martes, 20 de septiembre de 2016

El edén del infierno: Acto 2-Capítulo 9



9
La guerra retorcida

J
ean se ponía el traje de batalla, era una combinación entre armadura y una especie de malla negra, parecida a un soldado futurista pero que aun se aferraba a ciertas tendencias del pasado, aunque más bien parecía un cazador que asecha por las noches, daba más esa impresión. Se enganchó el bolso que iba en la parte trasera y llevaba inyecciones estimulantes entre otras cosas útiles, luego se colocó la máscara; que si bien no le cubría todo, protegía bien su cara salvo los ojos e impedía inhalar gases tóxicos.
Cerró su cinturón en la cadera, equipado con granadas, inyecciones para emergencias y su arma: Gwyrdd.
-¿Como se supone que use esto?-se preguntó Trixi mientras estaban en el arsenal principal de los Drovlight. La pseudodemonia pelirroja observaba una inyección con líneas rojas.
Jean se ajustó el cabello en una trenza, luego fue hasta donde su hermana menor.
-Es adrenalina, abre la tapa y clávatelo en la piel, te forzara hasta los limites, no importa cuán cansada estés-explicó Jean mientras le quitaba de las manos la inyección a Trixi y con accionar un interruptor de la jeringa, su aguja quedó al descubierto, una aguja bastante gruesa e intimidante.
Algo de miedo cruzó por los ojos de la hermana menor.
-¿No pasa nada si la clavo sobre el traje?
Jean negó con la cabeza al cerrar la inyección y devolverla a Trixi.
-Lo atravesará igual, mientras no sea sobre el blindaje-Explicó consciente de la renuencia que Trixi mostraba ante la aguja-Sé que esta cosa es exagerada, pero cuando tengas que decidir entre morir y clavártela, creo que la decisión será fácil.
Trixi asintió un poco nerviosa.
-¿algún concejo?
-No abuses de la adrenalina, podría matarte de un infarto o hacerte desmayar del cansancio…
Trixi hizo un esfuerzo por no mostrarse horrorizada por la expectativa. Pero viendo a todos en la habitación preparándose para salir, no parecían muy preocupados de morir infartados o desmayarse.
-Toma esto-Nicola apareció y le entregó una gran escopeta a Trixi-Esta es una escopeta Demolisher, es un modelo Drovlight muy apreciado, pero ten cuidado con el retroceso, podría pegarte en la cara.
Nicola lo dijo con diversión aunque Trixi no se lo tomaba muy humorísticamente. Sostuvo la pesada arma casi de mala gana, como si le repeliera.
Jean profirió una especie de risita.
-Y tú prepárate para usar esto, que se te olvidaba-agregó dirigiéndose a Jean-es para proteger de los gases también, pero puede funcionar como visor nocturno.
Nicola mostró una especie de casco, similar al equipo antimotines de las fuerzas del orden, aunque le recordaba mas a un tipo de casco usado por fuerzas antiterroristas. Era cerrado y con una visera ahumada que le cubría todo el rostro al usuario. Fácilmente se la colocó superponiéndola con la máscara que ya Jean tenia puesta, entró como la pieza correcta de un rompecabezas. La Wholferd pestañeó viendo todo a través del cristal con interés, era ahumado por fuera, pero muy nítido por dentro.
-Excelente invento-admitió, Trixi veía fascinada a Jean, si no fuera por el cabello rojo que sobresalía por detrás del casco reconocerla sería difícil-Nicola, ¿cómo se enciende?
Nicola respondió tocando un interruptor en un costado. La visión de Jean se tornó verde, aunque había luz ella podía notar que los cuerpos calientes eran más brillantes que lo demás. La cazadora hizo un ruido de aceptación.

Trixi estudiaba las direcciones de los objetivos en el GPS de su teléfono, había una no muy lejos de Daggry Poxirr, deposito de vehículos de carga perteneciente a Scioli. La joven Wholferd vio a su hermana mayor ajustarse la visera de su casco sobre su rostro dejándolo parcialmente oculto. Trixi admitía que tenían mucho estilo los trajes de combate, el que diseñó el equipo rebosaba de gusto por lo estético.
Volvió la vista a su teléfono, estudiando las posibles rutas, era consciente de que combatir no era su vocación, por lo que debía apoyarse en su punto fuerte, que era servir de apoyo. Esperaba que nada se le hubiera escapado de las manos a los Drovlight en cuanto a la operación, pero para estar seguros Trixi volvió a revisar las rutas.
Nicola ayudaba a algunos Drovlight a comprobar que el vehículo funcionara correctamente, solo llevarían un auto y tenía aspecto bastante normal. Largo, oscuro y con vidrios ahumados, no parecía vehículo para operaciones militares o algo así, eran más bien como una limosina.
-¿Ruslan estás seguro de que esto aguanta a los demonios?-preguntó Nicola en franco-germánico mirando el capó del vehículo. Aparentemente todos habían llegado al acuerdo tácito de no hablar protonórdico durante las misiones con los Wholferd, debido a que Nicola les advirtió sobre Trixi y que esta no podría entenderles una palabra.
Ruslan, un Drovlight de cabello erizado y barba espesa respondió:
-En realidad la idea no es enfrentarnos a demonios en el auto, pero si algún bicho salta sobre nosotros podrá aguantar lo suficiente para que bajemos y peleemos-explicó mientras comprobaba uno de los neumáticos-La idea de hecho es no ser demasiado notables.
Los otros Drovlight que irían estaban descansando en la maletera: Mairel, Katiuska y Yuri.
Jean miraba desde una distancia prudente, acompañando a Trixi. No tenía mucho interés en acercarse a Yuri o Katiuska, no quería repetir la experiencia con Aleskandra… Quizá hablase con Mairel mas tarde.
Pero por ahora tenía otro asunto que tratar.
-Trixi-llamó sutilmente, la susodicha despegó la vista de su celular y miró a su hermana-quería hablar sobre… la otra vez… el día del incidente.
Ella se inquietó al instante, pero asintió sin decir palabra.
-No debí gritarte, Anastasia me llamó débil y… supongo que tenía razón-continuó-la tomé contra ti, lo siento.
Recordando la manera despiadada en que le había gritado, Jean se sentía como una mala persona. Adon aunque no hizo comentario, estuvo tácitamente de acuerdo con ella.
Trixi tomó una postura extraña, como si no supiera de qué modo responder, las disculpas provenientes de Jean, no eran parte de su vida cotidiana, eran sumamente extrañas, tanto que no podría recordar exactamente cuándo fue la última vez que algo así pasó. Por esta razón, la menor Wholferd fue tomada completamente fuera de base.
-Yo, lo di por olvidado, no pensé que sacarías el tema-admitió con renuencia y ademan incomodo.
-Usualmente no lo haría, pero creo que esta vez me pasé un poco-hizo saber Jean tocándose una barba imaginaria en su rostro medio descubierto por la visera. Una señal de inquietud-eso no debió suceder, hare lo que pueda para que no se repita.
-Tranquila, creo que yo también sería un poco irritable en tu lugar, hasta más de hecho-comentó Trixi con comprensión-Si tuviera una hermana más joven que corriera debajo de mi falda cada vez que pasa algo, no creo que reaccionara bien todas las veces.
Jean sonrió y le dio un abrazo de medio lado a su hermana, esta le devolvió el gesto de inmediato.
-Si eso es todo, nos vamos-dijo un Drovlight recién llegado con solida confianza-haremos cagar sangre a los demonios y no podemos hacerlos esperar.
Era un hombre del tamaño de Nicola, pero más esbelto aunque casi igual de definido. Su mirada plateada era aguda como un absoluto depredador y su cabello rubio estaba descuidadamente peinado hacia atrás, en caóticas pero armoniosas ondas. Su rostro estaba libre de vello facial y fumaba un cigarro que claramente era coch.
Todos se levantaron a su llegada.
-Y eres…-iba a decir Jean mientras el chico se aproximaba.
-Soy Taius Drovlight-se presentó con un gesto hacia su pecho y sosteniendo su coch con la otra mano-es bueno conocer a la mujer de Nicola.
Jean y Nicola estaban estupefactos.
-¿Qué?-rezongó Trixi con igual desconcierto.

-Es lindo tener un arma propia y no una de esas estandarizadas-dijo Nicola mientras acariciaba su Rifle Wholferd: Bloodchaos.
-no me cabe duda-dijo Jean mirando de reojo la escopeta Demolisher de Trixi.
Aunque ella tenía un arma propia, parecía sentirse más segura con la escopeta que con su pistola. Jean no necesitaba un arma grande para sentirse segura, así que con Gwyrdd le bastaba.
El viaje era rápido, pero el espacio reducido del vehículo hacia que fuera incomodo, sobre todo para personas que se sentían ajenas al grupo, como eran los Wholferd, rodeados de Drovlight. Ruslan conducía a velocidad demencial y a Taius, líder del grupo, no parecía preocuparle.
Finalmente llegaron a un almacén, ya entrada la noche, todavía estaba funcionando. El área parecía especialmente vacía, era un área industrial, pero esperaban más gente, quizá tuviera que ver con el pánico galopante causado por Anastasia.
Todos comenzaron a bajar del vehículo, el aire frio de la noche los rodeaba y Jean entornó los ojos mirando tan detalladamente cómo podía el edificio sospechoso. Parecía un almacén o una fabrica con muchas ventanas.
Caminaron hasta la entrada de vehículos restringida por un portón electrificado.
-se supone que debemos registrarlo todo-declaró Taius dirigiéndose al portón y mirando la advertencia de peligro eléctrico-Katiuska, adelante.
La mujer Drovlight avanzó y tomó una profunda respiración, a continuación enganchó sus manos a la cerca eléctrica, un acto que podría ser mortal para la mayoría de los humanos. Katiuska fue atravesada por una furiosa descarga, ella profirió un gemido de dolor, la energía la recorrió con tal fuerza que se podía ver la electricidad circulando por la superficie de su cuerpo cubierto por armadura y malla.
La Drovlight exclamó un fiero grito de batalla, la energía se hizo más fuerte y repentinamente todo termino, con mucha violencia: los postes cercanos explotaron en chispas y toda el área quedó a oscuras.
El cabello de longitud media de Katiuska estaba erizado, pero no se había chamuscado. Ella dejó escapar un gemido de alivio y se peinó el cabello que sobresalía por la parte trasera de su casco con orgullo. Los demás Drovlight y Nicola estaban moderadamente impresionados, Jean alzó las cejas y Trixi quedó impactada.
-Como coñ….-iba a decir la menor pelirroja.
-Mi adjunto es un Raiju-explicó ella pateando la reja ahora inofensiva, haciéndola caer-gracias a él mi cuerpo conduce muy bien la electricidad y puedo producir voltaje.
-genial-felicitó Jean sinceramente admirada-¿pero era necesario? Pudimos preguntar.
-ya lo intentamos-Dijo Mairel con mal genio-pero nuestras peticiones les valieron cuerno, eso nos hizo sospechar aun mas sobre estos lugares.
Todos comenzaron a colarse dentro del complejo. Lo primero que encontraron fueron unos guardas aterrorizados, mirándolos con pánico y sorpresa. Sin dudar demasiado sacaron sus armas y apuntaron al grupo de cazadores.
En el instante que sacaron las pistolas, todos se pusieron en guardia y Taius dio una orden gestual de atacar. Mairel y Yuri salieron disparados al frente.
Los guardias abrieron fuego.
Ambos Drovlight desplegaron sus escudos. Un dispositivo en sus brazos derechos, que les permitía proyectar su energía demoniaca en un practico escudo redondo, lo bastante efectivo como para repeler balas y muchas otras amenazas.
Las balas de los defensores fueron bloqueadas con facilidad, no tuvieron mucho tiempo para responder, los Drovlight eran demasiado veloces, una vez alcanzaron a los guardias, no había escape. Yuri usó su escudo para dar un golpe decisivo a su oponente, lo desarmó y de una patada lo arrojó al suelo a varios metros de distancia, acto seguido, él aterrizó violentamente sobre el abdomen de este rompiéndole varios órganos; para luego, darle el toque final, pisoteando el cráneo de su rival con suficiente fuerza para romperlo. El sonido crujiente resonó en los alrededores y la sangre vomitada por el guarda manchó el suelo de carmín.
Mairel usó su escudo para romper la mandíbula de su enemigo, replegó su defensa y en un sagaz movimiento, se posicionó detrás del guardia, empleando su brazo restante le apresó del cuello y lo quebró fácilmente, liquidando al objetivo instantáneamente. La pseudodemonia lo arrojó al suelo como si de un trapo se tratase.
Jean tenía la seguridad de que eran asesinos perfectos. Efectivos y desalmados ante el adversario. Incluso Mairel, que era en su vida cotidiana, alguien bastante amigable, ante un enemigo era implacable.
-Son cucarachas-opinó un desdeñoso Taius reanudando la marcha airosamente, todos lo siguieron. La mayoría no muy afectada por las muertes, salvo Trixi que no estaba acostumbrada a combatir y menos a matar humanos.
Nicola le dio unas palmaditas en la espalda a Trixi, para hacerle saber que todo iría bien. El lenguaje corporal de ella anunciaba a todos que se sentía cohibida por la situación, Jean y Nicola hacia lo posible para no reparar demasiado en este hecho, tenían que cuidar sus propias vidas, esperaban que en algún momento el instinto de cazador que se suponía, Trixi debía tener, entrara en acción.
 Sin mucho esfuerzo, Ruslan abrió la puerta corrediza del oscuro almacén, gracias al trabajo de Katiuska todo en el interior era incómodamente oscuro.
-Los visores nocturnos-ordenó Taius sin dejar de mirar a todas direcciones.
El equipo obedeció enseguida cerrando sus viseras para encender la visión nocturna o si ya tenían el casco cerrado, simplemente activaran el interruptor. Jean encendió su visión y de inmediato todo estuvo más claro, podía ver todas las cajas y vehículos de carga.
-manténganse cerca unos de otros, revisen todo lo posible-agregó Taius-pero siempre tengan al menos un compañero.
El grupo se dividió, el almacén era bastante amplio. Comenzaron a revisar cajas, tras cajas, no había nada fuera de lo normal. Jean abrió de un jalón otra caja, ya no sabía cuántas habían sido… contenía productos cualquieras, nada supernatural. Nicola hacia lo mismo y Trixi se había quedado con Mairel en algún lugar del oscuro almacén.
-Nicola-dijo Jean.
-¿sí?
-¿Mairel es heterosexual?
-… Hasta donde sé ¿por qué?
-nada en especial…
Me pregunto si te haría feliz que Trixi dejara a Úrsula por una chica Drovlight… -dijo Adon en la mente de Jean- es una especie de sentimiento encontrado.
No me hagas pensar más en Úrsula de lo normal, el tipo de relación que tenemos es un misterio hasta para mí-admitió ella-no somos amigas pero tampoco nos detestamos.
-no sé si le vayan las mujeres, pero por lo menos te puedo asegurar que le gustan los hombres-aseguró Nicola mientras revisaba otra caja-ella y Digger son algo así como… nosotros, ya sabes.
-nosotros…-repitió Jean para sí misma haciéndose una idea.
-¡¡Familiar!!-alguien gritó en alguna parte del almacén.
Nicola y Jean inmediatamente abandonaron sus cajas y se pusieron en guardia, espalda contra espalda. Una oleada de energía demoniaca azotó el lugar, ellos la detectaron y se dieron cuenta enseguida: no estaban solos.
Las sombras se arremolinaron alrededor de ambos, Jean no tenía que verlos para saber que estaban ahí. Eran figuras difusas por lo rápido que se movían, incluso con su visión nocturna. Jean presintió el peligro, escuchó un movimiento por encima de ambos y reaccionó enseguida, empujando a Nicola lejos, para poder recibir al demonio que aterrizó sobre ella, desde la montaña de cajas, con el objetivo de  arrancarle la cabeza.
La pseudodemonia lo retuvo con ambos brazos en plena llegada, atrapó sus mandíbulas y con gran fuerza lo estrelló contra el suelo. Era uno de esos malditos monstruos cuadrúpedos de un ojo, mucho más grandes y fastidiosos que los familiares a los que la Wholferd estaba acostumbrada: pequeños y necios, en lugar de grandes y peligrosos. Al menos para ella.
Jean desplegó su arma espiritual: Adon, con forma de garra bagh nakh y le atravesó la cabeza, la bestia gimoteó con un desagradable sonido y se desvaneció. En ese momento ella reparó en Nicola, al mismo tiempo el golpeaba otro familiar que había salido de las tinieblas y trató de atraparle un brazo, pero el cazador le partió la cara con la culata de Bloodchaos. A continuación Nicola cargó contra el demonio y lo apuñaló con la bayoneta de su arma, la cosa chilló derramando sangre a borbotones.
Jean detectó otra sombra apareciendo para arrojarse sobre la espalda de Nicola, ella le respondió en breve, desenfundado a Gwyrdd y abriendo fuego. El primer disparó dio en el blanco, dejando cojo al monstruo, pero luego este retrocedió esquivando todo lo posible los disparo de la cazadora, era muy ágil.
Nicola se dio vuelta justo cuando el familiar estaba por atacarlo, por reflejó pisoteó al demonio enganchado con su bayoneta y este se desintegró. Jean segundos después consiguió dar al demonio escurridizo y matarlo.
-¡Sabia que era demasiado fácil!-se quejó el pelirrojo. Incluso a oscuras y cubierto por una máscara, Jean no necesitaba verlo para saber que hacia una mueca rabiosa.
Uno de los demonios rugió, Jean miró hacia arriba siguiendo el sonido y vio a la silueta cernirse sobre ellos, encima de las cajas.
-¡Cuidado, hay más!-avisó la pseudodemonia aun en guardia, preparándose para el ataque.
La cosa saltó sobre Jean con las mandíbulas de par en par, ella lo recibió con un puñetazo en la cara, frenando su avance en el aire, el sonido del golpe resonó y la chica sintió que su brazo entero se sacudió ante el impacto. El familiar de Anastasia cayó aturdido en el suelo, de medio lado, no tuvo tiempo de recuperarse. Nicola abrió fuego con su rifle anti demonios y fusiló al monstruo, destrozándolo por completo hasta desaparecer, fue a quemarropa.
Otro demonio surgió de las tinieblas dispuesto a morder a Nicola, el cazador lo apartó de un golpe con su arma y lo complementó con una contundente patada. La bestia fue repelida en dirección a Jean, no muy lejos. El cuerpo aturdido del demonio casi cae sobre ella, pero la joven Wholferd respondió rápidamente llena de adrenalina, desmaterializó a “Adon” de su brazo izquierdo, cambió de mano su revólver y haciendo uso de su codo, arremetió contra el familiar, haciéndole chillar cual animal herido.
 El bicho cayó violentamente entre Nicola y Jean. La mujer terminó el encuentro disparando a Gwyrdd con su mano izquierda, asestándole en la cabeza al demonio, reventó en pedazos y sangre, como una represa quebrada.
Él se desintegró.
-Estas cosas no se acaban-señaló Nicola tomando un respiro.
Jean asintió mientras hacia un par de movimientos con los hombros para relajar sus músculos. El descanso duró muy poco, ambos fueron conscientes de la escandalosa refriega que se estaba desarrollando en el almacén, podían oír a los Drovlight gritando y a los demonios bramar, el ruido era como si todo se derrumbara.
Un rugido especialmente fuerte llamó la atención de ambos Wholferd, quienes se volvieron a la dirección del sonido.
-tras ellos-instó Jean.
Así lo hicieron, corrieron en medio de las pilas de productos hacia un área de movilización relativamente libre de cajas, donde estaban los pequeños vehículos que transportaban la mercancía de un lado a otro.
Todo se movía muy deprisa cuando ambos llegaron al encuentro. Drovlight y familiares de la secta, enlazados en violento combate. Aun quedaban muchos demonios, a lo que Jean respondió tomando una de las inyecciones de su cinturón. Desplegó la aguja y la clavó en su brazo izquierdo, el dolor fue sordo, ella le dio la menor importancia posible. Eran demasiados y necesitaba fuerza adicional para poder barrerlos lo antes posible.
La adrenalina corrió por su cuerpo haciéndole olvidar momentáneamente cualquier perjuicio que sufriera su cuerpo, a la vez que le impulsaría a los límites del mismo.
Nicola hizo lo propio, se inyectó la adrenalina y arrojó el cartucho vacio al suelo. Ambos pelirrojos frenaron un momento para habituarse a la sensación y luego:
-¡¡come esta!!-Nicola gritó guardando su rifle Bloodchaos, con voz casi fanática.
Corrió a asombrosa velocidad. Yuri estaba asfixiando a uno de los demonios en una llave con ambos brazos, estaba funcionando, pero uno de los demonios apareció detrás de él, sin embargo no lo alcanzó. Nicola tomó a la bestia por ambas patas traseras y lo alzó en el aire como si no pesase nada, el familiar fue estrellado contra el duro suelo febrilmente por el cazador, con una violencia casi desconocida para él.
Se podía oír como los huesos del demonio se quebraban, así como sus gritos de dolor. Yuri probablemente estaría muy impactado porque casi había olvidado al demonio con el que peleaba y solo miraba a Nicola martirizando a su oponente.
Jean paralelamente siguió adelante, pasando de largo a Yuri y Nicola. Ella solo fue consciente de que el Drovlight arrojó a su víctima demoniaca al suelo, medio viva, y el cazador Wholferd lo aplastó empleado al familiar que sostenía en ambas manos como si de un martillo se tratase. La superficie crujió.
Jean estaba segura que esos demonios ya estaban muertos aunque ella los perdió de vista momentos antes. Todo lo que sabía ahora era que la adrenalina corría por su cuerpo y tenía que liberar la tensión que se armaba en sus músculos, era como un arco tenso que necesitaba ser disparado. Quería golpear algo tanto, tanto que dolía y la sangre circulaba por su ser con desesperación para abastecerle de la fuerza que necesitaba para cumplir su deseo.


Trixi y Mairel estaban espalda contra espalda, encargándose de un pequeño grupo de demonios. Una de las creaturas saltó sobre la rubia y ella desplegó su escudo de energía demoniaca para repelerlo, la cosa se estrelló contra el escudo y fue empujado hacia atrás perdiendo el equilibrio, Mairel aprovechó la oportunidad y le voló la cabeza con un disparo de su pesada pistola; desenfundada por primera vez desde que entraron. A Trixi no le iba tan bien, sus movimientos eran más lentos y torpes… el familiar cuadrúpedo se arrojó sobre su cuello, la chica pelirroja resistió usando la escopeta como protección, logrando que los dientes del demonio se clavaran en el arma y no en ella.
-¡Maldita sea!-exclamó cuando un tentáculo del ser se le enroscó e una pierna.
Trixi no fue lo bastante rápida para quitárselo de encima, dando tiempo de que la bestia la derribara.  Otro familiar, uno especialmente grande, vio su vulnerable situación y estaba listo para atacar, pero entonces Jean llegó y con una abrumadora fuerza envistió al monstruo, con esto la amenazante creatura cayó momentáneamente aturdida. Trixi solo tuvo un segundo para ver a su hermana pasar de largo contra el enemigo, ignorando su situación necesitada.
Jean simplemente continúo su avance y aporreó con toda su fuerza al demonio en la cara.
La joven Wholferd gritó una palabrota ante su hermana que la ignoraba. Trixi adquirió una repentina fortaleza, juntó sus piernas y golpeó el vientre de su opresor. El bicho fue alzado desde la parte baja de su cuerpo hasta que rodó y cayó patas arriba llevándose a la cazadora consigo. Ella aprovecho para liberarse de los dientes del demonio y a continuación, sellarle la boca con el cañón de su Demolisher; desde su ahora superior posición.
Los dientes del demonio se desprendieron por el brutal impacto. Trixi disparó y sintió como sus brazos fueron sometidos a una enorme presión de retroceso, no era broma lo dicho por Nicola, si no tenia cuidado podía terminar con la nariz rota…
La cabeza del demonio explotó entonces. Su sangre manchó el blindaje de la chica y todo a su alrededor.
Trixi se volvió a su hermana para contemplar cómo esta sostuvo el cuello de su contrincante, el cual estaba boca abajo en el suelo y sometido por la Wholferd, a pesar que ese familiar era casi del doble de la talla normal. Jean lo inmovilizó sirviéndose una pierna en cada miembro delantero del demonio, dejándolos en posiciones dolorosas en extremo,  y usando una mano estrangulaba a la bestia. El cuello de la cosa estaba extremadamente aplastado por la mano de Jean, casi parecía que por sí misma podía arrancarle la garganta. 
Y de hecho así fue.
Jean tiró de su mano en un fugaz movimiento, que arrancó la tráquea del demonio y la alzó en el aire, con todo su esplendor. La mujer cazademonios trituró el pedazo de carne en su puño cerrado haciendo un sonido inquietante mientras se derramaba la sangre y la bestia se desintegraba.
Trixi, anonadada, estaba segura que era efecto de la adrenalina, podía ver la musculatura de Jean inusualmente rígida en las regiones con blindaje flexible. En ese momento la mayor Wholferd era mucho más fuerte de lo normal.
-¡Suéltame!-exigió Mairel.
En algún momento otro demonio le mordió un brazo. Para repelerlo, invocó su arma espiritual, una daga curva, la clavó en el rostro de la bestia, que gimoteó con agonía. Mairel no atacó al azar, supo en que ángulo introducir el arma curva para no lastimarse. El familiar se soltó y desintegró.
-¿¡Donde está Ruslan!?-pidió Taius alzando sobre su cabeza a un familiar y usándolo para golpear a otro en movimiento, como si de billar se tratase. Ambos demonios se estrellaron contra un vehículo de carga.
Su traje blindado realzaba mucho lo musculoso que era el Drovlight y parecía ser asombrosamente fuerte, más que lo normal para un pseudodemonio.
-¡no lo sé, creo que fue al sótano del almacén!-ofreció Katiuska friendo vivo a un demonio en el suelo, la cosa estaba clavada en el piso por una lanza corta, el arma espiritual de la Drovlight. El familiar fue desintegrado completamente en un destello azul.
Taius empuñó su arma personal y con dos disparos contundentes liquidó a los dos demonios que acababa de derribar segundos atrás.
-¡Ese idiota! ¡Le dije que no podíamos actuar solos!-se quejó el líder con voz de trueno.
Trixi se quedó mirando desde el suelo al furioso Taius, quien dio un pisotón enojado que casi agrieta el suelo. Pero la atención de la cazadora pelirroja cambió cuando una mano le tocó un hombro, se volvió y vio a su hermana quien le ofreció una mano para levantarse.
Asintió y aceptó la ayuda de Jean, los músculos le dolían mucho y levantarse era un poco difícil. Cuando estuvo de pie, su hermana le dio una palmada de felicitación en la espalda. Sin embargo, aunque Jean parecía en buena condición, Trixi sintió que la tensión aun permanecía en su cuerpo, las manos de la mayor pelirroja eran inusualmente duras y poseían un temblor apenas perceptible.
Mairel, dolorida, se sostuvo el brazo magullado donde el demonio la había mordido, hizo un gesto de aprobación a las Wholferd con una mano y caminó hasta estar cerca de su líder, quien no dejaba de despotricar y mirar a todas direcciones buscando a su compañero faltante. Lo buscaba casi como una mama gallina intentando encontrar a uno de sus polluelos perdidos.
Nicola y Yuri derrotaron a sus respectivos rivales y se reunieron con el resto.
Los demonios parecían haberse acabado por el momento.
-entonces deberíamos ir también-sugirió Nicola ejercitando y destensando sus fuertes brazos de un lado al otro, como si esperase que ambos miembros se trabasen de lo contrario. Respiraba superficialmente, como si mantenerse quieto le fuera imposible.
Taius dio un resoplido y movió la cabeza con fastidio.
-registremos el sótano-llamó.


Jean aun sentía el cuello de ese demonio en la mano y oía el sonido de su tráquea al romperse. No pudo recordar cuál fue la última vez que usó adrenalina en su cuerpo, pero ahora recordaba porque evitaba usarla… le dotaba de una fuerza y energía súper humanas, pero la hacía sentir terriblemente tensa y al final, mas cansada de lo normal. Casi oía la sangre circulándole por los oídos, le palpitaban las sienes y los músculos le temblaban involuntariamente. Tragó hondo, haciendo un tamaño esfuerzo para controlar su respiración frenética.
El equipo se dirigió al interior buscando la entrada del sótano. Jean se fijó en Trixi por el rabillo del ojo, aunque sus movimientos en batalla necesitaban más práctica, era capaz de protegerse a sí misma, cosa de la que ella, como hermana mayor y maestra; estaba orgullosa y agradecida. Pero todavía tenía que estar atenta para ayudarla si la situación le superaba.
-¡Por el infierno!-gritó en protonórdico la voz de Ruslan no muy lejos.
Todos se detuvieron en el pasillo, ante una puerta doble. Entonces sintieron el peligro, una energía que les puso los pelos de punta.
-tenemos más-alegó Mairel.
-¿Ruslan qué hiciste…?-inquirió para sí mismo Taius en protonórdico. Como cabeza del grupo estaba al frente, con el arma lista y preparado para lo que viniera.
La puerta fue prácticamente derribada, Ruslan apareció por el umbral con la fuerza de un rinoceronte.  Su frenética carrera tuvo una razonable explicación: detrás del Drovlight, a una distancia apenas segura, apareció una estampida de familiares, pequeños como los que Jean conocía y algunos de los grandes con cuatro patas, que avanzaban con cierta torpeza, quitando del camino a sus insignificantes compañeros.
-lo sabía-gimió Katiuska.
-¡atrás!-ordenó el líder en franco-germano.
El pasillo era estrechó, todo el equipo imitó a Taius, quien se dio la vuelta y buscó volver al área amplía del almacén, donde habría más espacio para maniobras. Jean advirtió que Taius se había quedado un poco rezagado a propósito durante la retirada, la Wholferd infería que para ayudar a Ruslan si este era alcanzado. Al mismo tiempo Yuri y Mairel estaban apenas más adelantados que su líder como para garantizar su seguridad.  
Una vez fuera del pasillo todos se dieron vuelta y plantaron cara a los enemigos. Ruslan se alineó con los demás e hizo aparecer su arma espiritual: un hacha escandinava de dos manos, con bonitos relieves dorados.
Fue un caos, Jean apenas podía recordar quién mató a quien. Ruslan derrotó quizá a un par de familiares grandes con su enorme arma. Katiuska fue atacada por un enjambre de los familiares diminutos y todos murieron freídos por el cuerpo electrificado de la Drovlight. Mairel, con escudo y pistola hacia caer a los molestos bichos con dientes como moscas. Yuri hasta el momento no parecía gustar de las armas de fuego, lo suyo era atacar con su arma espiritual, una espada mandoble o ir directo a los puños, Jean notó extraño que sus enemigos dejasen de luchar tan fácilmente luego de que Yuri los atrapase entre sus manos o les clavase la espada.
Y muy aparte, Jean intentó no encontrar gracioso que Taius tuviera dificultad para repeler a enemigos pequeños y prácticamente terminara pisoteándolos furiosamente con sus botas mientras maldecía en protonórdico.
La cazadora Wholferd por su parte alternaba entre disparar con Gwyrdd y reventar a golpes a los familiares. Nicola hacia básicamente igual pero prescindiendo de su arma de fuego. Trixi aplastaba familiares con su Demolisher, utilizándolo como un martillo. A los ojos de Jean, Trixi parecía haber entrado en sintonía con el asunto de matar demonios, ya no vacilaba tanto, simplemente atacaba.
Jean atrapó a uno de los familiares con una mano, quizá el decimo, lo sostuvo del cuello y sin dificultad lo aplastó, habiendo terminado con el último a la vista. Era una escena repugnante, los ojos del demonio se escaparon de sus cuencas y la sangre salpicó desde su boca abierta de par en par, como tratando de respirar.
Creo que ya necesitas tomarte un respiro-le sugirió Adon en tanto el pequeño demonio se desintegraba-Aunque no estés demasiado cansada por la adrenalina, prolongar tal estado de tensión puede ser muy dañino.
Diles a los demonios que dejen de aparecer entonces-respondió Jean con las cejas fruncidas. Adon estaba en lo cierto, el estado de tensión le hacía doler la cabeza y que su cuerpo templara incontrolablemente. Las propias cejas de Jean luchaban para mantenerse en una posición fija.
Un aullido inquietante puso a todos a la expectativa, venía desde donde salieron los demonios.
-no puede ser, ¿de dónde carajo salen?-se quejó Mairel y le dedicó una mirada a Katiuska, quien no estaba mucho mejor que Jean. La Drovlight respiraba superficialmente y tenía el blindaje marcado con mordidas.
-¿deberíamos usar la adrenalina?-preguntó Ruslan dejando su hacha a un lado y desenfundando una pistola como la de Mairel.
-No, esta es solo la primera parada, tenemos más trabajo-dijo Taius-de hecho en el peor caso podríamos pelear contra la policía, no deben tardar en llegar. Guárdenla para emergencias, ya Jean y Nicola se sacrificaron para abrirnos paso con casi ningún herido.
Jean estuvo por arrepentirse de haber usado la adrenalina…. Le había dado la fuerza extra para asesinar a casi todos los demonios en la batalla, ella y su primo tenían un mayor saldo de víctimas que los Drovlight, dado el frenesí que les había causado la inyección, pero puede que hubiera podido hacerse cargo sin necesidad de esta. La adrenalina podía funcionar para adquirir más potencia en un corto periodo de tiempo y aplastar al enemigo, o bien, ser usada para emergencias, cuando ya el cazador estuviera al límite y necesitara un impulso para terminar el encuentro o escapar….
Un ruido estremeció al grupo. Desde el umbral al pasillo de donde vinieron los familiares, una cosa enorme y amorfa comenzó a surgir…
-Un… ¿qué es eso?-inquirió Trixi entre asustada y desconcertada.
La cosa media cuatro metros probablemente si se erguía. Se movía arrastrándose, como una babosa, de su extraño cuerpo salían tres tentáculos y una especie de cabeza, semejante al familiar cuadrúpedo típico de Anastasia. Muchos ojos, diseminados por todo el cuerpo del demonio miraban interesadamente a los pseudodemonios.
La creatura se alzó sobre el suelo y rugió a los cazadores, quienes no podían creer o identificar lo que veían. Los Wholferd y Drovlight retrocedieron, por la apariencia grotesca y el olor a azufre que la bestia amorfa destilaba.
-no me digan que eso es…-iba a decir Katiuska atónita.
-Si-dijo Jean aun sin poder creérselo-es un parasito, un parasito súper desarrollado.
El parasito gigante rugió, en un lado de su cuerpo tenía dos tentáculos, en el otro un tentáculo más grande y en lo que parecía ser un hombro, sobresalía una gran cabeza alargada con dientes.
El ser amorfo se movió con sorprendente rapidez para su aspecto, todos inmediatamente se dispersaron, evitando los violentos movimientos de sus tentáculos. Jean, Nicola y Taius abrieron fuego contra el demonio, pero los disparos le hicieron poco efecto, la piel del monstruo cedía y expulsaba sangre pero eso no le detenía.
-¡Aunque sea enorme sigue siendo una plastilina!-gritó Taius.
Todos los cazadores disparaban a la vez que esquivaban los molestos movimientos del parasito. Hasta que Yuri, harto, guardo su arma de fuego y materializó su arma espiritual, la espada mandoble color atardecer. Valientemente corrió hacia el demonio y se clavó en un costado del mismo, esta vez sí pareció dolerle, el parasito se sacudió, pero Yuri no se soltaba.
-¡continua así!-lo instó Nicola esquivando un mordisco de la extraña cabeza del monstruo.
En medio del combate Mairel fue alcanzada por uno de los tentáculos y arrojada muy lejos contra la pared, la mujer rubia bramó al impactar. Jean hizo una mueca sin apenas darle una mirada, aun así fue consciente que Trixi iba en la ayuda de la Drovlight.
Yuri de pronto gritó algo apenas entendible.
Me come” dicho en un mal protonórdico, eso fue lo único que Jean entendió. Y tal como dijo, la masa de carne del parasito lo estaba rodeando, como si quisiera…
-¡Muévete! ¡Te quiere absorber!-exclamó Ruslan agitando su hacha para alejar los tentáculos, uno de estos fue cortado entonces, pero para horror de todos, mas de esos apéndices salieron del cuerpo amorfo del parasito-¡Maldita sea!
Yuri exclamó con desesperación luchando contra el agarre.
Jean desvió momentáneamente su atención para esquivar uno de los nuevos tentáculos, cuando la cabeza del demonio fue a por ella. La Wholferd en un segundo guardó su arma y detuvo las mandíbulas punzantes con ambas manos, esa cosa era muy fuerte, Jean sentía como su posición cedía lentamente por el empuje del parasito.
La respiración de la cazadora se aceleró más y el sudor continuó cayéndole por el rostro.
-¡Aguanta ahí!-exclamó Nicola, quien estaba inmovilizado por uno de los tentáculos, el pelirrojo fue atrapado y envuelto por el apéndice. Con todas sus fuerzas Nicola usaba a Bloodchaos para no ser aplastado.
-¡Ocúpate de ti!-devolvió Jean contrayendo sus rasgos. No sabía si era peor el filo de los dientes del demonio o su nauseabundo aliento, la mujer Wholferd había olido cosas mejores en una alcantarilla.
De un empujón se liberó y aporreó la cabeza con toda su fuerza, volándole dos dientes con uno de sus puños. La cabeza iba a por ella de nuevo pero algo enorme la bateó lejos, tan fuerte que varios dientes mas saltaron por los aires. Jean sintió el viento en su cara remanente del impactó, por instinto se volvió y vio un enorme Oni azulado, vestido con una piel de tigre en la entrepierna y armado con un garrote descomunal.
A los pies de este demonio estaba Taius.
-¡A por él, Issa!-ordenó señalando al parasito. Jean se quitó de su camino rápidamente esperando lo peor.
Issa el oni rugió y arremetió con su garrote contra uno de los costados del parasito, este se sacudió como gelatina y soltó un alarido de dolor, pero no pareció afectarse demasiado. ¡El cuerpo de la cosa era tan flexible que los ataques contundentes apenas le hacían daño!
El seguidor de Anastasia mandó a volar a todos, soltando a Nicola, Ruslan y compañía, menos a Yuri quien aun estaba atascado. Todos los tentáculos se dirigieron a Issa y aunque el oni con violentos movimientos repelió varios, fue envuelto por tres de ellos en tres de sus cuatro miembros.
Taius jadeó y se retrajo sobre sí mismo. Materializar un oni de semejante talla debe ser un gran gasto de energía. No muchos segundos de forcejeo después, Issa se desintegró y Taius cayó de rodillas.
Nuevamente todas las extremidades fueron al ataque. Jean, cansada de la maldita cabeza que venía por ella de nuevo, empuñó a Gwyrdd con una mano e invoco las zarpas de Adon en la otra. Con un poderoso gritó la pelirroja frenó el ataque de nuevo siendo forzada a retroceder en el suelo dejando una marca en el piso. Ella rechinó los dientes, con una mano detenía la mandíbula superior y con un pie sostenía la otra quijada, a continuación metió a Gwyrdd dentro de la cabeza y disparó con toda su energía. La luz cegó su vista, pero eso no importaba.
Cuando el destello pasó la cabeza era de piedra y la maldición se extendía rápidamente por todo el cuello hacia el cuerpo del parasito. Jean se alejó rápidamente y de una patada quebró la cabeza.
Aunque por un momento parecía haber ganado, el demonio no moriría así de fácil, uno de sus tentáculos con filo cortó la unión entre la cabeza y el cuerpo, evitando que la maldición penetrara en el resto del organismo.
-Y yo que pensaba que los parásitos eran estúpidos-comentó Jean indignada. La Wholferd se mantenía en una posición lista para escapar, con las piernas abiertas y el cuerpo semi inclinado, los tentáculos aun eran un incordio.
-¡Ahhhrrr!-vociferó Ruslan cortando varios tentáculos, los cuales se hacían extrañamente más lentos-Aguanta Yuri, ¡veremos quién drena a quien primero!
 para ti es fácil decirlo!-gritó Yuri atropelladamente con un protonórdico casi incomprensible, su cara plantada contra el parasito le hacía muy difícil hablar y más aun a gritos.
Nicola llegó a un lado de Jean y le tocó el hombro con preocupación, ella lo miró y por descontado diviso a Katiuska ayudando a levantar a Taius. La mujer Drovlight tampoco estaba muy bien, seguramente abusó de su habilidad de Raiju y eso le agotó antes de lo esperado. La Wholferd entonces buscó con la mirada a Mairel y Trixi, apenas recordando que estas existían. Encontró a Mairel, quien aun estaba contra la pared y si su vista no le fallaba, la Drovlight tenía un brazo roto o dislocado.
Jean ignoró a sus músculos tensos y que chillaban ante cada paso, debía aguantar, Nicola tampoco estaba bien, Mairel tenía un brazo inútil, Taius y Katiuska estaban agotados, Yuri luchaba por no ser absorbido…. No podía fallar ahora. Se puso de pie con una mueca.
-¿Estás bien?-quiso saber Nicola tomando a su prima por ambos hombros.
Jean tomó aire con fuerza.
-Lo suficiente.
Entonces el monstruo rugió llamando la atención.
-¡¿Trixi que estás haciendo?!-Gritó Ruslan escandalizado.
Jean por reflejo corrió hasta donde estaba Mairel y desde ahí, pudo ver una chica anclada a la espalda del parasito con sus Rajput kitar…
-¿Pero por qué?-quiso saber Nicola, quien fue justo detrás de Jean cuando esta corrió.
Mairel gimió de dolor, ambos Wholferd la miraron, ignorando momentáneamente los gritos del demonio y de los Drovlight.
-¡el cerebro del parasito está detrás!-dijo la rubia herida sujetándose el brazo-me di cuenta de que el demonio hizo hasta lo imposible por impedir que nos acercásemos por la espalda… Así que Trixi se ocultó para poder hacerlo.
-¡Maldita cosa te freiré vivo!-gritó Katiuska para sorpresa de todos. Incluso Mairel que parecía casi cegada por el dolor.
La mujer Drovlight se enganchó a uno de los tentáculos del demonio y azuladas descargas le recorrían el cuerpo… Ruslan estaba inmóvil al pie del demonio, sin estar seguro de por qué, tenía más de una cosa para asombrarse.
-¡No, Katiuska!-gritaron al unisonó Mairel y Jean con horror.
Taius se levantó, ligeramente recuperado.
-¡Mataras a Yuri y Trixi!-advirtió el líder con voz jadeante.
Katiuska, entrando en razón de nuevo, perdió el agarre del tentáculo y salió volando hacia arriba, la joven parecía resignada a caer…. Pero no fue así. Un destello rojizo sorprendió a todos y una gran mano escarlata atajó a la Drovlight.
 Jean estaba segura que Ruslan y Taius tenían la boca abierta de par en par. Mairel y Yuri no, porque una estaba medio consciente, y él otro, ese pobre hombre ni siquiera podía alzar la cabeza.
 Los Drovlight se maravillaban ante la vista de aquel impresionante demonio adjunto:
Nanib.
El Rakshasa no perdió tiempo y clavó las espadas gemelas de sus manos superiores en el parasito dejándole casi inutilizados sus tentáculos, el monstruo se sacudió pero no pudo despegarse al adjunto. Katiuska desde una de las manos inferiores de Nanib veía todo, sin habla. Entonces, con la última mano disponible, Nanib sostuvo el cuerpo de su ama y la arrojó por encima de sí mismo.
Trixi se elevó por sobre el parasito y el Rakshasa. Nanib, con su trabajo terminado, desapareció en un instante, tan rápido como llegó y su salida fue precedida por la reaparición de los rajput kitar de Trixi en ambas manos. Empleando sus armas espirituales, la menor Wholferd se clavó con la gracia de una atleta olímpica, en lo que vendría siendo la nuca del parasito.
El bicho gritó y se dobló hacia atrás. Luego se desplomó.

Un grotesco sonido heló la sangre de Jean, aunque exteriormente no se notase.
-¡¡Por Skoll y Galleis!!-vociferó Mairel con voz lamentada. Katiuska recién había golpeado con fuerza el hombro de su compañera para poner los huesos nuevamente en su lugar. Yuri tomaba una de las manos de Mairel como para calmarla.
Desde la distancia era una escena entrañable.
El resto del equipo hacia un círculo alrededor de la herida.
Mairel respiraba ahogadamente, sin su casco se podía apreciar su expresión de agonía y el esfuerzo que le procuraba respirar regularmente. La morfina aun no hacia efecto, pero lentamente aliviaría su sufrimiento.
-Katiuska, Yuri, se las encargo-anunció Taius volviéndose de la escena para afrontar al resto del equipo.
Trixi estaba más preocupada por la salud de Mairel que por el líder, tanto que Jean tuvo que darle un ligero codazo, para devolver su atención al lugar indicado.
-¿Entonces vamos?-inquirió Ruslan con ambas manos en la cadera.
Taius asintió con firmeza.
Dejando atrás a Mairel, Katiuska y Yuri, el resto siguió el camino que anteriormente los demonios habían bloqueado. Nadie esperaba que hubiera tantos familiares molestos en lo que aparentemente era un vulgar almacén, pero afortunadamente nadie se había confiado lo suficiente para no ir bien equipados. Trixi tras derrotar al enorme parasito, cayó de espaldas al suelo, siendo salvada únicamente por Nicola, que se adelantó a los hechos y la atajó en el aire.
La Wholferd estaba agitada y apenas se podía creer lo que había conseguido.
Salvo por una rápida felicitación de Nicola, con una afectuosa palmada en un brazo y la apresurada preocupación de Jean por las heridas de su hermana, no hubo mucho júbilo en la victoria de Trixi…. Ese hecho estaba eclipsado por el brazo dislocado de Mairel. Aunque los Drovlight celebraron a Trixi con un rápido gesto con la cabeza, estaban mucho más pendientes de su congénere herida. Trixi tampoco se desanimó por la falta de atención, ella también estaba más preocupada de la Drovlight, que yacía en el suelo segada por el dolor.
En la parte más profunda del almacén encontraron muchos cuartos llenos de cosas inútiles, hasta que Nicola y Jean llegaron a una puerta cuyo aviso decía: acceso restringido.
Jean le dedico una mirada suspicaz al texto y Nicola inclino a un lado la cabeza. El Wholferd con un gesto hizo retroceder a su prima, él mismo se echó atrás y de una patada, hizo trizas la puerta junto con la cerradura. El sonido revotó por todo el lugar.
-¡¿pero qué fue eso?!-se quejó Taius, apareciendo por un lado, camino hacia los pelirrojos.
-Vaya…-comentó Jean acercándose al umbral, junto a un sorprendido Nicola.
-Promotor inmobiliario…. Si claro-expresó Nicola sarcásticamente.
-¿Alguien lo reconoce?-dijo Jean ingresando con Nicola, seguidos de Taius, quien quedó frio ante la vista.
Armas, era un almacén de armas, y dichas armas no parecían ser las típicas. Sus diseños variaban mucho de los convencionales, no era lo que los soldados del ejército o la policía normalmente usaba.
-creo que las vi en algún lado-hizo saber el líder, paseándose con la mirada por los diversos diseños de los rifles, pistolas y demás armas en los soportes-pero donde…
Jean sujeto una de las pistolas que había en una mesa, era pesada, más que un arma normal. La cazadora extrajo el cargador y comprobó que la munición tampoco era convencional, era mucho más grande, casi como las balas de una escopeta, por lo que la pistola tenía solo cuatro disparos, en lugar de siete o más.
Ruslan y Trixi ingresaron entonces.
-No sé qué era lo que estaba esperando, pero me tomaron por sorpresa-admitió Trixi examinando las escopetas de un soporte de pared cercano a la puerta.
-donde… donde las he visto…-seguía preguntándose Taius cruzándose de brazos. Ruslan se detuvo junto a él con la mirada fija al frente.
-Taius-dijo, llamando la atención de su líder, algo en el tono del Drovlight hizo que el resto también volteara-creo que sé donde las viste… estas armas son las que usan la supuesta fuerza especial FAID.
-Es cierto, ¡como me pude olvidar!-se enojo Taius con un resoplo.
-No eres de los que ven mucha tv. Es normal-explicó Ruslan con un gesto confiado.
-¿Quienes?-pregunto Trixi con confusión.
-FAID-repitió Nicola con entendimiento fugaz-los vimos hace poco en las noticias, son las siglas de “Fuerza anti invasión demoniaca” un proyecto gubernamental.
-¿tal cosa existe?-preguntó Jean sorprendida-no veo mucha televisión y no sé en qué canal aislado habrá aparecido eso.
-Era solo una noticia, no se habló mucho, porque supuestamente los FAID estaban en fase experimental-explicó Ruslan y sacudió la cabeza-pero con todo esto, no me sorprendería que les importase un bledo si los FAID están incompletos… los políticos harán lo que sea para sacar inmediatamente cualquier arma que les de alguna ventaja sobre los demonios.
Nicola quien había estado jugueteando con un cartucho de pistola “FAID” pareció tener una realización. Miró el cartucho y luego a Ruslan.
-Ruslan, creo que deberías ver esto-ofreció Nicola, acercándose y tendiendo una peculiar bala al Drovlight.
Ruslan la tomó y se la quedó mirando fijamente. Jean y Trixi también se acercaron, intrigadas por la intensa atención que el hombre prestaba a la bala, parecía algo importante.
Ruslan jadeó sorprendido, agitando a todos a su alrededor.
-¿Qué es?-preguntó Taius, al no recibir inmediata respuesta, tomó a Ruslan y le sacudió violentamente un hombro. A continuación exigió en protonórdico-¡¡Habla idiota!!
Ruslan reaccionó enseguida.
-Esta bala tiene dentro energía demoniaca concentrada-Soltó, los pseudodemonios alrededor reaccionaron como si hubieran sido abofeteados-es una versión arcaica y simple o algo así de nuestro propio armamento.
-¿Nos copiaron?-preguntó Trixi alarmada.
-No, eso es imposible-dijo Jean con voz dura-las tecnologías de los Wholferd y los Drovlight han sido de nuestros mayores tesoros, siempre sellados a las miradas públicas de mestizos.
-Es cierto, preferimos destrozar nuestra querida tecnología, a permitir que manos ajenas la toquen-Estuvo de acuerdo Taius.
-No es una copia técnicamente-dijo Ruslan retrocediendo a la  casi histeria de sus compañeros-pero sigue el principio de que para dañar a los demonios es preferible usar energía demoniaca pura, el mismo principio que nosotros usamos en nuestras armas….
Ruslan cortó su discurso y sacudió la cabeza.
-Mejor salgamos de aquí, tratare de explicar cuando estemos en un lugar seguro-sugirió-La policía no tardará.
Todos se dieron cuenta de que habían perdido mucho tiempo y retrocedieron en su interrogatorio.
-en ese caso-dijo Nicola y gesticuló hacia las armas-Deberíamos llevarnos todo lo que podamos, podrían sernos útiles.
-Una buena idea-apremió Taius y se dirigió a Ruslan-Prepara las bombas, volaremos todo cuando nos vayamos.


Las llamas se alzaron por los cielos.
-¿seguro que no nos reconocerán?-preguntó Trixi viendo hacia la ventana trasera, en tanto se alejaban de la escena del almacén en llamas-Este vehículo es muy llamativo.
-es de color negro y no hay luz eléctrica en las inmediaciones del almacén-explicó Taius desde el asiento del copiloto-Katiuska frió las líneas eléctricas. Seguro será difícil distinguirlo.
-Cuando volvamos a casa simplemente pintaremos el auto y nadie notará nada-alegó Ruslan sonriendo para sí mismo mientras conducía-quizá con un tono más divertido…
-nada de mierda Hipster-lo reprendió Taius.
Ruslan dejó caer ambos hombros. 
-eres un aguafiestas-se quejó.
Mairel se rió entre dientes, a pesar de estar medio drogada por los analgésicos en el regazo de Katiuska. Jean casi podía olvidar su propio dolor de cabeza luego de contemplar como aquella mujer hacia frente a su propia tribulación. Comparado con ello, Jean bien podía inyectarse adrenalina otro par de veces y sobrevivir.
-entonces, Ruslan-dijo Jean recostada casi completamente a un brazo de Nicola, quien peinaba su nuevamente descubierta cabellera pelirroja-¿que decías de las balas?
Todos centraron su atención en el conductor, quien pareció ligeramente intimidado por tanta mirada exigente.
-son básicamente iguales a nuestras armas, pero las FAID necesitan de los cartuchos especiales rellenos de energía demoniaca pura, para poder matar. No como nuestras armas, que se alimentan directamente de la energía del portador, para crear las balas necesarias-recitó cuidadosamente tratando de que todos entendieran para no repetir-es como las primeras variedades de nuestras armas de fuego anti demonios…. Sabemos lo que son, ahora está el detalle…
-¿qué hacia eso en el almacén de Scioli?-se preguntó Taius-Si son armas de un programa anti demonios, ¿como las tiene?
-amigos influyentes-intervino Jean-Aquí pueden entrar los otros dos secuaces de la Matriarca.
-Le Nour es nuestro gobernador, podría jalar los hilos para conseguir esas armas-ofreció Nicola con naturalidad- y Medici es dueño de la principal industria eléctrica de la región, no sé como entra aquí, a menos que….
Hubo silencio.
Ruslan lo rompió.
-Nah, no puede ser-dijo con convicción y casi humor.
-No creo que podamos descartar cualquier posibilidad-comentó Katiuska mientras acariciaba la cabeza de Mairel en su regazo-por rara que sea.
Yuri le dio la razón con un asentimiento enérgico.
-Bien, eso se sabrá-declaró Nicola aun inquietado por su anterior extrapolación-ahora, ¿para qué carajo las quiere? La matriarca tiene demonios, no creo que ellos necesiten tales armas.
Jean frunció el ceño al notar la obviedad.
-Ellos no, pero los sectarios sí.


-Aleskandra, notifica a todos, Scioli sale de su residencia principal-avisó Digger a través de su intercomunicador.
El Drovlight estaba oculto en un callejón oscuro, no muy lejos de la ostentosa casa de Scioli. Digger llevaba días espiándole durante las noches, observó la entrada principal y de vehículos. Para asegurarse de que nadie saliera sin ser notado en un descuido, Digger estableció cámaras de vigilancia las 24 horas en los puntos más importantes, todas las noches él cambiaba sus baterías.
Un automóvil de buena marca estaba abandonando el enorme garaje de Scioli, gracias a los lentes de Digger, el rubio pudo confirmarlo: era el objetivo, siendo llevado a alguna parte por su chofer…. A plena hora de la noche.
-Parece que ya se dio cuenta de los movimientos del equipo de Taius-respondió la femenina voz de Aleskandra-Ve tras él, está muy equivocado si cree que puede escaparse de nosotros.
-recibido-afirmó Digger.
Se puso en posición en su silenciosa motocicleta y espero a estar una distancia seguirá de Scioli. Entonces partió tras él, evitándose ser notado.