viernes, 24 de octubre de 2014

El edén del infierno: Acto 1-Capitulo 1



1-La rosa nocturna

J
ean Wholferd miro a través del humo de discoteca “Rosa nocturna” igual que siempre, tan avasallador como una ventisca, apenas y con la música podía oír sus propios pensamientos, su rostro se crispo cubierto de sudor y ando entre la inquieta multitud en rítmico movimiento. Se sintió claustrofóbica, pero aun así estaba decidida a cruzar el lugar, había estado aburrida últimamente que ya hace algún tiempo que ningún demonio la molestaba, su trabajo era repelerlos cuando se excedían en el mundo humano.
No tanto por ser demonios, realmente los pseudodemonios, como ella solo se ocupaban de eliminar a los que causaban demasiado revuelo en la sociedad, el acuerdo es no matar muchos humanos y si lo hacen, que no se sienta, pero algunos parecen llevar la contraria porque forman unos líos que salen en las noticias durante un mes o más.
Jean solo estaba a la caza de algún demonio o semidemonio que estuviera acechando, la discoteca era un gran lugar para ello, por eso fue, además de conocer chicos calientes y bailar un rato. Ella en cada vidriera se miraba un instante para estar segura de su aspecto, se miró en una puerta de cristal oscuro antes de pasar al patio de la disco.
Su rojo cabello era una de sus aficiones, amaba cuidarlo, estaba tan largo que llegaba casi a la cadera, ondulado y sedoso, de piel neutra con algunas pecas, ojos rasgados y amarillos que todos consideraban cautivadores, examinó sus piernas casi al descubierto dejando de lado su falda a la rodilla de color purpura, con esta vestía una camisa blanca estampada bajo su chaqueta de igual tono que la falda y unos tacones de plataforma.
Se froto los labios para mejorar su pintalabios y cruzo el umbral. Con una noche sofocante y el cielo despejado Jean avanzo en la oscuridad de un sombrío callejón, sabía que muchos demonios los usaban para emboscar, pero en cambio encontró otra cosa.
Una chica ahogando contra la pared a un hombre usando las manos, el tipo era de unos veinte y luchaba por respirar, la mujer traía un pantalón ajustado, botas de cuero, una chaqueta de cuerina, acompañado de una gorra como de policía y guantes de gimnasio.
Jean pensó que se veía ruda al instante.
-déjame…. Eres un monstruo…-dijo el hombre entre jadeos.
-escoria-lo insulto la chica y azoto a la víctima contra el suelo con una fuerza sobrehumana.
Jean lo capto al instante, cuando la mujer se volvió pudo divisar los rojizos y fosforescentes ojos de la tipa, era lo que buscaba, la demonia estaba a punto de patear a su víctima pero el sonido del arma de Jean salir de su chaqueta y apuntarla la hizo parar en seco. La demonia la miro un segundo.
-¿qué quieres?-musito con voz áspera y nada agradable.
-es obvio, déjalo-dijo Jean. Ella rió.
-y dejar que se quede sin lo que merece, ni hablar.
-te lo advierto, tengo mucha puntería.
-y yo muchos acosadores, pseudodemonia, sé que es lo que ustedes hacen, pero este no es tu asunto-gruño.
-en efecto lo es, déjalo.
Jean la amenazo con la mirada.
-y por otra parte, esto no debería importarte, muchos solo se van-pateo al hombre antes de que escapara.
-no soy así, además, estoy aburrida y quiero disparar contra alguien-respondió Jean sonriendo, la demonia se lo devolvió.
-es decir, frustras mi venganza y me amenazas de muerte por aburrimiento.
-más o menos.
La chica la taladro con la vista y avanzo sobre el humano, mostro los dientes afilados, Jean atendió que era una demonia estándar, estaba acostumbrada a demonios de nivel inferior: simples bichos estúpidos con grandes dientes que a pesar de asustar en apariencia, eran fáciles de matar.
-¿quieres pelear, ramera de cabellos rojos? ¡Ven entonces!-propuso con posición desafiante, Jean deseo disparar entonces y lo hubiera hecho si los sonidos de pasos detrás de ella no la hubieran interrumpido.
Sorprendida se volteó y vio a tres individuos más, sus ojos rojos lo delataban, eran más demonios, eran una pandilla. Dos chicos y una chica, la chica encendió su celular iluminando más el sitio y sonrió.
Jean analizo a los sujetos: las mujeres eran gemelas, morenas de cabellos negros, ojos grandes y verdes con toques parecidos a gris. La recién llegada vestía similar pero de azul oscuro y el estampado de su camisa era distinto.
-¿ahora cuál es el problema?-inquirió en más alto.
-iba a matarlo-señalo al humano inconsciente.
-y él quería tocarme-defendió la supuesta víctima, mostrándose indignada.
Su gemela y el otro chico hicieron un sonido de entendimiento.
-eso imaginé, Jennifer-dijo el mismo hombre con aspecto de que fuera típico-señorita pseudodemonia, no queremos problemas, ¿puede dejar de amenazar a mi amiga?
-soy Jean, y…-ella miro al tipo y con esos bellos ojos naranja era imposible negarse, enfundo su pistola-claro, la dejare.
-perfecto Jean…-pronuncio su nombre con una sonrisa fugaz, la habría cautivado hasta suspirar si hubiera sido más débil.
La gemela se rio y su aparente novio la abrazo.
Jean no podía dejar de contemplar al negociador, era muy atractivo.
-bien, Jane vamos por unos refrescos, más tarde tenemos que irnos-señalo la gemela de Jennifer.
-Jessica, quiero matar a alguien…-pidió esta, eso no era secreto para nadie.
-estaba buscando demonios para entretenerme-explico Jean al hombre de ojos naranja, ignorando el casi incoherente comentario de la chica homicida.
-con razón, te equivocaste de pandilla. Somos semidemonios, solamente-explico en novio de Jessica. Jean bufó-por cierto, soy Ion.
-mucho gusto-dijo con casi nulo interés.
El de ojos naranja miro hacia atrás y luego a Jean.
-él es Ion Armstrong-reiteró quien parecía tomar el rol de líder- y nosotros somos Nolen, Jennifer y Jessica Goldman.
Jean asintió, ella pudo notar que una molesta intimidación la asediaba, considerando que estaba casi rodeada de semidemonios con aspecto de saber dar una buena pelea.
Nolen se volvió a sus amigos e hizo un gesto para que regresaran, las gemelas se miraron con Ion antes de caminar hacia la discoteca, Nolen iba a seguirlos pero al notar que Jean no se movía le pidió que los siguiera con una mano. Ella sintió un suave espasmo de sorpresa ante la invitación, pero no vacilo mucho en seguirlo.
Una vez fuera Jean pudo verlos a todos, antes sintió curiosidad por ver en la luz a Nolen e Ion, cuando lo hizo eso le arrebato una sonrisa sigilosa. Ion era delgado pero con aspecto estilizado no flacucho, de cabello negro largo hasta los hombros y piel bronceada, ojos verde oscuro con largas pestañas, traía una camisa de botones manga larga, esta estaba entre abierta enseñando un poco más de su piel, también usaba un pantalón de jean con igual color y zapatos de trenza. Jean casi sintió envidia de Jessica quien lo abrazaba con fuerza.
Por otro lado Nolen era apenas más alto, con facciones anchas, cabello corto pero abundante color bronce, tez blanca, ojos naranja y contextura más gruesa que Ion, casi fornida. Usaba una chaqueta negra sobre una camisa roja, se enfundaba en unos bellos pantalones negros que contrastaban con sus zapatos del mismo color pero con rayas rojas… a Jean la dejó sin aliento, pero para las miradas ajenas estaba inmutable, como si no le afectara en absoluto.
-siento este incidente Nolen-se disculpó Jennifer sonriendo.
-da lo mismo, no pasó nada-respondió sin mucha emoción-no hagas mucho escándalo la próxima-miro su reloj bajo la chaqueta antes de continuar-vayan dentro, ya los alcanzo.
Ion asintió y los tres se fueron, Jean pensó por un segundo en irse pero Nolen la encaro primero y le extendió una mano, ella la contemplo sin entender, casi se sintió avergonzada cuando Nolen sonrió torcidamente con una pizca de diversión.
-¿tu teléfono?-dijo sutilmente, Jean exhalo y lo miro directamente.
-¿para qué lo querrías?
-para nada malo, de eso no te preocupes-contesto-pensé que en algún momento necesitaríamos llamar a un pseudodemonio.
Ella tomo aire y de su chaqueta extrajo una tarjetilla que deposito en la mano del hombre, este la estudio sorprendido.
-¿tarjeta y todo eh?-musito.
Jean se encogió de hombros.
-siempre me lo piden, no puedo estar escribiéndolo todo el tiempo.
Sonrió de oreja a oreja, Jean pensó que debía saber el poder de esa sonrisa, era arrebatadora, más persuasiva que ser apuntado por un arma.
-bien, te llamare-dijo el guardando la tarjeta.
-ok, cuando quieras, tengo que irme-expreso la chica.
-espero verte pronto.
Ella asintió y corrió dentro de la discoteca una vez más, esta vez la atravesó hasta llegar al frente donde un rio de gente entraba y salía, Jean cuando por fin escapo, diviso su auto, bueno no suyo, solía “prestarlo” sin permiso a su tío Félix o a algún incauto del camino para luego regresarlo.
Tomo aire, entro al vehículo, una 4Runner verde, se puso cómoda en el asiento y giro la llave, la camioneta le regreso un suave ronroneo mientras Jean salía de aquel agitado lugar. De momento no habían demonios que tratar y se sentía agitada como para quedarse demasiado, si se propasaba de su resistencia la cabeza le zumbaría toda la noche privándola del sueño.

Nolen Goldman suspiro fuera de la discoteca viendo a los vehículos entrar y salir, no paraba de mirar su reloj, se sentía cansado, pero aun tendrían fiesta por un rato más, Jennifer y Jessica estaban ansiosas de  llegar a casa de Andreik, alias alcantarillado demoniaco que era casi de todo el mundo, muchos semidemonios terminaban apiñados en algún lugar. La vida era un poco difícil para ellos, literalmente ser un semidemonio era ilegal, así que terminarías en una penitenciaria demoniaca si se sabía, muchos padres ya sea por miedo o por asco a sus hijos los dejaban en la calle.
 De manera que muchos tenían vidas difíciles, algunos con horribles cicatrices emocionales. Sin embargo muchos se unían a grupos más grandes que les daba el calor familiar que les hacía falta.
Nolen diviso a Jane y Jessie saliendo con Ion de la discoteca, todos cubiertos de sudor y sonriendo.
-díganme que no están borrachos-pidió Nolen un poco divertido.
-para nada-negó Jennifer.
 Nolen resoplo y le puso la palma frente al rostro.
-¿cuántos dedos vez?-pidió.
-quince.
-estas un poco molida.
Aunque ellas no lo dejaban  ver mucho pero podrían estar ebrias, cuando lo estaban se volvían más alegres y locas que los fuegos artificiales de año nuevo. Por otra parte Nolen advirtió que Ion seguía sobrio.
-vamos, Andreik espera-señalo.
Nolen asintió y se dirigieron al auto, no era muy grande pero solo eran cuatro chicos, Ion condujo, Nolen a su lado y Jane con Jessie detrás.
-maldito sudor-se quejó Jessica viéndose en cabello-odio que se erice.
-por lo menos no se te corrió el rímel-dijo Jennifer mirándose en el espejo del vehículo.
Ion arrancó y ellas siguieron con sus quejas, otro efecto del alcohol, quizás uno de los peores.
-¡mierda me dañe la uña!-manifestó Jessica enojada-mi maldito esmalte es muy caro.
-eso es por abrir una maldita lata de cerveza-inquirió Jennifer irritada-que servicio tan mierda, la próxima me comeré al gerente.
Y Nolen percibió que la siguiente fase de su ebriedad estaba cerca, la discusión.
-¡¡ah mierda mira lo que le hiciste a mi cabello!!! Eres una amenaza con las planchas-se quejó Jessica con fuerza.
-mira quien lo dice, tu eres una amenaza con los corta uñas perra estúpida.
Ion resoplo exasperado con la lluvia de insultos que seguiría, Nolen se cubrió el rostro con fastidio, siempre había sido paciente pero tuvo que desarrollar una capacidad de resistencia especial para con ellas.
-eres una desquiciada-insulto Jessie.
-enferma del carajo, yo no ronco como oso.
-y yo no soy la que canta como un lobo marino desafinado en la ducha.
-puta.
-adicta al porno.
-¡yo no soy la sinvergüenza que tiene sexo delante de la otra!
Ion hizo un gesto de violencia con la boca, la paciencia tenia limites, él intentaba conducir pero era complicado con tal distracción.
-¡ah ya cállense! Al diablo con las uñas y el pelo, se ven perfectas así-interrumpió Ion-ahora silencio si no quieren chocar.
Nolen se preguntó aun sin mirar porque no podía tener hermanastras que actuaran como borrachas calmadas y “normales”. Ion conservo la calma aunque con el comportamiento insoportable de las gemelas, se sorprendió a sí mismo por no gritar y estrellar el auto. Jane y Jessie siguieron peleándose pero sin tanto escándalo.
-deberíamos comprar sedantes para estas mujeres-susurro a Nolen-así todo sería más fácil.
-es atentar contra ellas por estar fuera de sí-le recordó.
-pero a veces es una situación desesperada.
-si quieres que cuando se den cuenta te cuelguen del asta de un edificio, hazlo, pero no me anoto-dijo Nolen cruzándose de brazos.
-miedoso.
Nolen no le prestó más atención y se dedicó a mirarse en el parabrisas del vehículo, sus ojos naranja siempre resaltaban aun en la oscuridad más hambrienta. Las luces de los demás autos lo segaban de vez en cuando pero ello no le molestaba, sus corneas estaban muy preparadas para los repentinos cambios de iluminación.

Al llegar, estuvieron ante una zona expuesta del alcantarillado, había sido abandonada su construcción luego de que la compañía encargada de esta quebrara, así que quedo a medio terminar, siendo perfecto para quienes quisieran ocultarse. La oscuridad reinaba, las tenues luces de los alrededores no eran remotamente suficientes para hacer que en el fondo del alcantarillado se viera más que un aterrador hoyo negro.
-¡ahí voy!-exclamo Jennifer al dejarse caer con los brazos en alto, igual que la gente al caer de una montaña rusa.
-¡espera!-chillo Ion asustado, pero era muy tarde, la chica se había esfumado en la negrura.
-¡te acompaño!-declaro Jessica siguiendo fugaz a su hermana.
Nolen entorno los ojos mirando al fondo.
-¡¿siguen vivas?!-exclamo poniendo las manos a los lados de su boca amplificando el sonido.
-¡sí! ¡Salten de una vez!-grito alguna de ellas.
-no puedo creer que borrachas tengan tan buena coordinación para caer-dijo Ion atónito.
-el mundo es ilógico a veces-dijo Nolen y salto tras las chicas.
Sintió el viento en su rostro, pudo contar aproximadamente diez metros de caída antes de que sus pies tocaran el suelo, un profundo eco le siguió y la oscuridad absoluta no dio tregua. El hombre se puso de irguió encontrando a las gemelas paradas a escasos metros de él, totalmente despreocupadas. Nolen se sintió satisfecho al recordar que sus piernas semidemoniacas lo hacían inmune a casi todas las caídas.
-¡no hagan eso! Creí que se romperían algo-dijo el otro chico al aterrizar al lado de su novia, ella en respuesta se encogió de hombros.
-¿qué importa? siempre nos rompemos huesos-replico Jennifer comenzando a caminar hacia el fondo de la alcantarilla seca.
Ion resoplo ante el desinterés de ambas, Nolen se recordó que en su mayoría se debía al exceso de alcohol, ellas jamás se preocupaban demasiado, a menos que fuera importante, en especial Jennifer. Pero estando ebrias, podrían perder un miembro entero y apenas les importaría.
Siguieron su camino, Ion tomo de una mano a Jessica, casi protegiéndola de hacer algo suicida, y vigilaba fijamente a Jennifer, Nolen se quedó caminando detrás de todos, en caso de que cualquier cosa pasara él lo sabría al instante. Quizás diez minutos más tarde llegaron a una cañería muy al fondo del laberinto en la alcantarilla y miraron un gran grafiti en la pared: el símbolo de la sociedad de los semidemonios. Era una línea curveada enroscándose en sí misma, poseía espigas sobre si pareciendo alguna especie de cuernos.
-maldición, me muero de sueño-se quejó Ion restregándose los ojos, que por su color rojizo estaban en modo nocturno.
-para eso existe el café-le dijo Jennifer con naturalidad-si te duermes te lo vaciare en los pantalones.
Nolen toco el grafiti y este se volvió rojo sangre, trasluciendo en la oscura pared, a continuación el color rojo del grafiti se extendió hasta crear una especie de portal al verdadero destino.
-no creo que sea correcto-reprendió Jessica a Jennifer, Ion ponía los ojos en blanco-¿yo le regalé esos pantalones recuerdas? seria doloroso verlos destruidos.
Nolen sonrió, recordó el funesto incidente de ese día, cuando ellas volvían de comprar los regalos de navidad y ciertas personas indeseables se cruzaron en su camino. Ese chico debía recordar el dolor como si hubiera sido ayer...
-vamos-declaro Nolen mirando a sus acompañantes-hay que gozar la fiesta, recuerden que quedan pocas horas para el amanecer.
Entonces salto al portal siendo seguido por el resto.
Tras el brillo del portal se encontró la sala de estar, llena de personas bailando en la oscura habitación iluminada por luces de discoteca, alrededor habían sillones tapizados con colores contrastantes a la negrura, llenos de gente por cierto. En la otra esquina había un bar con luces rojas sirviendo vodka, tequila, vino y cerveza, las cosas se veían animadas.
-ni se les ocurra tocar el bar-les advirtió Nolen a las gemelas, ellas lo miraron feo.
-¿y que si vamos?-pregunto Jessica aferrándose al brazo de su novio.
Nolen les sonrió de oreja a oreja, sus ojos verde claro le parecían cautivadores, pero eso no lo disuadiría.
-¿quieren que “esa chica” las visite de nuevo?-pregunto, Ion se cubrió la boca para no reírse, ellas le dedicaron una mirada asesina.
-¡no! ¡Donde sea que se revuelque esa puta la quiero lejos de mí!-chillo Jennifer enrojeciendo de ira.
-entonces no bebas-le sugirió Nolen con un toque alegre y se alejó entre las personas.
Nolen se encamino a una de las sillas, tras haber visto a Andreik Ortega sentado en ella, rodeado de un pequeño grupo que chismoseaba en voz alta por la música. Era un hombre de edad entre adulto joven y de mediana edad, debía contar con algo más de treinta o treintaicinco años, era difícil saberlo, la evolución de edad entre los demonios y semidemonios variaba. Llevaba botas negras con grandes hebillas, una camisa de igual tono, pantalón de jean descolorido y una larga chaqueta que combinaba con las botas, contrastaba por su cabello negro manchado con verde y su tez blanca.
-¡Nolen! Te tardaste-lo reprendió.
-hubo un incidente con una pseudodemonia-explico tomando asiento.
Los ojos del hombre se tornaron enormes.
-¿qué paso?
-nada grave, evitamos que Jennifer se le abalanzara justo a tiempo.
Suspiro y dio un trago a su bebida.
-¿quién levanto el arma primero?
-no estoy seguro, llegamos y ya se estaban mirando desafiantes.
-bueno, Jennifer a veces es un poco…. Descontrolada.
-¿y ahora lo notas?-dijo Nolen sarcástico, viendo de soslayo a su hermana quien se reía con Jessica e Ion en otra esquina del lugar.
-siempre lo supe, por cierto, ¿sabes de alguien que allá asesinado a un humano y haya dejado el cuerpo destripado en medio de la carretera “ojonegro”?-pregunto con ademan sombrío.
Nolen entrecerró los ojos con una molesta sensación en la boca.
-para nada, no tenemos relaciones con demonios que se encargan de aterrar a los humanos…. En lugar de devorarlos a ellos preferimos comprar comida en el mercado, es más simple.
-eso pensé-bajo la mirada y vio a uno de sus compañeros que parecía sudar.
Era Kent Forest, un demonio que a veces acudía a las fiestas de Andreik, Nolen siempre vio que compartían una especie de amistad. Vestía una sudadera negra y un pantalón gris, su cabello era una mezcla de negro con azul, rostro ancho pero barbilla fina y por lo que Nolen había notado, muy atractivo. Su tez era neutra y ojos como un abismo. No le gustaba.
-por alguna razón hay muchos muertos últimamente, y aparentemente nadie fue-dijo el tipo, con la capucha bajada Nolen no podía verlo bien.
Nolen alzo las cejas con incredulidad.
-¿cómo que nadie fue? ¿Qué quiere decir eso?
-exactamente eso: nadie fue-repitió Andreik sirviéndose más vodka-hable con la “guardia cadena” y tras preguntar a cada demonio y semidemonio de la sociedad, resulta que ninguno lo hizo.
-eso no prueba nada.
-la verdad no es por decirlo, investigaron a los que tenían antecedentes de ser asesinos desbocados pero ninguno califico-afirmo sin dudar-los guardianes se mantuvieron vigilando desde muchos puntos oscuros y no pasó nada.
-y nadie sabe de donde salieron los cuerpos-concluyo Nolen perturbado.
Kent negó con la cabeza.
-además del detalle más perturbador-dijo, Nolen le prestó gran atención.
-no solo los humanos, algunos seres demoniacos también se han esfumado, solo que a diferencia de los humanos-Kent espero un poco antes de decirlo-ellos no aparecieron, no vivos ni muertos. Nadie los volvió a ver.
-mierda-dijo uno de los invitados oyendo tan perturbado como Nolen.
-bonito cuento de terror-señalo.
-ojala fuera cuento, te lo comente para que ustedes se cuiden la espalda-musito Andreik.
-te lo agradezco-Nolen sonrió con orgullo-pero no tengo mucho de qué preocuparme, sabes cómo es el orden.
Andreik se encogió de hombros y le ofreció vodka a Kent.
-te recuerdo que el orden se altera-aviso al estremecerse-y cuando sucede, pasan cosas terribles.
Oyó a Jessica proferir un insulto a alguien, volteo y había un chico que por lo visto, acababa de derramarle cerveza en la ropa.
-¿en otro tema, los “innombrables” vinieron?-quiso saber Nolen. Andreik hizo un mohín desagradado.
-¿los chicos Graham?-Nolen confirmo con la cabeza-hasta donde sé,  no, ¿te preocupa?
-sabes su historia con ellas-señalo a sus hermanas con el pulgar-no quiero que la noche se perturbe….
-rara vez alguien tiene la oportunidad de hacerlo, casi siempre ya lo está.

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