12
Pesadilla
duradera
T
|
odos hacían
las revisiones finales para irse del complejo perteneciente a Scioli, tomaron a
los rehenes importantes que iban a ser interrogados de regreso al residencial
urbano y los demás se quedarían atados esperando que alguien viniera a
soltarlos, probablemente la policía. Jean todavía estaba un poco mareada, el
impacto durante la caída del helicóptero no fue fácil, Adon la salvó, pero Jean
aún estaba algo débil por el uso de su energía física y demoniaca, la segunda
principalmente, a parte, su adjunto había tenido días mejores.
Un
escandaloso grito de dolor llenó el ambiente helando a todos, seguido de
disparos consecutivos. Todo venia del exterior…
-¡Qué coño
les pas…!-iba a gritar un Drovlight afuera en franco-germánico pero fue
silenciado, Jean especulaba que a balazos.
-¿¡Que
ocurre!?-exigió Taius saliendo en carrera a la ventana más cercana al lado
exterior de la propiedad, donde los Drovlight vigilaban la carretera por donde
ingresaron. El líder fue seguido por todos los Drovlight en el edificio, quienes
salieron de todo tipo de lugares donde se habían metido para encontrarse con el
cabecilla.
Jean y sus
congéneres también lo siguieron y pronto estuvieron en otra habitación caótica,
esta con largas ventanas de frente a la calle.
-¡Son la policía! ¡Dispararon contra los
guardias!-explicó la voz de Digger en el canal abierto de comunicación.
Hablando en protonórdico para frustración de Trixi, aunque el horror por la
imagen al otro lado de la ventana era mucho mayor que cualquier otro
sentimiento.
-¡Digger,
te dije que durmieras!-regañó Taius efusivamente.
-¡No jodas
ahora!-dijo el otro rubio.
-¿Pero qué
ha pasado?-exigió Nicola-por qué la policía…
-¡Yo que
sé! ¡Solo aparecieron y atacaron!-expuso Digger.
-Entonces
respondamos-repuso Jean con inquietud mirando a los guardias salir de sus
vehículos blindados, tres vehículos en total, dos de ellos a los lados de la
entrada y uno estacionado al otro lado de la calle-con quitarlos del paso para
salir basta.
-Primero
hay que recuperar los cadáveres-le recordó Katiuska.
-¡Mairel
vive!-exclamó de pronto Digger.
Eso sí lo
entendió Trixi.
-¿¡Qué!?-casi
gritó y se apegó rápidamente a la ventana seguida por varios otros incluyendo a
Jean y Nicola.
Mairel
yacía debajo de las ruedas de uno de los vehículos de la policía, aparentemente
inmóvil, de hecho parecía tan muerta como los otros dos Drovlight tirados en el
suelo no muy lejos de ahí; con varios impactos de bala en cada uno de los
puntos flacos de su armadura.
-¡Todavía
recibimos información de su traje y está viva! ¡Tiene signos vitales!-reafirmó
Digger, en el fondo se oían muchos murmullos entrecruzados.
-¡Entonces
vamos a por esos bastardos!-demandó Nicola con el cuerpo tenso como un arco
listo para disparar, Jean solo con oír su voz sabía sin verlo a los ojos, que
su mirada sería la de un homicida deseoso de mancharse las manos.
-¡Hagámoslo!
¡A la salida, con los escudos en alto!-estuvo de acuerdo Taius haciendo gestos
decisivos-¡Quienes tengan armas de dos manos permanezcan detrás y disparen a
matar! ¡El resto cúbranlos y traten de alcanzar el combate cuerpo a cuerpo!
Los
cazadores se movilizaron, Jean iba a cubrir su lugar cuando el brazo de Taius, sólido
como roca la detuvo cerrándole el paso. La pelirroja lo miró con descontento y
confusión.
-Tú no,
descansa por aquí-ordenó y luego miró a Trixi quien junto a Nicola se había
detenido, tan pronto vio que Jean no avanzó con ellos-pero ustedes si,
especialmente tú, ¡pequeña Wholferd!-agregó dándole en “leve” empujón a Trixi
para hacer énfasis-¡necesitas algunas cicatrices nuevas!
Trixi
retrocedió al embate y tragó hondo.
Jean no
pudo objetar cuando Taius corrió para reunirse con los demás y por impulso
Trixi también, sin embargo, Nicola rechazando las órdenes de su líder belicoso,
permaneció apostado cerca de su prima. A la mayor Wholferd no le gustaba
quedarse atrás, pero la lógica le hizo ver razón en las palabras de Taius, a
pesar de su espíritu inconforme.
Por una vez él y yo estamos de acuerdo, aún
estoy físicamente incapaz por la caída-habló Adon en su mente-si sales a la batalla así, tendrás que hacerlo sin mi ayuda, nada de
materializarme o recargar tu arma.
Jean
asintió como si Adon estuviera frente a ella, confiaba que los Drovlight no la
necesitarían para barrer la basura.
-¡Drovlight!
¡Salgan con las manos en alto, están arrestados por órdenes del gobernador Le
Nour!-dijo a viva voz el policía a cargo-¡no nos obliguen a disparar otra vez!
A pesar de
no estar involucrados directamente en la batalla y ser solo observadores, Nicola
y Jean oyeron las órdenes de Taius en el canal abierto de comunicación.
Quiero a ese hijo de puta vivo-pregonó con solidez-podría tener información importante, y
necesita una lección por atreverse a lastimar a los nuestros.
Varios
Drovlight hicieron saber que habían recibido la orden y la cumplirían.
Nicola miró
a Jean y ella a él, incluso esperándose violencia, no podían contemplar las
barbaridades que se sucederían esa noche, una tras otra. Pero en sus miradas,
se expresaban el uno al otro, que lo que venía no sería fácil; pero lo
enfrentarían sin dudas, como era regla.
Y así
comenzó.
-¡Por los
ancestros, por Skoll, por Odín! ¡Nuestra furia será una tormenta!-gritó Taius.
A
continuación una estampida de Drovlight salió de la propiedad, por el garaje y
demás puertas abiertas, con los escudos desplegados y listos para cargar. Los
policías formados abrieron fuego con sus mejores armas, pero cuando
pseudodemonios cargaron, quedó en evidencia lo imposible que sería derrotarlos
por medios convencionales.
Las balas
rebotaban en los escudos y a pesar de las pequeñas vulnerabilidades del
blindaje en la armadura Drovlight, era muy difícil asestarle a un cazador en
guardia.
Los
policías no fueron más que monigotes de papel, siendo arrollados por una
estampida de búfalos, era el único modo que Jean encontró para describir
aquello. En la patrulla había unos treinta efectivos, pero en un instante ese
número se redujo en un tercio.
-Necesitarían
al menos cien de estos hombres para que los Drovlight se los tomen enserio-dispuso
Nicola.
Era poco
decir que los policías restantes estaban amedrentados; Ante ellos sus
compañeros fueron casi literalmente pisoteados, quienes sobrevivieron, pronto
encontraron una muerte fugaz, si eran afortunados de un disparo en la cabeza, sino,
desnucados por algún movimiento marcial rompe huesos.
A orden de
Taius los cazadores dispararon contra los demás policías mientras eran
cubiertos por sus compañeros con escudos. Jean divisó a Trixi disparando desde
atrás de los “tanques”, la menor Wholferd estaba siguiendo bien las directrices
de Taius, Jean se preocupaba de su reacción, si Trixi era incapaz de cumplir…
Los
policías fulminados, corrieron al tercer vehículo blindado intentando huir, los
cinco que tuvieron suerte de sobrevivir al intercambio de disparos, entre ellos
el líder. Taius salió de entre sus subordinados y desenfundó una pistola, a
continuación abrió fuego a las piernas de su objetivo, dejándolo de cara al
suelo y sangrando en las rodillas, entre alaridos de dolor, pero sus
subordinados no tuvieron el valor de volver a buscarle. Luego, con rapidez, el
rubio al mando se movió hasta el auto de la policía que estaba aplastando a
Mairel, con fuerza descomunal, Taius sujetó el vehículo y lo alzó casi sobre su
cabeza, en un ruidoso estrepito quedó volcado a un lado en una nube de polvo,
liberando a la mujer rubia, que por primera vez Jean veía tiritar en
demostración de que estaba viva.
Jean hizo
una mueca, eso se veía doloroso.
Antes de
que los funcionarios escaparan, Taius invocó a su adjunto, Issa el oni. El
monstruo humanoide de gran tamaño apareció y sin que Taius diera más orden que
la de señalar a los policías arrancando la patrulla blindada, el oni rugió,
tomó el vehículo que antes aplastaba a Mairel y lo hizo volar por el aire como
si no fuera nada, en dirección a los policías en fuga.
Jean
especulaba que así sonaría el impacto de un meteorito, ella y su primo cerraron
brevemente los ojos y se cubrieron los oídos para el impacto. Los grandes
cuerpos de metal colisionaron y rodaron fuera de la carretera con violencia,
hasta que se detuvieron y quedaron en silencio.
-definitivamente,
tuvieron que morir con eso-comentó Jean abriendo los parpados con una ligera
mueca. Con el visor de su casco condicionado para la noche, contempló los dos
automóviles volcados en pedazos, uno de ellos con una pequeña llama saliéndole
del capó, semejante a una vela.
-¿Simo,
estará bien?-preguntó Taius con ansiedad en protonórdico.
Los
cazadores estaban inquietos alrededor, el nuevo prisionero estaba atado y con
las piernas vendadas, junto con los capturados en el interior. Luego de la
masacre, rápidamente la atención se desvió a Mairel, quien yacía semiconsciente
en una camilla desplegable, como la que usaban los paramédicos para ingresar a
los pacientes a una ambulancia.
Simo, un
Drovlight del grupo, aparentemente el médico, estaba arrodillado junto a su
congénere, comprobando con las manos el torso de esta, evaluando sus
reacciones. Mairel sufría con casi cualquier toque en los costados.
-Tiene algunas
contusiones, una fisura en el antebrazo y un par de costillas rotas como
sospechábamos, sobrevivirá-explicó buscando con una mano en un pequeño botiquín
que traía, sacó un par de pastillas y agua-esto aliviará la inflamación y el
dolor, ahora ayúdenme, hay que inmovilizarla para que no se haga más daño.
Trixi
miraba consternada a la lisiada mientras varios Drovlight ayudaban a Simo con
los primeros auxilios y luego se volvió a los cadáveres acomodados en un
costado, envueltos en una manta blanca. Nicola sintió la inquietud de Trixi y
le dio un apretón en un hombro llamando su atención.
-Hiciste
bien-felicitó él-aun inexperta, ni siquiera Taius puede poner en duda tu
capacidad. Es un hombre exigente como habrás notado.
Exigente y violento-agregó Nanib mordazmente.
Trixi se lo
quedó mirando unos segundos un poco sorprendida y luego aceptó con la cabeza
lentamente.
-Muy bien
esperpento-oyeron hablar a Taius, por instinto casi todos se volvieron a donde
estaba, menos Simo y un par de Drovlight mas-¡Por qué están aquí! ¿¿Hay una puta invasión demoniaca en proceso
y ustedes se preocupan de un allanamiento??
Taius
estaba agarrando del uniforme al policía y levantándolo del suelo, para
encontrarse con la mirada de acero del rubio, sin casco, cosa que provocaba
mayor impacto a la moral de hombre. Sin embargo Taius en una extraña forma de
consideración, se reclinó un poco para que el prisionero no tuviera que forzar
sus destrozadas rodillas, para sostenerse.
-¡El señor
Le Nour nos envió, es todo!-Soltó el policía-recibió un mensaje del señor
Scioli diciendo que los Drovlight lo atacaron en una reunión con sus socios…
Rogó que volviéramos por su mujer e hijo, que estaban atrapados aquí.
-vaya
mierda-opinó Jean con los brazos cruzados, acercándose un poco a la escena-sin
siquiera preguntar por qué estamos aquí…como si Scioli fuera un perfecto
inocente, y lo peor, disparando a matar sin más.
-Dijo que
los tratáramos como si fueran demonios-expresó el policía con terror-porque
según nuestras lecturas eso son.
-¿Lecturas?-repitió
Taius dubitativo-¿qué lecturas?
-El
dispositivo experimental de los FAID, detecta la energía demoniaca para
identificar a los demonios, incluso en su forma humana-contestó con acelerada
respiración, conforme la mirada de Taius se volvía más oscura.
Hubo
silencio. Hasta que Katiuska lo rompió:
-Por Skoll,
esto es… terrible-masculló.
-Terrible…-reiteró
el líder-¡Terrible!
Se levantó
de golpe y estrelló al prisionero contra el suelo duro, el dolorido hombre
gritó de dolor, comenzando a derramar diminutas lágrimas.
-¡Por
supuesto!-exclamó Taius apretando los puños y los dientes-¡si tratan de
detectar la energía demoniaca, claro que detectaran la nuestra! ¡Tenemos una
simbiosis con los demonios maldita sea! ¡Nuestros cuerpos están impregnados de
ellos!
Nadie tuvo
que explicar las repercusiones de eso. Si Le Nour podía engañar al mundo con
esa media verdad y hacerles creer que los Drovlight eran demonios… las consecuenciaspodrían
ser indecibles.
-Creo que
vamos a tener otra guerra-expresó Nicola con un hilo de voz.
Más
silencio.
Pero
entonces:
-¿Espera… mujer?-dijo Taius de pronto teniendo una
realización, se volvió al policía-¿De Scioli? ¿Aquí?
El hombre
asintió lentamente, aun en una incómoda posición en el suelo, dado que no podía
pararse en sus piernas.
La mirada
de Taius brilló macabramente, tanto que Jean, Trixi y Nicola sintieron el
impulso de alejarse de él.
-Consíganla-exigió en protonórdico
volviéndose a los Drovlight-¡Los haré a
todos mis perras!
Señaló a
los otros dos prisioneros que acompañaban al policía. No podían entender lo que
Taius decía, pero en definitiva seguridad comprendieron que no era bueno para
ellos.
-Oh vaya…-chisteó Aleskandra ante las llamas
con cansancio-parece que últimamente muchos edificios sufren de combustión espontánea.
El más
reciente desastre provocado por la secta, en un área perteneciente a la órbita
de los Wholferd. Unos demonios irrumpieron en un campamento de refugiados y
causaron una gran carnicería, de algún modo todo desembocó en un enfrentamiento
con la Guardia Cadena encabezada por Bakom. Aleskandra no sabía cómo
exactamente pero la batalla provocó aquel devastador incendio ante ella, a su
alrededor los Drovlight sacaban de las llamas a los supervivientes y los
reunían lejos del peligro, varios con quemaduras horribles y heridas inducidas
por los demonios de la matriarca.
Aunque era
capaz de percibir el calor, Aleskandra, enfundada en su traje blindado
Drovlight, estaba a salvo del fuego y el humo no alcanzaba sus pulmones,
bendita fuera la tecnología. De los restos, pudieron salvar a unos pocos FAID
afortunados, que no consiguieron salir cuando la gente se dispersó. Aleskandra
desconfiaba de esos sujetos, pero medio calcinados no serían amenaza en el
futuro cercano, si es que lograban recuperarse…
-Espero que
a Myjoll le esté yendo mejor-comentó Tatiana a su lado-es sofocante tener que
recoger los destrozos que deja la secta.
-Alguien
tiene que hacer el trabajo sucio-le recordó Aleskandra a su hermana mayor-Somos
la única esperanza que muchos tienen, cuando sus oficiales no pueden salvarlos
o protegerlos.
Un
Drovlight sacó una última persona de las llamas, asumían que no quedaban más…
el superviviente era cargado como un saco de papas en el hombro del cazador,
quien sin fijarse mucho en su carga medio calcinada salía cuanto antes del área
peligrosa. Un par de médicos Drovlight aplicaban pomadas a las quemaduras de
los heridos una vez lejos del fuego, era lo mejor que podían hacer, no estaban en
capacidad, ni era su deber, atender medicamente a las víctimas. Los médicos
Drovlight tenían como primer deber el bienestar de los suyos, por lo que
atender a otros era más una caridad, un homenaje a su voto de cuidar a los
enfermos y lisiados, como médicos que eran.
Solo espero que estas personas no olviden a
quien le deben la vida-dijo Oleg, el adjunto de Aleskandra.
Ella gruñó,
ganándose una mirada de reojo, por parte de Tatiana.
La humanidad en general, es experta en ser
ingrata-pensó
lastimosamente-el honor y la lealtad son la
consigna de unos pocos actualmente.
-¡Ya casi
están aquí!-gritó un centinela Drovlight en el canal abierto de comunicación.
Aleskandra
se puso en guardia, como todos los miembros del escuadrón. Hace poco más de
media hora recibieron el tétrico mensaje de que Le Nour estaba propagando la
idea errada de que los pseudodemonios, eran demonios. No había que pensar mucho
para saber el tipo de trato que ahora recibirían de la policía y los FAID,
incluso si todavía ese tal detector de energía demoniaca del que Taius recién
informó, estaba en desarrollo.
-¡Dejen
todo como está!-dijo Aleskandra tocando el botón de su traje para hablar a sus
subordinados por el canal compartido-¡que los FAID se ocupen! ¡Esto ya no es
nuestro problema!
-¡Nolen!
¡Ábrenos!-exigieron las gemelas en la entrada, ambas estaban confundidas,
porque la puerta tenía la cerradura forzada, pero seguía sellada por medio de
los otros pasadores que poseía la puerta, pero ellos nunca usaban normalmente.
Pasaron
varios segundos hasta que se escuchó como los pasadores eran retirados. A
continuación la puerta se abrió y Nolen apareció, tenía una mirada estresada y
los hombros anormalmente rígidos. Él parpadeó repetidamente como creyendo estar
viendo un espejismo, dado que ante si…
Jessica
estaba desnuda.
A la
semidemonia no le importaba, claro estaba, pero no dejaba de ser extraño para
Nolen. Las chicas se lo quedaron observando escasos segundos, el L’Enfer
hibrido notó las bolsas de comida detrás de ellas, amontonadas junto a Titus,
quien estaba recostado en ellas perezosamente. Él dejó su ensimismamiento
cuando Jennifer habló:
-¿Estás
Bien? Huelo a alguien más, sangre… y la puerta…-señaló ella con ligera
angustia.
Angustia
hacia la situación y el estado alucinado de Nolen, pero no fijándose en el
hecho de que sus propias ropas eran un carnaval sangriento o que Jessica
estuviera desnuda. Casi era gracioso.
Nolen agitó
la cabeza para volver en si por completó y se hizo a un lado, esperando que
ellas entraran. Así fue, tomaron las provisiones y junto con el gato negro,
ingresaron. Se dirigían a la cocina mientras su hermano mayor las seguía desde
la retaguardia.
-¿Qué pasó
con la ropa?-inquirió Nolen, intentando no mirar las piernas o el trasero de
Jessica, no obstante su melena tan larga funcionaba como casi una capa.
Jane se
estremeció mientras caminaban y la gemela de esta soltó un resoplido.
-La
matriarca y sus lacayos-explicó-Tuve que… ¡Pero qué mierda!-se interrumpió
llegando al umbral de la cocina, al tiempo que frenaba en seco, casi chocando
con Jennifer.
Nolen frenó
sintiéndose algo incómodo, dejó que las gemelas juzgaran por sí mismas. Ambas
estaban sin aliento mirando el recinto de la cocina.
Un cadáver.
Había un cadáver tirado cerca de la mesa del comedor para cuatro.
Tenía la
boca abierta y colgante; derramando sangre, los ojos en blanco y los miembros
extendidos desordenadamente, como una marioneta arrojada al azar. Las gemelas
Goldman, esperaban tener visitas, que Nolen hubiera recogido o acogido a una
persona, quizás herida, dentro de su casa… pero no eso, las tomó totalmente
fuera de base.
Hasta Titus
estaba erizado y temporalmente paralizado.
-¿Puedes
explicarnos esto, Nolen?-pidió Jennifer muy desorientada volviéndose a su
hermano.
Nolen
parecía un niño a punto de ser regañado, o que sentía haber hecho algo
indebido. Se rascaba la nuca y no miraba a la cara a las chicas morenas.
-Lo
encontré queriendo robarnos-contó él-yo necesito energía para mejorar mi
condición, así que me vino muy bien, siendo sincero.
Titus
olfateaba al cadáver todavía tibio, de un hombre que intentó robar en la casa
equivocada, a la familia equivocada y en el momento equivocado, y pagó el
precio.
Las chicas
Goldman se miraron entre sí, aun choqueadas de que su hermano hubiera matado a
alguien, sin coacción, pero objetivamente ellas no tenían moral para señalarlo.
Así que con un encogimiento de hombros Jessica siguió su camino y junto a Jane
colocaron las bolsas de comida en la mesa, ignorando al muerto.
-por
Lucifer, a lo que la matriarca nos ha llevado-masculló Jennifer sacando latas y
demás productos de las bolsas.
La batalla
entre la Guardia Cadena y la secta se extendió… igual que el fuego, no era el
único, pero sí el más visible desde donde ellas vivían. El camino de vuelta fue
un poco complicado, porque a su alrededor muchos civiles aun no abandonaban sus
casas, se atrincheraron en ellas de hecho, sellando puertas y ventanas de
creativas maneras. Las semidemonias hicieron de todo para pasar sin ser
detectadas, no querían responder preguntas sobre porque Jessica estaba desnuda,
cuando seguramente ya eran sospechosas… su familia nunca fue de mucho contacto
social, trataban a los vecinos, pero nada profundo, por lo que sabían los demás
habitantes de la comunidad, ellas en secreto podían ser miembros de la secta.
Jessica le
echó un vistazo al cadáver y a Nolen de reojo. Su hermano aún estaba algo inquietado,
pero ella no veía exactamente arrepentimiento en él.
-Nolen-ella
lo llamó terminando su labor de sacar todo lo traído-voy a vestirme, ayuda a
Jennifer, debemos seguir el ejemplo de los demás y atrincherarnos.
Nolen
entonces pareció volver en si por completo a ojos de las gemelas y Titus, el
L’Enfer miró detenidamente un segundo y asintió con firmeza hacia ellas.
-Seguro,
pondré todo en orden-dijo y señaló con la vista al muerto-incluyéndolo.
Jessica
salió del recinto sin decir más, desapareciendo en la negrura, puesto que la
única luz encendida de la casa era la de la cocina, el resto estaba en
tinieblas.
La mujer
restante se acercó a Nolen y le tocó un brazo de forma reconfortante, ella
notaba que para su hermano era un momento, como mínimo, incomodo, sino difícil;
así que trató de mostrarle su apoyo. Nolen correspondió a su toque cálido con
una mano.
-Debemos
sellar todo lo que podamos y guardar todo lo valioso-anunció él-hay que tener
algo para comenzar de nuevo, confiando en que el mundo no termine.
Jennifer lo
miró detenidamente con sus enormes ojos verdes, una mirada que hacía que Nolen
se sintiera atravesado. Sus ojos expresaban preocupación, pero ante todo, eran
muy afectivos; el mayor de los Goldman pensó que si algo era característico de
las gemelas, especialmente Jane, era la capacidad para expresar sus emociones
con fuerza sobrecogedora, incluso con solo una mirada: El amor más afín que
había presenciado, o el odio y la rabia, más ardiente y destructiva concebible.
Esos ojos
transparentes como el cristal hablaban por sí mismos. Nolen no era Jessica,
pero incluso sin serlo, frecuentemente comprendía a Jennifer sin que ella diera
voz a sus sentimientos o pensamientos.
-También
hay que llamar a Teddy-habló ella casi con un nudo en la garganta-si sucede lo
peor, tendrá que elegir.Ellos o
nosotros.
Nolen aceptó
con la cabeza. Él podía agradecer que nunca tuvo ni tendría que pasar por un
día similar: El día en que Ion tuviera que escoger entre dos vidas separadas,
casi dos realidades alternas; la que le ofrecía su familia humana, o la que
Jessica y los demás Goldman representaban.
Ya no había
espacio para ambos.
Jean-Louise
Wholferd, se replanteaba si los Drovlight eran el camino para detener a
Anastasia, o eran tan brutales como la secta de la sangre y su líder… Los pseudodemonios
rubios eran un nido de diversos tipos de personas, algunos eran amables como
Digger y Mairel, otros simplemente equilibrados como Ruslan o Katiuska… y otros
como Taius, un material perfecto para miembro de la Gestapo. Cumplía su papel,
y eso era lo más importante para los Drovlight, aunque Jean no estuviera
acostumbrada, o de acuerdo con su barbarie.
Eso quedó
muy claro cuando llegaron a Daggry Poxirr y llevaron a los rehenes dentro de
los barracones, los miembros del equipo, libres de tareas, se echaron en una
sala común, generalmente a dormir como troncos, otros empezaron a realizar
actividades varias, desde hablar y leer, hasta jugar juegos de azar y beber
cerveza.
Pero Taius
tenía otras ideas.
Entró en
una habitación con los prisioneros, tres hombres y la mujer de Scioli… Jean
quien se recostó en el pasillo agotada y deseosa de algo de paz, entró en
estado de vigilia, mientras Trixi estaba con Mairel y otros heridos en la
enfermería, y Nicola fue por comida prometiendo volver enseguida.
Entonces,
Jean descubrió cuan enserio habla Taius al momento que declaró a los
prisioneros que serían sus perras.
-¡Ponte en cuatro… y mámamela! ¡Animal
rastrero!-rugió Taius a través de las paredes.
La cazadora
se puso rígida, se oyeron sonidos sugestivos venir de esa habitación, gritos,
llanto, suplica y ruidos violentos. Adon estaba horrorizado, al punto que no
habló, no hizo bromas, solo se quedó en blanco contemplando, o mejor dicho,
escuchando la brutalidad, igual que su ama.
-¡Vamos! ¡Llora y grita! ¡Como tu
despreciable madre mientras cometía el error de traer a un malnacido como tú a
este mundo!-dijo Taius después de un rato, seguido del seco sonido de un golpe
contundente-¡Dímelo! ¿¡Donde se fue tu jefe!?
Un balbuceo
lamentable se hizo oír.
Jean hizo
una mueca de asco. Ella podía perdonarle esto a Taius, si realmente funcionaba
y hacia que los prisioneros hablaran, pero sino… tendría serias dudas sobre si
seguir al Drovlight no atentaría contra sus principios morales, algo le decía
que el rubio no la estaba pasando nada mal impartiendo dolor y que la
información era solo un beneficio colateral.
A
continuación en el pasillo se escuchó algo más que el sonido del sufrimiento:
pasos, Jean, quien había estado sentada en el suelo desde hacía rato, abrió los
ojos y se volvió a la fuente. Sintió alivio y desagrado a la vez, eran dos
personas:
Nicola y
Gawein.
El Sovr
alzó las cejas cuando vio a Jean en el suelo y luego se volteó en dirección a
la puerta, de donde provenían los sonidos estrangulados de los prisioneros
atormentados. Entonces por primera vez se oyó el llanto de una mujer, la esposa de Scioli la estaba pasando fatal,
al menos el “pequeño cerdo” murió rápidamente, pero ella no tenía esa buena
fortuna.
Gawein
luego de unos instantes meneó la cabeza casi con aburrimiento.
-Taius
tiene gustos particulares, pobres creaturas-opino él y luego miró a
Nicola-cuida a tus primas, yo iré a tratar que Taius no los mate.
Nicola con
incómoda postura hizo un asentimiento especialmente pronunciado indicando que
acataría la orden. Acto seguido el “Rey” Drovlight abrió la puerta, haciendo
que los sonidos quejumbrosos fueran más fuertes de lo usual por escasos
instantes y luego desapareciera tras la puerta cerrada, para felicidad de Jean.
Solo se
oyeron los gemidos de la mujer, con mucho dolor de por medio, pero un
inquietante matiz de placer…. Jean profirió sin querer un gruñido de descontento,
Nicola la imitó y luego se acercó a ella y le tendió una mano, la que tenía
libre, dado que la otra estaba ocupada con una pesada bolsa.
-Vamos, si
necesitas ayuda yo estoy aquí-dijo él, de forma sugestiva con una pequeña
sonrisa.
Jean rodó
los ojos.
-Si esto te
parece excitante, tienes un problema-respondió la mujer, tomando la mano de su
congénere.
Nicola rió,
no maliciosamente, sino en el tono encantador que rara vez mostraba a los
Drovlight.
-Relájate y
toma una cerveza.
-¿cerveza?-masculló
ella ahora de pie.
Nicola asintió.
-En esa
cosa que parece una gasolinera de hace cincuenta años, por increíble que
parezca, Ruslan la convirtió en una expendedora de cerveza-aclaró el
envolviendo a su prima con un brazo, sobre los hombros, guiándola hacia la sala
común, donde estaban los Drovlight descansando.
Ella se
dejó llevar. En la sala, varios Drovlight estaban apiñados en sofás cama, en el
suelo o unos encima de otros, mientras los que permanecían despiertos jugaban
ajedrez en el suelo, o veían televisión en grupo con una pequeña tablet. Para
Jean era agradable distraerse lejos de los gritos de los prisioneros, aunque
todavía eran audibles desde la sala común, se amortiguaban por la distancia y
los ruidos de la propia habitación.
Jean
prefirió aguantarse a Taius y sus salvajadas, estar sola entre Drovlight, sin
Nicola o Trixi, no le agradaba, así que salió y se recostó a la pared del
pasillo, tristemente, una posición privilegiada para oír la sesión de tortura.
Nicola la
llevó hasta una maquina colorida situada en una esquina; por su apariencia
debió ser fabricada a mediados del siglo veinte, para su edad se veía muy
nueva, con brillantes tonos rojo y plateado en la pintura. El Wholferd tomó uno
de los vasos desechables que había junto a la máquina y sacó la manguera, que
otrora fue usada para expender gasolina, con ella llenó dicho vaso de cerveza, burbujeante
y de un color entre marrón y dorado.
-Es
artesanal, fabricada en Morgen Meiden-comentó guardando la manguera y
ofreciendo el vaso a Jean.
Jean le dio
un trago y sonrió, era espeso, con sabor ligero y refrescante. Ella especuló
que debía tener frutos secos en la mescla. Los Drovlight eran buenos en algo
más que la batalla, no había mayor prueba.
El grito de
un hombre interrumpió su felicidad, e interrumpió el sueño de algunos
Drovlight. La sonrisa de Jean desapareció en un parpadeo y Nicola dejó caer los
hombros con cansancio.
-Creo que
fumó demasiado Coch esta noche-dijo.
-Dime que
no se droga con Coch para la batalla-pidió Jean con los ojos entrecerrados,
mirando con repulsión al pasillo de donde vino el ruido.
-Lo hace,
ayuda a darle carácter… para no decir
algo peor-explicó Nicola.
-Ahora todo
tiene sentido-hizo saber la chica tomando otro trago-maldito demente.
Nicola con
un gesto la instó a sentarse en un mueble cercano libre, ella aceptó la
invitación, ambos se recostaron cómodamente y el hombre le ofreció la bolsa
donde llevaba la comida.De adentro sacaron dos hamburguesas y dos cuencos
cerrados, llenos de sopa.
Comieron en
silencio. Haciendo caso omiso a los Drovlight cercanos, como en una burbuja.
Poco rato
trascurrido, ambos Wholferd vieron llegar a Trixi y Digger, la chica pelirroja
parecía inquieta y encogida, mientras que Digger, a parte de su aspecto insomne
y preocupado, no estaba en mala forma.
-¿Noticias?-preguntó
Jean. Digger y Trixi se pararon ante ellos.
-Los
demonios de la guarda destruyeron todo, pero Medici escapó… Bakom dice que lo
perseguirán, no podrá esconderse-contó Digger rascándose el cuero cabelludo-me
sorprende que no haya huido más allá del cerco.
-Debió
estar consciente que lo vigilaban-sugirió Nicola terminando su sopa-de otro
modo cualquiera habría salido de este infierno, Le Nour no lo hace porque sería
políticamente catastrófico para su imagen y es de ahí de donde obtiene su
poder.
Jean le dio
la razón con un gesto de la cabeza.
-La matriarca
de seguro no será muy comprensiva si Le Nour pierde su utilidad-señaló la
Wholferd-para él, esto es cosa de vida o muerte, una vez que se metió en esto
con la secta, es todo o nada.
-¿Aun no
hay noticias de Scioli? Temo que se fuera a otro estado-expresó Nicola
guardando lo sobrante de la cena/desayuno en la bolsa donde los trajo.
-No importa
si lo hace, no importa cuánto corra, nosotros o la Guardia le pondremos las
manos encima, más tarde o más temprano-proclamó Digger con seguridad-Morgen
Meiden ya se prepara para perseguirlo si descubrimos que salió de nuestra
orbita.
-Me alegra
ver tanta eficiencia-alagó Jean y se fijó en su hermana menor que tenía la
mirada baja-¿y a ti qué te pasa? ¿Terminaste con Úrsula o algo?
La
escandalosa pregunta fue como un porrazo para Trixi quien solo entonces volvió
a centrar su atención en los otros Wholferd.
-No… ni sé
de ella aun-repuso incómodamente con ojos inquietos que miraba de un lado al
otro-solo estoy algo avergonzada…
-¿Avergonzada?-repitió
inquisitivamente Nicola con una ceja en alto.
Digger
asintió con una sonrisa socarrona, pero al mismo tiempo, parecía sentir cierta
lastima por la joven Wholferd.
-si… Trixi
se equivocó de baño y por poco entra en el de hombres-contó el rubio,
provocando bochorno en la mencionada chica-si no la hubiera visto… vaya
situación más incómoda.
-¡Es que
solo a ustedes se les ocurre marcar los baños con runas y no ponerle señales
graficas! tu sabes, los iconos de “femenino” y “masculino” no todos leemos el
puto protonórdico-se quejó la chica pelirroja con frustración y rojo ardiente
en las mejillas.
Jean y
Nicola solo entonces descubrieron porque Trixi estaba tan inquieta… la estaban
observando, varios Drovlight de la habitación miraban en su dirección con
hilaridad, algunos incluso contenían la risa, la noticia del incidente debió
propagarse rápido o bien mucha gente lo presenció.
-Se supone
que todos aquí lo lean-discutió Digger con pronunciados gestos de las manos-es lo normal si a nuestro
residencial solo pueden entrar Drovlight o Wholferd, en ningún momento
esperamos visitas de ajenos…
Otro grito
de los prisioneros. La argumentación fue interrumpida haciendo que la atención
de nuevo fuera al pasillo por el que estaba Taius y sus víctimas.
-mmm,
debería decirle que les ponga una maldita mordaza-dijo una quinta voz que
repentinamente ingresó a la conversación.
Jean
seriamente pensaba en pedir asilo en otra habitación, en una casa Drovlight, o
simplemente dormir en su auto…. Ya que otra espina más apareció:
Aleskandra.
-muy buenas-saludó ella en protonórdico y
continuó en franco-germano, mientras
tomaba posición dentro del círculo de personas-¿cómo la pasan esta noche?
-Sin
sueño-respondió Jean dándole una oscura mirada, a la que Aleskandra elevó ambas
cejas.
-oh-masculló
mirando brevemente hacia atrás, en dirección a la habitación donde Taius interrogaba a los prisioneros-espero que
alguno hable, temo que los mate primero y nos quedemos sin pistas otra vez.
Los
Drovlight alrededor volvieron a sus actividades ignorando nuevamente al grupo.
-no te ves
afectada por esto-comentó Trixi cuidadosamente. Jean apretó los puños y Nicola
le miró con preocupación.
Jean rezaba
porque Aleskandra no dijera algo impertinente a su hermana, podía aceptar sus
comentarios desagradables, pero sentía que ir contra Trixi era demasiado.
-No, son
negocios y esa escoria merece un sacro castigo-respondió como si fuera la
primera vez que la princesa Drovlight notaba a Trixi, a quien le sonrió con
malicia-más afectada estoy por tu desliz en los baños, no sabía que eras de
esas mujeres, pequeña Wholferd. Apuesto que la habrías pasado en grande si Digger no te hubiera detenido.
La cara de
Trixi alcanzó nuevas dimensiones de sonrojo, no pudo sostener la mirada de
Aleskandra y bajó la cabeza apenada. La rubia solo pudo reír ante lo fácil que
fue hacerle perder la calma a la chica Wholferd.
-Aleskandra…-advirtió
Jean, pero la Drovlight la ignoró.
-Tristemente
Taius no estaba ahí, viendo eso seguro te habría hecho entrar, para darte una lección-agregó la rubia-igual que la
mujer de Scioli, ahí dentro. Él me comentó que necesitabas una cicatriz o dos
para que te dieran carácter, él si sabría cómo infringírtelas sensualmente…
Con los
gritos de los prisioneros de fondo, Trixi estaba teniendo un conflicto interno,
se debatía entre el total bochorno por los comentarios sexuales de Aleskandra,
o el horror ante la expectativa de estar en manos de Taius. Era como si su
cuerpo no supiera si sonrojarse de vergüenza o palidecer de miedo.
-Aleskandra…-dijo la mayor Wholferd con
voz mucho más ronca y áspera, cosa que hizo casi detener el tiempo en seco a su
alrededor, dado que atrajo totalmente la atención de quienes le rodeaban-Cállate
por una puta vez.
La rubia se
detuvo y miró a la otra mujer con inocencia, a pesar del enojo en los ojos
amarillos de la Wholferd.
-por favor Jean-bufó pronunciando el nombre
masculinizado-es broma, eres una amargada.
-Vete a
ayudar a tu hermano psicópata en su práctica de sodomía, solo déjanos en
paz-quiso con voz queda y una mirada punzante. Incluso Aleskandra leyó entre
líneas esa frase como: lárgate de aquí o
te rompo algo.
Nicola puso
un brazo alrededor de su prima, tratando de que no perdiera totalmente la
calma. Él no estaba muy seguro de por qué, pero Aleskandra tenía un poder
especial para evocar molestia en la pelirroja, más de lo que afectaba a otras
personas.
Aleskandra
se encogió de hombros.
-Duerman
bien, hay más trabajo por hacer pronto-dijo y se marchó envalentonada.
No mucho
después de su salida, Digger habló con curiosidad a Jean:
-Sé que es
repelente a veces, perotúa veces eres demasiado sensible.
Con Nicola
acariciándole el cabello ella suspiró, alegre de no tener a Aleskandra
alrededor.
-seguramente
es porque odio a las personas que hablan mierda, por hablarla-explicó.
Ion
Armstrong era un hombre tranquilo, no le gustaba inmiscuirse en asuntos
violentos, durante años fue educado para ser tan humano como un semidemonio
pudiera aparentar. Aun así, día con día, él era dolorosamente consciente de su
ser inhumano. No por los instintos, ni siquiera por comer carne cruda… más bien
por el trato que recibía.
Cuando su
padre no estaba, Celine Armstrong, su madrastra, lo ignoraba olímpicamente, en
ocasiones cuando cocinaba, ella no se molestaba en tener en consideración las
preferencias naturales de Ion, como si no existiera y hacia la carne bien
cocida como cualquier humano comería… Ion al principio tuvo que comerlo, aunque
no fuera agradable, posteriormente, aprendió que si quería comer bien, debía cocinarse
él mismo. Su hermano menor, Iván, generalmente estaba enclaustrado en su
habitación o fuera de casa y poco miraba a Ion, él la verdad tampoco estaba
interesado en entablar una relación fraternal. Las ansias por formar parte de
la familia habían muerto hace mucho.
Su padre,
Maurice Armstrong, desde que tenía memoria, había hecho bien su trabajo, lo
crió como padre soltero, procuró darle a Ion buena educación en casa y a pesar
de no ser humano, a él no le importaba. Siempre tuvo cuidado de que la parte
demonio de Ion no causara destrozos y tuvo paciencia cuando era inevitable.
Hasta que
se casó.
Si, ahí
todo empezó a ir cuesta abajo, Ion era un niño no mayor de ocho años. Celine no
pareció inicialmente escandalizada al conocer el secreto familiar: el hijo tan
peculiar que tenía su esposo, porque, por supuesto que Maurice no le habló de
los pequeños detalles, hasta luego de
firmar formalmente el acta de matrimonio.
Ion pensó
que fue una estupidez por parte de su padre. Una estupidez de la que el chico
demonio se resentiría silenciosamente en los años por venir.
Maurice
estaba muy ocupado con su vida matrimonial, seguía ocupándose de Ion, pero
parecía segado al rechazo que su esposa mostraba por el joven hibrido. Ion quería
agradarle a su nueva madre, pero ella lo repelía como si fuera una mosca
molesta sobre su comida. Entonces nació Iván… Ion estaba contento, pero algo le
decía que sería una nueva etapa de degeneración para la relación de los
Armstrong. Sus preocupaciones fueron fundamentadas.
Tras el
nacimiento de Iván, Maurice estaba más ocupado que nunca, Ion no tuvo jamás
muchos amigos y tampoco era especialmente cercano a cualquiera de ellos… así
que la soledad le empezó a afectar.Ese nacimiento coincidió desgraciadamente
con el comienzo de la adolescencia de Ion. Maurice algo hizo bien, nunca
escatimó en la educación de su prole, así que todo aquello que Ion pudiera
querer para estudiar, lo tenía. El refugio donde pasó los siguientes años, fue
entre libros de matemática, geometría, algebra, calculo y todo lo relacionado,
aspiraba a ser un maestro de los números.
Entrado en
la adolescencia, empezó a andar solo, y
a incursionar en la sociedad demoniaca. Su padre le dijo que se mantuviera
alejado de ellos cuando era niño,
pero ya tan crecido, no se podía pasar la vida bajo una piedra. Rápidamente se
familiarizó con los términos coloquiales: demonio, inferior, hibrido,
semidemonio, pseudodemonio, cazador, Fear… no hizo amigos exactamente, pero
luego de algunos choques desagradables consiguió que le llevaran con la Guardia
Cadena, para que lo registraran como parte de la sociedad y le dieran las
explicaciones pertinentes que todo ser demoniaco debía tener claras.
Su padre no
estaba muy contento y dejó claro que entrar a ese lugar, era un asunto
exclusivo de Ion y no debía involucrar a su familia. Entonces la realidad fue
contundente y más sólida que nunca antes: Pertenecían a mundos muy distintas,
Ion era un semidemonio, Maurice era humano, los asuntos de cada uno no se mesclaban
bien.
Una verdad
amarga.
Especialmente
porque a la fecha, Maurice era la única familia autentica de Ion Armstrong,
pero no podía contar con él.
Así pues,
pasó el tiempo… y los conoció.
Ese día
como cualquiera, nublado y fresco, el Canis infernus hibrido se movía a casa de
un conocido luego de impartir algunas lecciones particulares de matemáticas a
varios alumnos más. El automóvil del padre de uno de estos estudiantes, lo dejó
frente a una tienda, a pocas cuadras de la casa de su siguiente pupilo. Por alguna
razón se sintió observado y ya en la acera se volvió al otro lado de la calle,
así las vio por primera vez: dos chicas gemelas, de aspecto singular, de
figuras gráciles, piel morena, cabellos oscuros, largos y salvajes, pero
armoniosos, ojos de un verde extrañamente claro y rasgos mestizos; aunque en
ese momento Ion no tenía claro el tipo
de mezcla genética que daría lugar a ese aspecto.
Una brisa
le permitió deducir que eran demonias… más o menos, su olor era extrañamente
humano también, igual que él. Ion conoció pocos híbridos hasta el momento, pero
por primera vez, conoció a híbridos de su tipo, ellas, como él, eran mitad
Canis infernus, la especie de demonio con la que estaba emparentado, según la
información de la sociedad demoniaca. Fue muy interesante, no sabría decir por
qué estaba más interesado, si por su naturaleza en común, o por lo hermosas que
le parecían. Solo supo que sintió mucha atracción hacia esas dos chicas que
habían dejado de comer solo para mirarlo, también lo habían identificado como
un igual, casi con seguridad.
Entonces a
pocos segundos de haberlas visto, una de las gemelas codeó a la otra, para que
dejara de mirarle fijamente, ella
reaccionó con vergüenza. Acto seguido, la chica que no estaba sonrojada saludó
a Ion con un gesto de la cabeza y una sonrisa pequeña. El chico semidemonio con
intriga, se limitó a devolverle el gesto y marcharse, aunque deseara ir hacia
ellas, tenía trabajo por hacer. Más tarde volvería a hablarles, se los hizo
saber involuntariamente, viéndolas de soslayo cada cierto tiempo mientras se
alejaba.
Fue la
mejor decisión de su vida.
Ion miraba
por una de las ventanas de su habitación, actualmente bloqueada con tablones,
Maurice la selló con un frenetismo que rayaba en lo patológico. Casi todos estaban
en la misma situación, los ataques de demonios no fueron tan osados en aquel
lugar, pero las personas igualmente estaban aterradas, esperando que la mala
suerte les tocara a ellos en cualquier momento.
Se sentía
casi enfermo, pensando en las circunstancias de los Goldman, ellos sí que
estaban en un área peligrosa… irónicamente pese a la preocupación, era él quien
en toda la situación, estaba más expuesto y había momentos en los que así se
sentía. Los Goldman estaban juntos, Ion Armstrong estaba solo… no era del todo cierto, pero era como si así fuera. El resto
de los residentes de ese piso tenían ideas e intereses muy diferentes a los de
Ion.
El hombre
no se sentía bien por marcharse y dejar a su padre, mientras el cielo se caía, no literalmente, pero era
lo mejor que podía pensar que faltaba para empeorar todo aúnmás. Pero el resto
de él, solo deseaba tomar sus cosas y correr con los Goldman. Cada vez que
posaba la mirada en las fotografías que decoraban su mesa de noche, ese deseo
solo se intensificaba. Un grupo de pequeñas imágenes en portarretratos. Una
donde estaban solo él y Jessica felizmente abrazados en el balcón de un
restaurant, en el fondo se podía apreciar el paisaje urbano y el azul del
cielo. La segunda donde estaba con las gemelas, sentados en un sofá familiar,
Jennifer a su derecha, sosteniendo una enorme botella de vodka con una sonrisa
lúdica, a su izquierda, Jessica alegremente estirando un vaso hacia su gemela
para que le sirviera un trago, por ultimo Ion en el medio casi viéndose preocupado
por el intercambio de alcohol, pero también se le notaba extrañamente contento.
La tercera
foto mostraba a la familia completa,
Nolen el más alto en el medio, Ion a un lado abrazando de medio lado a Jessica
y del otro lado Jennifer cargando a Titus en los brazos. Estaban en los campos
de un parque público, durante un invierno. Ion sabía que habían pasado cerca de
dos años, pero se sentía como mucho más tiempo, difícil era entender como en
tan poco tiempo se hicieron tan intrínsecamente parte de su vida.
Su instinto
evidentemente los reconocía como su familia, su manada, así que le dictaba que
corriera hacia ellos, que dejara todo atrás y se metiera entre los brazos de
Jessica, que permaneciera junto a los Goldman y nunca volviera a su antigua
casa.
Y no era
fácil. Maurice a pesar de sus carencias, fue su padre, era su padre, hizo más
por él de lo que jamás los padres de las gemelas hicieron por ellas. Maurice
intentó criarlo, con todas las dificultades y peligros que pudiera conllevar…
Pero esos
días ya pasaron. Ya Ion no necesitaba a su padre y su padre, ya tenía una nueva
familia.
Entonces
Ion oyó algo: Había personas llamando a la puerta, Ion escuchó a su padre
intercambiar palabras con su esposa y moverse para atender al llamado. Algo se
retorció en el estómago del hombre, sin estar seguro de por qué, pero salió de
su habitación con total silencio en su andar y se quedó a una pared del pasillo
que llevaba a la salida de la vivienda. Su olfato detectó a cuatro hombres
desconocidos, humanos y había un extraño olor a quemado en su dirección, no
como las cosas quemadas con fuego, era diferente…
-¿Que
sucede caballeros?-preguntó Maurice a los hombres una vez abrió la puerta.
-Queríamos
dar constancia de cuantas personas hay aquí, tenemos muchas bajas civiles y
necesitamos confirmar su estado-dijo uno de ellos con voz neutral.
-Somos
cuatro, mi esposa, nuestros dos hijos y yo-explicó el padre de Ion con
naturalidad, mirando a su mujer. Ion solo podía verlos por las sombras
proyectadas desde la puerta, afuera estaba mucho más iluminado, dentro era casi
totalmente oscuro, cortesía del racionamiento eléctrico.
Uno de los
hombres anotaba, en tanto otro hablaba.
-Quisiéramos
analizar a cada uno de ustedes.
-¿Analizar?
–inquirió Maurice ligeramente turbado.
-Sí, este
detector es experimental-declaró el guardia que parecía ser el líder-pero
creemos que podemos usarlo para detectar a los demonios y distinguirlos de
entre los humanos.
-¿Dice que
hay demonios ocultos entre nosotros?-preguntó Celine con horror.
El corazón
de Ion se agitó en su pecho.
-Todos
sabemos que hay demonios ocultos siempre, pero hasta hace poco era difícil
estar seguras de cuantos hay realmente haciéndose pasar por humanos-habló con
seguridad-por eso queremos hacer un recuento de todos los civiles, para
encontrar y exterminar a los infiltrados, de esa manera la seguridad será mucho
más sólida.
-Eh…
mmm-casi tartamudeo Maurice. Ion olió su miedo, casi tan grande y pestilente como
el propio.
Ion detectó
entonces en la oscuridad inmediata a otra figura, con un olor distintivo, no lo
percibió llegar: Iván Armstrong. Era un preadolescente de doce años, delgado y
pequeño, de cabello marrón oscuro y ojos verdes pasto como los de Ion. El chico
estaba oyendo todo lo que acontecía con una mirada inescrutable, como si no
supiera que pensar. Se fijó en su hermano mayor, Ion sudaba, una gota estaba a
punto de caerle de la mandíbula, donde le estaba creciendo una barba
incipiente, un penacho solitario en realidad.
-Entonces
nos gustaría analizar a los habitantes de esta casa-aclaró el FAID. Aparentemente
notó el extraño comportamiento de Maurice-a menos que tenga una razón para
negarse.
-Ehm, verá…
Iván
contuvo el aliento.
-Creo que
este no es lugar para ti-masculló, sonaba en partes iguales, como si echara a
su hermano de casa y le sugiriera por su seguridad, que huyera.
A Ion no le
importó si era con buena o mala voluntad, asimiló lo dicho. Se despegó de la
pared y se dirigió a su habitación inaudiblemente. Con velocidad arrancó los
tablones bajo la mirada de Iván quien le había seguido.
-Diles que salí, inventa algo-pidió Ion,
viendo sus cosas, sin tiempo de empacar-Estaré fuera un rato.
Entonces
saltó por la ventana.
Jean
Wholferd despertó por la fuerte luz de la mañana, extrañamente tibia, para
haber dormido sobre grama… solo entonces se dio cuenta de algo, ella miró hacia
atrás y encontró a su primo, rendido , apegado a su espalda, con uno de sus
enormes brazos colocado en torno a la cazadora, atrayéndola a su cuerpo más
grande y masculino. Jean estuvo
momentáneamente aturdida y confundida, por la luz del sol y la inesperada
situación.
Intentó
recordar como las cosas llegaron a ser así. Recapitulando, la noche pasada,
intentaron capturar a Scioli, fallando, por cierto; volvieron a Daggry Poxirr,
cenaron a altas horas, Taius torturó a los prisioneros con métodos polémicos y
Aleskandra apareció para molestar a Jean e incomodar a Trixi. Luego de ello,
Jean hizo una conversación con Nicola sobre los sucesos recientes, le contó la
historia completa de ella y Nolen, ganándose miradas extrañas, cual intento de
resolver un complejo problema de cálculo diferencial, sin saber nada de algebra
siquiera.
Su
comentario más importante, fue sobre la extraña familia natural de Nolen: Anastasia…
Su dramático origen y el hecho de que
por la información que él recibió dedujo que si Nolen era un Gard, su hermana
también. Solo demonios de orden superior como los L’Enfer, los Kyubi o los
Mainyu podrían serlo, Nicola estaba preocupado por Nolen, eventualmente
Anastasia necesitaría el sacrificio de Gard, para sus planes y Nolen sonaba
como una presa perfecta.
Aun así no
había mucho que pudieran hacer, los Drovlight jamás, dejarían quedar en sus villas a semidemonios o demonios, ni siquiera
humanos no Drovlight, con excepción de Wholferd.
Por otro
lado Nicola se guardó sus opiniones sobre el extraño romance entre Nolen y su
prima, sin embargo Jean vio un poco de molestia en sus ojos cuando supo que el
hibrido le llamó novia, sin consultar.
Lo máximo que dijo, fue que si no hablaba pronto de los asuntos no tocados de la relación, tendrían problemas.
Ella no lo
discutió.
Poco
después intentaron dormir en un sofá, junto con los Drovlight guarecidos, pero
Jean se sentía incomoda entre tanto pseudodemonio rubio, incluso teniendo a
Nicola junto a ella. En plena madrugada, se levantó buscando un lugar nuevo
para descansar, sin éxito, todas las camas estaban ocupadas y en todos lados,
había Drovlight… menos cerca de la habitación de tortura. Los sonidos horribles
del ambiente, combinado con la desorientación provocada por el sueño y el
cansancio, hicieron sentir a la mujer Wholferd como si en algún momento de la
noche, sin saberlo hubiera entrado en una especie de dimensión surrealista.
Jean acabó
saliendo del edificio, descubriendo el verde patio del barracón, hermoso era,
supo. Ella se dejó caer bajo el árbol más cercano y durmió. Casi a las diez de
la mañana, despertó con Nicola abrazándola y hallándose un poco desorientada. Ella encontró refrescante la sensación por
sobre todo, el sol matutino entre las hojas, sobre su piel,le hizo sentir viva.
Se apartó
un poco y vio a Nicola dormir pacíficamente, Jean concibió una pequeña sonrisa
ante la vista, se dijo que aunque el día probablemente sería un asco, lleno de
problema tras problema, tuvo un buen comienzo, así que no todo era
desagradable. Sacudió por un hombro a su primo quien solo entonces arrugó el
ceño y entreabrió los ojos.
-Déjame en paz-pidió en protonórdico
rodando en la dirección opuesta a Jean-necesito
cinco minutos más.
Jean se
sentó en la grama fresca y puso en blanco los ojos.
Entonces un
sonido parecido a un gruñido se hizo audible, viniendo delestómago del vikingo
pelirrojo.
-Tú no necesitas cinco minutos-le dijo
ella con firmeza-Necesitas desayunar.
El gruñó
una respuesta sin sentido. Jean no hizo caso, se puso de pie y le tiró de un
brazo para tratar de levantarlo. Sin embargo, Nicola estaba atornillado al
suelo. La mujer Wholferd junto su entrecejo con descontento, acto seguido dio un
punta pie a la espalda del hombre, quien soltó un chillido.
-Levántate-exigió ella cruzándose de
brazos-yo también tengo hambre.
De mala
gana, el chico se levantó, haciendo esfuerzo para abrir los ojos. Jean lo
sostuvo por un brazo, sabiendo que su compañero solo vería por donde iba si era
estrictamente necesario, por lo que había que vigilarlo hasta que despertara
por completo, no quería que chocara o tropezara con nada.
Nicola sabía
que Jean era una mujer de mano dura, y aunque la conocía desde que tenía
memoria, seguía sorprendiéndose de que pudiera ser tan exigente y a la vez ser
amable y considerada.
Mientras
Jean tiraba de Nicola en dirección al barracón de nuevo, él dijo:
-¿por qué mierda vine detrás de ti? Yo quería
dormir…
Sonaba a un
auto reproche y a una pregunta, al mismo tiempo.
-También me lo pregunto-admitió ella
tomando la mano de Nicola mientras mantenía sujeto su brazo con el propio.
Volviendo al interior encontraron a alguien salir apresuradamente del sitio.
Trixi.
La Wholferd
menor frenó instantáneamente al verlos, sorprendida, pero también contenta de encontrarlos.
-por
fin-dijo en franco-germánico, la
única lengua que podía hablar-¿qué hacen por aquí? Los busqué en todo el
edificio.
-Dormíamos-respondió
Nicola, constatando que estaba despierto a pesar de tener la cabeza baja y los
ojos cerrados.
-¿Afuera?-inquirió
Trixi con confusión y sorpresa, notando el estado medio dormido de su primo.
-Si-respondió
la mujer mayor dirigiéndole una mirada a Nicola, quien a pesar de tener la cabeza
baja, era claramente el más alto-yo vine buscando aire fresco, libre de Drovlight
y él solo llegó.
Trixi se
rascó la cabeza incómodamente.
-Sí, sé a
qué te refieres-hizo saber con inquietud-soy afortunada de que Simo me
permitiera compartir la habitación de Mairel con ella y Digger, en casi
cualquier otro lugar del edificio me siento observada…
Por
supuesto, dentro de un barracón lleno de Drovlight, siendo indudablemente
diferente de ellos, cualquiera resaltaría y seria observado. Jean recién lo
empezó a denominar “El síndrome del ojo acero y violeta que todo lo ve” esa sensación incomoda que
le generaba estar rodeada de Drovlight equipados para matar observándole con
atención, como un animal exótico y/o un potencial trofeo para colgar en su
pared.
Celebraba
que Taius no tuviera hermanos gemelos.
Entonces
Trixi agregó:
-y
volviendo a la razón por la que los buscaba-empezó ella con una media sonrisa,
notándose normal de nuevo-Digger dijo que vinieran a desayunar, ya que no les
gustan los lugares concurridos.
-Es una
gran idea-reconoció Jean casi sonriendo y mirando a Nicola, quien sacudía un
poco la cabeza finalmente mirando a Trixi.
Él aceptó con un asentimiento, viéndose más
espabilado.
Jean y los
otros Wholferd, pasaron de los Drovlight que vieron en el camino, ignorándolos
casi por completo. La cazadora mayor por el rápido vistazo que dio, supo que la
gran mayoría estaban despiertos, habían comido y solo se ocupaban del ocio,
había menos concurrencia, seguro los cazadores faltantes fueron a entrenar en
algún otro lado.
En la
habitación de enfermería donde yacía Mairel, las cosas parecían de un mundo
diferente: paredes blancas, paz, tranquilidad y una sensación de privacidad. Lo
único desagradable fue ese olor a medicina en el ambiente, tan típico de
hospitales.
La
Drovlight herida estaba en una camilla, su antebrazo herido ya estaba vendado,
visible sobre la sabana que la cubría casi por completo, impidiendo ver
cualquier otra intervención médica desde su abdomen hacia abajo. La rubia
llevaba el cabello suelto y desperdigado por su almohada, Jean vio que estaba
considerablemente mejor que el día anterior, ya no estaba pálida, ni su rostro
deformado por el dolor.
-ya era
hora-dijo Digger, el chico Drovlight sonrió. Estaba junto a la camilla de Mairel,
ordenando una mesa plegable, con mucha comida exhibida en prácticos y sencillos
recipientes hechos de plástico, todo sobre bandejas individuales-temía que se
saltaran la hora del desayuno.
-Nicola
tenía hambre, pero no quería levantarse para desayunar-explicó Jean saludando
con la cabeza y dirigiéndose a una silla cercana a la mesa, la habitación no
era precisamente grande.
Nicola casi
se encogió ante la mirada de sus amigos, pero asumió su postura de “poderoso
macho alfa” rápidamente, moviéndose con suficiencia para tomar orgullosamente
la silla junto a Jean y ofrecer la faltante a Trixi, quien fue la última en
entrar.
-¿Le
hiciste despertarse?-preguntó Digger con los ojos muy grandes, turbado.
Jean
asintió volviéndose a la comida, una colección de fruta picada, carne blanca
empanizada y dos pequeños recipientes de salsas para untar, todo acompañado de
bebidas espumosas. La chica Wholferd asumió que serían algún tipo de batido.
-¡Joder,
por Skoll!-agregó el Drovlight, extendiéndole un desayuno a la mujer, ofrecido
ordenadamente en una bandeja-tienes mi respeto.
Jean alzó
una ceja, sin comprender, pero aceptó la comida, que se veía y olía apetitosa.
-Si-habló
Mairel por primera vez desde que los Wholferd llegaron-¡solo intenté
despertarlo una vez, luego de la caza y terminé con un ojo morado!
Jean ahora
alzaba ambas cejas y por poco llegaban a su cuero cabelludo, no se lo esperaba.
Miró de reojo a su primo, quien se negaba a hacer contacto visual con cualquier
persona en la habitación, mientras sus mejillas se pintaron con un
significativo sonrojo. La mirada de Jean era intensa, pero nada se comparaba
con Trixi, quien lo observaba sin un atisbo de disimulo, en sus ojos era claro
que estaba sorprendida pero por sobre todo quería hablar del asunto.
-¿Es enserio?-preguntó
ella asediando al Wholferd ya inquietado.
-Por
supuesto-aseguró Digger entregándole su bandeja de desayuno a la pelirroja,
luego de darle a Nicola la suya, sin que este mediara mirada con el rubio
Drovlight-Es un puto ogro….
-Digger, estamos desayunando-interrumpió
toscamente Nicola volviéndose a su comida.
El rubio lo
miró escasos segundos y retrocedió.
-… si,
ahora eso no importa-culminó volviéndose a su silla, ignorando la mirada
inconforme de Trixi.
Reinó el
silencio, cada uno comenzó a comer su desayuno, concentrándose únicamente en
ello. Hasta que Jean habló:
-¿Nos hemos
perdido de alguna cosa importante?-inquirió ella dando un trago a su batido,
era de fresa, su favorito.
-Enrealidad
si-proclamó Mairel poniéndose en posición un poco más vertical cuidadosamente,
tratando de no lastimarse.
-No te
fuerces-la sosegó su congénere, Digger, con marcada preocupación y
posicionándose al pie de la cama donde ella reposaba.
-Estaré
bien, te dije-aseguró ella insistiendo en su acción, sin dejar que sus heridas
la frenaran-he tenido mala suerte recientemente, espero que la próxima vez no
sea la definitiva.
Su oscuro
comentario trajo otro silencio, casi doloroso. Ella se dio cuenta entonces y
esbozó una sonrisa tratando de aligerar el ambiente de nuevo. No era el mejor
momento para hacer un chiste sobre la muerte, incluso si todos sabían que era
un hecho real, un hecho que les podría alcanzar en cualquier momento próximo,
para algunos era un tema delicado del que preferían no hablar, a menos que fuera
inevitable.
Para Jean,
todo guerrero debía estar preparado para morir, o que otros murieran, pero no
concebía forma de convertir eso en algo divertido.
-el caso,
es que tuvimos éxito, Medici está muerto…-prosiguió la Drovlight flaqueando en
su falsa sonrisa-Bakom ha cumplido, hubieron varios ultrajes inesperados
anoche, por culpa de los matones de la matriarca, pero al final la Guardia
Cadena mató a Medici y tomaron el lugar.
-¿Eso
significa que podemos registrarlo?-preguntó Jean con interés.
Digger asintió,
cruzando los brazos tras su espalda. La mujer pelirroja no pudo evitar admirar
su recia figura.
-podemos,
pero… hay otras cosas a tener en cuenta…-habló con cautela.
Los
Wholferd aguardaron en silencio a que prosiguiera.
-Le Nour ha
declarado la guerra nuestra gente-soltó Mairel haciendo un mohín.
Trixi
palideció. Jean mantuvo la misma expresión neutra congelada, aunque ligeramente
tensa… Nicola casi se ahoga con un pedazo de fruta en la garganta.
Adon,
estremecido, solo dijo algo: Anastasia-Culpó.
-Por los
demonios mayores, dime que es broma-pidió Jean tensando los hombros sin dejar
de mirar a los Drovlight.
-Ese
lenguaje, Wholferd, no jures por los demonios-regañó Digger-somos guerreros de
Odín.
Jean ignoró
su comentario. Odín podía mamárselo a Azazel, a lo que a la pelirroja concernía.
Para Jean el Demonio creador de los pseudodemonios Drovlight y Wholferd perdió
su derecho a ser adorado desde que no pudo salvar a sus hijos pelirrojos, hace
dieciséis años.
-¿Cuál es
su excusa para hacerlo?-pidió ella, pasando de las quejas que los rubios
pudieran tener-porque es absurdo que tan rápidamente haya convencido a todos de
que somos demonios.
-Esta
mañana llegaron demasiado lejos-explicó Mairel-Un equipo de Drovlight habían
ido al extranjero a cumplir una misión, cuando cruzaron la frontera con los
francos, funcionarios públicos a orden de Le Nour intentaron detenerlos… creo
que el resto de la historia se cuenta sola.
-un baño de
sangre en las oficinas de migración, ¿cierto?-intervino Nicolatosiendo un poco
todavía.
-en
resumen, si-dijo Mairel con mala cara-nuestros congéneres escaparon y ahora
mismo vienen en camino, teniendo que lidiar con la policía y los FAID.
-Naturalmente,
a Le Nour no le gustó esto y es una buena excusa para señalar lo peligrosos e
insubordinados que somos, además de intentar probar su punto, donde según él,
somos demonios-combinó Digger tocándose ansiosamente el cabello con una de sus
manos-la prioridad de su administración es, supuestamente, luchar contra los demonios…
pero encontrarlos para lidiar con ellos es difícil, la matriarca se esconde muy
bien, es más sencillo venir a por nosotros y señalarnos como peligro, creando
la ilusión de que hace algocon esta
situación.
-La
matriarca se esconde bien, pero todo tiene más que ver con que tiene amigos muy bien situados-comentó Trixi con un
suspiro indignado-si Le Nour de verdad quisiera encontrarla, de seguro a estas
alturas ya tendría una idea, al menos. La gente no puede ser tan estúpida y
negligente a menos que sea a propósito.
Jean
asintió.
-es aliado
de la Matriarca, esto es adrede-reafirmó ella- pero él necesita justificarlo al
público.
-la verdad
no sé a quépúblico, ya esto es una carnicería-opinó Nicola entornando los
ojos-si empeora, creo que la zona llegará a ser inhabitable.
-lo
dudo-dijo Mairel, acariciando su vendaje-hubo supervivientes viviendo aquí, a
pesar de la gran guerra, antes, durante y después.
Lovaina, la
región donde residían, era un lugar casi maldito, pensaba Jean, la ciudad se
recuperó múltiples veces, pero nunca del todo, especialmente luego de las
guerras mundiales, las ocupaciones y desocupaciones sucesivas, por no hablar de
los demonios causando injurias. Los pseudodemonios controlaron la plaga durante
años, pero la invasión que destruyó a los Wholferd provoco daños inimaginables,
algunos que nunca tuvieron reparación, en la infraestructura o en las mentes
humanas afectadas. Era como si los soviéticos, germanos y demonios hubieran
conspirado para causar dolor a esa pobre región; durante los últimos cien años.
Como Wholferd,ella nunca sufrió tan seriamente el caos político y social. Sus
ancestros, a salvo en sus residenciales, no fueron sujetos tan duramente a las
crisis económicas o militares de la zona, ya que eran una sociedad paralela que
poco trataba con el resto, salvo para negocios, por todo lo demás, eran
autosuficientes.
La posición
de cazademonios les hizo necesarios y por ello, pocos buscaban hacerles daño en
vez de querer sus servicios. En la gran guerra los germanos nunca intentaron
controlar a los cazadores, sin embargo el ejército rojo trató… eran
extranjeros, del lejano este, no sabían con quienes trataban ni cuan
importantes eran los Wholferd y Drovlight para su región. El encuentro provocó
muchas bajas, pero los intentos soviéticos fueron aplastados. Los cazadores
armados con su tecnología, sus fortalezas súper humanas y aliados demoniacos,
dejaron fuerte impresión a los agresores, que tras varias derrotas desistieron
en sus ataques.
Aun así,
Jean amaba aquella tierra, verde y fresca, sin inviernos castigadores, ni
veranos sofocantes.
-eso si
nosotros ganamos al final-le recordó Jean terminándose su comida-no veo a nadie
viviendo tranquilamente aquí, mientras Azazel se sienta en algún estrafalario
trono, para gobernar este mundo. Ni siquiera los demonios locales, puede que la
Matriarca y sus esbirros, pero la mayoría, no.
Algo
semejante al horror amaneció en los ojos de los presentes, imaginaban el
escenario planteado. Parecido al holocausto, solo que en dimensiones mucho,
mucho mayores.
Nadie dijo
nada luego del comentario de Jean, así que mientras Trixi recogía las bandejas
de desayuno ahora vacías, una vez hecho,
la mayor de los Wholferd optó por agregar:
-¿a
propósito, podemos ir al embargo de la guarida de Medici?
Digger se
encogió de hombros compartiendo un miramiento con la mujer rubia lisiada.
-nadie ha
hablado de Wholferd en esta misión, pero no creo que rechacen ayuda
adicional-alegó el chico Drovlight, antes de adoptar una posturade vergüenza
ajena, para agregar-saldrán al mediodía, Aleskandra liderará…. Taius aún sigue
ocupado con sus invitados.
Jean supo
que todos, menos Mairel hicieron una mueca torcida de aversión. La dicha de por
un rato, haber olvidado al rubio con sus prisioneros, fue efímera.
-Los
aliados siempre son bienvenidos-dijo Mairel con pragmatismo, pese al ademan de
su congénere, ella ignoró a propósito la aparición de Taius en la conversación.
-no te
ofendas, pero suena extraño viniendo de un Drovlight-contestó Jean esforzándose
por no poner los ojos en blanco.
Ni Mairel
ni Digger lo negaron, mas Trixi se notó algo incomodada por la naturaleza del comentario.
La hermana mayor, podía ver que la joven Wholferd no quería desagradar a sus
nuevos amigos, especialmente no con comentarios racistas.
-Necesito
una ducha primero-hizo saber Nicola y se volvió a Jean-¿vienes?
-suena muy
bien-lo apremió con una pequeña sonrisa.
Refrescar
los músculos y limpiar el sudor era una necesidad apremiante después de
cualquier batalla, pero anteriormente estaba demasiado cansada para
contemplarlo. Nicola entonces encaró a su prima menor y le dio una palmada
amistosa en la espalda, extrañamente suave, tomando en cuenta el enorme brazo
del vikingo.
-puedes
quedarte por aquí si gustas-avisó.
-en
realidad…-habló ella tocándose con una mano su corto flequillo pelirrojo-ayer
hablé con Úrsula, quería pedir prestada la camioneta para ir a verla hoy….
Le dio a su
hermana una mirada suplicante.
-no-respondió de forma contundente-por
supuesto que no.
La
propuesta de la chica le cayó como agua fría en un día helado. Solo imaginar a
Trixi montada en su perfecta camioneta, navegando por territorios devastados y
bajo amenaza de demonios, le daba escalofríos; tanto por lo que pudiera pasar a
su hermana, como el destino de su querido vehículo. En contraposición, su
mirada amarilla era intensa como fuego, cosa que fácilmente podía intimidar a
Trixi.
-Por favor,
ayer difícilmente pude dormir-rogó casi con desesperación, sin preocuparse de
estar siendo observada por los Drovlight en la habitación-ella me prometió
verme no muy lejos de aquí, necesito verla, la última vez que supe de ella, no era
normal.
-¿en qué dimensión
paralela Úrsula alguna vez ha sido normal?-inquirió Jean cruzándose de brazos y
volviéndose en su silla hacia la otra pelirroja.
-¡ya hemos
hablado sobre eso!-replicó Trixi.
El corazón
de Jean saltó cuando vio diminutas lágrimas en los costados de los ojos de
Trixi, denotando gran frustración. No obstante, Jean no dejó que nadie notara
su inquietud.
-Jean…-iba
a intervenir el primo de ambas.
-Silencio, Nicola-lo calló la susodicha
sin mirarlo. El hombre acató, fue claro quien estaba a la cabeza del trió.
Jean se tocó las sienes con una mano
cansadamente, preguntándose qué hizo para merecer ser puesta en situaciones
tales. Finalmente habló a la otra Wholferd:
-espero que
sepas la locura que estás diciendo, pretendes salir sola en mi camioneta, para ver a Úrsula, en
plena zona de guerra-pidió tan calmadamente como pudo, pero no consiguió
controlar la acidez de su tono-¿quieres morir?
Trixi negó
efusivamente con la cabeza, sus ojos centellearon con disimulado resentimiento.
-yo… solo
quería ver si podía contar con tu ayuda…
Jean apretó
los dientes con fuerza y sintió presión sobre los nervios. Sabía que no había
mucho que pudiera hacer, lo veía en los ojos su hermana, ella estaba
determinada a reunirse con la puta alada, incluso si era en pleno infierno.
¿Úrsula te quieres quedar sin novia?-se preguntó internamente.
-sé que irás
aunque yo trate de detenerte, con camioneta o sin ella-admitió Jean fastidiada-en
circunstancias normales te diría que te las arregles sola y me importaría una
mierda, pero ahora…. –Jean le dirigió una mirada a Digger, quien estaba muy
choqueado por lo que presenciaba- ¿estás libre ahora?
-ahora
mismo, si, por eso acompaño a Mairel-explicó apresuradamente.
-Bien-la
pelirroja suspiró y le arrojó unas llaves a Trixi, quien las recibió por
reflejó, bastante sorprendida-toma la maldita cosa, ve a ver a tu puta, pero
que Digger te acompañe, es más, que te acompañe cualquiera a quienes puedas
convencer de ir contigo.
-Wholferd,
pero yo no he dicho….-iba a contradecir el Drovlight.
Jean siguió
sosteniendo la mirada de Trixi, quien aún estaba sorprendida.
-depende de
ti convencerlo de que vaya contigo, Trixi-siguió, haciendo un gesto hacia
Digger y a continuación, ella se puso de pie, para continuar con voz ronca y
algo amenazante-Si llego a enterarme de que saliste de aquí sola, te va a doler, ¿entiendes?
Una sombra
de miedo pasó por los ojos de Trixi, quien presionó sus labios en una línea
tensa y aceptó rápidamente con la cabeza. Jean acto seguido, le hizo un gesto a
Nicola para que la siguiera, este obedeció sin palabra, ambos Wholferd
abandonaron la enfermería, pero no sin que Jean dijera una última oración antes
de salir:
-y procura
no destruir mi auto, por los ancestros.