1-La rosa nocturna
J
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ean Wholferd miro a
través del humo de discoteca “Rosa nocturna” igual que siempre, tan avasallador
como una ventisca, apenas y con la música podía oír sus propios pensamientos,
su rostro se crispo cubierto de sudor y ando entre la inquieta multitud en
rítmico movimiento. Se sintió claustrofóbica, pero aun así estaba decidida a
cruzar el lugar, había estado aburrida últimamente que ya hace algún tiempo que
ningún demonio la molestaba, su trabajo era repelerlos cuando se excedían en el
mundo humano.
No tanto por ser
demonios, realmente los pseudodemonios, como ella solo se ocupaban de eliminar
a los que causaban demasiado revuelo en la sociedad, el acuerdo es no matar
muchos humanos y si lo hacen, que no se sienta, pero algunos parecen llevar la
contraria porque forman unos líos que salen en las noticias durante un mes o
más.
Jean solo estaba a
la caza de algún demonio o semidemonio que estuviera acechando, la discoteca
era un gran lugar para ello, por eso fue, además de conocer chicos calientes y
bailar un rato. Ella en cada vidriera se miraba un instante para estar segura
de su aspecto, se miró en una puerta de cristal oscuro antes de pasar al patio
de la disco.
Su rojo cabello era
una de sus aficiones, amaba cuidarlo, estaba tan largo que llegaba casi a la
cadera, ondulado y sedoso, de piel neutra con algunas pecas, ojos rasgados y
amarillos que todos consideraban cautivadores, examinó sus piernas casi al
descubierto dejando de lado su falda a la rodilla de color purpura, con esta
vestía una camisa blanca estampada bajo su chaqueta de igual tono que la falda
y unos tacones de plataforma.
Se froto los labios
para mejorar su pintalabios y cruzo el umbral. Con una noche sofocante y el
cielo despejado Jean avanzo en la oscuridad de un sombrío callejón, sabía que
muchos demonios los usaban para emboscar, pero en cambio encontró otra cosa.
Una chica ahogando
contra la pared a un hombre usando las manos, el tipo era de unos veinte y
luchaba por respirar, la mujer traía un pantalón ajustado, botas de cuero, una
chaqueta de cuerina, acompañado de una gorra como de policía y guantes de
gimnasio.
Jean pensó que se
veía ruda al instante.
-déjame…. Eres un
monstruo…-dijo el hombre entre jadeos.
-escoria-lo insulto
la chica y azoto a la víctima contra el suelo con una fuerza sobrehumana.
Jean lo capto al
instante, cuando la mujer se volvió pudo divisar los rojizos y fosforescentes
ojos de la tipa, era lo que buscaba, la demonia estaba a punto de patear a su
víctima pero el sonido del arma de Jean salir de su chaqueta y apuntarla la
hizo parar en seco. La demonia la miro un segundo.
-¿qué
quieres?-musito con voz áspera y nada agradable.
-es obvio, déjalo-dijo
Jean. Ella rió.
-y dejar que se
quede sin lo que merece, ni hablar.
-te lo advierto,
tengo mucha puntería.
-y yo muchos
acosadores, pseudodemonia, sé que es lo que ustedes hacen, pero este no es tu
asunto-gruño.
-en efecto lo es,
déjalo.
Jean la amenazo con
la mirada.
-y por otra parte,
esto no debería importarte, muchos solo se van-pateo al hombre antes de que
escapara.
-no soy así, además,
estoy aburrida y quiero disparar contra alguien-respondió Jean sonriendo, la
demonia se lo devolvió.
-es decir, frustras
mi venganza y me amenazas de muerte por aburrimiento.
-más o menos.
La chica la taladro
con la vista y avanzo sobre el humano, mostro los dientes afilados, Jean
atendió que era una demonia estándar, estaba acostumbrada a demonios de nivel
inferior: simples bichos estúpidos con grandes dientes que a pesar de asustar en
apariencia, eran fáciles de matar.
-¿quieres pelear,
ramera de cabellos rojos? ¡Ven entonces!-propuso con posición desafiante, Jean
deseo disparar entonces y lo hubiera hecho si los sonidos de pasos detrás de
ella no la hubieran interrumpido.
Sorprendida se
volteó y vio a tres individuos más, sus ojos rojos lo delataban, eran más
demonios, eran una pandilla. Dos chicos y una chica, la chica encendió su
celular iluminando más el sitio y sonrió.
Jean analizo a los sujetos:
las mujeres eran gemelas, morenas de cabellos negros, ojos grandes y verdes con
toques parecidos a gris. La recién llegada vestía similar pero de azul oscuro y
el estampado de su camisa era distinto.
-¿ahora cuál es el
problema?-inquirió en más alto.
-iba a
matarlo-señalo al humano inconsciente.
-y él quería
tocarme-defendió la supuesta víctima, mostrándose indignada.
Su gemela y el otro
chico hicieron un sonido de entendimiento.
-eso imaginé,
Jennifer-dijo el mismo hombre con aspecto de que fuera típico-señorita pseudodemonia,
no queremos problemas, ¿puede dejar de amenazar a mi amiga?
-soy Jean, y…-ella
miro al tipo y con esos bellos ojos naranja era imposible negarse, enfundo su
pistola-claro, la dejare.
-perfecto Jean…-pronuncio
su nombre con una sonrisa fugaz, la habría cautivado hasta suspirar si hubiera
sido más débil.
La gemela se rio y
su aparente novio la abrazo.
Jean no podía dejar
de contemplar al negociador, era muy atractivo.
-bien, Jane vamos
por unos refrescos, más tarde tenemos que irnos-señalo la gemela de Jennifer.
-Jessica, quiero
matar a alguien…-pidió esta, eso no era secreto para nadie.
-estaba buscando
demonios para entretenerme-explico Jean al hombre de ojos naranja, ignorando el
casi incoherente comentario de la chica homicida.
-con razón, te
equivocaste de pandilla. Somos semidemonios, solamente-explico en novio de Jessica.
Jean bufó-por cierto, soy Ion.
-mucho gusto-dijo
con casi nulo interés.
El de ojos naranja
miro hacia atrás y luego a Jean.
-él es Ion Armstrong-reiteró
quien parecía tomar el rol de líder- y nosotros somos Nolen, Jennifer y Jessica
Goldman.
Jean asintió, ella
pudo notar que una molesta intimidación la asediaba, considerando que estaba
casi rodeada de semidemonios con aspecto de saber dar una buena pelea.
Nolen se volvió a
sus amigos e hizo un gesto para que regresaran, las gemelas se miraron con Ion
antes de caminar hacia la discoteca, Nolen iba a seguirlos pero al notar que Jean
no se movía le pidió que los siguiera con una mano. Ella sintió un suave
espasmo de sorpresa ante la invitación, pero no vacilo mucho en seguirlo.
Una vez fuera Jean
pudo verlos a todos, antes sintió curiosidad por ver en la luz a Nolen e Ion,
cuando lo hizo eso le arrebato una sonrisa sigilosa. Ion era delgado pero con
aspecto estilizado no flacucho, de cabello negro largo hasta los hombros y piel
bronceada, ojos verde oscuro con largas pestañas, traía una camisa de botones
manga larga, esta estaba entre abierta enseñando un poco más de su piel,
también usaba un pantalón de jean con igual color y zapatos de trenza. Jean
casi sintió envidia de Jessica quien lo abrazaba con fuerza.
Por otro lado Nolen
era apenas más alto, con facciones anchas, cabello corto pero abundante color
bronce, tez blanca, ojos naranja y contextura más gruesa que Ion, casi fornida.
Usaba una chaqueta negra sobre una camisa roja, se enfundaba en unos bellos
pantalones negros que contrastaban con sus zapatos del mismo color pero con
rayas rojas… a Jean la dejó sin aliento, pero para las miradas ajenas estaba
inmutable, como si no le afectara en absoluto.
-siento este
incidente Nolen-se disculpó Jennifer sonriendo.
-da lo mismo, no
pasó nada-respondió sin mucha emoción-no hagas mucho escándalo la próxima-miro
su reloj bajo la chaqueta antes de continuar-vayan dentro, ya los alcanzo.
Ion asintió y los
tres se fueron, Jean pensó por un segundo en irse pero Nolen la encaro primero
y le extendió una mano, ella la contemplo sin entender, casi se sintió
avergonzada cuando Nolen sonrió torcidamente con una pizca de diversión.
-¿tu teléfono?-dijo
sutilmente, Jean exhalo y lo miro directamente.
-¿para qué lo
querrías?
-para nada malo, de
eso no te preocupes-contesto-pensé que en algún momento necesitaríamos llamar a
un pseudodemonio.
Ella tomo aire y de
su chaqueta extrajo una tarjetilla que deposito en la mano del hombre, este la
estudio sorprendido.
-¿tarjeta y todo
eh?-musito.
Jean se encogió de
hombros.
-siempre me lo
piden, no puedo estar escribiéndolo todo el tiempo.
Sonrió de oreja a
oreja, Jean pensó que debía saber el poder de esa sonrisa, era arrebatadora,
más persuasiva que ser apuntado por un arma.
-bien, te
llamare-dijo el guardando la tarjeta.
-ok, cuando quieras,
tengo que irme-expreso la chica.
-espero verte
pronto.
Ella asintió y
corrió dentro de la discoteca una vez más, esta vez la atravesó hasta llegar al
frente donde un rio de gente entraba y salía, Jean cuando por fin escapo,
diviso su auto, bueno no suyo, solía “prestarlo” sin permiso a su tío Félix o a
algún incauto del camino para luego regresarlo.
Tomo aire, entro al
vehículo, una 4Runner verde, se puso cómoda en el asiento y giro la llave, la
camioneta le regreso un suave ronroneo mientras Jean salía de aquel agitado
lugar. De momento no habían demonios que tratar y se sentía agitada como para
quedarse demasiado, si se propasaba de su resistencia la cabeza le zumbaría
toda la noche privándola del sueño.
Nolen Goldman
suspiro fuera de la discoteca viendo a los vehículos entrar y salir, no paraba
de mirar su reloj, se sentía cansado, pero aun tendrían fiesta por un rato más,
Jennifer y Jessica estaban ansiosas de
llegar a casa de Andreik, alias alcantarillado demoniaco que era casi de
todo el mundo, muchos semidemonios terminaban apiñados en algún lugar. La vida
era un poco difícil para ellos, literalmente ser un semidemonio era ilegal, así
que terminarías en una penitenciaria demoniaca si se sabía, muchos padres ya
sea por miedo o por asco a sus hijos los dejaban en la calle.
De manera que muchos tenían vidas difíciles,
algunos con horribles cicatrices emocionales. Sin embargo muchos se unían a
grupos más grandes que les daba el calor familiar que les hacía falta.
Nolen diviso a Jane
y Jessie saliendo con Ion de la discoteca, todos cubiertos de sudor y
sonriendo.
-díganme que no
están borrachos-pidió Nolen un poco divertido.
-para nada-negó
Jennifer.
Nolen resoplo y le puso la palma frente al
rostro.
-¿cuántos dedos
vez?-pidió.
-quince.
-estas un poco
molida.
Aunque ellas no lo
dejaban ver mucho pero podrían estar
ebrias, cuando lo estaban se volvían más alegres y locas que los fuegos
artificiales de año nuevo. Por otra parte Nolen advirtió que Ion seguía sobrio.
-vamos, Andreik
espera-señalo.
Nolen asintió y se
dirigieron al auto, no era muy grande pero solo eran cuatro chicos, Ion
condujo, Nolen a su lado y Jane con Jessie detrás.
-maldito sudor-se quejó
Jessica viéndose en cabello-odio que se erice.
-por lo menos no se
te corrió el rímel-dijo Jennifer mirándose en el espejo del vehículo.
Ion arrancó y ellas
siguieron con sus quejas, otro efecto del alcohol, quizás uno de los peores.
-¡mierda me dañe la
uña!-manifestó Jessica enojada-mi maldito esmalte es muy caro.
-eso es por abrir
una maldita lata de cerveza-inquirió Jennifer irritada-que servicio tan mierda,
la próxima me comeré al gerente.
Y Nolen percibió que
la siguiente fase de su ebriedad estaba cerca, la discusión.
-¡¡ah mierda mira lo
que le hiciste a mi cabello!!! Eres una amenaza con las planchas-se quejó Jessica
con fuerza.
-mira quien lo dice,
tu eres una amenaza con los corta uñas perra estúpida.
Ion resoplo
exasperado con la lluvia de insultos que seguiría, Nolen se cubrió el rostro
con fastidio, siempre había sido paciente pero tuvo que desarrollar una
capacidad de resistencia especial para con ellas.
-eres una
desquiciada-insulto Jessie.
-enferma del carajo,
yo no ronco como oso.
-y yo no soy la que
canta como un lobo marino desafinado en la ducha.
-puta.
-adicta al porno.
-¡yo no soy la
sinvergüenza que tiene sexo delante de la otra!
Ion hizo un gesto de
violencia con la boca, la paciencia tenia limites, él intentaba conducir pero
era complicado con tal distracción.
-¡ah ya cállense! Al
diablo con las uñas y el pelo, se ven perfectas así-interrumpió Ion-ahora
silencio si no quieren chocar.
Nolen se preguntó
aun sin mirar porque no podía tener hermanastras que actuaran como borrachas
calmadas y “normales”. Ion conservo la calma aunque con el comportamiento
insoportable de las gemelas, se sorprendió a sí mismo por no gritar y estrellar
el auto. Jane y Jessie siguieron peleándose pero sin tanto escándalo.
-deberíamos comprar
sedantes para estas mujeres-susurro a Nolen-así todo sería más fácil.
-es atentar contra
ellas por estar fuera de sí-le recordó.
-pero a veces es una
situación desesperada.
-si quieres que
cuando se den cuenta te cuelguen del asta de un edificio, hazlo, pero no me
anoto-dijo Nolen cruzándose de brazos.
-miedoso.
Nolen no le prestó
más atención y se dedicó a mirarse en el parabrisas del vehículo, sus ojos
naranja siempre resaltaban aun en la oscuridad más hambrienta. Las luces de los
demás autos lo segaban de vez en cuando pero ello no le molestaba, sus corneas
estaban muy preparadas para los repentinos cambios de iluminación.
Al llegar,
estuvieron ante una zona expuesta del alcantarillado, había sido abandonada su
construcción luego de que la compañía encargada de esta quebrara, así que quedo
a medio terminar, siendo perfecto para quienes quisieran ocultarse. La
oscuridad reinaba, las tenues luces de los alrededores no eran remotamente
suficientes para hacer que en el fondo del alcantarillado se viera más que un
aterrador hoyo negro.
-¡ahí voy!-exclamo
Jennifer al dejarse caer con los brazos en alto, igual que la gente al caer de
una montaña rusa.
-¡espera!-chillo Ion
asustado, pero era muy tarde, la chica se había esfumado en la negrura.
-¡te acompaño!-declaro
Jessica siguiendo fugaz a su hermana.
Nolen entorno los
ojos mirando al fondo.
-¡¿siguen vivas?!-exclamo
poniendo las manos a los lados de su boca amplificando el sonido.
-¡sí! ¡Salten de una
vez!-grito alguna de ellas.
-no puedo creer que
borrachas tengan tan buena coordinación para caer-dijo Ion atónito.
-el mundo es ilógico
a veces-dijo Nolen y salto tras las chicas.
Sintió el viento en
su rostro, pudo contar aproximadamente diez metros de caída antes de que sus
pies tocaran el suelo, un profundo eco le siguió y la oscuridad absoluta no dio
tregua. El hombre se puso de irguió encontrando a las gemelas paradas a escasos
metros de él, totalmente despreocupadas. Nolen se sintió satisfecho al recordar
que sus piernas semidemoniacas lo hacían inmune a casi todas las caídas.
-¡no hagan eso! Creí
que se romperían algo-dijo el otro chico al aterrizar al lado de su novia, ella
en respuesta se encogió de hombros.
-¿qué importa?
siempre nos rompemos huesos-replico Jennifer comenzando a caminar hacia el
fondo de la alcantarilla seca.
Ion resoplo ante el
desinterés de ambas, Nolen se recordó que en su mayoría se debía al exceso de
alcohol, ellas jamás se preocupaban demasiado, a menos que fuera importante, en
especial Jennifer. Pero estando ebrias, podrían perder un miembro entero y
apenas les importaría.
Siguieron su camino,
Ion tomo de una mano a Jessica, casi protegiéndola de hacer algo suicida, y
vigilaba fijamente a Jennifer, Nolen se quedó caminando detrás de todos, en
caso de que cualquier cosa pasara él lo sabría al instante. Quizás diez minutos
más tarde llegaron a una cañería muy al fondo del laberinto en la alcantarilla
y miraron un gran grafiti en la pared: el símbolo de la sociedad de los
semidemonios. Era una línea curveada enroscándose en sí misma, poseía espigas
sobre si pareciendo alguna especie de cuernos.
-maldición, me muero
de sueño-se quejó Ion restregándose los ojos, que por su color rojizo estaban
en modo nocturno.
-para eso existe el
café-le dijo Jennifer con naturalidad-si te duermes te lo vaciare en los
pantalones.
Nolen toco el
grafiti y este se volvió rojo sangre, trasluciendo en la oscura pared, a
continuación el color rojo del grafiti se extendió hasta crear una especie de
portal al verdadero destino.
-no creo que sea
correcto-reprendió Jessica a Jennifer, Ion ponía los ojos en blanco-¿yo le
regalé esos pantalones recuerdas? seria doloroso verlos destruidos.
Nolen sonrió,
recordó el funesto incidente de ese día, cuando ellas volvían de comprar los
regalos de navidad y ciertas personas indeseables se cruzaron en su camino. Ese
chico debía recordar el dolor como si hubiera sido ayer...
-vamos-declaro Nolen
mirando a sus acompañantes-hay que gozar la fiesta, recuerden que quedan pocas
horas para el amanecer.
Entonces salto al
portal siendo seguido por el resto.
Tras el brillo del
portal se encontró la sala de estar, llena de personas bailando en la oscura
habitación iluminada por luces de discoteca, alrededor habían sillones
tapizados con colores contrastantes a la negrura, llenos de gente por cierto.
En la otra esquina había un bar con luces rojas sirviendo vodka, tequila, vino
y cerveza, las cosas se veían animadas.
-ni se les ocurra
tocar el bar-les advirtió Nolen a las gemelas, ellas lo miraron feo.
-¿y que si
vamos?-pregunto Jessica aferrándose al brazo de su novio.
Nolen les sonrió de
oreja a oreja, sus ojos verde claro le parecían cautivadores, pero eso no lo
disuadiría.
-¿quieren que “esa
chica” las visite de nuevo?-pregunto, Ion se cubrió la boca para no reírse,
ellas le dedicaron una mirada asesina.
-¡no! ¡Donde sea que
se revuelque esa puta la quiero lejos de mí!-chillo Jennifer enrojeciendo de
ira.
-entonces no
bebas-le sugirió Nolen con un toque alegre y se alejó entre las personas.
Nolen se encamino a
una de las sillas, tras haber visto a Andreik Ortega sentado en ella, rodeado
de un pequeño grupo que chismoseaba en voz alta por la música. Era un hombre de
edad entre adulto joven y de mediana edad, debía contar con algo más de treinta
o treintaicinco años, era difícil saberlo, la evolución de edad entre los
demonios y semidemonios variaba. Llevaba botas negras con grandes hebillas, una
camisa de igual tono, pantalón de jean descolorido y una larga chaqueta que
combinaba con las botas, contrastaba por su cabello negro manchado con verde y
su tez blanca.
-¡Nolen! Te
tardaste-lo reprendió.
-hubo un incidente
con una pseudodemonia-explico tomando asiento.
Los ojos del hombre
se tornaron enormes.
-¿qué paso?
-nada grave,
evitamos que Jennifer se le abalanzara justo a tiempo.
Suspiro y dio un
trago a su bebida.
-¿quién levanto el
arma primero?
-no estoy seguro,
llegamos y ya se estaban mirando desafiantes.
-bueno, Jennifer a
veces es un poco…. Descontrolada.
-¿y ahora lo
notas?-dijo Nolen sarcástico, viendo de soslayo a su hermana quien se reía con
Jessica e Ion en otra esquina del lugar.
-siempre lo supe,
por cierto, ¿sabes de alguien que allá asesinado a un humano y haya dejado el
cuerpo destripado en medio de la carretera “ojonegro”?-pregunto con ademan
sombrío.
Nolen entrecerró los
ojos con una molesta sensación en la boca.
-para nada, no
tenemos relaciones con demonios que se encargan de aterrar a los humanos…. En
lugar de devorarlos a ellos preferimos comprar comida en el mercado, es más
simple.
-eso pensé-bajo la
mirada y vio a uno de sus compañeros que parecía sudar.
Era Kent Forest, un
demonio que a veces acudía a las fiestas de Andreik, Nolen siempre vio que
compartían una especie de amistad. Vestía una sudadera negra y un pantalón
gris, su cabello era una mezcla de negro con azul, rostro ancho pero barbilla
fina y por lo que Nolen había notado, muy atractivo. Su tez era neutra y ojos
como un abismo. No le gustaba.
-por alguna razón
hay muchos muertos últimamente, y aparentemente nadie fue-dijo el tipo, con la
capucha bajada Nolen no podía verlo bien.
Nolen alzo las cejas
con incredulidad.
-¿cómo que nadie
fue? ¿Qué quiere decir eso?
-exactamente eso:
nadie fue-repitió Andreik sirviéndose más vodka-hable con la “guardia cadena” y
tras preguntar a cada demonio y semidemonio de la sociedad, resulta que ninguno
lo hizo.
-eso no prueba nada.
-la verdad no es por
decirlo, investigaron a los que tenían antecedentes de ser asesinos desbocados
pero ninguno califico-afirmo sin dudar-los guardianes se mantuvieron vigilando
desde muchos puntos oscuros y no pasó nada.
-y nadie sabe de
donde salieron los cuerpos-concluyo Nolen perturbado.
Kent negó con la
cabeza.
-además del detalle
más perturbador-dijo, Nolen le prestó gran atención.
-no solo los
humanos, algunos seres demoniacos también se han esfumado, solo que a
diferencia de los humanos-Kent espero un poco antes de decirlo-ellos no
aparecieron, no vivos ni muertos. Nadie los volvió a ver.
-mierda-dijo uno de
los invitados oyendo tan perturbado como Nolen.
-bonito cuento de
terror-señalo.
-ojala fuera cuento,
te lo comente para que ustedes se cuiden la espalda-musito Andreik.
-te lo agradezco-Nolen
sonrió con orgullo-pero no tengo mucho de qué preocuparme, sabes cómo es el
orden.
Andreik se encogió
de hombros y le ofreció vodka a Kent.
-te recuerdo que el
orden se altera-aviso al estremecerse-y cuando sucede, pasan cosas terribles.
Oyó a Jessica
proferir un insulto a alguien, volteo y había un chico que por lo visto,
acababa de derramarle cerveza en la ropa.
-¿en otro tema, los “innombrables”
vinieron?-quiso saber Nolen. Andreik hizo un mohín desagradado.
-¿los chicos Graham?-Nolen
confirmo con la cabeza-hasta donde sé, no, ¿te preocupa?
-sabes su historia
con ellas-señalo a sus hermanas con el pulgar-no quiero que la noche se
perturbe….
-rara vez alguien
tiene la oportunidad de hacerlo, casi siempre ya lo está.
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