nos retrasan-Cortó Jean comenzando a enojarse aun mas-vamos a una reunión importante para enfrentar este asunto y ustedes están metiéndose en el paso ¿tan estúpidos son?-Agregó con desprecio.
-Nadie está fuera de la ley. ¡Ustedes los exorcistas tampoco han hecho mucho! ¡El número de víctimas lo demuestra! ¡Sigue aumentando!-Reclamó el policía, Jean se vio tentada a desviar su arma y jalar el gatillo.
-Pero podemos hacer algo, a diferencia de ustedes. Lo único que tienen son esos bastardos de dudosa moral en el Fear, que controlan demonios como si fueran plagas -dijo la pelirroja. Ella se rio con sarcasmo-¿Ellos trataran de detener a la matriarca? Si esa es su arma más poderosa, yo si fuera ustedes me rendiría.
-¿Y qué? No sé quien sea esa loca, la matriarca, pero ustedes tampoco tienen mucho de que presumir…
-¡Jefe que hace!-exclamó uno de los policías aterrado.
-No sé qué coño se creen estos, porque cazan demonios y son de pura raza se creen mejores-argumentó el aparente líder de los policías-¡Como si su narcisismo y su pura raza los hubiera salvado hace quince años!
Esa fue la gota que derramó el vaso.
-¿Que podemos hacer? ¡Le enseñaré!-Respondió ella al desafío.
-Jean no vayas a…-intento decir Trixi asustada.
Ay esta gente….- Se quejó Adon dentro de la cazadora.


Los Drovlight las dejaron pasar, solo mirándolas sabían quiénes eran y a lo que venían. La residencia urbana de la familia: Daggry Poxirr, era un gran territorio protegido por muros de unos diez metros de altura. A parte de los guardias que recorrían la muralla, esta era defendida por torres con una separación de doce metros y  alambres electrificados que impidieran a creaturas terrestres escalar con facilidad los muros. Jean habría  deseado tener esas defensas en su propio hogar durante la última invasión….
Lamentablemente los Wholferd solo llevaban viviendo en la ciudad menos de una generación, así que el residencial nunca fue completado, antes del desastre ella recordaba que habían planes para levantar muros e incorporar algunas de las comodidades típicas de los “pueblos” Wholferd: Canchas, piscinas, gimnasios, bares, entre otras. Una de las cosas que se buscaba en la construcción, era reducir la necesidad de los familiares por abandonar el territorio, darles un lugar donde se sintieran tan acogidos, que no les interesara otro estilo de vida, de esa manera se afianzaba mas la unidad de sus habitantes, lo cual protegía la pureza y permanencia de la familia.
Todo el territorio amurallado de los Drovlight seguramente debía medir unos 500x500 metros. Era más o menos igual al tamaño del territorio urbano de los Wholferd, con suficiente espacio para albergar cómodamente a cerca de doscientas cincuenta personas.
Jean atravesó la entrada de Daggry Poxirr y comenzó a circular por las calles adoquinadas del lugar, los edificios más llamativos eran las casas solariegas en el centro y algunos otros más pequeños, jardines, garajes, tiendas, entre otras edificaciones, todas con el mismo estilo de construcción. Jean recorrió todo el camino hasta lo que era básicamente el centro del complejo, un edificio más ostentoso que los demás, de madera fina, granito, mármol y con tejados color naranja.
-mira, nos estaban esperando-apuntó Trixi desde su asiento trasero.
Nicola.
-es bueno ver que alguien está de buen humor, incluso luego de lo de esta mañana-comentó Jean profiriendo una media sonrisa.
Cerca de la acera exterior del edificio principal estaba el estacionamiento, delineado con marcas blancas. Nicola y otro hombre los esperaban, el Wholferd les hizo señas con ambas manos mientras sonreía amigablemente. Jean se dirigió a estacionar cerca de ambos sujetos, lo hizo rápidamente y apagó el auto.
-¿por qué tardaron tanto?-preguntó el pelirrojo mientras sus primas bajaban del vehículo-pensé por un momento que no vendrían.
-ah… -farfulló Trixi recordando malos momentos del pasado.
La hermana mayor resopló con desdén.
-la policía-hizo saber con ademan fastidiando mientras cerraba la puerta. Acto seguido Nicola saludó a ambas mujeres, un toque en el hombro a Jean y un abrazo rápido a Trixi.
-eso suena mal-dijo el Drovlight que acompañaba a Nicola, se veía preocupado-espero que no haya sido como los mirones de afuera.
-¿quiénes?-dijo Trixi con intriga.
-últimamente hay personas que se detienen afuera y miran fijamente la muralla, es inquietante-explicó Nicola con evidente desagrado-vamos adentro, seguro quieren probar los bocadillos de Mairel.
-Nicola-le dijo el Drovlight en tono de reprimenda.
-casi lo olvido,-recordó Nicola sorpresivamente e hizo un gesto hacia su compañero, haciendo que las Wholferd se fijaran en él-Jean, Trixi. Este es Digger Drovlight, vivo en su casa solariega.
-¿cómo que “este”?-discutió Digger como ofendido, hizo énfasis poniendo ambos brazos en su cintura-soy tu congénere. Más respeto.
-¿congénere? ¿En qué mundo?-se opuso el Wholferd mirándolo con sospecha.
Digger puso en blanco sus ojos color gris acero. Eso les hizo gracia a Trixi y Jean.
El hombre era casi del tamaño de Nicola, aunque ligeramente más bajo, su piel menos pálida y su cabello color dorado platinado, como una especie de creatura sacada de cuentos de hada, haciendo un claro contraste entre su persona y él Wholferd que le acompañaba. Digger fue dotado de  una complexión recia, de hombros anchos y piernas fuertes, pero aun así flexible, todo aquello estéticamente enfundado en ropa ajustada y botas de seguridad.  Era tan llamativo como lo eran los Wholferd, pero de una manera diferente.
-adelantémonos-pidió comenzando a caminar hacia el edificio dando la espalda a Nicola, antes de agregar-las ironías, un racista sin raza.

-¿todo en orden?-masculló Nicola hacia sus primas mientras seguían a Digger. Ambas mujeres le dedicaron una mirada carente de comprensión-con la policía quiero decir.
Trixi se cubrió la boca con una mano y desvió la vista hacia la dirección contraria. Parecía avergonzada y algo culpable.
Jean puso rígidas las comisuras de sus labios. Su mirada se perdió por un par de segundos.
Adon apretó su agarre repentinamente sobre el oficial, causándole un dolor insoportable, no lo suficiente para romperle los huesos; pero muy cerca de ello, sin embargo. El policía soltó un alarido ahogado, como un animal atrapado en una trampa para osos.
-¡Perdónalo! ¡Por favor! Señora Wholferd, ese idiota no sabía lo que decía-rogó uno de los policías acercándose con las manos estiradas hacia el auto de Jean -bájalo, te lo ruego, nos apartaremos del camino. Pero que no se lo coma…
Jean no esperaba que rogaran de rodillas.
-Lo suficiente, nadie murió-expuso la Wholferd mayor, parpadeando varias veces como si una basura hubiera entrado a sus ojos.
Nicola no necesitaba más detalles que esos, las caras de sus primas eran como un libro abierto. Los policías no perdieron la vida, pero probablemente perdieron la dignidad y el orgullo, conociendo a Jean cuando estaba de mal humor.

-Sí, fue una mañana terrible-dijo Mairel mientras servía café con leche a las hermanas Wholferd en una de las salas del edificio principal.
La sala era elegante como el exterior, con alfombras y cortinas aterciopeladas con colores oscuros como rojo y marrón, contrastado con dorado pálido. No escatimaron en gastos, Jean y Trixi podían ver lo caros que eran los muebles de madera y los tapizados de primera que estos poseían, la casa de las pelirrojas era bastante acomodada, pero ese era otro nivel.
-¿exactamente cuántos muertos fueron?-quiso saber Jean con curiosidad y preocupación mientras cruzaba las piernas y tomaba con una mano la taza de café.
Digger, quien permanecía de pie cerca de la pequeña mesa junto a la ventana donde yacían las mujeres, hizo un sonido de disgusto.
-unos quince, sus muertes fueron horrorosas, recuperar los cadáveres fue un lastre….-declaró el hombre con los brazos cruzados-aunque quedemos muchos todavía, fue muy chocante, especialmente para los Drovlight de Daggry Poxirr, están escandalizados, ya que somos quienes estamos en peligro directo.
Nicola asintió, el hombre en algún momento de la conversación se había trasladado desde el lado de Digger a la parte trasera de las sillas de Jean y Trixi…. La Wholferd mayor se preguntaba si él lo había notado, o quizá solo actuaba por instinto. No era por despreciar al resto, pero Jean comprendía el extraño impulso de preferir permanecer cerca de los congéneres que del resto. Lamentablemente, ese placer era muy escaso dado que solo quedaban tres ejemplares de su raza.
-Gawein debería llegar pronto, está en la lapida fúnebre con el resto de la gente que lamenta a los muertos-explicó Mairel enrulando uno de sus risos rubios platinados, todo su cabello alborotado estaba apenas domado en un moño alto y desenfadado, sostenido por el propio cabello, casi sin presencia de broche alguno-es su deber como líder Drovlight….
Hubo un silencio prolongado, que se hacía cada vez mas incomodo, hasta que…
-me gusta tu cabello-dijo Trixi, lanzando un comentario totalmente fuera de lugar con una sonrisa amistosa. Mairel pestañeo sorprendida. Mientras los demás solo se quedaron en blanco.
-gracias, me gusta que sea libre-aceptó ella con una sonrisa, haciendo un gesto vanidoso ondeando su cabello con una mano.
Jean no sabía si celebrar que Trixi rompió el silencio, o preguntarle en qué demonios pensaba.
-Me alegra ver que las cosas mejoran-irrumpió una potente voz en la sala, todos siguieron el sonido y vieron una gran figura entrar por la puerta doble que daba al pasillo.
Gawein Drovlight.
Era un hombre de mediana edad, cerca de los cincuenta, pero la edad no había mancillado su forma física. Debía medir lo mismo que Nicola, un metro con ochenta y cinco centímetros, su forma era robusta, sus rasgos sólidos; cincelados con apenas arrugas visibles, tan etéreo como su rostro libre de vello facial. Su cabello peinado de costado, rubio, pero canoso como se esperaba de un hombre entrado en años.
 Gawein veía a los invitados con ojos como acero mientras caminaba por la habitación hacia ellos. El líder de los Drovlight tenía una apariencia digna del lujoso complejo en el que residía su estirpe: vestía un traje fino, color negro azabache, con corbata plateada, ostentaba la apariencia de un prominente hombre de negocios y puede que así fuera…. solo que sencillamente su negocio era la caza.
-Es agradable que algo salga bien-comentó el con una sonrisa confiada.
-lo mismo digo-estuvo de acuerdo Jean terminando su café de un trago y se giro para encarar al rubio mayor-no creo que haga falta presentarnos.
-no, no es difícil recordar los nombres de los tres últimos Wholferd vivos-dijo un poco cínicamente con un encogimiento de hombros, Nicola y Trixi fruncieron el ceño.
Mairel les dedicó a las mujeres pelirrojas algo parecido a una mirada de disculpa, por el cruel comentario de su líder. Digger se limitó a poner los ojos, como si eso lo mantuviera fuera del asunto.
-Ehm, si-masculló Trixi dudosamente.
-como sea, vamos a los negocios-concluyo el Drovlight mayor poniendo las manos en su estrecha cintura-¿Entregaste mi numero a Bakom?
Jean negó con la cabeza.
-No…. Señor-dijo ella-pero se lo di a…. un amigo semidemonio para que lo hiciera.
-¿un amigo?-repuso el hombre con intriga-¿Semidemonio? Es un poco intrigante que una cazadora tan integra sea amiga de…. Algo así.
Trixi se mordió el labio inferior. Jean no tuvo que pensarlo para saber que en la mente de su hermana, estaba pensando en que comentarios haría Gawein si supiera sobre la relación que tenía con Úrsula…
-el mundo es muy diverso, hay que tener la mente abierta-expresó, hizo lo posible para mantenerse imperturbable, no quería meter a Nolen en el tema.
Gawein asintió.
-sí, sí, es verdad-aceptó él-pero nunca lo bastante abierta para que el cerebro se escape, joven Wholferd….
¿Este hombre no hablara con su adjunto? Se preguntó Adon- Habla como si no tratara con demonios más que para matarlos.
Le es indiferente, los Drovlight no son tan abiertos en su trato con los demonios, incluso con sus adjuntos-respondió Jean.
-lo tengo en mente-aseguró ella sin querer hacer palanca en el asunto-no trato con muchas personas.
-lo cierto es que deberíamos recibir respuesta de Bakom en poco tiempo-intervino Nicola para aligerar la carga, Gawein ponía nervioso a cualquiera con esa mirada penetrante-no importa los medios que ella usó, solo importa el resultado y estoy seguro que si mi prima se hizo cargo, lo tendremos pronto.
Gawein sonrió casi conmovido.
-es bueno ver la fe que tienes en tu prima Nicola, pensé que habías perdido esa familiaridad luego del holocausto-dijo alzando una ceja.
Nicola casi se retrajo ante eso. Las pelirrojas maldijeron, ese tema era muy delicado, especialmente para su primo, quien mentalmente fue muy afectado.
-No, si, bueno…. no del todo-farfulló con ansiedad, Digger pareció preocupado por su amigo y Mairel suspiró como si este fuera su día a día. Trixi y Jean la compadecieron con sinceridad.
-señor Gawein lo que pasó nos afectó a todos, nadie volvió a ser el mismo, así que por favor, no hable más de eso-pidió Jean casi perdiendo la delicadeza.
El líder rubio se encogió de hombros zanjando el asunto.
-para resumir, tenemos la localización de los tres sospechosos, sabemos donde viven y hacemos turnos para vigilarlos-el hombre cruzó los brazos por detrás de su espalda y endureció los hombros-perdimos a varios Drovlight esta mañana, así que tomaremos medidas más extremas a partir de ahora, no mas tonterías.
-¿y qué hay si la policía hace algo?-preguntó Mairel.
-los haremos pedazos como a los demás-dijo sin inmutarse el hombre-son ellos o el mundo. Los Drovlight tenemos prioridades claras.
-En eso estamos totalmente de acuerdo-le hizo saber Nicola con decisión.
-me alegra-apremió Gawein-esta noche vamos a examinar las propiedades de Scioli sin su permiso, ¿están con nosotros?
-por eso vinimos-dijo Jean-los Wholferd tenemos un deber y una venganza pendiente aquí.
-perfecto, recibirán en sus teléfonos la información de donde están las propiedades –indicó y miró a Digger para agregar en lengua protonórdica-ahora te toca, ya sabes.
Digger asintió pronunciadamente. Trixi hizo una mueca confusa al no comprender.
-enseguida-declaró el joven rubio igualmente en protonórdico, acto seguido salió de la habitación.
Gawein miró su reloj de muñeca.
-nos veremos en la noche, tengo asuntos pendientes-anunció de nuevo en franco-germano y salió de la sala con un “Buenas tardes”

Andreik estudió el número de Gawein con sorpresa, como si fuera una especie de broma. Nunca en el mundo pensó que recibirá algo así de los Drovlight y menos de su ponzoñoso líder.
-a ver si comprendo-dijo-la cazadora que te dio este es Wholferd y ahora es tu novia, ¿cierto?
-correcto-respondió Nolen por inverosímil que sonara aquello.
Ambos permanecía sentados en el bar demoniaco, Las gemelas bebía con Ion totalmente ajenos a la conversación que se desarrollaba entre Nolen y Andreik.
-hombre, eres una especie de genio-alabó el demonio con sinceridad.
-¿qué? ¿Por qué?-Nolen no entendió nada.
-hiciste dos cosas que creía imposible en un día-explicó aun alucinado haciendo gestos exagerados-¡Conquistaste a una pseudodemonia sin alma y traes una especie de oferta de paz de una de la sociedades cazadoras mas asociales que haya conocido el mundo!
-vaya, es cierto-se dio cuenta Nolen repentinamente impactado-no me había dado cuenta.
-¡realmente eres un caballero….!
-¡Andreik, cállate!-exigió rápidamente Nolen.
El hombre obedeció enseguida dándose cuenta del terrible error que iba a cometer. Todos se volvieron por unos segundos al oír el grito, pero pronto perdieron el interés, para suerte de Nolen y los Goldman en general.
Andreik suspiró.
-lo siento.
-no importa….-aseguró, sin estar convencido de sus propias palabras-solo entrega esa mierda, quiero que haya un avance positivo luego de tantas cosas malas que han pasado estos días.
Andreik aunque tentado a preguntar, se contuvo. Nolen miró la hora en el celular que había en la mesa frente a él, era hora de almorzar.
-te veré después, si me disculpas, tengo que traer la comida para mi familia-Nolen hizo un gesto hacia Ion y las gemelas.
-ve con cuidado.

Nolen esperaba la comida en el restaurante, pidió varias raciones para llevar. En otras circunstancias cualquiera habría ido a buscar la comida, pero la preocupación de Nolen por cualquier movimiento de la matriarca le hizo asumir ese papel solo para sí, a pesar que por rotación; buscar la comida le tocaba a Jessica en esa ocasión.
Estudiaba las noticias distraídamente, viendo anuncios de trabajo, de propiedades en alquiler y ventas, seriamente pensaba en comprar alguna, pero luego recordaba que el mundo podía acabarse en cualquier momento, así que no era necesario preocuparse por tales trivialidades, no mientras hubiera amenaza de invasión demoniaca.
Nolen bajó el periódico por un momento y vio un pequeño trozo de pastel de durazno, él no lo pidió.
-¡Espere!-exclamó el semidemonio al mesero quien lo miró con intriga-yo no ordené nada más.
-lo sé señor, es un regalo que le enviaron-dijo el mesero sugerentemente haciendo saber a su cliente que debería estar feliz, tenia atención de alguien. Nolen miró de nuevo el pastel y vio una pequeña tarjeta junto al mismo.
Totalmente confundido tomó la tarjeta para mirar qué decía en el reverso.
“Te observo, buen apetito”-Anastasia Zegers.
El corazón de Nolen saltó y por poco se detiene completamente, casi sufre un infarto aunque estaba seguro que no podía pasar tal cosa. Sabía que estaba pálido, sudaba…. cuando volvió la vista al mesero, este le hizo un gesto con la cabeza hacia una mesa en específico.
Al otro lado del local.
Y ahí estaba ella.
Sentada inocentemente con un refresco casi vacío, al cual le dio su último sorbo. Anastasia lo miró al terminar su bebida y le guiñó el ojo con sorna.
Las piernas de Nolen eran como plomo, no podía moverse, respirar o pensar. Se sentía asechado y atrapado, ella estuvo ahí todo el tiempo, mirándolo tan cerca que estaba en la misma habitación y casi frente a él…. Pero no la había visto, ni sentido.
La matriarca dio una sonrisa taimada y procedió a salir, para perderse en la multitud.
Nolen recobró el control de sus piernas y por puro impulso, persiguió a su hermana, saliendo del local a toda velocidad.

Mairel y Trixi abandonaron la sala poco después, supuestamente a buscar los dulces que Mairel quería ofrecer a los invitados, Jean tenía la impresión de que aquello fue una vana excusa para salir del edificio, el ambiente era muy denso desde que Gawein hizo su aparición. Nicola se dispuso a sacar a su prima y llevarla a donde compartirían la merienda con las otras dos mujeres, pero durante el camino por los pasillos encontraron la silueta de Digger acompañado de una mujer Drovlight, ambos hablaban con gestos fuertes, como en una discusión.
Jean y Nicola se detuvieron en seco. Los Drovlight bloqueaban el pasillo por completo, no dejaban más remedio que esperar a que se apartaran.
-Realmente fue estúpido, si hubiera sido yo no habrían habido víctimas fatales-aseguró en protonórdico la fémina sumamente irritada-al menos no sin recompensa y con semejante humillación pública.
-¿en qué momento la prensa amarillista comenzó a importarnos?-inquirió Digger en el mismo idioma, alzando ambas manos como exigiendo una respuesta lógica.
-desde que la opinión pública hacia nosotros  comenzara a llegar hasta el punto muerto-replicó ella cruzándose de brazos-nos están diciendo inútiles, aberrados, arcaicos, racistas y un montón de cosas más, anteriormente a nadie le importaba, pero ya sabes cómo son las masas, cuando encuentran a alguien a quien atacar y un motivo para hacerlo, todo se convierte en un caos y hasta las cosas más ridículas terminan por ser creídas.
-no es para tanto, la gente no puede ser tan….
-¡Digger conoce a tu propia especie! ¡Hace rato leí a un montón de subnormales diciendo que aquí los hombres fuerzan a las mujeres en matrimonios polígamos incestuosos y los padres violan a sus hijas, dando lugar engendros deformes que son desechados para que el mundo no los vea!
Digger se puso nervioso ante los comentarios agresivos de la chica. Jean y Nicola no pudieron evitar encontrar preocupante las palabras de la Drovlight aunque la conversación no se dirigía a ellos.
Incluso cuando Jean llevaba mucho tiempo sin oír o hablar el protonórdico todavía podía comprenderlo, se sorprendió de lo fuerte que la primera lengua podía llegar a ser en una persona. Así, en los últimos 16 años, prácticamente la única persona con la que hablaba la lengua oficial de los Wholferd y Drovlight, era Nicola.
-sabes que en parte lo del incesto es cierto, pero…
-…. Ah-intervino Nicola en un intento por llamar la atención.
Ambos rubios se volvieron a los Wholferd sorprendidos, al ser sacados de su acalorado debate.
-intentamos pasar-dijo Jean en protonórdico pacientemente aunque con voz solida.
-sí, discúlpanos-dijo Digger avergonzado.
La mujer rubia miró con curiosidad a Jean y en vez de apartarse se acercó, para mirar frente a frente a la Wholferd.
-¿eres una de las invitadas que habló con mi padre?-preguntó intrigada, ignorando probablemente el tosco acento de Jean. Digger caminó hasta estar entre ambas y cerca de Nicola, era la posición perfecta para detener una pelea.
Jean asintió mirando a los ojos acero de la otra pseudodemonia, pensando que algo tan fuera de lo común, como tal creatura de aspecto irreal, evidentemente generaría mitos entre los ignorantes del mundo exterior. Lo único que le fastidiaba es que la gente no se pudiera inventar cosas buenas y terminara yéndose por los rituales de sacrificios satánicos o la violencia sexual sistemática…. Pero claro, lo bueno no vende…
-Y tú eres…
-soy Aleskandra Drovlight, hija de Gawein y probablemente próxima cabeza de la familia-dijo orgullosamente ofreciendo su mano a Jean, ella la tomó por reflejó.
Aleskandra era una mujer alta, más que Jean, quien media 1.75 m. Aquella mujer Drovlight era un exponente perfecto de su clan, de tez neutra impecable, ojos plateados como monedas lustradas y abundante melena rubia como el sol.  Aleskandra usaba un bonito vestido rojo con detalles en negro, haciendo énfasis en lo segura que se sentía dentro de Daggry Poxirr, Jean nunca se había sentido lo bastante a salvo como para usar algo tan poco práctico pero estético. Todo en la pseudodemonia rubia daba una impresión estirada y pomposa, de su cabello cuidadosamente trenzado a su postura confiada y elegante.
Jean sentía lo arrogante en el aire que rodeaba a la rubia Drovlight, por un instante le recordó a Anastasia.
-¿Jean-Louise, cierto?-agregó la mujer Drovlight.
-Sí, con “Jean” es suficiente. No sabía que aquí el liderazgo era por herencia.
-no lo es, pero estoy entre los candidatos favoritos para tomar el puesto una vez mi padre se retire o muera-explicó con naturalidad sin soltar la mano de su oyente-En otra cuestión, no pensé que hubiera alguien tan dado a decir cómo se llama, siendo su nombre comúnmente usado para hombres-incluyó, Jean encontró apenas malicia en su voz-Es como si yo me llamara igual que mi abuelo-se estremeció de imaginarlo-seria brutal. Podría dejar mal paradas a tres generaciones con eso, seguro todo el mundo pensaría que mi esposo es gay, por no mencionar la confusión sobre mis hijos y posibles nietos-agregó con humor.
La pelirroja apenas se mostró ofendida por el “insulto”. Nicola contuvo el aliento con incomodidad y Digger le puso una mano en el hombro para calmarlo, aunque también para darle apoyo.
Jean parpadeó una vez, de manera deliberadamente lenta, como si diera tiempo a Aleskandra para rectificar.
No sucedió.
Uuuuuuuh –silbó Adon en su mente, aunque no exactamente como una burla.
-no-dijo Jean soltando la mano de la rubia, la voz de Wholferd era fría, en apariencia no estaba muy afectada, sin embargo, algo en su cara y el aura que despedía era un indicativo de que las cosas estaban mal-igual que yo no esperaba tal comentario descarado e ignorante de una heredera, aunque seas una “princesa” tienes de ello lo que yo tengo de paciencia para las personas “especiales”-agregó para culminar con un gesto desdeñoso mientras se disponía a avanzar y decir-Ahora, con permiso.
-no te lo tomes tan mal, Jean, ¡era una broma!-replicó la rubia poniéndose rápidamente delante de su interlocutora, bloqueando su escape.
-hazme un favor y deja de pronunciar mi nombre en franco, cada vez que lo haces es como si me dijeras que te parezco un hombre-pidió Jean mirando de mala manera a Aleskandra, ella retrocedió un poco para darle espacio a la pelirroja-Jean pronunciado en britano es para mujeres, ahora hazte a un lado, Iskandar.
La Drovlight pestañeó varias veces y Nicola reprimió una risita.
-bien, solo promete que te cambiaras esos zapatos-dijo señalando las botas de Jean-te sientan fatal con tu color de cabello y en mi opinión, no estás muy lejos de que las confusiones con tu nombre sean justificadas, si de tu estilo se trata.
-nótese que no me interesa tu opinión,-repuso la Whoferd con los ojos en blanco y con evidente pugna contra la Drovlight-y te agradezco por recordarme que el resto de mis botas fueron destrozadas por demonios.
Digger repentinamente apareció junto a Aleskandra y la sostuvo de los hombros.
-creo que ya está bien, tu y yo tenemos trabajo, ¿recuerdas?-reclamó apresuradamente.
-ah, sí-dijo ella tomada por sorpresa, se dirigió a Jean y Nicola-los veré luego.
Digger casi empujaba a Aleskandra por el pasillo, hasta que desaparecieron para alivio de Nicola y Jean.
-espero que no-quiso la pseudodemonia Wholferd con los ojos entrecerrados.
Nicola se acercó tomo una de las manos de su prima y le dio un apretón reconfortante.


Se dirigían a un área verde cercana, el sitio designado para esperar a Mairel y Trixi. Mientras circulaban por la acera hacia los arboles, Jean sentía cada vez mas ojos sobre su persona. De reojo podía ver Drovlight mirándolos a ella y a Nicola, sin pudor alguno. En especial los hombres estaban fascinados, estudiando a la pelirroja cual creatura de circo.
Nicola movía los ojos en todas direcciones como intentando no perder de vista a ningún Drovlight en su campo visual. El Wholferd dejó escapar un resoplo exasperado ante las miradas descaradas.
-malditos buitres-dijo él en protonórdico con desagrado.
-¿que tanto nos miran?
-somos como dos ejemplares en peligro de extinción, ellos quizá nunca vieron a una mujer Wholferd, parece que le gustaste a los hombres-el chico pelirrojo no parecía exactamente complacido mientras hablaba.
Jean junto un poco las cejas, no sabía que mas hacer, salvo ignorarlos. Ella siempre recibía alguna atención donde fuera que iba, pero esto era un nivel nuevo de “popularidad” no deseada. Su ego como mujer crecía, pero a un precio, ella no era del tipo que disfrutaba destacar en todo momento.
Se enorgullecía de su apariencia, pero a su vez dicha apariencia era como una maldición.
-si no fuera sacrilegio, me pintaría el cabello para que dejaran de verme así-comentó ella con una ligera mueca, tanto por el hecho de ser observada con descaro, como por la dificultad que atravesaba al hablar la antigua y casi desaparecida lengua rúnica.
Nicola se encogió de hombros a lo que su prima decía.
-mientras esté aquí no hay de qué preocuparse, ellos mantendrán la distancia.
Ambos habían estado mirando los alrededores todo el rato, hasta que con ese comentario se volvieron el uno al otro sin dejar de caminar en paralelo. Aunque Nicola pareció hostil casi desde que entraron al edificio central, en ese momento él volvió a ser el Nicola que Jean conocía y amaba, el hombre amigable y presumido; que como tal, estaba sonriendo confiadamente, asegurando que no había problema alguno.
-con esa cara tuya, seguro-lo apremió Jean sonriendo de vuelta. Nicola rió y le ofreció su brazo, ella lo acepto, enganchando el suyo como cuando eran más jóvenes.

Jean dejó escapar un suspiro, ella estaba de pie delante de una banca en el área verde y bajo la sombra de un árbol, mirando hacia la calle donde los Drovlight pasaban de un lado al otro, no sin darle un vistazo primero a ambos Wholferd. No muy lejos de su prima, estaba recostado en el tronco que los resguardaba, el chico pelirrojo deshojando una flor con ambas manos, cual muchacho aburrido o enamorado.
Jean pensó rápidamente en sus conversaciones con los Drovlight en el edificio principal, eso le hizo hacer una ligera mueca.
-¿como los soportas?
-es mí día a día, no todos los Drovlight son tan molestos…. Pero en comparación con los Wholferd, son un poco más…. Insolentes-respondió el pelirrojo arrojando la flor deshojada al aire son darle importancia-entre los Wholferd seguro también habían patanes, pero porcentualmente no creo que fueran tantos.
-yo de niña no recuerdo a nadie decir tantas cosas molestas y hasta poco mas de los 7 años, todas las personas que yo conocía eran Wholferd-comentó Jean volviéndose a Nicola.
Era una tradición, una regla no escrita, que los niños de la familia no salieran al mundo exterior, más allá del dominio Wholferd, hasta la niñez avanzada. Jean aun lo recordaba, lo confuso e inquietante que fue la primera vez que su madre la sacó a las calles fuera del “criadero”, tantas personas con apariencias radicalmente diferentes a lo que Jean acostumbraba ver, tan poco reconocimiento, tan poca familiaridad….
 -bueno si-Nicola viró los ojos-pero no todos son malos, se que la gente como Aleskandra puede ser…. Impertinente, pero no es una mala persona.
-sé que no todos son así, Digger y Mairel me parecieron bien…. Hasta que esos llegaron-Jean resopló al pensar en el líder Drovlight y cierta rubia-francamente, tras conocer a Aleskandra, siendo tal persona una posible heredera, me preocupa seriamente el futuro de esta familia.
Nicola se aplacó con una mano el cabello, repentinamente erizado por una brisa fuerte.
-diplomáticamente ella es  muy cuestionable, pero ciertamente es la hija de Gawein, para bien o para mal…. –admitió Nicola con una expresión extraña, como si le fuera difícil creerse lo que decía- pero sabemos que Aleskandra realmente quiere lo mejor para todos aquí, a su manera.
-a su manera-repitió Jean satíricamente.
Hubo silencio. Ambos simplemente disfrutaron de la brisa y la compañía del otro, había pasado un largo tiempo desde que pudieron pasar tiempo solos, Jean extrañaba eso y maldecía todos los días al holocausto por ser la causa de que todo lo que amaba y los que amaba se fragmentaran.
-y…-empezó el Wholferd caminando un poco para estirar las piernas despreocupadamente-¿cómo llegaste tan pronto aquí? Debieron pasar muchas cosas anoche para que decidieras salir de nuevo y para darle la tarjeta a Nolen debió ser un largo recorrido.
-en realidad no-repuso ella poniendo unos alborotados mechones rojos detrás de su oreja con una mano-Nolen pasó la noche conmigo, así que no tuve que caminar mucho para darle la tarjeta.
Nicola se dio la vuelta para mirarla inmediatamente, visiblemente sorprendido.
-¿pasó lo que creó?-dijo con ligereza.
Jean se negó a mentir o parecer avergonzada. Tiro sus labios en una pequeña mueca y entrecerró los ojos.
-un poco.
Nicola se cruzo de brazos pensativo.
-entonces él logró hacerte salir…. Qué envidia-masculló algo decepcionado.
-¿ehm?-vociferó Jean alzando ambas cejas.
El chico Wholferd se tocó la barba con una mano y volvió a ver a su prima, a quien dedico una tenue sonrisa.
-yo no pude hacer mucho.
Jean negó con la cabeza y metió ambas manos en sus bolsillos.
-todos hicieron un poco, tu, Trixi, Nolen y hasta el bastardo de Adon-replicó ella haciendo caso omiso a las risas de su adjunto dentro de su cabeza.
-bueno, de nada-dijo Nicola afectuosamente para luego agregar, con más seriedad-exactamente, ¿qué ocurrió?
-te lo contaré cuando tenga más tiempo-aseguró Jean volviéndose a la calle y los Drovlight transeúntes-es una historia larga.
Nicola pareció buscar un nuevo tema, siempre que guardaba silencio prolongadamente, era porque buscaba de que hablar. Jean esperó que el continuara la conversación, así era siempre entre ellos cuando estaban solos. Difícil como era, ella extrañaba tener a alguien con quien hablar en protonórdico, con excepción de los cazadores Wholferd y Drovlight, aquella era una lengua muerta hace más de mil años.
-¿Entonces ahora estas con Nolen?-sacó el Wholferd de pronto, con ánimo.
-pues sí, se podría decir que ayer “consumamos”-dijo ella mientras estudiaba su arma en el cinturón.
Cuando algo completamente inconexo con la seria y ligeramente sombría conversación anterior, ocurrió.
Jean sintió algo caliente contra su cuerpo y una mandíbula casi imperceptiblemente velluda contra su mejilla. Inmediatamente se tensó, pero unos brazos la envolvieron sin que pudiera evadirlos. El otro Wholferd la estaba apretujando, cosa que estimulaba los instintos primarios de Jean, ese hombre sabía muy bien como ejercer presión sobre su autodominio, era malditamente efectivo en la seducción.
-Dime, ¿es tan bueno como yo en la cama?-pregunto Nicola con una sonrisa maliciosa, pronunciando las palabras lentamente y con un tono intencionalmente sensual.
Su aliento caliente y su voz hicieron estremecer a Jean. Súbitamente el rostro de la mujer se puso rojo, sintió un escalofrío recorrerle la espina traicionándola. Detestaba y a la vez amaba que pudiera causar en ella esa reacción.
-Deja de preguntarme esas cosas-dijo ella resistiéndose al abrazo de su primo, aunque no de manera violenta. Nicola se rio por lo bajo, le gustaba mucho burlarse de Jean. La cazadora empujó lo suficiente para hacer un poco de espacio entre ambos pelirrojos, mas no lo suficiente para separar del todo el abrazo que Nicola le daba-No quiero convertirme en una novia infiel, a solo un día de haber estado con Nolen.
Su primo bufó socarronamente.
-Que aguafiestas.
Jean lo miró suspicaz.
-sabes cómo es la naturaleza de las cosas aquí, entre nosotros-argumentó Nicola-Nolen debería irse acostumbrando.
La chica Wholferd se planteó lo preocupante del asunto.
-no creo que esté listo para eso.
-¡Lamentamos la espera!-escucharon gritar a Trixi en franco-germano. La menor de los Wholferd a diferencia de los demás era incapaz de entender o hablar el protonórdico, dado que su familia desapareció antes de que ella incluso aprendiese a hablar.
Nicola y Jean miraron hacia la acera desde donde Mairel y la menor de los Wholferd venían con varias bolsas de papel. El pseudodemonio se acercó casi imperceptiblemente a Jean y le susurró en franco-germánico:
-y Nolen no es la única persona con la que tienes que hablar seriamente, supe sobre tus problemas con Trixi luego del incidente con la matriarca-su voz fue grave aunque comprensiva.
-lo sé, no pensaba dejar las cosas así, de todos modos.

-¡¡¡Anastasiaaa!!!-llamó Nolen desde la boca del callejón.
La figura de la matriarca se detuvo en seco, bajo la sombra del edificio. Nolen rápidamente corrió para ponerse al día con ella. La hibrida L’Enfer se tomo su tiempo para voltearse y mirar a su agitado hermano.
-es bueno verte de nuevo-dijo socarronamente con una sonrisa divertida.
-¡no te burles de mi! ¿¡A que viniste!?-exigió él con afán.
Anastasia se mostró fastidiada poniendo los ojos en blanco.
-¿no puedo visitar a mi propio hermano?-inquirió con pragmatismo-ha pasado un rato desde la última vez.
-sí, no tengo recuerdos particularmente buenos de ese encuentro-alegó el semidemonio con un resopló-ya enserio, ¿qué demonios haces aquí? Deberías estar muy ocupada destruyendo media ciudad, ya que tanto pareces disfrutarlo-Nolen alzó un poco ambas manos para hacer énfasis en los alrededores.
-podría, pero hasta una sierva de Azazel puede tomarse un día-explicó ella con un encogimiento de hombros-es entretenido venir aquí y averiguar sobre ti y tu nueva familia.
Su voz tuvo una nota resentida. Nolen se sintió inmensamente nervioso.
-por qué tu…
-es interesante de lo que uno se entera sobre las gemelas-interrumpió Anastasia recostándose en la pared cercana-como esa de que Jane Goldman se comió a la amante de su ex, ciertamente se merece la reputación de perra rabiosa-continuó con una sonrisa astuta-me pregunto todos los días como compartes espacio con esas dos.
-¿Y a ti que te importa la conducta de Jane? No eres precisamente alguien con moral para hablar o criticar sobre sus salvajadas-contraataco el Goldman a la defensiva.
-puede ser, pero me interesa-explicó ella cruzándose de brazos-uno de estos días podría darles una visita para jugar y conocernos mejor.
Nolen escucho algo oculto en esas palabras y reaccionó son poder controlarse. Sintió que su pechó vibro de miedo.
-¡¡Aléjate de mis hermanas Anastasia!! ¡¡Si les haces algo yo…!!
-¿qué?-intervino ella viviendo a apoyarse en ambas piernas-¿si les hago algo, qué? ¿Me mataras?
Nolen rechinó los dientes, tenía un conflicto interno grave. No quería que Jessica y Jennifer salieran heridas, pero tampoco quería atacar Anastasia, por más que supiera quién era, o que Jean confirmara que el daño que sufrió no tenía marcha atrás. Su corazón se contrajo como la arena del desierto al secar.
Anastasia pudo ver la vacilación, pero también vio una rabia, una indignación y frustración latente en su hermano.
-tu….-susurró él.
-ya veo, ciertamente ellos me han sustituido-declaró la matriarca cerrando sus ojos azules por un momento, como si digiriera mentalmente el hecho.
Nolen olvidó por un segundo toda su tormenta emocional, para sentirse confuso ante el tono de la mujer, era vacio y solitario.
-¿sustituido? Tú no pareces interesada en volver conmigo o que seamos una familia otra vez-respondió el chico con voz tajante.
-porque no estoy interesada en hacerlo a tu manera-dijo Anastasia con el ceño fruncido y abriendo los ojos, mostrando una mirada feroz-vine aquí a advertirte otra vez y a proponerte que vengas conmigo, así estarás a salvo de la destrucción que espera a este mundo. De otro modo las cosas no funcionaran.
El frio le recorrió la columna, Nolen ya había escuchado algo semejante antes, pero ahora que había visto claramente lo que Anastasia era capaz de causar, se sintió mucho más real y amenazador.
-realmente perdiste el juicio-confirmó Nolen, ella no iba a cambiar, Jean claramente tenía razón. El chico negó con la cabeza violentamente, sintiendo un nudo en la garganta-ni de broma, irme contigo significa no solo abandonar a quienes me importan, sino ponerme en contra de ellos, eso no pasará.
El vio un destelló de profunda decepción en los ojos de su hermana.
-después de todo, realmente solo tengo a mi amo-se lamentó mirando hacia el suelo por varios segundos.
Nolen tragó hondo.
-tú eres Anastasia Zegers… pero quien fue mi hermana ya no existe-le avisó con voz ronca y dolida, se esforzaba por convencerse de sus propias palabras-la chica que yo conocía no sería capaz de nada de esto…. ¿Porque tú sabes lo que podría significar esto verdad?-la expresión de Nolen se contrajo, antes de bufar-¡Destruir todo lo que existe! ¡Por un fin megalómano y egoísta! ¡Borrar todo en la existencia!
Si se vio afectada por las acusaciones de su hermano mayor, Anastasia no lo dejó aflorar en su cara.
-sí, lo sé todo-admitió-puedo decirte…. Que a diferencia de ti, a mi no me importaría eso, realmente me encantaría borrar todo y empezar otra vez, este mundo asqueroso y corrupto. Que Azazel lo reconstruya y si no se logra, que desaparezca, no me interesa, ¡este mundo nunca hizo nada por mí a fin de cuentas!-se señaló a sí misma con ambas manos, mostrándose altamente rencorosa-¡solo fui una lamentable alma olvidada! ¡Destinada a la perdición sin haber hecho algo para merecerlo! Si el mundo ha de desaparecer, ¡pues que lo haga!, ¡la nada es un lugar maravilloso!
-¡qué estás diciendo!-Nolen retrocedió un paso inconscientemente. Ella era intimidante.
-¡que si es necesario, lo borraré todo, a ti y a todos en este mundo! Ya escogiste tu destino-declaró la matriarca y señaló al otro L’Enfer con una mano-así que atente a las consecuencias.
Resopló como para calmarse, le dedico una última mirada a Nolen antes de voltearse y continuar hasta el final del callejón. Nolen iba a seguirla pero su voz lo detuvo.
-no me sigas.
-yo no quiero esto, pero si lo que dices es verdad…. te detendré yo mismo-dijo él, intentando retener el repentino miedo que asediaba su cuerpo.
Anastasia lo miro de reojo, casi con frialdad, pero había una sombra de empatía en su rostro.
-¿en verdad crees poder ganarme? Eres un L’Enfer debilitado, no te alimentas como debe ser, perseguirme ahora es un verdadero suicidio-le quiso hacer ver con severidad-sé un buen chico y no me sigas, eso podría traer problemas, ninguno quiere eso ¿cierto?
Su voz tuvo un filo cortante detuvo al semidemonio, Nolen sabía que si avanzaba podría morir era un instinto que le avisaba del peligro inminente y ese instinto nunca le había mentido. No importaba si era el hermano de la matriarca, temía que ella al final, prescindiera suyo como de todo lo demás si era necesario.
El debía hacer algo, debía luchar, pero no quería hacerlo. Ya le había fallado una vez a Anastasia, no quería agregar otra página a su historial de fracasos culposos.
No quería.
No quería.
¡¡Maldición no!!
El mayor temor de Nolen parecía estar a la vista, ese temor le enterneció profundamente  como nunca en su vida. Se llevó una mano al corazón y trató de recuperar la compostura mientras la matriarca desaparecía del sitio. Apretó los puños con suma fuerza sintiéndose indignado e impotente una vez más. Nolen le temía a la muerte, como casi todo el mundo, pero ese temor palidecía en comparación con la única cosa que le quitaba el sueño:
Perder a su familia…. Otra vez.


-oh vamos, solo un poco, no se te caerá un pedazo-pidió Kent coquetamente.
El ceño de Úrsula temblaba mientras trataba de no sucumbir a las provocaciones. A pasar de sus esfuerzos los clientes demonios estaban consientes de la bomba de tiempo que representaba la súcubo.
-Te he dicho que no quiero saber nada de ti-expuso ella limpiando cuidadosamente un vaso de vidrio en el bar.
Kent y su calaña habían llegado para dar un espectáculo erótico en el local, Úrsula quería arrojarse de un barranco y morir desde el momento en que lo vio llegar, presentía los problemas. Ella no repudiaba a los hombres, le gustaban, no lo podía negar, era un súcubo, no importaba si trataba de evadir su naturaleza... pero Kent era otra liga. El tipo era una fuente de problemas andantes, su hermano era un psicópata con alas, cola y sensualidad, todo lo que se relacionara con él, incluido Kent, era un problema y Úrsula no lo quería cerca.
Luego de las primeras mil veces que Kent intentó “cortejar” a Úrsula, ella comenzó a despreciar su presencia.
Key el hermano de Kent, contrató a la súcubo para servir a sus colegas, ella lo hacía por la buena paga, pero luego de un tiempo fue realmente molesto, los hombres cercanos a Key no tenían escrúpulos algunos en maltratarla o insultarla, hacerle todo tipo de cosas denigrantes y dolorosas. Ella podía ser un demonio del sexo, pero hasta ella tenía dignidad y límites, una cosa es buscar sexo, cosa en la que ella era buena, otra era solo agraviarla para satisfacer sus necesidades sádicas y narcisistas.
Fue entonces cuando conoció a Kent.
El incubo a diferencia de los otros no quería pagar por sexo, quería lograr que Úrsula se lo diera voluntariamente, pero ella estaba renuente. Kent era un demonio a la altura de Úrsula, podía intentar quitarle toda la energía y hasta matarla si ella bajaba la guardia, por no mencionar que la demonia estaba preocupada por lo que pudiera hacerle…. si los bastardos amigos de Key eran tan enfermos, solo podía imaginar lo que Kent era capaz de hacer,  siendo un incubo y hermano de ese adefesio con alas… Key Forest.
Salvo por la negativa de Úrsula a seguir sirviendo a los fines de Key, todo iba “bien”… iba, hasta que Kent y su calaña supieron sobre Trixi. La demonia tuvo un altercado muy violento con Key, según este, por haber “deshonrado a Kent” o algo similar, ella no entendió del todo. Al final de la pelea Úrsula acabó con cicatrices en el pecho y Key con un gran surco en sus abdominales, lo único que detuvo el encuentro de terminar con la muerte de alguien, fue que la situación se presentó en el alcantarillado demoniaco y Andreik intervino a tiempo.
Úrsula nunca quiso decirle a Trixi, no quería preocuparla o darle a entender que fue objeto de rechazo; por la relación que ambas tenían. Ni tampoco contarle los motivos oscuros detrás del conflicto.
-oh vamos, sabes que quieres a este amigo-dijo descaradamente el incubo tocándose lascivamente, de regreso al presente-por tu cara debes estar muy estresada.
-no es por el trabajo, te lo aseguro-escupió ella con desdén, tratando de no fijarse que Kent estaba usando solamente un pantalón y este, era tan holgado que desnudarlo tomaría un solo movimiento.
-tonterías, ni el mejor dildo del mercado, que tu novia pueda tener se compara con un macho real-se mofó él como si lo que decía no fuera bastante insultante para Úrsula.
Ella estaba harta.
-jefe-dijo ella volviéndose a un hombre joven sentado en la barra, él sudaba nerviosamente-¿puedo tomarme un descanso? Necesito enfriarme.
-seguro, de hecho, creo que debes tomarte la noche libre-avisó imaginando lo que iba a pasar.
Kent estaba entre confundido y feliz. La súcubo tomo un largo respiro y salió por la puerta trasera.

-entonces…. ¿Te gusta el sexo tántrico?- preguntó Kent con ademan coqueto.
Úrsula salía al callejón vestida nuevamente con su ropa usual, sin el delantal y con el cabello suelto otra vez. Tronó sus dedos y nudillos, se ordenó el cabello tranquilamente y se volvió Kent, con una penetrante mirada asesina.
-me gusta el snuff-dijo ella con voz venenosa y febril.
-¿qué…?-respondió el incubo entre impactado y horrorizado.
Lo siguiente que el demonio vio fueron grandes ojos rojos furiosos y unas afiladas garras dirigirse a su cara.
Todo se volvió difuso en una maraña roja.

-no sé si todo esto valió la pena-se dijo Nolen preocupadamente.
Miraba por la ventana del auto de Ion. Era de noche y aunque lógicamente debió esperar que todo empeorara, no imaginaba que llegaría a este punto tan pronto.
-al menos ellas se sienten mejor-consoló Ion mirando hacia atrás.
En los asientos traseros las gemelas estaban dormidas echas un ovillo, acurrucadas en una esquina. Era una linda vista, nada como lo que había ante los ojos de Ion y Nolen al otro lado del parabrisas:
Mugre, vehículos calcinados, árboles y postes telefónicos caídos, ruinas de edificios quemados y demolidos, pero no precisamente por maquinas… Era una terrible noche.
Luego del encuentro con Anastasia, Nolen volvió con las gemelas, solo para ver que estaban pasándola bien bebiendo y no pensando en nada, él no tuvo el alma para arrastrarlas de regreso…. En ello pasaron horas hasta la noche cuando por fin pudieron volver, o eso creyó.
 La calle era un perfecto caos, durante el día hubo cientos de víctimas mortales, por las incursiones de los sectarios y los demonios. Los demonios locales de la sociedad estaban asustados y no salían o como Nolen, estaban escondidos en el alcantarillado y lugares parecidos. Mucho dinero perdido en daños materiales, noticias fatídicas, ambulancias abarrotando las calles y una morgue al borde del colapso después, era básicamente anarquía y pánico como en una guerra.
Nolen no pudo volver a casa por rutas normales, todas estaban bloqueadas de un modo u otro, así que terminaron en un camino que se podría describir como “tierra de nadie” donde por todos lados la secta dejó sus marcas que gritaban “La matriarca estuvo aquí”
Nerviosamente Ion conducía esperando no ver mayores problemas, cuando…
-¡quítame las manos de encima!-dijo alguien.
Los semidemonios se pusieron alerta, dos figuras con colas y alas cayeron estrepitosamente en el asfalto frente al auto de Armstrong, el cual se detuvo de golpe. Las dos creaturas pelearon ferozmente ante los faros del vehículo. Había mucha sangre y la ropa de ambos estaba hecha girones.
Nolen los reconoció.
-¿Úrsula y Kent?-gimió él, muy confundido. Los dos demonios delante del auto no dejaron de luchar en ningún momento.
Ion miró a Nolen con confusión, como si pidiera instrucciones.
-¡¡aaaahhhrrr!!-gritó Úrsula separándose y rodando a un lado de la carretera.
Kent la persiguió y cuando la súcubo levantó vuelo con sus oscuras alas, el hombre saltó y se aferró a la espalda de ella, haciendo que ambos volvieran al suelo violentamente en medio de una tormenta de insultos.
-¡¡Mi ojo maldita sea!!-gritó Kent sacudiéndose en el frenesí.
Nolen vio la sangre en su cara.
-¡Esa va por lo que le hizo esa alimaña degenerada a mis pechos!-bramó la súcubo con claro odio.
-ahmm-masculló Ion aun paralizado.
-Vámonos-dijo Nolen duramente.
-¿qué?
-¡que nos saques de aquí!-exigió más agresivamente el L’Enfer desde su asiento de copiloto.
Ion asintió rápidamente y pisó el acelerador, ignorando totalmente a los demonios peleando y gritándose entre sí una sucesión inentendible de insultos.

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