3-Otra
puñalada
P
|
or la noche, Jean se limitó a
bajar por la comida y luego regresó a su morada, desde la visita de Nicola ella
había estado un poco más calmada, pero aún no había pasado lo peor. Era extraño
que su primo hubiera podido lograr lo que ni Nolen ni Trixi habían podido, Jean
después de pensarlo solo encontraba una explicación: su hermana no entraría a
la fuerza, era demasiado respetuosa para irrumpir y forzarla a que le
escuchara, por si fuera poco, Trixi a pesar de tener la total confianza de
Jean, no era la persona más adecuada para calmarla, la pseudodemonia se sentía
débil y no podría sentir seguridad al ser consolada por alguien más débil aun.
Nolen por otra parte, era un ser
claramente poderoso, pero él nunca podría entrar, desde la puerta Jean jamás
habría escuchado nada de lo que dijera, se cerraba por completo y Nolen siendo
un semidemonio no podía ir más allá de la defensa que Jean había colocado en la
puerta, quizás si hubiera entrado, todo hubiera sido distinto.
Nicola en contraste, al ser un
pseudodemonio, no era repelido por los poderes de Jean y a él no le interesaba
tener que violar su privacidad para darle la buena reprimenda que ella
necesitaba. También tenía a su favor que la había encontrado mientras estaba
relativamente relajada y no convertida en una fiera, estado vergonzoso, como
Nolen la había visto.
Fuera lo que fuera lo que le
hubiese pasado, los temores no se habían ido, todavía la asechaban y no de
manera sutil. La situación estaba tan mal, que la propia Jean comenzaba a
pensar que eso no era solo los nervios, creía que la matriarca podría estar
implicada, eso, o ella misma estaba al borde de la esquizofrenia….
La maldita esquizofrenia y sus
alucinaciones no la dejaban dormir… Anastasia la continuaba atormentando,
aunque estuviera ausente. La Wholferd se retorcía en su cama, intentado dormir,
pero terminó sentada con la sabana en sus piernas, mientras el tormento
continuaba.
-¿es difícil ver la realidad verdad? Eh mujercita, eres débil, débil
como una patética cucaracha…
-¡cállate!-soltó Jean en un
fuerte resoplo. Maldecía el rostro de aquella semidemonia, maldecía que su voz
le resonara en los oídos, si no los necesitara, ya se los habría
arrancado. Jean no estuvo segura de
cuánto tiempo ella estuvo riéndose, pero aunque hubiera sido un solo segundo
era como estar atrapada en su peor pesadilla por un millón de años.
Finalmente Anastasia guardo
silencio. Jean suspiro y se quitó las manos de los oídos, le palpitaban las
cienes… no, le palpitaba de dolor toda la maldita cabeza.
¿Cuánto tiempo más tendrá que ser
así? ¿¡Cuánto más tendré que aguantar!?
Jean se cubrió los ojos con una
mano y pudo sentir cuan sudorosa estaba, se sentía impotente, pero agradecía
que nadie pudiera verla en ese estado. No sabía si hubiera soportado ser vista
por Trixi mientras se revolvía en sus propias desgracias.
Finalmente la respuesta llego
sola, como una estrella fugaz asestando contra la tierra.
Claro, esto no terminará hasta que alguna de las dos muera. Pensó.
Solo entonces Anastasia dejaría
de atormentarla, solo entonces acabaría para siempre con esas malditas
secuelas. Jean a pesar de haberse quedado paralizada en su anterior encuentro
con aquella semidemonia, no permitiría que el miedo la volviera a dejar
desarmada, no, no sería humillada de nuevo, la próxima vez de encontrarse en
peligro no le temblaría la mano para destazar a Anastasia…. Solo había un
problema.
Anastasia era la hermana de
Nolen.
No le gustaba la idea de tener
que hacerlo, pero si el único modo de librarse era que Jean se convirtiera en
la asesina de la última familiar consanguínea de Nolen, pues que así fuera. Ni
por ser su “cuñada” recibiría piedad.
¡Jean le enseñaría quien era
débil!
Victoria, victoria a toda costa, victoria a pesar de todo el terror;
victoria por largo…-recitó Adon entre dientes.
… y duro que pueda ser
su camino; porque, sin victoria, no hay supervivencia-finalizó Jean en su
mente, la cita de Churchill.
-Esto no siquiera ha
comenzado-masculló ella, Adon le dio la razón.
Todo estará bien,
estará bien…-trató de convencerse a sí misma Jessica Goldman, respirando
profundo para no regresar y arrancarle la garganta a Mauro.
-Espero que Mauro aprecie su vida, porque de lo contrario él
y yo tendremos una conversación-expuso
Ion mientras conducía de regreso a la casa de su novia. Miró por el retrovisor
a las dos chicas, quienes yacían acurrucadas en los asientos traseros.
Jennifer estaba aún algo debilitada, el ácido de esos
demonios retrasaba su recuperación, pero no era nada serio. Lo grave era el
daño psicológico, su autoestima era un problema desde que Jessie tenía memoria,
hacía años que no tenía una crisis, creyó por un momento que su hermana
finalmente estaba recuperada por completo… pero por desgracia no fue así.
Jessica abrazaba el cuerpo ensangrentado de Jane quien se aferraba a ella como
si su vida dependiera de ello, entretanto respiraba agitadamente y temblaba,
ese era su modo particular de llorar sin
lágrimas.
Las entrañas de Jessica se retorcían por la rabia contenida
y su alma se acongojaba por el lamentable estado de su gemela, incluso sin
verla, podía sentir lo mal que se encontraba.
-No hace falta, él tendrá la conversación conmigo, esto es más que personal-le dijo Jessica a
su novio.
Ese bastardo le daría una disculpa a Jennifer y Jessica se
aseguraría de que nunca en si insignificante y mísera vida, se le pasara
siquiera por la cabeza, el exponerlos ante las autoridades. Jessica no buscaba
pelea todos los días, no era tan fácil de provocar…. pero cuando la hacían enfadar,
hacía honores a la reputación sanguinaria de su mitad demoniaca. Nolen opinaba
que a veces podía llegar a ser peor que Jennifer, porque está al enojarse era
simplemente salvaje y violenta, mientras que la otra Goldman, aparte de ello,
tenía por agregado una crueldad inusitada.
-Jessie…-gimió entre dientes la chica herida, los otros dos
en el vehículo le prestaron atención, Ion hizo un esfuerzo por no voltear a
mirarla, su tono dolorido lo ponía nervioso-tu…. No lo lastimes…
La expresión de Jessica casi se tuerce de la impresión,
esperaba que su hermana reaccionara como con Tristán….
-Pero…
-tiene razones para lo que hizo-argumentó Jennifer débilmente,
aunque parecía más tranquila, el calor de su hermana la hacía sentir mejor-en
su lugar quizás habría hecho lo mismo.
Jessica supo entonces qué pasaba. Esto no era un desaire
amoroso como en el caso del bastardo perro de mechones rojos, con apellido
Graham…. Era un golpe más bajo, bajo hasta la parte más frágil de la
semidemonia, un lugar que no era físico: su propia naturaleza.
La historia parecía repetirse, ser abandonada debido a
carecer de “normalidad”
La consternación de Jessica no tenía paralelo, incluso Ion
se había quedado mudo de la impresión. Era el principio de un enorme problema.
Nolen esperaba junto a la puerta del callejón, la llegada de
sus hermanas y el chico Armstrong. Tenía los nervios de punta aquella noche,
después de saber lo ocurrido con los demonios y Mauro en el parque casi sufría
un infarto, eso, además de que le entraran deseos de estrangular hasta la
muerte al hombre responsable de la situación con Jennifer. Nolen no era violento, de hecho era bastante
pacifico, pero hasta él se podía enojar….
El sonido de un motor anuncio la llegada de sus amigos. El precioso se estacionó frente a la
tienda. Nolen corrió al encuentro.
-¿estás bien? ¿Jennifer?-preguntó desesperadamente desde la
ventana del auto, mientras esta salía con ayuda de Jessica.
-¿cuál es tu definición de “bien”?-quiso saber la mujer
teniendo la cabeza baja al momento de salir.
Nolen no vocalizó, se limitó a encarar a su otra hermana,
quien solo reflejaba un profundo dolor por el estado de Jennifer, a quien
sostenía por los hombros, como si temiera que se derrumbara en cualquier
instante. El daño físico era lo de menos, incluso cuando se tratara de que la
semodemonia herida tuviera su facha destrozada y sangrienta.
-Mi definición de bien para ti, es una buena noche de sueño.
Deberías probarlo-le ofreció Ion mientras salía del vehículo ahora apagado.
Se dispusieron a entrar, la noche era silenciosa, pero las
mentes de los presentes eran tan ruidosas como un campo de batalla. Nolen al
llegar la noche solo quería tomar un sueño reparador sin pensar en Jean o la
matriarca… y se encontraba con esto… su racha no mejoraba.
-ocúpate, le traeré algo de tomar-susurró Jessica a Nolen,
entregándole a su hermana.
Nolen aceptó con la cabeza y con un brazo envolvió a
Jennifer, para guiarla a su habitación. Ion tomó asiento en la cocina mientras
Jessica preparaba chocolate caliente para la mujer herida, no era medicina,
pero seguro le levantaría un poco el ánimo, o eso esperaban todos. No era mucho
lo que podían hacer, especialmente Ion, quien se sentía ajeno e impotente.
-supongo que yo tenía razón-comentó débilmente Ion desde su
silla en el comedor.
-Todo tiene un precio. El de intentar cosas inciertas, es el
riesgo. Ella lo pagó-respondió la mujer naturalmente, mientras miraba el chocolate
hervir.
Mientras tanto en la habitación de las gemelas, Nolen le
quitaba la ropa arruinada a su hermana adoptiva y la dejaba en el suelo, entre
las camas de las chicas. Las magulladuras tardarían toda la noche en sanar,
pero no era tan grave para necesitar ser vendadas.
El semidemonio
admitía que podría verse extraño para algunos desvestir a una chica como él lo
hacía, incluso si fueran hermanos de sangre, aquello podría ser…. Demasiado
fuerte. Él mismo no podía ignorar la bonita figura de Jennifer, pero estaba
acostumbrado, la había visto desde antes que su cuerpo se desarrollara, cuando
esos pechos aun eran planos….
Los de Jean no eran tan voluminosos, pero no por ello eran
menos atractivos.
¡¿Que mierda pensaba?! Su hermana estaba muy jodida y él pensando
en los pechos de Jean…
Nolen recostó a Jennifer en su cama, con delicadeza para no
hacerle doler las heridas. Cubrió a la chica con su manta, aunque no se hallara
desnuda, sino en ropa interior y acto seguido tomó asiento junto a esta. La
semidemonia lo estudiaba detalladamente sin decir vocablo, esperando dormirse,
cosa complicada ya que aún le dolía el cuerpo y no podía sacarse de la cabeza
aquella mirada que Mauro le dedicó antes de escapar. Justo entonces ingresó
Titus a la habitación y miró curiosamente a la morena analizando cuan herida
estaba, entonces, él saltó a la cama, para recostarse junto a su almohada,
queriendo hacerle compañía.
La mujer a pesar de
su estado sonrió dulcemente y con el dorso de una mano, le acarició la cabeza
al felino.
-arriba, esto es para ti-animó Jessica entrando a la
habitación con una sonrisa cariñosa. Nolen, Titus y Jennifer de inmediato
miraron los dos vasos humeantes que traía la chica.
-Excelente, espero que me haga olvidar el mal día-dijo Nolen
intentando no recordarse sus problemas, se puso de pie y agarro uno de los
vasos que Jessica ofrecía.
La mujer semidemonia se posiciono donde anteriormente se
encontraba Nolen y con delicadeza ayudó a que su hermana se sentara. Jennifer
tenía una gran tolerancia al dolor, pero eso no significaba que fuera
masoquista, si podía evitarlo, prefería que su cuerpo no sufriera.
-¿Dónde está Teddy?-inquirió Jennifer ahora sentada y
recibiendo el chocolate caliente.
-ya se fue, regresará mañana y prometió pasar toda la semana
aquí-anunció Jessica.
-Menos mal-dijo Nolen bebiendo su chocolate con sumo
gusto-así no estaré tan preocupado por dejarlos solos cuando vaya a tratar que
Jean deje su guarida.
-¡No puedo creer que aún se esconda! Yo pensé que era mejor
que est…-deseó quejarse Jennifer repentinamente cabreada, pero el estado de
tensión que adoptó le procuró un punzante dolor que la hizo callar. Titus
maulló fuertemente, indicando ansiedad por su dueña.
-Tranquilízate-ordenó la otra gemela, tomándole el rostro
con ambas manos. Jane miró a los preocupados ojos de Jessie, aunque estaba
angustiada, su voz vino con una clara orden que la herida mujer no podía
ignorar.
Nolen tragó hondo ante la escena y luego miró su chocolate.
-No tengo mucho que decir en su defensa-dijo amargamente
refiriendo a Jean y luego salió de la habitación.
Sal por favor, ya es
tiempo -pidió Adon suplicante-piensa
en Nolen, Trixi, Nicola, Angélica… en ti misma…
-Estás convirtiéndote en un maldito dolor de cabeza -Se
quejó Jean mientras trataba de dormir- ¿que eres? ¿Mi conciencia?, es de
madrugada, no me moveré.
Ella estaba dispuesta a enfrentar el problema, pero no esa
noche. No saldría a tales horas para buscar a Trixi, Angélica, Nolen y compañía
para disculparse por haber actuado como una idiota.
Tendré que tomar
medidas drásticas-fue lo último que dijo su adjunto antes de caer en el
silencio.
Jean finalmente pudo dormir… o eso creyó.
Era una sensación
cálida, pocas veces permitía que algún hombre se montara sobre su persona, la
hacía sentir vulnerable y normalmente, no se sentía confiada para dejarse en
esa posición. Su cama se movía en un vaivén suave y agradable, al compás de las
embestidas que recibía de su compañero. Jean se aferraba a él con ambos brazos,
delineando firmemente los contornos de su ancha espalda, eso sí era un hombre
como le gustaban. Enredó las piernas a las del tipo, quien se valía de ambos
brazos para impulsarse fuertemente hacia su objetivo: el interior de la chica.
Jean gruñó al sentir
que él subía el ritmo de su penetración, sacudiendo más la cama y robándole más
el aliento a ambos. Ella amaba esa sensación, sentirse arder por dentro y que
las descargas placenteras producto del libido la recorrieran por todas partes,
hasta la punta de sus dedos.
-Nolen-gimió con voz
ronca.
El hombre jadeó.
A continuación se
levantó un poco del cuerpo de su chica y la miró. Eso fue suficiente para que
se rompiera el encanto del momento…. Jean a pesar de la penumbra pudo ver con
claridad aquello. Fue entonces cuando grito:
-¡¡¡ADON, ERES UN…!!!
Jean dio un salto y gruñó como una fiera. Podía oír la risa
escandalosa del adjunto en su mente, si él hubiera sido físico, lo habría
estrangulado hasta perder la conciencia. Se sintió sudorosa y sin pensarlo se
quitó de encima la sábana para ver cómo estaba ahí abajo….
Ups… lo siento-se
disculpó divertidamente Adon.
-¡Hijo de puta! ¡Arruinaste mi ropa interior!-lo regañó,
mientras veía rabiosamente la mancha tan evidente que había dejado en su
entrepierna.
Estabas muy histérica-argumentó
él casi con inocencia-pensé que el sexo
te ayudaría a liberar la tensión…
-El sexo falso no ayuda…. Solo me hace poner peor-se quejó
soltando un sonido frustrado y pasándose la mano por la frente-odio estar mojada sin poder desahogarme….
Aun tienes las manos-se
burló Adon.
-hazme un favor y cállate.
Jean se puso de pie y caminó rumbo al baño, Adon había
espantado su sueño y estando tan húmeda, en varios lugares…. Sentía que debía
tomar una ducha. Entró al sitio, graduó la temperatura, se desnudó, abrió la
llave y entró parándose bajo esta. Se sentía caliente, pero no iba a tomar una
ducha fría a las tres de la mañana.
Pensó seriamente en descargarse usando las manos para calmar
su frustración, pero sabía que de hacerlo Adon tendría más material para
burlarse de su femineidad. No le daría el gusto recurriendo a la
autosatisfacción, aún tenía un poco de dignidad, Anastasia no se la había
arrebatado toda.
¿Por qué no sales y
buscas a Nolen? Él te libraría de esa sensación con mucho gusto-Vociferó el
adjunto.
-no hables. Nolen no podrá librarme de sentirme tan…
patética…-le supo mal la palabra.
Más o menos a la misma hora en la casa de los Goldman… una
de las gemelas dormía, pero…
-Jennifer….-dijo Jessie desde su cama, mirando a su hermana
desde ahí, gimoteando y sudando mientras dormía. A pesar del llamado de la
morena, la semidemonia no despertaba.
Jessica respiró hondo y salió de su lugar, a dos pasos
estaba la otra cama, así que no le tomo mucho llegar hasta el lado de Jennifer.
Se veía atormentada, Jessica sabía que cuando alguna tenía pesadillas, era
realmente espantoso, ese era el motivo por el cual dormían en camas separadas….
Si estaban juntas, había ocasiones donde soñaban lo mismo y no había quien las
despertara.
Se arrodilló en la cama de Jane y la sacudió suavemente,
llamándola sin alzar mucho la voz, para no asustarla cuando abriera los ojos.
La chica despertó en un rápido estremecimiento y lo primero que vio fue a su
hermana, luego tragó saliva y desvió la mirada, de manera deplorable.
La gemela que aún permanecía ecuánime, tomó la cara de su
hermana con una mano y la hizo mirarle.
-Está bien, nada de eso era real-le hizo saber. Jennifer
dejó escapar un suspiro.
-a veces lo dudo-contestó la otra mujer.
Jessica no objetó, procedió a recostarse junto a Jennifer y
arroparse con su cobertor. Siempre que una tenia pesadillas y era despertada
por la otra, el mejor modo de impedir que se repitiera, era durmiendo juntas,
cosa que era irónica. Jessica aprovechó que las heridas de Jennifer ya eran
historia, para apegarse a la chica tanto como pudo, hasta que podía sentir como
respiraba. Si bien le tomó varias horas restaurarse, el ácido no ralentizó
demasiado su capacidad de regeneración, para la madrugada Jane ya estaba casi
óptima.
La Goldman saludable pronto percibió un leve llanto de su
homóloga, le dolía oírla… el llanto humano no era posible, al menos no sin
sangre… así que la idea de “llorar” que tenían ellas, era una especie de
gimoteo, similar al de los perros.
-No llores, ese maldito cobarde no lo merece-dijo intentado
no escucharse tan enojada como se sentía.
-es fácil decirlo Jessie-pudo articular la chica-Siempre que
busco aceptación en quienes me importaban…. Pasa esto.
-nosotros te aceptamos-intentó contradecir Jessica,
aferrándose más a la otra semidemonia, la calidez era cómoda.
-es diferente y lo sabes-devolvió Jennifer y contrajo sus
rasgos con dolor-Nunca necesité buscar tu aceptación, siempre fuimos tu y yo
desde que tengo memoria. Las circunstancias en que conocimos a Nolen no fueron
normales, Teddy es…. Bueno, tú sabes… Y no hace falta mencionar a Titus.
Jessica no podía
rebatir eso, así que dejo a Jennifer desahogarse.
-Me importa poco lo que diga la mayoría de la gente. Pero
siempre que quiero ser aceptada por alguien que es diferente a nosotros…. Se
vuelven contra mí o escapan. Nunca importa lo que yo sintiera por ellos, solo
importa que soy…. Un monstruo-prosiguió, apretó su mandíbula muy fuerte-y odio
eso, a veces odio ser así, me odio a mí misma por esto.
Levantó una de sus manos, convertida en una oscura garra y
la miró fijamente.
Jessica tiritó y se puso rígida. Ciertamente era la misma
historia una y otra vez, ella misma había aceptado su destino, lo había
asumido, quitándole importancia a los hechos que Jennifer recalcaba, pero esta
nunca lo pudo superar, al menos no del todo. No luchaba contra su naturaleza,
porque sabía cuan infructuosa seria su lucha, pero eso no significaba que le
gustara la realidad de qué y quien era.
Podían contar muy pocas personas para confiar. La mayoría
era peligrosa, tenían contacto, pero nunca amistad, incluso la mayoría de los
demonios desconfiaban de ellas, debido a que las consideraban seres
traicioneros y volátiles. Ion compartía ese destino, Nolen las conocía, aunque
forzosamente y las aceptaba como eran y Titus les debía la vida… solo por eso
ellos formaban parte de su familia.
Incluso cuando Jennifer estaba con Tristán, la chica no se
fiaba realmente de él, aunque el chico le daba poca importancia a su naturaleza
ya que en mucha medida la compartían, ella no se abrió del todo. Llegó a
sentirse cómoda a su lado, pero nunca le dejó ver en sus debilidades, no pensó
seriamente en hacerlo por el futuro cercano…. Y menos luego del incidente.
En las fiestas no se separaban la una de la otra, siempre
sabían quienes estaban cerca. Angélica, Mikoto, Melisa, Hikaru, cualquiera de
ellos podía aparecer y ponerlas atentas, especialmente Angélica obviamente.
Trisher no les importaba porque era un debilucho, Kent solo sabía tener sexo a
menos que se viera amenazado, Úrsula les causaba repulsión, el resto de la
gente cuando aunque no fueran una amenaza, no les inspiraba confianza.
Las personas amigables como Trixi tenían una línea bien
definida hasta donde llegar. Podía incluso agradarles, como era el caso, pero
era poco probable que ellas permitieran que se aproximara mucho.
La naturaleza poco confiada de ellas se notaba incluso
teniendo sexo. Jennifer nunca se dejaba montar,
literalmente, por esa misma razón, siempre tenía sexo de pie y con gente que
probablemente ni vería de nuevo. Solo se dejaba tocar (y con restricciones)
para el sexo y en cuanto a hablar de sus sentimientos, era como una almeja de
titanio. Jessica tardó meses en estar segura de que Ion era inofensivo y parte
de su fácil ingreso, era su especie e historia familiar lamentable, él tenía
motivos para apreciar a los Goldman, más allá de Jessica.
La personalidad y el atractivo físico de Ion no eran las
únicas razones por las cuales Jennifer habría querido un chico similar….
También era porque el semidemonio comprendía su situación y por eso no las
discriminaría.
Jessica tomó la mano que Jennifer miraba con una suya,
llamando la atención de la mencionada.
-entonces parece que me odias-masculló ella tristemente.
Jennifer la miró con extrema confusión.
-sabes que eso no podría pasar jamás-su voz por primera vez
en un rato, sonó sólida.
-Odias ser un monstruo, un monstruo que yo también soy, por
ende, me odias a mí-razonó.
Algo dentro de Jennifer se rompió. Ahogó un llanto,
asustando a su hermana, cuando ella iba a hablar, Jennifer se le abalanzó y la
estrechó entre sus brazos, como si su vida dependiera de ello.
-no sé qué pensar-lloró la semidemonia-lo único que sé, es
que no te odio.
Jessica endureció la quijada, conteniendo sus propias ganas
de estallar en sollozos junto a su hermana.