lunes, 15 de diciembre de 2014

El edén del infierno: Acto 1-Capitulo 9

9-Alguien

J

ean cuando llegó, encontró que Úrsula había arribado muy tarde, se pregunto que clase de locuras habría estado cometiendo para hacer esperar tanto a Trixi. Pero de cualquier manera, Jean consiguió tapones para los oídos y así no escucho los estruendosos sonidos de las mujeres realizando actos lascivos que ella no quería imaginar. Jean pensó que Úrsula era una idiota falta de neuronas, alguien como ella no debería trabajar en un maldito bar, debería haber iniciado una jodida carrera como actriz porno.

Así pues al día siguiente Jean permaneció en casa, realizo ejercicio en el gimnasio del sótano, golpeando un saco de pelea. Úrsula y Trixi partieron en busca de Key Forest para el anochecer, por ello Jean aguardaba con ansias las noticias, pero además, tenia otra preocupación. Miro el teléfono por enésima vez. Nolen no había llamado, el hombre desde el mediodía no había dejado a Jean tranquila, la llamaba cuando menos cada media hora y no se detenía, su insistencia era asombrosa.

Jean se negaba a contestar, no iba a continuar danzando con el peligro. El sujeto le gustaba más de lo que se podía permitir y no estaba lista para permitir que un semidemonio lograra penetrar en su vida, ni ahora…. Ni nunca. Jean solo sentía una atracción fuerte, no estaba realmente enamorada, para eso hacia falta más, y no le daría la oportunidad al tipo para que pudiera abrir brecha en sus defensas.

Lo peor era que…. Adon había abierto demasiado la boca y Nolen sabia de su oculta afición por el, así que probablemente decidiera intentar lanzarse con mayor fervor.

 

Jean tiempo después en la noche decidió salir, estaba algo cansada de golpear un inerte objeto que colgaba del techo y quiso matar el tiempo en otra cosa. Dio vueltas por el Dorado buscando alguna actividad, termino por parar en un local de videojuegos donde celebraban un torneo con juegos de lucha. Usaban Mortal Kombat, se detuvo entre las personas agitadas contemplando la gran TV donde los personajes luchaban derramando sangre a ríos, las personas gritaban cosas a los jugadores dando ánimos y a su vez los jugadores se lanzaban insultos mutuamente sin apartar los ojos de la pantalla.

Jean hizo una mueca cuando Skarlet derrotó a Kabal. La gente grito jubilosa.

-¡Finish him!-corearon.

Skarlet profirió el fatality y se baño en sangre a su sádica manera. Jean hubiera querido unirse al torneo pero era algo tarde, habitualmente en sus días de ocio jugaba con Angélica, esa chica tenia un montón de consolas para elegir. Era interesante notar que la mayoría de mujeres por razones extrañas preferían los juegos de pelea, que los de deportes como el futbol, eso era algo que no parecía emocionarles mucho.

 Jean era pelirroja y le gustaban las armas de filo, se imaginó realizando el fatality de Skarlet, le parecía genial, pero al imaginarlo: bañarse en la sangre de sus enemigos…. No le pareció tan guay…. La chica se estremeció, no, eso no era lo suyo. Les dejaría los baños sangrientos a otros.

Jean se dio cuenta de algo entonces, la persona que había ganado el combate  era… una de las hermanas de Nolen. Ella se levanto victoriosa alzando los brazos con el control en mano.

-¡para que te duela cabrón!-le dijo al jugador derrotado que refunfuñando se marcho abriéndose paso entre los espectadores. La chica Goldman vestía pantalones vaqueros y una chaqueta manga larga, se regodeaba de la victoria.

-cálmate Jennifer, que aun faltan dos combates-le recordó Ion parado junto al televisor.

-encárgate Teddy, voy por un trago-le dijo ella lanzándole el mando. Ion lo atrapo sonriendo y tomando asiento, Jennifer camino hacia Jessica quien aun miraba con una sonrisa de oreja a oreja. Luego la siguiente pelea comenzó en la televisión pero Jean aun no dejaba de mirar a las gemelas.

Jessica le dio una palmada de felicitación a su hermana en el hombro y luego enfoco a Jean, Jennifer solo entonces reparo en ella, no se vio muy complacida. Jean sabia que no se caían muy bien…. Pero eso era lo que menos importaba, lo que le preocupaba era que si los Goldman estaban aquí… pudiera ser que Nolen no estuviera lejos.

-¿Wholferd nos acompañas?-dijo Jessica, Jennifer la fulmino con la mirada. Jessie se encogió  de hombros, carente de prejuicios-ah vamos Jane, quizás no sea tan mala.

Jean sabía que no podía ocultarse ahora. Pero quiso asegurarse…

-¿Nolen está con ustedes?-pregunto.

Jennifer negó con la cabeza viéndola con mirada molesta.

-él está en casa, prefirió quedarse-indico Jessica, Jean se mostro complacida.

-entonces si voy.

 

-es una sorpresa encontrarte por aquí, no sabia que eras fanática de los juegos de lucha-dijo Jessica interesada mientras recibía su vaso de vodka.

Habían ido a un bar cercano, con luces de ambientación tenues color amarillo y agradable música de fondo. Jean cruzo las piernas en el mostrador del bar mirando su propio vaso de alcohol, aun vigilando disimuladamente al cantinero que no dejaba de contemplarlas desde su trabajo.

-lo soy, me gusta jugar con mis amigas a veces-respondió e hizo una mueca pequeña examinando su bebida-lastima que no me pude inscribir en el torneo.

-habría sido divertido-alego Jane tomando un trago y jugando con un bombón de chocolate en una mano-la competencia seria mas interesante contigo y además, aun me debes una del otro día en la discoteca.

Jean mostro el fantasma de una sonrisa, levemente malvada. Jessie pensó que traer un tema como aquel, fue una terrible idea, se lo hizo saber a Jennifer por medio de una rápida mirada.

-veo que querías la revancha, es una pena que no podamos-espeto Jean realmente decepcionada-tendrás que esperar para intentar vengarte.

-¿para que esperar? ¿Que tal si salimos y tenemos nuestra revancha en algún callejón?-pregunto Jennifer osada, eso demostraba que no le hizo caso alguno a la advertencia de su gemela.

-ni se les ocurra, eso ya es diferente-regaño Jessie mirando alrededor con cautela, no quería que nadie las oyera-es una pelea real y no tenemos motivos para irnos a los puños.

Jean no era del tipo que se iba a la violencia sin motivo alguno, aunque tampoco le molestaba hacerlo. Prefería casi siempre su fuerza para situaciones que lo ameritaran, pero quizás aquella hubiera sido una… Jennifer parecía muy interesada en empezar una batalla.

-yo si, aun estoy algo enojada, quería el cuello de ese hombre.

Jean le sonrió casi desafiante, Jane le regreso esa misma mirada. Jennifer no le tenía miedo, estaba segura que la pseudodemonia no era ninguna fanfarrona, pero de todos modos ansiaba medirse contra ella. Así se vengaría y podría alardear de su triunfo.

-yo…

-Wholferd-dijo Jessica mirándola casi suplicante, Jean se sorprendió de la rápida diferencia entre esa chica y su hermana sentada detrás-no quiero que esto termine mal…. ¿Podrías pedirle disculpas a mi hermana? Solo para que deje de provocar.

Jean se lo planteo, la verdad Jennifer no había insultado a su persona, ni nada en especial, no habían razones para las que Jean deseara darle una paliza. Y seria más provechoso usar su fuerza en otros, otros que al matarlos, le proporcionaran dinero…. Así pues, miro a su opositora.

-esta bien-alego y le dedico una pequeña sonrisa, aunque sin suavizar totalmente sus rasgos-discúlpame por lo de la otra noche, Jennifer, no debí…. Interrumpirte.

 Jennifer no pudo evitar mostrarse impactada, no esperaba que Jean aflojara tras solo unos segundos de pensarlo. Aunque aquella chica no terminara de suavizas sus facciones, algo en ella no le resultaba amenazante, mas bien le parecía muy segura de si misma y no solo respecto a su aspecto, sino…. Había algo en su porte, que parecía… ¿orgullo? No lo sabia, pero Jane estaba segura que no se trataba de una burla para con ella.

-seguro, acepto la disculpa-casi farfullo. Jean asintió y volteo al barman.

 Jessica pareció tremendamente aliviada. Busco otro tema rápidamente.

-Y…. ¿por qué preguntaste por Nolen antes de venir?-soltó. Jean endureció la mandíbula.

-por…. ¿Él les ha dicho algo de mi?-quiso saber ella. Las gemelas se miraron confundidas.

-además de que esta buscando tu ayuda, para lo del Fear y toda esa mierda, no-dijo Jane.

Jean se sintió un poco nerviosa al hablar del tema, en especial porque se trataba de algo que si bien los pseudodemonios tenían claro, los demás no tanto…. Era incomodo tratar de explicarles, en especial porque no hablaban de un semidemonio cualquiera, hablaban de Nolen, el hermano de ellas.

-lo estoy evitando-confeso ella, las chicas adoptaron una expresión estupefacta-el… a estado tratando de ligar conmigo.

Jessie parecía a punto de agregar algo pero Jennifer se adelanto.

-¿es un chiste? Nolen… ¿tu? ¿¿De todas las malditas mujeres en el mundo??

Jean apretó su vaso de alcohol, y se volvió a ellas.

-aunque me siento un poco insultada, tienes razón. ¿Por qué yo? Habiendo otro centenar más…

-¿por qué lo evitas exactamente? Además de que no te guste, no creo que tú tengas muchos reparos en rechazar a alguien-indico Jessica aun anonadada.

-no los tengo-Jean tomo aire-y no es que él no me guste, es muy guapo y todo eso, me agrada su forma de ser…. Pero no es alguien a quien me pueda permitir.

Las gemelas compartieron una mirada, parecía casi telepatía, cuando Jennifer hablo por ambas.

-yo no incentivaría a Nolen a alguien como tu. Pero si él lo quisiera, podríamos llegar a tolerarte… claro, si demuestras no ser una hija de puta.

Jean no pudo evitar doblar su labio con una carcajada reprimida.

-no se trata tanto de él, mas bien se trata de mi. Me resultaría problemático.

-no entiendo lo de que no te lo puedas permitir-hizo saber Jessica llamando al barman con una mano. Jean miro al hombre dirigirse hacia ellas.

-no puedo, por una simple razón: es un semidemonio.

Ellas no se vieron insultadas, o al menos no lo demostraron. Jennifer comió su bombón de chocolate y guardaron silencio en tanto el barman traía otra ronda para ellas.

-¿eso tiene algo de malo? ¿Te meterías en algún problema con alguien?-inquirió Jane.

Jean negó con la cabeza. De inmediato pensó en Trixi y su relación con Úrsula.

-no, nadie me amenazaría, pero no es algo beneficioso. No es de mi calaña-estaban a punto de decir algo mas cuando Jean las interrumpió-¿y por qué tantas preguntas? Debería bastarles saber que no quiero ligar con el, sin tantas explicaciones.

-nos interesa Nolen-escupió Jennifer casi enojada-no queremos que lo destroces.

-si, me sorprende que aun no lo hagas, no te conozco mucho, pero pareces alguien capaz-agrego Jessica tomando un poco de alcohol.

-lo soy, pero no quiero destrozarlo-expreso Jean.

Entonces se dio cuenta de algo…. ¿Por qué no lo había mandado a volar? Ella solo evadía el asunto, porque no quería hacerle daño, se sentiría culpable por ello, Nolen no la trataba para nada mal. Además que aun necesitaba de la información que el pudiera dar. Con eso podría ir a la guardia cadena o mejor aun, buscar a otros pseudodemonios para resolver el asunto ellos mismos.

De cualquier manera, por muy guapo que fuera Nolen, él debía mantenerse fuera

-en otro asunto. No quiero que hablen con Nolen de esto.

-pe…-casi dice Jessie.

-solo no lo hagan.

-¡hola! No pensé que tendría tanta suerte hoy-dijo alguien entrando de golpe en la conversación.

Todas voltearon, era un hombre delgado, de cabello castaño erizado por gel y ojos grises. Usaba una camiseta larga de hip hop color azul, pantalón negro desenfadado y zapatos de futbol que hacían juego con la camisa. El miraba con alegría a las chicas Goldman, mientras las mismas apenas podían creer lo que veían.

-Mauro, que coincidencia-dijo Jessica volteándose en la banca del mostrador. El asintió aun mostrando una alegre sonrisa.

Jennifer aun no podía hablar, Jean noto un repentino brillo en su mirada, uno de gran admiración. ¿Quien lo diría? La perra semidemonia estaba delirando por un humano, Jean sintió entonces que probablemente Jane entendería un poco su punto sobre Nolen.

-es el destino, estaba esperando para llamarlas y que saliéramos, en especial tu-expreso el hombre y le guiño el ojo a Jane, ella se iba a desmayar.

-tienes razón, es el destino-publico la chica, de un salto se bajo del banco y agarro a Mauro por el brazo, el parecía complacido- no me molestaría nada si quisieras que diéramos una vuelta ya que estas aquí. ¿Verdad Jessie….?

-la verdad, me parece mejor que vayan ustedes solos-dijo su hermana negando con una mano, pero sonriendo mientras lo hacia-a mi novio no le agradara que lo deje plantado en los videojuegos, por salir con otro hombre.

-quizás la próxima-animo Mauro encogiéndose de hombros, aunque no muy decepcionado, miró a Jane-¿quieres comida china? Yo invito.

-no puedo negarme-dijo Jennifer con emoción y miro a su gemela-los veo en casa- luego la chica se despidió de Jean con un movimiento de la cabeza.

Jessica asintió y tanto Jane como Mauro pronto desaparecieron del bar, Jean la miro levemente interesada.

-creo que Jennifer pescó algo muy bueno-comento, Jessie soltó una carcajada volviendo a su vaso.

-es un pez muy sensual.

 

Las defensas antidemonios en la casa de Key, era casi tan duras como las de la casa Wholferd, así que si se quería derribar con poder demoniaco, tendría que ser un demonio sumamente poderoso el que lo intentara. Solo que Trixi no era un demonio y Úrsula no era tan fuerte, así que usarían otro método.

-pensaba en un ariete, pero es muy ruidoso-alego Úrsula.

Las defensas mantenían demonios fuera, impidiendo que pudieran usar sus poderes para derribar la puerta, pero no les impedía usar cosas físicas para ello…. Trixi respingo.

-no, soy una pseudodemonio, especialista en estas cosas. Es imposible que una defensa de estas pueda detenerme-aseguro ella.

La casa de Key estaba cerca de la de Kent, así que no tardaron en dar con ella. Era un apartamento en el piso tres de un edificio mediano. No había nadie en el pasillo, momento perfecto para irrumpir.

Trixi invoco con un destello rápido a su arma, la espada de Nanib, se aproximó a la puerta y clavo la punta en la misma. Trazo una “X”  en la madera, al separarse Úrsula noto que el dibujo brillaba al rojo vivo, casi como sus propios ojos. Trixi se alejó y saco una pistola pequeña de su chaqueta, como un revolver que se usan en asesinatos, pero algo indicaba que no lo era,  marcas extrañas recorrían el metal y algunas tenían brillos rojos, no muy deslumbrantes.

-eso…

-es FFyrnig, estaba guardada entre las pertenencias de mi madre-explico Trixi mientras apuntaba.

Úrsula esperaba que pasara algo interesante, solo notaba que FFyrnig cuanto más tiempo pasaba más brillantes se volvían sus brillos rojos. Hasta que tras varios minutos, Trixi jalo el gatillo y hubo un estruendo terrible, el disparo de FFyrnig derribo la puerta dejándole un enorme agujero donde había estado la “X”. La boca de Úrsula estaba a punto de dar contra el suelo.

-perfecto-se felicito Trixi con orgullo y miro a su novia. Ella dejo de sonreír cuando vio la cara atónita del súcubo. Esta reacciono un poco después.

-excelente-dijo Úrsula con media sonrisa y le palmeo cariñosamente la espalda-rápido, antes de que lleguen los vecinos y la policía.

Asintió y entraron. Úrsula nunca había visto a Trixi como un combatiente, debido a que a diferencia de Jean, Trixi no sentía afición por el asesinato de demonios. Parecía extraño que a su pesar, Trixi era buena haciendo su trabajo de pseudodemonio, quizás tanto como su hermana.

Dentro se quedaron mudas al ver que no había nada. Todo había desaparecido, todo, muebles, alfombras, cortinas, cuadros, electrodomésticos…. Nadie vivía ahí, solo quedaba la solitaria ventana frente a la puerta, abierta, esperando a que alguien la cruzara. Trixi miro sorprendida a Úrsula y ella le devolvió el gesto.

-nadie, Key no vive aquí-comento Trixi.

-esta era su casa… debió irse hace mucho-Úrsula sonó molesta.

Vio al suelo polvoriento y luego a la ventana. Aunque su misión era mantener a Trixi viva, eso no cambiaba que ella deseara la muerte de Key, la cual no llegaría esa noche.

-¿que fue ese sonido?-escucharon decir, ellas se volvieron a la puerta.

-vámonos-anuncio Trixi rápidamente.

Ambas corrieron a la ventana, entonces al saltar Úrsula desplego sus alas.

 

-Key Forest, cómo pudiste….-gimió el sujeto, estando atrapado en la mesa, atado de pies y manos.

-haciéndolo-dijo él sin un solo vestigio de culpabilidad- todos hacemos lo que es necesario para sobrevivir-añadió sonriendo.

Key era un hombre que no pasaría de los treinta años, cabello marrón oscuro, ojos intensos color azul y a pesar de asemejarse a Kent, no eran idénticos en lo absoluto. Key se toco con una mano la barba incipiente de su quijada, mirando al condenado con interés.

-es útil tener a alguien que tenga tanta gente, que desea desaparecer-dijo la voz femenina detrás de Key.

Key se volvió y le sonrió.

-es un placer servir.

  La voz venia de una persona parada no muy lejos, vestida en una túnica larga que impedía ver su rostro. Aterraba tanto como la misma habitación, rodeada de sangre en las paredes, la cual estaba configurada en muchos símbolos que los humanos considerarían profanos. Símbolos de sangre…. Si gloriosa sangre. Alrededor del centro de la habitación estaba la mesa de sacrificio, rodeada de expectantes, la mayoría no parecían miembros de ninguna secta, solo simples chicos que miraban con terror.

La chica en su capucha avanzo hasta frente al condenado, uno de los miembros de la congregación apareció con un cuchillo, lleno de símbolos macabros, lo entrego a la encapuchada y ella lo estudio. Tras poco tiempo ella lo elevo en dirección al otro lado de la habitación, donde había una estatua, la estatua de Azazel.

Luego lo clavo en el corazón del condenado, por mas que el gritara por piedad. Dejo de retorcerse casi al instante que su corazón fue atravesado, los ojos del tipo se perdieron y quedo inerte sobre la mesa. La encapuchada extraño el corazón y lo alzo ante la estatua.

-este sacrificio es en nombre de nuestro señor, quien pronto pisara esta tierra otra vez-expreso la tipa.

Todos quedaron en silencio, de pronto el corazón se encendió en fuego y termino totalmente consumido, desapareciendo…. Los ojos de la estatua de Azazel brillaron, parecía complacido, la encapuchada lo admiraba con vehemencia.

Lowen trataba de controlar sus deseos de huir, era demasiado, estar atrapado en eso…. No era elección propia, alguien le había dicho que se reunieran pero había terminado en una congregación de ilusos, que serian visitados por aquella demente…. La encapuchada, quien los obligaría con amenazas y dolor a obedecerla en sus locuras sádicas y criminales.

No era buena idea contradecirla, lo peor era que no se podía huir, ella sabia donde vivían y quienes eran cada uno de sus subordinados. Los encontraría donde se escondieran… y no seria bueno que lo hiciera, la encapuchada era un demonio demasiado poderoso….

-no aguanto mas, me iré del país si hace falta-gimió una chica junto a Lowen, el la miro atónito-pero no voy a seguir con esto, es demente, no quiero que Azazel….

-no lo digas, estas loca-gimió Lowen esperando que no la hubieran oído-desafiar a la matriarca es suicidio.

-no me importa, pero no voy a servir.

-¿que no me vas a servir?-inquirió una voz, que hizo que tanto Lowen como la chica gritara y saltaran hacia atrás, todos los que los rodeaban, se habían alejado como el mar retrocede con la marea, y la matriarca era la marea.

-yo… señora-iba a decir la chica aterrada, temblaba y estaba a punto de orinar sus pantalones.

Eso era algo de lo que Lowen estaba seguro, a pesar de las tinieblas solo interrumpida por las velas, pudo notar el miedo encarnado en la mirada de la joven.

-aquí vamos de nuevo-dijo Key meneando la cabeza con decepción, mirando hacia la matriarca.

La matriarca de pronto agarro por el cuello a la chica insubordinada y la alzo por encima de su cabeza. La joven trataba de respirar, pero las manos de la encapuchada era demasiado fuertes, Lowen contuvo el aliento para no gritar atemorizado.

-nadie se atreve a negarme-dijo la matriarca antes de que usando el cuchillo de sacrificio, le apuñalara el pecho a la chica.

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