domingo, 4 de enero de 2015

El edén del infierno: Acto 1-Capitulo 12

12-Más que sospechas…

J

ennifer había quedado sin habla por el repentino acercamiento de Mauro, pero no por ello había dejado de ser genial. A pesar de todas sus inseguridades, pudo seguir simulando que nada malo ocurría, cuando se detenía a pesar las cosas, Mauro asumía que quizás era tímida o pensaba que decir…. Sin embargo Jessica ciertamente sabía lo que Jennifer pensaba. Su mirada preocupada dejaba claro como el infierno que esto alarmaba, a pesar de no haber comentado.

El beso de Mauro se sintió genial, su olor y suavidad parecían casi droga, Jane pensó que gastar dinero en coch era estúpido si tenia a aquel chico cerca. Por ese milisegundo no le interesó nada más en el mundo. Jennifer se pregunto si algún día tendría una complicidad con Mauro, siquiera similar a la de Ion y Jessie… Jane  en su interior pensó afligida que era más complicado en su caso, Ion y Jessie eran de la misma clase, nacieron en el mismo maldito barco, no había secreto alguno entre ellos, ni temor a ser juzgado por el otro. Lo único que los hacia levemente diferentes, era que Ion no había sido rechazado por su familia.

La madre de Ion era una perra demonia, pero la muy desgraciada luego de dar a luz a este, lo abandonó…. Pero tuvo la delicadeza de dejarlo al cuidado de su padre humano. Así, Ion cuando menos tuvo un padre que lo cuidara.

-hay que trabajar en eso-dijo Jennifer tocándose la boca con una mano, aun mirando al humano, él se encogió de hombros.

-queda tiempo de sobra para eso. Quizás la próxima te invite a una película.

-espero que sea mejor que la otra, era jodidamente predecible.

-¿de que trataba?-preguntó con interés.

-de casas embrujadas, fantasmas tirando de personas en sus camas, esas cosas-respondió la semidemonia sin darle importancia.

Mauro se rio.

-olvidas los ritos satánicos y los demonios.

Para ser un chiste, a Jennifer no le dio tanta agracia. Frunció los labios en algo que parecía más un gesto nervioso que una risa. Mauro la vio con curiosidad.

-tienes razón. Eso faltaba-dijo con voz quebradiza.

-¿le temes a los demonios?-quiso saber el.

Jennifer maldecía dentro de sí. Tenia que vetar a los demonios de su vocabulario, mientras hablara con Mauro.

-si-afirmó ella.

Pero no de ese modo. Eso lo omitió, a pesar de que lo dijo en su mente.

Jennifer temía a demonios…. Pero entre los nombres de aquellos a los que temía figuraban: Azazel, Furfor, Alocer, Agares, Cimeries, Dev, Amatsu Mikaboshi, Baalzephon, los Caballeros de L’Enfer, el difunto Lucifer y…. Úrsula. Aunque a la última le tenía más rabia y asco que miedo.

En especial temía a Azazel, el bastardo había derrotado y consumido a Lucifer hacia muchos años, convirtiéndose en el más poderoso de los demonios mayores en su área de la Zona demoniaca. Lucifer había mantenido todo en orden, hasta que el señor Azazel vino a cagarla… afortunadamente los demás vieron la amenaza que representaba y lo enjaularon. Azazel pretendía aparecer en este mundo, Jennifer no estaba segura de los detalles, pero tenia entendido que la invocación de un ser como el, llevaría casi al colapso del mundo terrenal y la zona demoniaca, debido al royo que requería. Todo era irónicamente gracias a que una presencia tan poderosa como el, no podría ser transportada por los portales corrientes entre los mundos…. 

La total destrucción no les convenía a muchos demonios, así que no lo dejaron ejecutar plan alguno.

-¿quien quiere jugar Mortal Kombat y luego comer comida china?-inquirió Nolen aproximándose, acompañado de Jessica y su novio.

-yo-dijo Jennifer y sonrió astuta-les pateare el culo a todos.

 

-Nolen, Trisher dijo cosas extrañas sobre algo que vio-masculló Jessica mientras cambiaban en el estacionamiento, rumbo al vehículo.

-¿si? ¿Que le dio cáncer demoniaco por culpa del coch?-bromeó Nolen abriendo la puerta del auto, el sonido de una risa salió de Ion, Jessie lo reprobó con un gesto mientras subían.

-no, dice que vio capullos…. Como nosotros-hizo saber Jane lanzándose dentro del auto y haciendo espacio para su gemela.

Nolen se quedo muy quieto entonces, Ion lo estudiaba repentinamente preocupado. Jessica se preguntaba que expresión tendría, el espejo retrovisor no le permitía verlo.

-¿no es un chiste?-inquirió el semidemonio volviendo en si y encendiendo el auto. Ion cerró la puerta y se puso en cinturón.

-no tenia la cara de alguien que está jugando-aseguró el novio de Jessica. Ion no dejaba de estudiar a Nolen, como si esperara a que soltara algún secreto.

Jessica por su evidente tensión, no se hubiera sorprendido de ello. Nolen retrocedió el carro y se dirigieron a casa, al salir del Dorado, el hombre habló con voz ronca y seria.

-llamaremos a Trisher, para que nos cuente algo mas sobre eso de los capullos.

 

-¿y por qué ese sujeto quería hablar contigo?-quiso saber Trixi mientras comían en un restaurant de carnes. El olor envolvía todo el local como una camisa de fuerza a un maniático.

-¿Nolen Goldman?-dijo Jean llevándose un bocado. Angélica y Trixi la veían como si aquella mujer fuera su programa de tv preferido.

-si, fue raro…. Como te miraba y cuando te llevaron con ellos-comentó Trixi con voz crispada, igual que si hablara sobre un asesinato presenciado-me preocupé un poco.

-Yo no. Es Nolen-dijo Angélica encogiéndose de hombros, se apoyó en la mesa de brazos cruzados-las perras son peligrosas, pero él es inofensivo.

-¿como estás segura?-quiso saber la menor Wholferd inquietada.

Angélica se puso tensa entonces y pareció morderse los labios. Jean sintió que acababan de pisar un terreno muy delicado para la kirin, ella no se echaba atrás fácilmente... pero algo en la pregunta de Trixi parecía haberla retraído.

-prefiero reservarme eso. No seria placentero tocar ese tema-farfulló.

Jean decidió no exigir nada y tomo un sorbo a su refresco. Trixi seguía acosando a Angélica pero tras un minuto de silencio comprendió que mejor no continuar. A continuación, volvió a sus inquietas preguntas para Jean.

-en fin. ¿Has estado viendo a ese semidemonio? ¿Cuántas veces lo viste? ¿Por qué no me lo contaste?-exigió Trixi y luego miró a Angélica la cual ya se había calmado-y tu ya sabias, nunca hablaste.

La rubia se encogió de hombros. Jean casi parecía que no estaba oyendo, y tampoco se mostro extremadamente emocional cuando respondió.

-lo he visto un par de veces-respondió ella pinchando un pedazo de carne asada, la mirada amarilla de la mujer no vacilo ante Trixi-y no tenia razón para contarte, como bien dijo Angélica, él no es peligroso.

Trixi puso cara de insulto. De pronto estrello sus manos en la mesa, Angélica se arrimó lejos de la pseudodemonia, sin embargo Jean simplemente mordió el pedazo de carne en su cubierto mientras la otra pelirroja empezaba a vociferar. Jean solo hizo caso a lo esencial.

-¡pero yo te presenté a Úrsula! ¡Fuiste la única en la familia a la que se la presenté! Tendrías que haberme avisado sobre esto-la voz de la chica delató que se sentía dolida. Jean entonces entendió todo, cosa que hizo que la carne se le atascara. Tuvo que hacer un rápido esfuerzo para no ahogarse.

-momento ¿que?-dijo anonadada al conseguir tragar.

-no me hablaste de Nolen-apuntó la otra mujer. Jean frunció el ceño.

-él no es mi novio, Trixi-manifestó con firmeza, Trixi se vio sorprendida-simplemente lo he visto y las razones por las que lo he hecho no han tenido que ver con romance.

-¿y por qué te veía como si fueras un secreto del cosmos?-intervino Angélica, Jean hizo un mohín y con un esfuerzo legendario no se sonrojó.

-eso ya viene por su cuenta.

-¿hay esperanza de que salgas con él?-dijo Trixi con una chispa de ilusión.

Jean estiró una ceja, esta casi se le salió del rostro.

-ahmm….-iba a decir.

-porque eso seria genial.

Angélica soltó una larga y rítmica risa. Las Wholferd la vieron intrigadas, de pronto la kirin se tornó seria, como si fuera otra persona.

-mientras las perras Goldman no aparezcan en tu casa, yo seré feliz-avisó.

 

-odio que esos demonios pongan a sus hijos, siempre en los lugares más feos posibles-se quejó Jessica sin apartar la atención de la tapa del alcantarillado.

-ellos son tan malditamente feos, que no les debe molestar estar rodeados de fealdad Jessie-le aseguró su gemela.

Nolen solamente podía mirar el oscuro hueco. Trisher permanecía justo al frente esperando a que alguno decidiera tomar la iniciativa.

-¿estas seguro de que es por aquí?-preguntó Nolen intensamente. Trisher hizo una mueca de fastidio.

-seguro,  ¿cuantos conoces que podrían olvidar algo así?-dijo agriamente.

Seguro pocos, pero Nolen sabia que muchos añorarían poder hacerlo. Las gemelas dudaban en saltar, quizás por desconfianza, o por asco.

-entonces voy primero-anunció Nolen saltando a la oscuridad.  Jessica y Jennifer estuvieron arrecias a seguir, solo hasta que se dieron cuenta que su hermano adoptivo ya no estaba.

Nolen trató de ignorar en el agua sobre la que había caído, aunque había traído calzado a prueba de agua, seguía siendo incomodo llegar a aquel sitio. Una sombra oscura con matices grises apareció de pronto pasándole a un lado, una sensación de frio llenó al semidemonio con verlo. El ser pronto se adelantó y materializo en la forma de Trisher de nuevo. Nolen no recordaba lo inquietantes que eran los sombras.

-Trisher por favor mantente en forma física, no estoy acostumbrado a ver seres negros e incorpóreos-pidió el. Trisher torció el gesto como si la declaración de Nolen le pareciera ridícula, sin embargo se limitó a encogerse de hombros.

-¿es aquella luz?-quiso saber Jane, cuando ella y su hermana aparecieron desde las sombras hasta situarse detrás de Nolen. Se referían a un débil brillo mucho más delante de la entrada.

El semidemonio necesito entornar los ojos para ver aquello, aunque la verdad era porque necesitaba estar seguro de que no había nadie y era seguro avanzar.

-si, la última vez que los vi iba a destruirlos-contaba el sombra volviéndose hacia la luz, con aire tenso-pero oí pasos y me asuste.

-vamos-pidió Nolen moviéndose hacia el destino. El resto le siguió el paso.

-¿huiste así nada mas?-masculló Jennifer caminando al lado de Trisher, la voz de la mujer sonaba entre molesta y burlona, Trisher endureció la quijada.

-si, no soy un guerrero ni un héroe, linda perrita-devolvió viendo de reojo a la joven.

-seguro que no, eres un maldito espía-intervino Jessica entretenida, Trisher la ataco con la mirada-aunque te pases la vida negándolo.

Jennifer ahogo una risa. Nolen tampoco pudo resistirlo, aunque ya se había adelantado en la negrura.

-no soy espía, soy “distribuidor de información confidencial sin consentimiento ajeno”-contradijo decididamente y casi ofendido.

-claro y yo soy un “ser canino metamórfico capaz de pararse en dos patas y hablar”-dijo Jane con un gesto sarcástico de su brazo, algo bien reflejado en su voz.

Trisher se adelantó un poco al paso hasta casi llegar a Nolen.

-¿como diablos Ion comparte tanto tiempo con ustedes? Tienen unas leguas rápidas-observó el muchacho.

-señor “distribuidor de información confidencial sin consentimiento ajeno”  ¿cuantos capullos viste la vez que los encontraste?-preguntó Nolen nerviosamente mientras miraba con más cuidado la luz a la que se aproximaban.

Trisher lo miró intrigado.

-diez, creo.

-o alguien vino aquí recientemente, o los paracitos ahora se dividen como amibas-promulgó el semidemonio, llegando a una encrucijada de desagües y estando lo bastante cerca como para que todos vieran lo que él.

Las chicas y Trisher  quedaron fríos. Los capullos debían ser unos treinta, de diferentes tamaños, todos destilando una suave iluminación en una gama de colores, entre rojo y naranja, como la luz de un incendio.

-mierda….

-sugiero que empecemos a destruirlos, alguien podría llegar….-sugirió Jessica mirando a los alrededores.

Nolen no esperaba la gran cosa al venir, tenia esperanzas de descubrir algo sobre que mierda pasaba. La razón de las muertes, quien lo causó o al menos algo de Fear… mas no estaba seguro si realmente quería encontrarse con algo contundente en aquel momento. Le preocupaba que algo realmente gordo fuera culpable de eso… porque de ser así no sabia que clase de cosas peores que paracitos podrían morar ahí abajo.

-¿cuanto crees que tarden en nacer?-escucharon decir a alguien a lo lejos. Todos automáticamente voltearon, sus oídos sintieron enseguida que había un grupo de personas aproximándose. Los pasos de ellos resonaban en las cabezas de todos, como en un desfile.

-eso oí la ultima vez-comentó Trisher alarmado. Por lo que su aspecto dictaba, el sombra podría volverse incorpóreo en medio segundo y escapar.

-no se, pero la Matriarca espera que pronto. Vamos a necesitarlos para reunir mas presas para los sacrificios-oyeron decir-aun faltan unos cientos.

-¿oyeron eso?-gimoteo Jennifer inquietada, se a cerco mas a su gemela, casi juntando las espadas, como cuando se preparan para una pelea en la que se encuentren rodeadas. Los pasos se escucharon cada vez mas cerca.

-demasiado claro-alegó Nolen, quien tragó saliva-salgamos de aquí, ahora.

Antes que alguien dijera algo, todos rompieron en carrera de vuelta a la superficie. Trisher se esfumó sin previo aviso. El desgraciado tenía el privilegio de poder atravesar paredes, aun así, ni él era invulnerable, a pesar de poder volverse incorpóreo podía ser destruido, atacando un pequeño detalle que muchos ignoraban: entre su figura difusa de sombra, había algo, un cristalito gris, que si era destruido, Trisher moriría. Por si fuera poco, en su forma demoniaca era casi intocable, hasta que atacaba, en esos cortos periodos, tenia que ser físico para hacer daño y por consiguiente se exponía a ser violentado.

Nolen no estaba muy preocupado por la ausencia del tipo. Lo que mas le importaba era ponerse a salvo a si mismo y a sus hermanas, ellas no necesitaron mucha ayuda para escapar, al llegar a la salida, con una gracia felina saltaron y salieron del alcantarillado, seguidas de Nolen. Ellas no eran tan fuertes como muchos demonios, pero sobresalían en agilidad y velocidad.

-no esperaba que fuera tan pronto-dijo Ion al verlos llegar hasta el auto.

-¡no hay tiempo!-exclamó Nolen sudando-¡debemos  irnos!

Ion aunque no sabia que pasaba, reacciono de inmediato. No cualquier cosa pondría a los chicos a correr. Segundos más tarde todos estuvieron en el vehículo.

-¡pisa el maldito acelerador Teddy! –exigió Jennifer mirando por la ventana en la parte trasera del vehículo.

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