7
Terrorismo
L
|
owen no
disfrutaba en la carnicería, pero estaba
obligado a vivirla en primera fila. El demonio se daba consuelo con que podría
ser peor… podía estar en el lugar de aquellas patéticas creaturas morando en
jaulas. No estaba seguro de a cuantos habían encerrado, pero estaba convencido
de que sería todo un baño de sangre, que haría sentir complacido a Azazel.
Empezaba
a preocuparse seriamente, esperaba que alguien detuviera a la matriarca antes
que llegara demasiado lejos… pero después de esta noche, empezaba a pensar que
tal evento no ocurriría.
Lowen
estaba recostado a un lado de las perreras, oía los llantos y murmullos
aterrados de los humanos encerrados en las jaulas, como almas en pena. A su
alrededor quedaban los remanentes de la caótica madrugada, el humo se levantaba
sobre las cenizas, los cadáveres y la sangre. Las fuerzas de Bakom atacaron
poco antes de que la matriarca anunciara el fin de la matanza por esa noche…
pero los guerreros defensores del orden no fueron rival para la secta…
liquidaron a todos, solo que, por supuesto, los cadáveres no dejaron rastros al
ser seres demoniacos.
-Esperaba
más, ¿realmente creían que esto sería suficiente?-se burlo Melisa con deleite y
pisoteo la cara de un hombre rubio en el suelo…
Tampoco
los Drovlight bastaron.
Bakom
intento asistirse de pseudodemonios para la batalla, aun así, no era
suficiente. Puede que los Drovlight se confiaran y pensaran que la Secta eran
solo un montón de vándalos revoltosos y por eso no enviaran el número requerido
de cazadores…. Lowen esperaba tener razón.
De
cualquier modo, habían humanos normales destripados y Drovlight derrotados por
doquier.
Melisa
se reía con sorna, pero eso no hacía que se viera menos aterradora. Ella
advirtió la inquisitiva mirada de Lowen sobre su persona y le dedico a este una
mirada despectiva, casi llena de odio.
-¿qué
me vez? Putazo emplumado-espetó la demonia.
Lowen
bajó la mirada, no quería recibir una paliza. Si entraba en conflicto con ella
la situación solo podía volverse en contra suya. Melisa era de los favoritos de
la Matriarca y una autentica amante de la anarquía.
Incluso
sus amigos, o al menos, quienes habían sido sus amigos, estaban tomando
distancia de ella. Tristán y Dastán Graham, ambos demonios estarían hechos un
ovillo, aterrorizados, en alguna esquina oscura para aquel momento…. La
matriarca los obligó a comer cadáveres chamuscados delante del público, tanto
“libre” como enjaulado. Incluso si la carne cruda era bien recibida por los
Canis inferno, comerla chamuscada en tan horribles circunstancias destrozaría
la moral de cualquiera.
Lowen
sentía lastima por ellos, mas al ver a Melisa quien había dejado de pisar al
Drovlight bañado en sangre y se dirigió a las jaulas. No le era suficiente con
que esa gente esperara ser sacrificada, ahora tenía también que acabar con toda
la dignidad que les quedara. Lowen la siguió con la mirada hasta que la perdió
de vista en una esquina del vehículo blindado.
Y
pensar que hace semanas fuera una de las mejores amigas de los gemelos Graham….
Por rara que fuera dicha amistad. Parecía como si Melisa en solo un lapso de
dos días, cambiara de ser una chica mala, aunque no en todo sentido, a ser una
especie de esbirro del mal, contratada para esparcir el terror y la destrucción
por el mundo.
Lowen
trago saliva y temió lo peor. El número necesario de almas sacrificadas para el
ritual de acercar ambos planos estaba por ser alcanzado, una vez conseguido no
habría donde esconderse.
-¡Demonio
garuda!-escucho él, rápidamente alzó la vista y encontró a un encapuchado- la
matriarca ordena que guardemos todo el botín, pronto será de día.
Lowen
obedeció de mala gana, como siempre.
Nolen
Goldman abrió lentamente los ojos cuando la luz del día lo alcanzó desde la
ventana. Cuando estuvo despierto, descubrió que se hallaba solo en la cama, por
un instante pensó que estaba en casa, pero entonces se desperezó lo suficiente
para orientarse.
Seguía
en la residencia Wholferd.
Se levantó
de golpe y miró a su alrededor. Seguía envuelto en las sabanas, parcialmente
vestido y Jean ya no estaba a la vista.
Imágenes de
lo ocurrido la noche anterior lo impactaron enseguida, el calor le quemo en
toda la cara…. Fue casi surrealista, Jean se acostó con él, lo más sorprendente
fue que ella misma fue a buscarlo. Nolen no tenía claro porque ella había
avanzado a pasos tan agigantados en cuanto a la relación que supuestamente
tenían…. A pesar de lo que él hubiera dicho a Anastasia, no creía que Jean se
hubiese tomado enserio eso que dijo sobre ella siendo su novia.
Aun sentía
el calor y el tacto de Jean en el cuerpo, remanente de la noche anterior. Algo
dentro de Nolen se sentía muy bien, el recuerdo lo hacía sentir vivo, no
recordaba la última vez que estuvo así. Nunca creyó que Jean pudiera ser tan
dulce, e incluso adorable. No pudo contener una sonrisa involuntaria.
Quizá
realmente estuviera enamorado de esa mujer….
Nolen miró
hacia la ventana, era de mañana, pero no muy temprano. El semidemonio se estiró
y decidió vestirse para ir en busca de Jean, tenía un fuerte deseo de verla de
nuevo.
Cuando
se asomó por las escaleras vio a dos chicas en la sala de estar: Trixi y
Angélica. Ambas yacían en el amplio sofá cama y por lo que podía ver, Trixi
estaba pintando las uñas de Angélica con esmalte rojo. Como si sintiera su
presencia Trixi se volvió hacia Nolen y le sonrió ampliamente, tanto, que él se
sintió un poco incomodo.
-
Buenos días, parece que dormiste bien-dijo ella con frescura.
-si….
Eso creo-respondió Nolen mientras bajaba los últimos escalones. Le costaba
mostrarse neutral, era un ambiente desconocido y seguramente ambas mujeres
sabrían lo que él y Jean había estado haciendo la noche pasada. Estaba
habituado a descubrir la vida sexual ajena, en su casa la privacidad era
escasa… pero no se sentía cómodo con que su propia actividad sexual fuera
expuesta.
-enorgullécete,
no recuerdo algún otro invitado que no fuera Úrsula o yo pasando la noche en
esta casa-le felicitó Angélica tan alegre como su amiga, la kirin separo su
mano de Trixi y comenzó a estudiar el rojo color en cada una de sus uñas.
-¿enserio?
–quiso saber Nolen sorprendido mientras se paraba junto a ellas.
-sí, no
tenemos muchas visitas-apremio Trixi guardando sus utensilios de manicura en un
decorativo estuche negro-Nicola no cuenta, ya que es un Wholferd y estar en
esta casa es su derecho.
-lástima
que no venga más a menudo, ¡ese hombre es la bomba!-proclamó la rubia con un
gesto contundente de su mano.
Trixi
contuvo la risa y se puso de pie.
-Tu
desayuno está en la cocina esperando y mi hermana en la oficina donde te lleve
la ultima vez-le explicó a él sujetando fuertemente su estuche, como si fuera
un tesoro preciado-enseguida vuelvo.
Trixi
abandonó la habitación.
-Gracias-le
dijo Nolen justo antes de que la pelirroja cruzara el umbral. Cuando Nolen
dirigió su atención a Angélica se sintió muy incomodo, la kirin lo veía con
malicia y diversión.
-¿qué
tal estuvo la fiesta anoche?-pregunto
sin un asomo de inocencia-oí que la pasaste bien con Jean.
-¿qué?-apenas
dijo Nolen ahora sonrojado y con los ojos bien abiertos.
Angélica
resopló.
-no te
hagas el desentendido-exigió ella cruzando sus brazos, cuidando la pintura en
sus uñas-Trixi me contó que Jean le hizo moverse de habitación para no
incomodarla con lo que tenía planeado.
El
rubor de Nolen le subió hasta las orejas, para diversión de la rubia.
No
respondió, eso solo hizo empeorar todo. Angélica hablo como si tratara un tema
cualquiera, a pesar que Nolen sentía que moriría si seguía:
-Espero
que no te haya comparado con Nicola-dijo socarronamente.
-¡¿COMO?!-casi
gritó el semidemonio, la frase a duras penas pudo ser procesada, pero la
comprendió lo suficiente para que sus neuronas casi hicieran implosión.
Angélica
cambio su semblante a algo entre sorprendido y pícaro. Disfrutaba haciendo
sufrir a su vulnerable presa.
-¿No lo
sabías? Trixi no tiene idea, pero Jean me contó que tuvo sus días sensuales con Nicola, ya sabes, cosas de
adolescentes-hizo saber con una sonrisa malvada, era diabólica. Nolen tenía una
cara invalorable y él estaba consciente de ello-podrá parecer una piedra sin
sentimientos a veces, pero Jean también tiene sus días necesitados.
-Ni…
Nicola Wholferd, él…-intentó decir, pero no pudo completar la oración.
A su
cabeza le costaba unir los puntos eficientemente, cuando pudo, la imagen que se
formó en su cabeza no era fácil de aguantar sin hacer caras raras. Pudo
imaginar el cuerpo de Jean debajo del vikingo pelirrojo, juntándose sin pudor y
con mucha pasión.
Fue más
chocante que otra cosa… pero no podía negar que le picaron un poco los celos.
Luego se sintió algo insignificante, él mismo no se podría comparar con la
contundente masculinidad de Nicola, era como comparar un automóvil deportivo
con uno de carreras fórmula uno. Nicola probablemente no podía competir con la
fuerza de un L’Enfer del mismo modo que Jean tenía problemas con Anastasia,
pero aquel bastardo pelirrojo se veía más grande y varonil de lo que Nolen podría
aspirar en sus sueños, o al menos así lo veía él.
-¿qué
pasa con Nicola?-oyó una inocente voz que los sacó de su ensoñación.
-NADA-repuso
enseguida volteándose en dirección a Trixi, como si su vida dependiera de ello.
Trixi
pareció confusa, hasta que Angélica reventó en un ataque de risa descontrolado,
parecía como si estuviera por devolver el desayuno, eso hizo que la atención de
la Wholferd menor cambiara inmediatamente. La risa se prolongo hasta una
preocupante cantidad de tiempo.
Trixi y
Nolen solo la miraron, hasta que comenzaron a inquietarse.
-¿qué
es tan gracioso?-preguntó la chica de cabello rojo antes de acercarse a su
amiga, quien se abrazaba a sí misma. Trixi impulsivamente le profirió una
cachetada sonora, Nolen no esperaba eso-¡tranquilízate joder!, ¡vomitaras si
continúas así!
-no… no
puedo… ¡parar!-intentó articular la rubia.
Nolen
se alejó lentamente, Trixi aun intentaba calmar a su amiga. El semidemonio solo
quería escapar, así lo hizo, huyendo a la cocina. Nolen comió el desayuno que
esperaba por él en la cocina: huevos, tocino, queso, pan tostado y leche. Era
simple pero fue preparado con perfección.
Luego
de la comida, Nolen se dirigió hasta la oficina de Jean, justo cuando iba a
entrar, escuchó algo al otro lado, parecía muy serio.
-Sí,
sí, ya lo vi, Nicola-dijo Jean con voz neutral, aunque hubo un atisbo de
enojo-es espantoso, aun me cuesta creer que esos Drovlight estúpidos no
entiendan la gravedad de lo que pasa.
Hablando
de vikingos.
Nolen
intento sacarse de la cabeza las imágenes mentales que se había hecho, tomo
aire y entró a la habitación. Jean estaba en el escritorio mirando una laptop
negra, era una más nueva que la anterior que había visto, ella hablaba por
celular muy absorta mientras estudiaba la pantalla de la nombrada maquina. Nolen
no estaba seguro si ella había advertido su presencia o no, parecía que no. Él
solo permaneció mirándola desde el umbral, en tanto ella hablaba abstraídamente.
-lo sé,
es casi como el holocausto…. Pero podría llegar a ser incluso peor-expresó la
cazadora pelirroja frunciendo el entrecejo-porque ahora temo de verdad que
tengan éxito. No sé qué haríamos si eso sucede.
Nicola
le respondía, entonces Jean lanzo una rápida mirada a Nolen y con un gesto de
su mentón le ordenó entrar. El semidemonio ingresó y cerró detrás de él la
puerta.
-¡¡Maldita
gente estúpida!!-gritó ella de improviso; asestando un estridente golpe al
escritorio, tomando desprevenido a Nolen, quien por poco da un salto hacia
atrás, como si Jean fuera a comérselo, pero ella no lo miraba-locos de mierda,
¡como desearía poder matarlos lenta y dolorosamente a todos!, ¡permitir que se
reproduzcan debería ser un crimen!
La cara
de Jean se tornó roja de la furia. Nolen se estremeció con tal tono colérico,
se movió detrás de ella para ver lo que estaba en la pantalla de la laptop…
joder.
Eran
fotos de una zona devastada, echa cenizas con cadáveres en todas partes. La
policía intentaba calmar a la gente y limpiar el desastre. Por la fecha, fue
esa misma madrugada. Y pensar que mientras aquello acontecía, Nolen estaba
probablemente teniendo sexo con Jean, completamente ajenos. Se sintió enfermo
cuando vio los cadáveres desfigurados y chamuscados, los esqueletos de
vehículos calcinados y el cielo casi oscurecido por el polvo.
La cara
de Nolen se retorció en una mueca dura.
-¿A
quién le importa? Son solo una subespecie de simios codiciosos-opinó Jean,
ahora más tranquila, pero el enojo no había desaparecido-hay que darles caza, al
infierno con lo que diga la policía. Si se meten en nuestro camino morirán como
corresponde.
Jean
escuchó Nicola por aproximadamente un minuto más. Nolen solo percibía un sonido
inconexo venir del teléfono, no consiguió entender el discurso.
-Bien,
ahí estaré-repuso y terminó la llamada. Inmediatamente después dejo escapar de
su boca una gran cantidad de aire contenido-Vaya manera de empezar un buen día…
Nolen
le dedico una mirada curiosa.
-¿exactamente
que paso ahí?-dijo, haciendo referencia a la pantalla de la laptop.
Jean lo
miró de reojo y luego a la pantalla, a continuación frunció ligeramente el
entrecejo.
-¿qué paso?
Anastasia, eso pasó. No veo que otra cosa podría ser-proclamó con voz
punzante-la matriarca y sus infames subordinados saquearon docenas de locales y
asesinaron o desaparecieron a un sinnúmero de personas.
-no
entiendo como hubieron tantas víctimas, ¡era de madrugada! ¿Cuántas multitudes
hay normalmente a esa hora?-Nolen se apoyó en la silla de Jean, aun viéndose
totalmente desconcertado.
-En esa
área siempre hay gente, no importa la hora y los locales están en la planta
baja de edificios con apartamentos muy solicitados. Los degenerados seguidores
de tu hermana no conformes con matar gente en la calle, incendiaron el lugar y
obligaron a salir a los residentes-explicó la cazadora empujándose a sí misma
lejos del escritorio, quedando frente al cuerpo de Nolen y dándole la espalda a
la laptop.
Nolen
se alejó para hacer un poco de espacio.
-por
insensible que suene, este no es un gran problema. Peor es la noticia que
Nicola me acaba de contar.
No hizo
falta que Nolen hiciera otra pregunta.
-Anastasia
tiene colaboradores humanos fuera de la secta-proclamó secamente. La boca del
hombre se entreabrió, pero no estaba muy seguro de que decir-peces gordos, que
pueden hacer muy buenos favores.
Entonces
comenzó a extrapolar: tendría sentido, solo con un grupo reducido de maniacos
amantes de los demonios la matriarca no podría ocultar su creciente número de
subordinados cuando fuera pertinente y a la vez, hacer sus rituales locos
cualesquiera que fueran. Necesitarían lugares adecuados para ocultarse y
operar, hasta ahora lo había hecho magistralmente, de algún modo sus escondites
pasaban justo delante de las autoridades sin ser detectados…. Porque seguro
dichos escondites pertenecían a gente respetada, de quienes nadie sospecharía.
-explícame
eso, ¿quiénes serian tan idiotas para hacer tratos con la matriarca? ¿Y cómo
los encontraron?-deseo saber Nolen, ligeramente alterado.
Jean
resopló con desprecio.
-No se
los detalles. Cada uno tiene sus mañas, hasta ahora se han detectado tres
sospechosos-empezó ella-sean amantes de lo oculto o simplemente lunáticos con
codicia fuera de control, no estamos seguros, pero hacen negocios con
Anastasia. El primero es Robert Scioli, es un adinerado inversor de bienes
raíces. El segundo Allen Medici, importante accionista de corporaciones
eléctricas y el último Joseph Le Nour, político, corrupto, al parecer-continuó
la cazadora mientras se peinaba su aun alborotado cabello rojo-Robert debe
estar escondiendo a los demonios de Anastasia, Allen y Joseph no estoy segura
aun que papel estén jugado.
-Anastasia
les estará ofreciendo dinero o algo así, quizá poder en el nuevo mundo-comentó Nolen mientras analizaba el discurso-es lo
único que se me ocurre, motivaría a alguien a ayudar a la construcción…
-Destrucción,
del mundo-corrigió Jean-A lo que Anastasia pretende, no se le puede llamar, por
ningún motivo, construcción de un nuevo
mundo.
Nolen
alzó las cejas tomado por sorpresa.
-¿cómo?
Jean
endureció las comisuras de sus labios.
-estuve
hablando con Nicola, me contó que por lo que sabemos, el plan de tu hermana
puede salirse de control y terminar con la destrucción absoluta de lo que
existe.
Nolen
se horrorizó, pero no tuvo tiempo de objetar cuando Jean prosiguió.
-el
mundo terrenal y el demoniaco son paralelos-explicó Jean y se volvió a la
laptop. Abrió una nueva ventana en la que parecía haber un modelo computarizado
de dos cadenas montañosas, una azul y otra roja, colocadas en paralelo-así se
entiende más fácil, para que Azazel venga a este mundo se necesita acercar
ambos planos-dijo ella y activo el modelo, ambos modelos se empezaron a mover,
uno hacia el otro-una vez lo bastante cerca se debe invocar a Azazel y dar por
terminado el ritual para acercar ambos planos…. Sin embargo, si no se completa
la invocación a tiempo y todo sigue el mismo curso…
Ambos
modelos chocaron y se destruyeron uno al otro, como una casa en demolición.
Nolen
estuvo callado por un minuto, viendo como todo se desintegraba en la pantalla.
Imaginaba todo lo que conocía hecho polvo del mismo modo, nada bonito.
-¿así terminará
todo?
Jean
asintió cerrando la ventana virtual y
mirando de reojo al semidemonio.
-incluso
el habitad de los demonios seria eliminado, por eso esto es una locura. Si el
ritual es iniciado y no se detiene, será el fin. Si Azazel logra estar en este mundo, la existencia no
acabara, pero lo que conocemos como nuestro mundo, estaría perdido para
entonces-culminó sombríamente ella-Si comienza, la única opción es dañar el
ritual y esperar que el daño al mundo no sea irreversible. En el escenario
donde no se invoca a Azazel, por supuesto.
-Por
los demonios mayores…
-hasta
ellos desaparecerían si todo se va al carajo-declaró Jean-La matriarca y sus
amigos seguro se jugaran todo, sin una pizca de prudencia. Traerán a su demonio
maldito o destruirán el mundo en el intento.
Ambos
meditaron por escasos momentos, mirándose el uno al otro, hasta que Nolen se
sintió obligado a hacer la siguiente pregunta indispensable:
-¿qué
vamos a hacer?
-ahora
mismo, yo voy a reunirme con Nicola y otros cazadores, vamos a “inspeccionar”
las propiedades de Robert Scioli, para asegurarnos-señaló la mujer pelirroja.
-entonces
yo debería acompañarte…
-no.
Fue
tajante, sin compasión. La mirada de Jean indicaba un nulo interés en negociar
y Nolen inmediatamente se sintió frustrado.
-¡pero quiero ir! ¡No soporto quedarme sin
hacer algo…!-exigió levemente alterado alzando las manos haciendo énfasis.
-¿Estás listo para que el mundo sepa que eres y cuál es tu relación con Anastasia?-interrumpió
ella, cortando la oración de Nolen como una cuchilla bien afilada.
-….
El hombre simplemente se quedó trabado, sin
saber que decir.
-mientras la respuesta sea no, mantente fuera de esto.
-pero ella vendrá por ti seguramente-intento
contraatacar. Jean resopló con desgana y se puso de pie, a pesar que ella era
algunos centímetros más corta, Nolen sintió que su autoridad era superior a la
estatura de ambos.
-quizá,
pero lo manejare. El que Anastasia tenga una enemistad conmigo no extrañaría a
nadie, pero seguro ella hará saber al mundo que eres su hermano si la desafías
acompañada de pseudodemonios…. Eso podría ponerte en una posición difícil, no
todos somos tan amistosos como yo,
Nolen-razonó ella firmemente, pero lo siguiente que dijo sonó más comprensivo
que otra cosa, como una madre paciente enseñándole a leer a su hijo-También
están tus hermanas…. Las chicas perro.
Las
comisuras de los labios de Nolen tiritaron por un momento, ante la mención de
ellas.
-Anastasia seguro sabe cómo son de importantes
para ti, si las descuidas, ella podría tomar represarías en su contra para
castigarte-agrego Jean viéndose algo preocupada-y no estoy segura de que tan
buenas sean para defenderse si eso pasa.
Nolen
juró de solo pensarlo. Las gemelas eran conocidas por ser fieras y resistentes
atacantes, pero esto era otro nivel… su propio orgullo no podía estar antes que
la seguridad de su familia.
-ellas….
Yo…-se trabó, luego de algunas incoherencias, tragó hondo y dijo-Bien, lo
haremos a tu manera.
Jean le
sonrió amablemente.
-excelente-lo
apremió y acto seguido, buscó algo en sus bolsillos, una vez lo encontró, tomo
una de las manos de Nolen y se lo entregó sin soltarle-Hazle llegar esto a
Bakom, será mejor si lo entrega un miembro de la sociedad demoniaca que un
cazador.
El
L’Enfer estudió la diminuta tarjeta en su palma, era un número telefónico,
inmediatamente sus ojos viajaron a una palabra escrita en letras grandes
“Drovlight”
-¿De
quién es este número?-quiso saber Nolen un poco renuente.
-Es
Gawein Drovlight, actual jefe de la familia-repuso ella-Necesitamos la
cooperación de la guardia-la chica misma no parecía muy cómoda con ese hecho-es
inusual, pero son tiempos desesperados.
Nolen
no tenía nada contra los cazadores exactamente, pero tampoco era de los que
llegarían a darles un abrazo a primeras, especialmente los Drovlight, quienes
tenían un historial más sangriento que los Wholferd… Jean era un caso particular, ya que tuvo la
oportunidad de acercársele en circunstancias propicias para la amistad, de otro
modo Nolen dudaba que alguna vez lo hubiera hecho por iniciativa propia.
-intentare
dárselo pronto-prometió él.
Jean
acepto con la cabeza mientras cerraba la laptop sin dejar de mirarlo.
Entonces, antes de que Nolen lo procesara,
ella se le acerco y sin vacilación alguna, como cosa natural, lo besó. Fue
corto aunque agradable, para cuando él iba a devolvérselo ella ya se había
separado, dejando al semidemonio un poco aturdido y con un sentimiento de
inconformidad.
-vamos,
saldré ahora, así que te llevaré a tu casa-invitó ella instándolo por un brazo
a seguirla fuera de la oficina.
Nolen
por inercia la siguió, pero entonces la duda apareció en su cabeza.
-espera-pidió,
Jean ya tenía una mano en el pomo de la puerta, aun así, ella se detuvo en
seco.
-¿qué
pasa?-habló dedicándole una mirada de soslayo.
Nolen
abrió y cerró la boca varias veces, buscando como decirlo, pero finalmente,
decidió arrojar cualquier cosa que le saliera. No podía quedarse ahí parado,
mirándose como un idiota.
-Sobre
lo de anoche….
Jean se
lo quedo mirando, pero pronto vio lo difícil que era el tema para él. La mujer
decidió facilitarle las cosas.
-tómalo
como prefieras-dijo ella suavemente-yo solo hice lo que sentí que quería
hacer….
-¿eso
qué significa?
Jean se
volteo, para quedar de frente a él.
-hace
tiempo que no tenia sexo, fue un impulso-explicó y luego de pensarlo
agregó-también te debía un agradecimiento, por ayudarme.
Nolen
parpadeó varias veces sorprendido.
-¿esa
fue una manera de dar gracias?
Su cara
fue tal que Jean no pudo evitar soltar una carcajada. Nolen no podía recordar
si alguna vez la había visto reírse así, era algo hermoso y absurdamente poco
común, como un trébol de cuatro hojas en medio del campo. Maldita sea, ¿a eso
se referían con mariposas en el estomago?
-puede
decirse que sí….-ella entonces volvió a mostrarse seria, pero había algo de
vacilación-anoche, bueno….-frunció las cejas, era complicado-no puedo decirte
que te amo, hablar de eso se me hace difícil, es… como otro idioma, aunque no
lo parezca a veces. Por ahora si quieres una respuesta, presta más atención a
lo que hago y no a lo que digo, eso es lo mejor que puedo hacer para expresarme.
Su
respuesta era mejor que el revote que usualmente recibía de ella… era un
progreso.
-Eso…
mmm, ¿significa que podremos repetirlo alguna vez?-soltó el hombre, esperaba no
ponerse rojo y hacer el ridículo mientras lo decía.
Jean
profirió una sonrisa entre maliciosa y divertida, también había algo de amabilidad
en ello.
-seguro,
si estoy de humor para entonces.
Dando
por terminado el tema, la pseudodemonia abrió la puerta para gritar:
-¡Trixi,
mueve tu culo, nos vamos con Nicola! ¡Angélica tu vete o llamare a Úrsula para
que te haga compañía!
El
timbre resonó por toda la casa de los Goldman. Era avanzada la mañana y la
realización de lo que estaba por llegar, hizo que el cabello de Ion Armstrong
se erizara por reflejo. No necesitaba preguntar para saber quién era…. El olor
del invitado alcanzó a todos los residentes de la casa…
Mauro
había llegado.
Por una
parte, Ion estaba aliviado de que Jessica no necesitara ir por el humano a su
casa… por otro, temía que todo culminara en violencia y la muerte de alguien…
la muerte de Mauro. Ion quería que hiciera frente a su cobardía como un hombre,
pero no estaba seguro si quería realmente su muerte…. Él no era un asesino
hasta los huesos, como eran las gemelas, se había criado como un humano
tranquilo la mayor parte de su vida y eso, para bien o para mal le hizo tener
una mayor inhibición en cuanto a matar.
-Ion…
ábrele tú-pidió Jessica casi con un gruñido.
Jessica
preparaba el desayuno, sándwich y papas fritas. Intentaba no romper la tabla
donde cortaba los ingredientes, al percibir la presencia del humano, ella
estaba teniendo un momento difícil para no alterarse.
-ok….-dijo
sutilmente Ion levantándose de la mesa, donde anteriormente leía el periódico,
haciendo como que no veía en su tabled la masacre causada por la secta en la
madrugada pasada. Titus estaba en la mesa junto al semidemonio, mirando las
noticias a través de la pantalla y moviendo la cola copiosamente; como
meditando sobre la situación, una situación que no le gustaba.
Jennifer
en ese momento se hallaba en la ducha, saldría pronto, ella también sabia del
visitante. Ion tomó aire, esperando no lucir muy peligroso y se dirigió a la
puerta, el también quería castigar a Mauro, pero por su propia moral y por
ordenes de Jennifer, él no se permitiría tomar represarías.
Cuando
la puerta se abrió, Mauro se mostró sorprendido por su recibidor. Ion se
mantuvo neutral.
-buenos
días supongo-expresó y tragó saliva para sí mismo-si vienes a ver a Jane…
tendrás que esperar un poco.
Mauro
se estremeció y asintió nerviosamente.
-si,
por eso vine. No me molesta esperar-aseguró con posición encogida.
Por su
postura, parecía mucho más pequeño que Ion, incluso si eran básicamente de la
misma talla. Ion lo invitó a pasar con un gesto de la cabeza y se hizo a un
lado. Mauro, aunque vacilando, se adentro en la casa y fue escoltado por el
semidemonio hasta la sala.
Mauro
miraba en todas direcciones nerviosamente, como si percibiera el peligro,
especialmente en la cocina… comprensiblemente, Jessica estaba en esa dirección.
-escucha
Káiser-masculló Ion seriamente, ofreciendo al humano tomar asiento-mantente
alejado de la cocina, Jessica está ahí y… no le agradas.
El
terror se hizo patente en la mirada del hombre.
-por…
eso me recibiste tu-asumió Mauro, el semidemonio aceptó con la cabeza-¿sabes lo
que pasó?…. Sobre… ¿ellas?
Ion
hizo una mueca, viendo al hombre en el sofá, encogido, como una persona
esperando la ejecución, era penoso.
-sí, lo
sé todo-admitió Ion virando los ojos-si no quieres morir, no pinches la
paciencia de Jessica.
Mauro
contuvo el aliento.
-¿Qué
hay de Jennifer?
Las
cejas de Ion se fruncieron levemente.
-por
ella no hay mucho de qué preocuparse-dijo sinceramente-pero tampoco puedo
garantizar tu seguridad.
Incluso
si Jane no parecía tener intenciones violentas, Ion no se confiaba, había
cierta incertidumbre sobre lo que podría pasar, Jennifer con frecuencia tenía
reacciones descabelladas frente a malas situaciones.
Mauro
se puso pálido como mármol. Entonces una figura apareció en la sala, la figura
esperada por el invitado…
-Buenos
días, Mauro-saludo Jennifer llamando la atención desde la escalera.
El susodicho
se impacto al verla. La chica mitad demonio tenía su larga melena negra húmeda
y vestía un conjunto de ropa ligera blanca azulada: pantalón corto y una camisa
sin mangas. Mauro no pudo evitar sonrojarse, por la cantidad de piel que ella
estaba mostrando, sin preocuparse de ello.
Ion no
contuvo una media sonrisa al verla. Estaba acostumbrado a la ropa ligera de
Jennifer y Jessica, las había visto usando menos, así que ya no le afectaba.
-bue…
buenos días-dijo Mauro bajando la mirada, Ion se preguntó si era por miedo o
porque Jennifer lo impactó con su apariencia desenfadada.
Era
raro, Ion la conocía bien… podía decir que Jennifer y su hermana eran mujeres
de un estilo extraño, les gustaba la ropa bonita y practica para la movilidad…solo
que había algo… salvaje en su apariencia y comportamiento, muy contrario a
otras mujeres como la Wholferd aspirante a novia de Nolen. La esencia de las
gemelas era primitiva y bestial: sus maneras de caminar, de sonreír, de
sentarse o dormir, carecían con frecuencia del “cuidado” o la “elegancia” de la
mayoría de los humanos. Uno de sus gestos más clásicos era cuando sentían picor
en algún sitio, el modo en que se sacudían y estremecían recordaba mucho a un
canido.
Su
comportamiento era más Canis inferno que humano.
En cierto
modo para Ion era, de hecho, atractiva, aquella peculiaridad de ambas mujeres.
Su naturaleza bestial cuando no se traducía en violencia, podía ser muy
adorable. Era como los ladridos de un perro, realizados de la manera correcta y
en el contexto correcto podían ser tanto lindos como aterradores. Así eran
ellas, sus risas podían parecer las de cachorras juguetonas… o perras rabiosas.
Pero
Mauro no podía ver eso. El solo veía chicas con grandes dientes capaces de
arrancarle un miembro en el momento que se les antojara. Ion dejó de sonreír luego de pensar en aquello.
-ven conmigo-pidió ella volteándose para
guiarlo a su habitación. Ion vio indecisión y miedo en la mirada de Jane, pero
esta supo ocultarla bastante bien para el ojo inexperto.
Mauro
forzosamente se puso de pie y fue detrás de la semidemonia.
Ion los
vio alejarse hasta perderse de su vista. Él quería lo mejor para Jennifer…
desearía saber quien seria aquello mejor.
Jennifer
no recordaba otro momento en su vida donde su corazón latiera a ese ritmo sin
estar en peligro real. Ella guio a Mauro hasta su habitación, no era muy
espaciosa y eso no ayudaba a la atmosfera pesada que les envolvía. Jane no era
estúpida, sabía perfectamente lo aterrorizado que estaba Mauro, no solo podía
sentirlo en el ambiente, también podía olerlo, su olor a miedo era obvio, por
esa razón la chica intentaría no alterarse demasiado, no quería asustarlo más.
Cuando
estuvieron dentro, totalmente solos, ella se esforzó en comenzar….
-sobre…
lo de la otra noche….-quería decir.
Mauro
fijo total atención en Jennifer, anteriormente estaba mirando a todas partes,
como si buscara una salida.
-me… me
mentiste-respondió él casi con un jadeo nervioso.
-¿cómo?
-Pensé
que eras humana, ¡que eras una chica normal! ¿¿Por qué hiciste esto?? ¿Que
querías lograr conmigo?-exigió saber repentinamente alterado, Jane abrió mucho
los ojos ante su contundente reacción-¿Comerme o algo así?
Jennifer
frunció el ceño muy ofendida… y herida.
-¡por
supuesto que no! ¡Si hubiera querido comerte no estaríamos hablando ahora
mismo!-exclamó ella, bueno, quizá estuvo demás responder a su provocación
usando la palabra “comerte” en una oración. Jennifer contuvo el aliento al
darse cuenta de su error.
Mauro
se puso pálido.
-¿entonces
qué? ¡¿Que querría un horrible demonio como tu conmigo?!
Jennifer
no necesitaba mirar hacia abajo para saber que le temblaban las rodillas. No es
que estuviera muy pendiente de eso, ella estaba más consciente de las punzantes
palabras que le arrojaba, justo donde más le dolía.
La mujer
demonio tragó saliva y casi da un paso atrás, como si quisiera alejarse de tal
afirmación. ¿Este hombre era tan estúpido para no darse cuenta? Jennifer no
podía creer cuan idiota estaba siendo Mauro. La situación se tornaba inverosímil,
ella, quien desde la infancia había luchado por sobrevivir, compitiendo con
monstruos más grandes y fuertes que si misma…. Templaba y sufría por las
palabras de un insignificante humano.
-¿tan
difícil es creer que solo quería divertirme con un chico?-preguntó ella, cuando
vio el horror en la cara del hombre y lo que seguro estaría pensando, ella
rectificó-incluso alguien como yo puede tener la esperanza de enamorarse,
¿sabes?
Mauro
pareció estupefacto, como fuera la cosa más ridícula que le hubieran dicho en
su vida.
-¿Enamorarte?
¿De mi?-recalcó vehementemente, sacudiendo los brazos en un intento por hacer
énfasis-no puede ser enserio, ¿un demonio y yo? ¡Es una locura! ¡No quiero
monstruos en mi vida, Jennifer!
Para la
chica delante de Mauro, eso fue como una patada en el estomago. Alto dentro de
ella se hizo polvo.
-¡yo
soy el producto de esa locura!-Casi
gritó ella, muy cerca de enojarse.
-¿qué?-Mauro
retrocedió con miedo ante el arrebato de Jane.
-¡yo no
soy una demonia!-le hizo saber con una mueca retorcida en su cara-Mi madre,
donde sea que esté, ¡es humana! Soy una semidemonia, ¡puedes decirme monstruo
si quieres! ¡Pero yo nunca quise esto!
¡Yo nunca quise hacer daño a nadie!
Jennifer
maldijo que en la última frase su voz se quebrara.
-no…
imposible…-masculló Mauro muy perturbado-incluso así, incluso así…. Yo no
quiero monstruos cerca mío, yo he tenido suficiente con ellos…. ¡Aléjate de mi
Goldman! ¡Solo agradezco haberme enterado antes de que hiciera algo para
arrepentirme!-Mauro se abrazó a sí mismo en absoluto terror, como protegiéndose
de algún ente invisible, porque a los ojos de cualquier la mujer ante él no
parecía peligrosa.
Jennifer
se estaba desesperando, no sabía qué hacer, su boca no conseguía decir nada
coherente. Cuando pudo hacerlo, de nada sirvió.
-¡pero
yo te salvé!-replicó.
-¡al
infierno! ¡Si me hubiera acostado contigo ya no estaría cuerdo!
Por
Lucifer…. Eso fue directo al orgullo.
-Mauro….
Ella no
supo que se apodero suyo…. Pero intento acercarse al hombre. Mauro, al darse
cuenta se puso en modo defensivo, dio dos pasos atrás dejando ir un gemido
estrangulado y de su ropa saco algo fugazmente…. Un cuchillo.
-¡No te
me acerques dije!
Jennifer
frenó por un momento, viendo casi curiosamente la lustrosa arma, pero no mostró
temor. Mauro no tuvo tiempo de responder, ella se lo arrebató en un pestañeo
como si no fuera gran cosa, haciendo que el humano gritara y retrocediera casi
chocando con la puerta a su espalda. Mauro juraba que era hombre muerto.
Pero la
mujer simplemente miró el cuchillo en sus manos, sin hacer algo violento.
-Si
querías matarme debiste ser más creativo-comentó ella tristemente-necesitas ser
extremadamente hábil con el cuchillo para poder hacerme daño.
Para
horror de Mauro, Jennifer hizo una demostración: sujetó firmemente el arma por
el mango y se cortó profundamente uno de sus brazos. La sangre salpicó y se
derramó, la mujer demonio no aparto la vista de la herida por largo rato hasta
que volvió a mirar a Mauro, como si recién se hubiera acordado de él.
-¿ves?-inquirió
enseñándole la herida, totalmente sana aunque manchada de sangre-sano más
rápido que muchos demonios porque mi cuerpo es relativamente vulnerable,
tendrías que arrancharme el corazón o la cabeza. De otro modo matarme tomaría
tiempo o yo tendría que estar muy débil.
Mauro
no vocalizó. Sus labios estaban sellados y temblando como gelatina, no podía
creer lo que veía, era inimaginable. Ella no se moría…. Ni siquiera se veía
lastimada.
-¿Mauro?-pregunto
Jane preocupada.
-¿Por
qué?…. ¿Por qué me dices esto…?-casi no tenía aliento.
Jennifer
trago saliva y se vio muy abatida, con la postura holgada y el cabello en su
cara.
-no lo
sé.
Luego
pasó algo que Mauro no esperaba, Jennifer soltó el cuchillo sin darle más
atención, y acto seguido, ella le abrazó, tomándolo completamente por sorpresa.
La chica lo apretujó suavemente y escondió la cara en el pecho del humano, aun
impactado, incapaz de dar órdenes a su organismo.
-yo
solo quería que me amaran-musitó ella aun aferrada a él.
Cuando Mauro
recuperó el habla, respondió con extrema rapidez.
Gritó.
Gritó
como si su peor pesadilla se hubiera materializado ante él.
Sin
consideración empujó a Jennifer lejos y en un impulso le dio una contundente
bofetada en la cara. Mauro se alejó asustado, no solo por el acercamiento
sorpresivo, sino por lo que acababa de hacer, había golpeado a la bestia. Él
no podía verle la cara a Jennifer y eso le daba más miedo…. Sentía que iba a
ser devorado.
Pero en
su lugar, oyó un gimoteó, luego otro…. Cuando finalmente la mujer lo miró,
Mauro quedo incapaz de moverse. Los grandes ojos verdes de Jennifer ahora eran
rojos… y derramaban sangre.
Lloraba.
Diablos,
como si no pudiera ser todo ya lo bastante absurdo. Se sintió un poco mal por
ella…
No tuvo
mucho tiempo para reflexionar sobre ello, un par de segundos después, la puerta
detrás de él se abrió. Al voltear fue recibido con un puñetazo en la cara, que
lo envió hacia la pared, el dolor le recorrió la espalda, el cuello y todo se
volvió negro por un instante.
-¿Lo
mataste?-dijo la voz de Ion.
-¿Eso
qué importa?-espetó la voz salvaje de Jessica, sobre los sollozos de su gemela.
Mauro
recobró la vista, ante él estaban todos los residentes de la casa. Jessica
ahora abrazaba a Jennifer, quien se aferraba como si aquel abrazo fuera lo
único que la mantendría viva. No muy lejos Ion con una mirada hostil, muy
contraria a la habitual apariencia calmada que usualmente mostraba, y en la
otra cama, Titus, moviendo la cola furiosamente.
El
llanto de Jane era ahogado por el pecho de su hermana, quien miraba con odio a
Mauro, tales ojos le daban escalofríos al susodicho, era como ver la muerte a
la cara. Ojos rojos y negros, con las pupilas agudas. Dientes afilados y
perfectamente alineados, gruñéndole con saña…. Solo entonces lo supo realmente:
Ion estaba en lo cierto, Jessica era un peligro mucho mayor que Jennifer.
Jessica
pareció querer ir a por él y arrancarle las entrañas, pero los brazos de
Jennifer se lo impidieron. Jessie se detuvo al instante y dirigió la vista a su
gemela, en un respiro su mirada de odio cambio a una de pesar y cariño. Jane
negó fuertemente con la cabeza y se pego más a su hermana.
-no….-fue
todo lo que dijo.
Jessica
gruñó con frustración y luego le dirigió una asesina mirada de soslayo a Mauro.
Él pensó que fue un milagro que su corazón alocado no se detuviera.
-Escúchame
muy bien. Pretenderé ser una persona civilizada durante un par de minutos, si
quieres vivir, los usaras para salir de esta casa-declaró con filo agudo-Ion
llévatelo de aquí antes de que cambie de idea.
Mauro
apenas pudo decir nada, cuando Ion lo tomó del cuello, con una fuerza
inesperada y lo sacó de la habitación. Antes de darse cuenta estaba en el
callejón de la casa Goldman.
-que…
Ion lo
soltó tan bruscamente que Mauro se vio pronto en el suelo polvoriento, eso
acrecentó su dolor de espalda y cuello.
Jessica tenía el brazo pesado.
-¡¡Apresúrate
y vete!!-le gritó Ion, mostrándole a Mauro, por primera vez, sus demoniacos
ojos. Eran similares, pero también diferentes a los de las gemelas, en lugar de
rojos, estos eran más como un naranja cercano al amarillo.
-yo…
yo… eres igual que ellas….-no sabía porque dijo eso.
Ion
resopló con desprecio.
-Sí, lo
soy. ¿Algún problema?-inquirió, Mauro no contestó, solo se quedo quieto en el
suelo-Tienes suerte de estar vivo, Jessica es muy comprensiva cuando se trata
de Jennifer…. ¡Pero aun no entiendo que vio Jennifer en una cucaracha como tú!
Ion
cambio de postura, separando las piernas y los brazos, inclinándose hacia
delante. Mauro reconoció esa postura agresiva, era la misma que Jennifer tenia
al pelear. Él hombre se arrastro hacia atrás para alejarse desesperadamente, la
sombra de Ion enojado era casi tan aterradora como la de su novia.
Ion
hizo su mejor esfuerzo para calmarse y tomar aire.
-Vete,
pero que no se te ocurra hablarle a nadie de esto-amenazó con los puños
apretados y los dientes a la vista-o la próxima vez, Jessica de verdad te
destripara, quiera Jennifer o no.
Mauro
sudoroso aceptó desesperadamente con la cabeza, se levantó y corrió a toda
velocidad lejos, por poco cayéndose en el camino. Pronto estuvo fuera de la
vista.
-Te
mantendré informado-aseguró Jean mirando por el rabillo del ojo a Nolen.
-Eso
espero-dijo el semidemonio abandonando el asiento del copiloto. El vehículo
estaba detenido en la esquina más cercana a la casa de los Goldman, el flujo de
peatones y trafico en el área era bastante suave, por eso Jean no estaba
preocupada de importunar a nadie por parar en la acera.
-Dales
mis saludos a tus hermanas-pidió Trixi desde los asientos traseros con una
sonrisa.
Nolen
asintió sonriendo a la petición, cerró la puerta dispuesto a volver a casa,
pero…
Un
ruido estruendoso llamó la atención de las chicas Wholferd y Nolen, miraron en
dirección al sonido y había un hombre a la vista, salió corriendo del callejón
por donde está la entrada trasera a la casa Goldman, evidentemente corrió tan
rápido que resbaló y rodó por el rasposo suelo con ademan ridículo.
Trixi
hizo un mohín compadeciendo al hombre.
Nolen
enseguida lo reconoció, estuvo lejos de ser un encuentro bien recibido.
Mauro
de inmediato se levantó con el mismo impulso que le hizo caer y siguió su carrera,
más o menos, ya que cuando diviso a Nolen en su camino frenó en seco dejando
una pequeña nube de polvo tras su nervioso cuerpo. Ambos hombres compartieron
un miramiento por largos segundos, antes de que Mauro se recobrara del impacto
y siguiera corriendo de largo, dejando atrás a dos confusas mujeres pelirrojas
y un semidemonio muy preocupado.
-¿Está
todo bien?-quiso saber Jean, la cara que Nolen hizo al ver a ese hombre no era
una buena señal, la cazadora lo percibió enseguida.
-Si-su
voz fue plana-mi asunto, yo lo resolveré.
Tomó
una profunda bocanada de aire, preparándose para los problemas.
-que
les vaya bien, cuídense-agregó Nolen antes de caminar a paso apresurado a su
hogar.