sábado, 7 de octubre de 2017

El edén del infierno: Acto 2-Capítulo 12



12
Pesadilla duradera
T
odos hacían las revisiones finales para irse del complejo perteneciente a Scioli, tomaron a los rehenes importantes que iban a ser interrogados de regreso al residencial urbano y los demás se quedarían atados esperando que alguien viniera a soltarlos, probablemente la policía. Jean todavía estaba un poco mareada, el impacto durante la caída del helicóptero no fue fácil, Adon la salvó, pero Jean aún estaba algo débil por el uso de su energía física y demoniaca, la segunda principalmente, a parte, su adjunto había tenido días mejores.
Un escandaloso grito de dolor llenó el ambiente helando a todos, seguido de disparos consecutivos. Todo venia del exterior…
-¡Qué coño les pas…!-iba a gritar un Drovlight afuera en franco-germánico pero fue silenciado, Jean especulaba que a balazos.
-¿¡Que ocurre!?-exigió Taius saliendo en carrera a la ventana más cercana al lado exterior de la propiedad, donde los Drovlight vigilaban la carretera por donde ingresaron. El líder fue seguido por todos los Drovlight en el edificio, quienes salieron de todo tipo de lugares donde se habían metido para encontrarse con el cabecilla.
Jean y sus congéneres también lo siguieron y pronto estuvieron en otra habitación caótica, esta con largas ventanas de frente a la calle.
-¡Son la policía! ¡Dispararon contra los guardias!-explicó la voz de Digger en el canal abierto de comunicación. Hablando en protonórdico para frustración de Trixi, aunque el horror por la imagen al otro lado de la ventana era mucho mayor que cualquier otro sentimiento.
-¡Digger, te dije que durmieras!-regañó Taius efusivamente.
-¡No jodas ahora!-dijo el otro rubio.
-¿Pero qué ha pasado?-exigió Nicola-por qué la policía…
-¡Yo que sé! ¡Solo aparecieron y atacaron!-expuso Digger.
-Entonces respondamos-repuso Jean con inquietud mirando a los guardias salir de sus vehículos blindados, tres vehículos en total, dos de ellos a los lados de la entrada y uno estacionado al otro lado de la calle-con quitarlos del paso para salir basta.
-Primero hay que recuperar los cadáveres-le recordó Katiuska.
-¡Mairel vive!-exclamó de pronto Digger.
Eso sí lo entendió Trixi.
-¿¡Qué!?-casi gritó y se apegó rápidamente a la ventana seguida por varios otros incluyendo a Jean y Nicola.
Mairel yacía debajo de las ruedas de uno de los vehículos de la policía, aparentemente inmóvil, de hecho parecía tan muerta como los otros dos Drovlight tirados en el suelo no muy lejos de ahí; con varios impactos de bala en cada uno de los puntos flacos de su armadura.
-¡Todavía recibimos información de su traje y está viva! ¡Tiene signos vitales!-reafirmó Digger, en el fondo se oían muchos murmullos entrecruzados.
-¡Entonces vamos a por esos bastardos!-demandó Nicola con el cuerpo tenso como un arco listo para disparar, Jean solo con oír su voz sabía sin verlo a los ojos, que su mirada sería la de un homicida deseoso de mancharse las manos.
-¡Hagámoslo! ¡A la salida, con los escudos en alto!-estuvo de acuerdo Taius haciendo gestos decisivos-¡Quienes tengan armas de dos manos permanezcan detrás y disparen a matar! ¡El resto cúbranlos y traten de alcanzar el combate cuerpo a cuerpo!
Los cazadores se movilizaron, Jean iba a cubrir su lugar cuando el brazo de Taius, sólido como roca la detuvo cerrándole el paso. La pelirroja lo miró con descontento y confusión.
-Tú no, descansa por aquí-ordenó y luego miró a Trixi quien junto a Nicola se había detenido, tan pronto vio que Jean no avanzó con ellos-pero ustedes si, especialmente tú, ¡pequeña Wholferd!-agregó dándole en “leve” empujón a Trixi para hacer énfasis-¡necesitas algunas cicatrices nuevas!
Trixi retrocedió al embate y tragó hondo.
Jean no pudo objetar cuando Taius corrió para reunirse con los demás y por impulso Trixi también, sin embargo, Nicola rechazando las órdenes de su líder belicoso, permaneció apostado cerca de su prima. A la mayor Wholferd no le gustaba quedarse atrás, pero la lógica le hizo ver razón en las palabras de Taius, a pesar de su espíritu inconforme.
Por una vez él y yo estamos de acuerdo, aún estoy físicamente incapaz por la caída-habló Adon en su mente-si sales a la batalla así, tendrás que hacerlo sin mi ayuda, nada de materializarme o recargar tu arma.
Jean asintió como si Adon estuviera frente a ella, confiaba que los Drovlight no la necesitarían para barrer la basura.
-¡Drovlight! ¡Salgan con las manos en alto, están arrestados por órdenes del gobernador Le Nour!-dijo a viva voz el policía a cargo-¡no nos obliguen a disparar otra vez!
A pesar de no estar involucrados directamente en la batalla y ser solo observadores, Nicola y Jean oyeron las órdenes de Taius en el canal abierto de comunicación.
Quiero a ese hijo de puta vivo-pregonó con solidez-podría tener información importante, y necesita una lección por atreverse a lastimar a los nuestros.
Varios Drovlight hicieron saber que habían recibido la orden y la cumplirían.
Nicola miró a Jean y ella a él, incluso esperándose violencia, no podían contemplar las barbaridades que se sucederían esa noche, una tras otra. Pero en sus miradas, se expresaban el uno al otro, que lo que venía no sería fácil; pero lo enfrentarían sin dudas, como era regla.
Y así comenzó.
-¡Por los ancestros, por Skoll, por Odín! ¡Nuestra furia será una tormenta!-gritó Taius.
A continuación una estampida de Drovlight salió de la propiedad, por el garaje y demás puertas abiertas, con los escudos desplegados y listos para cargar. Los policías formados abrieron fuego con sus mejores armas, pero cuando pseudodemonios cargaron, quedó en evidencia lo imposible que sería derrotarlos por medios convencionales.
Las balas rebotaban en los escudos y a pesar de las pequeñas vulnerabilidades del blindaje en la armadura Drovlight, era muy difícil asestarle a un cazador en guardia.
Los policías no fueron más que monigotes de papel, siendo arrollados por una estampida de búfalos, era el único modo que Jean encontró para describir aquello. En la patrulla había unos treinta efectivos, pero en un instante ese número se redujo en un tercio.
-Necesitarían al menos cien de estos hombres para que los Drovlight se los tomen enserio-dispuso Nicola.
Era poco decir que los policías restantes estaban amedrentados; Ante ellos sus compañeros fueron casi literalmente pisoteados, quienes sobrevivieron, pronto encontraron una muerte fugaz, si eran afortunados de un disparo en la cabeza, sino, desnucados por algún movimiento marcial rompe huesos.
A orden de Taius los cazadores dispararon contra los demás policías mientras eran cubiertos por sus compañeros con escudos. Jean divisó a Trixi disparando desde atrás de los “tanques”, la menor Wholferd estaba siguiendo bien las directrices de Taius, Jean se preocupaba de su reacción, si Trixi era incapaz de cumplir…
Los policías fulminados, corrieron al tercer vehículo blindado intentando huir, los cinco que tuvieron suerte de sobrevivir al intercambio de disparos, entre ellos el líder. Taius salió de entre sus subordinados y desenfundó una pistola, a continuación abrió fuego a las piernas de su objetivo, dejándolo de cara al suelo y sangrando en las rodillas, entre alaridos de dolor, pero sus subordinados no tuvieron el valor de volver a buscarle. Luego, con rapidez, el rubio al mando se movió hasta el auto de la policía que estaba aplastando a Mairel, con fuerza descomunal, Taius sujetó el vehículo y lo alzó casi sobre su cabeza, en un ruidoso estrepito quedó volcado a un lado en una nube de polvo, liberando a la mujer rubia, que por primera vez Jean veía tiritar en demostración de que estaba viva.
Jean hizo una mueca, eso se veía doloroso.
Antes de que los funcionarios escaparan, Taius invocó a su adjunto, Issa el oni. El monstruo humanoide de gran tamaño apareció y sin que Taius diera más orden que la de señalar a los policías arrancando la patrulla blindada, el oni rugió, tomó el vehículo que antes aplastaba a Mairel y lo hizo volar por el aire como si no fuera nada, en dirección a los policías en fuga.
Jean especulaba que así sonaría el impacto de un meteorito, ella y su primo cerraron brevemente los ojos y se cubrieron los oídos para el impacto. Los grandes cuerpos de metal colisionaron y rodaron fuera de la carretera con violencia, hasta que se detuvieron y quedaron en silencio.
-definitivamente, tuvieron que morir con eso-comentó Jean abriendo los parpados con una ligera mueca. Con el visor de su casco condicionado para la noche, contempló los dos automóviles volcados en pedazos, uno de ellos con una pequeña llama saliéndole del capó, semejante a una vela.

-¿Simo, estará bien?-preguntó Taius con ansiedad en protonórdico.
Los cazadores estaban inquietos alrededor, el nuevo prisionero estaba atado y con las piernas vendadas, junto con los capturados en el interior. Luego de la masacre, rápidamente la atención se desvió a Mairel, quien yacía semiconsciente en una camilla desplegable, como la que usaban los paramédicos para ingresar a los pacientes a una ambulancia.
Simo, un Drovlight del grupo, aparentemente el médico, estaba arrodillado junto a su congénere, comprobando con las manos el torso de esta, evaluando sus reacciones. Mairel sufría con casi cualquier toque en los costados.
-Tiene algunas contusiones, una fisura en el antebrazo y un par de costillas rotas como sospechábamos, sobrevivirá-explicó buscando con una mano en un pequeño botiquín que traía, sacó un par de pastillas y agua-esto aliviará la inflamación y el dolor, ahora ayúdenme, hay que inmovilizarla para que no se haga más daño.
Trixi miraba consternada a la lisiada mientras varios Drovlight ayudaban a Simo con los primeros auxilios y luego se volvió a los cadáveres acomodados en un costado, envueltos en una manta blanca. Nicola sintió la inquietud de Trixi y le dio un apretón en un hombro llamando su atención.
-Hiciste bien-felicitó él-aun inexperta, ni siquiera Taius puede poner en duda tu capacidad. Es un hombre exigente como habrás notado.
Exigente y violento-agregó Nanib mordazmente.
Trixi se lo quedó mirando unos segundos un poco sorprendida y luego aceptó con la cabeza lentamente.
-Muy bien esperpento-oyeron hablar a Taius, por instinto casi todos se volvieron a donde estaba, menos Simo y un par de Drovlight mas-¡Por qué están aquí!  ¿¿Hay una puta invasión demoniaca en proceso y ustedes se preocupan de un allanamiento??
Taius estaba agarrando del uniforme al policía y levantándolo del suelo, para encontrarse con la mirada de acero del rubio, sin casco, cosa que provocaba mayor impacto a la moral de hombre. Sin embargo Taius en una extraña forma de consideración, se reclinó un poco para que el prisionero no tuviera que forzar sus destrozadas rodillas, para sostenerse.
-¡El señor Le Nour nos envió, es todo!-Soltó el policía-recibió un mensaje del señor Scioli diciendo que los Drovlight lo atacaron en una reunión con sus socios… Rogó que volviéramos por su mujer e hijo, que estaban atrapados aquí.
-vaya mierda-opinó Jean con los brazos cruzados, acercándose un poco a la escena-sin siquiera preguntar por qué estamos aquí…como si Scioli fuera un perfecto inocente, y lo peor, disparando a matar sin más.
-Dijo que los tratáramos como si fueran demonios-expresó el policía con terror-porque según nuestras lecturas eso son.
-¿Lecturas?-repitió Taius dubitativo-¿qué lecturas?
-El dispositivo experimental de los FAID, detecta la energía demoniaca para identificar a los demonios, incluso en su forma humana-contestó con acelerada respiración, conforme la mirada de Taius se volvía más oscura.
Hubo silencio. Hasta que Katiuska lo rompió:
-Por Skoll, esto es… terrible-masculló.
-Terrible…-reiteró el líder-¡Terrible!
Se levantó de golpe y estrelló al prisionero contra el suelo duro, el dolorido hombre gritó de dolor, comenzando a derramar diminutas lágrimas.
-¡Por supuesto!-exclamó Taius apretando los puños y los dientes-¡si tratan de detectar la energía demoniaca, claro que detectaran la nuestra! ¡Tenemos una simbiosis con los demonios maldita sea! ¡Nuestros cuerpos están impregnados de ellos!
Nadie tuvo que explicar las repercusiones de eso. Si Le Nour podía engañar al mundo con esa media verdad y hacerles creer que los Drovlight eran demonios… las consecuenciaspodrían ser indecibles.
-Creo que vamos a tener otra guerra-expresó Nicola con un hilo de voz.
Más silencio.
Pero entonces:
-¿Espera… mujer?-dijo Taius de pronto teniendo una realización, se volvió al policía-¿De Scioli? ¿Aquí?
El hombre asintió lentamente, aun en una incómoda posición en el suelo, dado que no podía pararse en sus piernas.
La mirada de Taius brilló macabramente, tanto que Jean, Trixi y Nicola sintieron el impulso de alejarse de él.
-Consíganla-exigió en protonórdico volviéndose a los Drovlight-¡Los haré a todos mis perras!
Señaló a los otros dos prisioneros que acompañaban al policía. No podían entender lo que Taius decía, pero en definitiva seguridad comprendieron que no era bueno para ellos.


-Oh vaya…-chisteó Aleskandra ante las llamas con cansancio-parece que últimamente muchos edificios sufren de combustión espontánea.
El más reciente desastre provocado por la secta, en un área perteneciente a la órbita de los Wholferd. Unos demonios irrumpieron en un campamento de refugiados y causaron una gran carnicería, de algún modo todo desembocó en un enfrentamiento con la Guardia Cadena encabezada por Bakom. Aleskandra no sabía cómo exactamente pero la batalla provocó aquel devastador incendio ante ella, a su alrededor los Drovlight sacaban de las llamas a los supervivientes y los reunían lejos del peligro, varios con quemaduras horribles y heridas inducidas por los demonios de la matriarca.
Aunque era capaz de percibir el calor, Aleskandra, enfundada en su traje blindado Drovlight, estaba a salvo del fuego y el humo no alcanzaba sus pulmones, bendita fuera la tecnología. De los restos, pudieron salvar a unos pocos FAID afortunados, que no consiguieron salir cuando la gente se dispersó. Aleskandra desconfiaba de esos sujetos, pero medio calcinados no serían amenaza en el futuro cercano, si es que lograban recuperarse…
-Espero que a Myjoll le esté yendo mejor-comentó Tatiana a su lado-es sofocante tener que recoger los destrozos que deja la secta.
-Alguien tiene que hacer el trabajo sucio-le recordó Aleskandra a su hermana mayor-Somos la única esperanza que muchos tienen, cuando sus oficiales no pueden salvarlos o protegerlos.
Un Drovlight sacó una última persona de las llamas, asumían que no quedaban más… el superviviente era cargado como un saco de papas en el hombro del cazador, quien sin fijarse mucho en su carga medio calcinada salía cuanto antes del área peligrosa. Un par de médicos Drovlight aplicaban pomadas a las quemaduras de los heridos una vez lejos del fuego, era lo mejor que podían hacer, no estaban en capacidad, ni era su deber, atender medicamente a las víctimas. Los médicos Drovlight tenían como primer deber el bienestar de los suyos, por lo que atender a otros era más una caridad, un homenaje a su voto de cuidar a los enfermos y lisiados, como médicos que eran.
Solo espero que estas personas no olviden a quien le deben la vida-dijo Oleg, el adjunto de Aleskandra.
Ella gruñó, ganándose una mirada de reojo, por parte de Tatiana.
La humanidad en general, es experta en ser ingrata-pensó lastimosamente-el honor y la lealtad son la consigna de unos pocos actualmente.
-¡Ya casi están aquí!-gritó un centinela Drovlight en el canal abierto de comunicación.
Aleskandra se puso en guardia, como todos los miembros del escuadrón. Hace poco más de media hora recibieron el tétrico mensaje de que Le Nour estaba propagando la idea errada de que los pseudodemonios, eran demonios. No había que pensar mucho para saber el tipo de trato que ahora recibirían de la policía y los FAID, incluso si todavía ese tal detector de energía demoniaca del que Taius recién informó, estaba en desarrollo.
-¡Dejen todo como está!-dijo Aleskandra tocando el botón de su traje para hablar a sus subordinados por el canal compartido-¡que los FAID se ocupen! ¡Esto ya no es nuestro problema!


-¡Nolen! ¡Ábrenos!-exigieron las gemelas en la entrada, ambas estaban confundidas, porque la puerta tenía la cerradura forzada, pero seguía sellada por medio de los otros pasadores que poseía la puerta, pero ellos nunca usaban normalmente.
Pasaron varios segundos hasta que se escuchó como los pasadores eran retirados. A continuación la puerta se abrió y Nolen apareció, tenía una mirada estresada y los hombros anormalmente rígidos. Él parpadeó repetidamente como creyendo estar viendo un espejismo, dado que ante si…
Jessica estaba desnuda.
A la semidemonia no le importaba, claro estaba, pero no dejaba de ser extraño para Nolen. Las chicas se lo quedaron observando escasos segundos, el L’Enfer hibrido notó las bolsas de comida detrás de ellas, amontonadas junto a Titus, quien estaba recostado en ellas perezosamente. Él dejó su ensimismamiento cuando Jennifer habló:
-¿Estás Bien? Huelo a alguien más, sangre… y la puerta…-señaló ella con ligera angustia.
Angustia hacia la situación y el estado alucinado de Nolen, pero no fijándose en el hecho de que sus propias ropas eran un carnaval sangriento o que Jessica estuviera desnuda. Casi era gracioso.
Nolen agitó la cabeza para volver en si por completó y se hizo a un lado, esperando que ellas entraran. Así fue, tomaron las provisiones y junto con el gato negro, ingresaron. Se dirigían a la cocina mientras su hermano mayor las seguía desde la retaguardia.
-¿Qué pasó con la ropa?-inquirió Nolen, intentando no mirar las piernas o el trasero de Jessica, no obstante su melena tan larga funcionaba como casi una capa.
Jane se estremeció mientras caminaban y la gemela de esta soltó un resoplido.
-La matriarca y sus lacayos-explicó-Tuve que… ¡Pero qué mierda!-se interrumpió llegando al umbral de la cocina, al tiempo que frenaba en seco, casi chocando con Jennifer.
Nolen frenó sintiéndose algo incómodo, dejó que las gemelas juzgaran por sí mismas. Ambas estaban sin aliento mirando el recinto de la cocina.
Un cadáver. Había un cadáver tirado cerca de la mesa del comedor para cuatro.
Tenía la boca abierta y colgante; derramando sangre, los ojos en blanco y los miembros extendidos desordenadamente, como una marioneta arrojada al azar. Las gemelas Goldman, esperaban tener visitas, que Nolen hubiera recogido o acogido a una persona, quizás herida, dentro de su casa… pero no eso, las tomó totalmente fuera de base.
Hasta Titus estaba erizado y temporalmente paralizado.
-¿Puedes explicarnos esto, Nolen?-pidió Jennifer muy desorientada volviéndose a su hermano.
Nolen parecía un niño a punto de ser regañado, o que sentía haber hecho algo indebido. Se rascaba la nuca y no miraba a la cara a las chicas morenas.
-Lo encontré queriendo robarnos-contó él-yo necesito energía para mejorar mi condición, así que me vino muy bien, siendo sincero.
Titus olfateaba al cadáver todavía tibio, de un hombre que intentó robar en la casa equivocada, a la familia equivocada y en el momento equivocado, y pagó el precio.
Las chicas Goldman se miraron entre sí, aun choqueadas de que su hermano hubiera matado a alguien, sin coacción, pero objetivamente ellas no tenían moral para señalarlo. Así que con un encogimiento de hombros Jessica siguió su camino y junto a Jane colocaron las bolsas de comida en la mesa, ignorando al muerto.
-por Lucifer, a lo que la matriarca nos ha llevado-masculló Jennifer sacando latas y demás productos de las bolsas.
La batalla entre la Guardia Cadena y la secta se extendió… igual que el fuego, no era el único, pero sí el más visible desde donde ellas vivían. El camino de vuelta fue un poco complicado, porque a su alrededor muchos civiles aun no abandonaban sus casas, se atrincheraron en ellas de hecho, sellando puertas y ventanas de creativas maneras. Las semidemonias hicieron de todo para pasar sin ser detectadas, no querían responder preguntas sobre porque Jessica estaba desnuda, cuando seguramente ya eran sospechosas… su familia nunca fue de mucho contacto social, trataban a los vecinos, pero nada profundo, por lo que sabían los demás habitantes de la comunidad, ellas en secreto podían ser miembros de la secta.
Jessica le echó un vistazo al cadáver y a Nolen de reojo. Su hermano aún estaba algo inquietado, pero ella no veía exactamente arrepentimiento en él.
-Nolen-ella lo llamó terminando su labor de sacar todo lo traído-voy a vestirme, ayuda a Jennifer, debemos seguir el ejemplo de los demás y atrincherarnos.
Nolen entonces pareció volver en si por completo a ojos de las gemelas y Titus, el L’Enfer miró detenidamente un segundo y asintió con firmeza hacia ellas.
-Seguro, pondré todo en orden-dijo y señaló con la vista al muerto-incluyéndolo.
Jessica salió del recinto sin decir más, desapareciendo en la negrura, puesto que la única luz encendida de la casa era la de la cocina, el resto estaba en tinieblas.
La mujer restante se acercó a Nolen y le tocó un brazo de forma reconfortante, ella notaba que para su hermano era un momento, como mínimo, incomodo, sino difícil; así que trató de mostrarle su apoyo. Nolen correspondió a su toque cálido con una mano.
-Debemos sellar todo lo que podamos y guardar todo lo valioso-anunció él-hay que tener algo para comenzar de nuevo, confiando en que el mundo no termine.
Jennifer lo miró detenidamente con sus enormes ojos verdes, una mirada que hacía que Nolen se sintiera atravesado. Sus ojos expresaban preocupación, pero ante todo, eran muy afectivos; el mayor de los Goldman pensó que si algo era característico de las gemelas, especialmente Jane, era la capacidad para expresar sus emociones con fuerza sobrecogedora, incluso con solo una mirada: El amor más afín que había presenciado, o el odio y la rabia, más ardiente y destructiva concebible.
Esos ojos transparentes como el cristal hablaban por sí mismos. Nolen no era Jessica, pero incluso sin serlo, frecuentemente comprendía a Jennifer sin que ella diera voz a sus sentimientos o pensamientos.
-También hay que llamar a Teddy-habló ella casi con un nudo en la garganta-si sucede lo peor, tendrá que elegir.Ellos o nosotros.
Nolen aceptó con la cabeza. Él podía agradecer que nunca tuvo ni tendría que pasar por un día similar: El día en que Ion tuviera que escoger entre dos vidas separadas, casi dos realidades alternas; la que le ofrecía su familia humana, o la que Jessica y los demás Goldman representaban.
Ya no había espacio para ambos.

Jean-Louise Wholferd, se replanteaba si los Drovlight eran el camino para detener a Anastasia, o eran tan brutales como la secta de la sangre y su líder… Los pseudodemonios rubios eran un nido de diversos tipos de personas, algunos eran amables como Digger y Mairel, otros simplemente equilibrados como Ruslan o Katiuska… y otros como Taius, un material perfecto para miembro de la Gestapo. Cumplía su papel, y eso era lo más importante para los Drovlight, aunque Jean no estuviera acostumbrada, o de acuerdo con su barbarie.
Eso quedó muy claro cuando llegaron a Daggry Poxirr y llevaron a los rehenes dentro de los barracones, los miembros del equipo, libres de tareas, se echaron en una sala común, generalmente a dormir como troncos, otros empezaron a realizar actividades varias, desde hablar y leer, hasta jugar juegos de azar y beber cerveza.
Pero Taius tenía otras ideas.
Entró en una habitación con los prisioneros, tres hombres y la mujer de Scioli… Jean quien se recostó en el pasillo agotada y deseosa de algo de paz, entró en estado de vigilia, mientras Trixi estaba con Mairel y otros heridos en la enfermería, y Nicola fue por comida prometiendo volver enseguida.
Entonces, Jean descubrió cuan enserio habla Taius al momento que declaró a los prisioneros que serían sus perras.
-¡Ponte en cuatro… y mámamela! ¡Animal rastrero!-rugió Taius a través de las paredes.
La cazadora se puso rígida, se oyeron sonidos sugestivos venir de esa habitación, gritos, llanto, suplica y ruidos violentos. Adon estaba horrorizado, al punto que no habló, no hizo bromas, solo se quedó en blanco contemplando, o mejor dicho, escuchando la brutalidad, igual que su ama.
-¡Vamos! ¡Llora y grita! ¡Como tu despreciable madre mientras cometía el error de traer a un malnacido como tú a este mundo!-dijo Taius después de un rato, seguido del seco sonido de un golpe contundente-¡Dímelo! ¿¡Donde se fue tu jefe!?
Un balbuceo lamentable se hizo oír.
Jean hizo una mueca de asco. Ella podía perdonarle esto a Taius, si realmente funcionaba y hacia que los prisioneros hablaran, pero sino… tendría serias dudas sobre si seguir al Drovlight no atentaría contra sus principios morales, algo le decía que el rubio no la estaba pasando nada mal impartiendo dolor y que la información era solo un beneficio colateral.
A continuación en el pasillo se escuchó algo más que el sonido del sufrimiento: pasos, Jean, quien había estado sentada en el suelo desde hacía rato, abrió los ojos y se volvió a la fuente. Sintió alivio y desagrado a la vez, eran dos personas:
Nicola y Gawein.
El Sovr alzó las cejas cuando vio a Jean en el suelo y luego se volteó en dirección a la puerta, de donde provenían los sonidos estrangulados de los prisioneros atormentados. Entonces por primera vez se oyó el llanto de una mujer,  la esposa de Scioli la estaba pasando fatal, al menos el “pequeño cerdo” murió rápidamente, pero ella no tenía esa buena fortuna.
Gawein luego de unos instantes meneó la cabeza casi con aburrimiento.
-Taius tiene gustos particulares, pobres creaturas-opino él y luego miró a Nicola-cuida a tus primas, yo iré a tratar que Taius no los mate.
Nicola con incómoda postura hizo un asentimiento especialmente pronunciado indicando que acataría la orden. Acto seguido el “Rey” Drovlight abrió la puerta, haciendo que los sonidos quejumbrosos fueran más fuertes de lo usual por escasos instantes y luego desapareciera tras la puerta cerrada, para felicidad de Jean.
Solo se oyeron los gemidos de la mujer, con mucho dolor de por medio, pero un inquietante matiz de placer…. Jean profirió sin querer un gruñido de descontento, Nicola la imitó y luego se acercó a ella y le tendió una mano, la que tenía libre, dado que la otra estaba ocupada con una pesada bolsa.
-Vamos, si necesitas ayuda yo estoy aquí-dijo él, de forma sugestiva con una pequeña sonrisa.
Jean rodó los ojos.
-Si esto te parece excitante, tienes un problema-respondió la mujer, tomando la mano de su congénere.
Nicola rió, no maliciosamente, sino en el tono encantador que rara vez mostraba a los Drovlight.
-Relájate y toma una cerveza.
-¿cerveza?-masculló ella ahora de pie.
 Nicola asintió.
-En esa cosa que parece una gasolinera de hace cincuenta años, por increíble que parezca, Ruslan la convirtió en una expendedora de cerveza-aclaró el envolviendo a su prima con un brazo, sobre los hombros, guiándola hacia la sala común, donde estaban los Drovlight descansando.
Ella se dejó llevar. En la sala, varios Drovlight estaban apiñados en sofás cama, en el suelo o unos encima de otros, mientras los que permanecían despiertos jugaban ajedrez en el suelo, o veían televisión en grupo con una pequeña tablet. Para Jean era agradable distraerse lejos de los gritos de los prisioneros, aunque todavía eran audibles desde la sala común, se amortiguaban por la distancia y los ruidos de la propia habitación.
Jean prefirió aguantarse a Taius y sus salvajadas, estar sola entre Drovlight, sin Nicola o Trixi, no le agradaba, así que salió y se recostó a la pared del pasillo, tristemente, una posición privilegiada para oír la sesión de tortura.
Nicola la llevó hasta una maquina colorida situada en una esquina; por su apariencia debió ser fabricada a mediados del siglo veinte, para su edad se veía muy nueva, con brillantes tonos rojo y plateado en la pintura. El Wholferd tomó uno de los vasos desechables que había junto a la máquina y sacó la manguera, que otrora fue usada para expender gasolina, con ella llenó dicho vaso de cerveza, burbujeante y de un color entre marrón y dorado.
-Es artesanal, fabricada en Morgen Meiden-comentó guardando la manguera y ofreciendo el vaso a Jean.
Jean le dio un trago y sonrió, era espeso, con sabor ligero y refrescante. Ella especuló que debía tener frutos secos en la mescla. Los Drovlight eran buenos en algo más que la batalla, no había mayor prueba.
El grito de un hombre interrumpió su felicidad, e interrumpió el sueño de algunos Drovlight. La sonrisa de Jean desapareció en un parpadeo y Nicola dejó caer los hombros con cansancio.
-Creo que fumó demasiado Coch esta noche-dijo.
-Dime que no se droga con Coch para la batalla-pidió Jean con los ojos entrecerrados, mirando con repulsión al pasillo de donde vino el ruido.
-Lo hace, ayuda a darle carácter… para no decir algo peor-explicó Nicola.
-Ahora todo tiene sentido-hizo saber la chica tomando otro trago-maldito demente.
Nicola con un gesto la instó a sentarse en un mueble cercano libre, ella aceptó la invitación, ambos se recostaron cómodamente y el hombre le ofreció la bolsa donde llevaba la comida.De adentro sacaron dos hamburguesas y dos cuencos cerrados, llenos de sopa.
Comieron en silencio. Haciendo caso omiso a los Drovlight cercanos, como en una burbuja.
Poco rato trascurrido, ambos Wholferd vieron llegar a Trixi y Digger, la chica pelirroja parecía inquieta y encogida, mientras que Digger, a parte de su aspecto insomne y preocupado, no estaba en mala forma.
-¿Noticias?-preguntó Jean. Digger y Trixi se pararon ante ellos.
-Los demonios de la guarda destruyeron todo, pero Medici escapó… Bakom dice que lo perseguirán, no podrá esconderse-contó Digger rascándose el cuero cabelludo-me sorprende que no haya huido más allá del cerco.
-Debió estar consciente que lo vigilaban-sugirió Nicola terminando su sopa-de otro modo cualquiera habría salido de este infierno, Le Nour no lo hace porque sería políticamente catastrófico para su imagen y es de ahí de donde obtiene su poder.
Jean le dio la razón con un gesto de la cabeza.
-La matriarca de seguro no será muy comprensiva si Le Nour pierde su utilidad-señaló la Wholferd-para él, esto es cosa de vida o muerte, una vez que se metió en esto con la secta, es todo o nada.
-¿Aun no hay noticias de Scioli? Temo que se fuera a otro estado-expresó Nicola guardando lo sobrante de la cena/desayuno en la bolsa donde los trajo.
-No importa si lo hace, no importa cuánto corra, nosotros o la Guardia le pondremos las manos encima, más tarde o más temprano-proclamó Digger con seguridad-Morgen Meiden ya se prepara para perseguirlo si descubrimos que salió de nuestra orbita.
-Me alegra ver tanta eficiencia-alagó Jean y se fijó en su hermana menor que tenía la mirada baja-¿y a ti qué te pasa? ¿Terminaste con Úrsula o algo?
La escandalosa pregunta fue como un porrazo para Trixi quien solo entonces volvió a centrar su atención en los otros Wholferd.
-No… ni sé de ella aun-repuso incómodamente con ojos inquietos que miraba de un lado al otro-solo estoy algo avergonzada…
-¿Avergonzada?-repitió inquisitivamente Nicola con una ceja en alto.
Digger asintió con una sonrisa socarrona, pero al mismo tiempo, parecía sentir cierta lastima por la joven Wholferd.
-si… Trixi se equivocó de baño y por poco entra en el de hombres-contó el rubio, provocando bochorno en la mencionada chica-si no la hubiera visto… vaya situación más incómoda.
-¡Es que solo a ustedes se les ocurre marcar los baños con runas y no ponerle señales graficas! tu sabes, los iconos de “femenino” y “masculino” no todos leemos el puto protonórdico-se quejó la chica pelirroja con frustración y rojo ardiente en las mejillas.
Jean y Nicola solo entonces descubrieron porque Trixi estaba tan inquieta… la estaban observando, varios Drovlight de la habitación miraban en su dirección con hilaridad, algunos incluso contenían la risa, la noticia del incidente debió propagarse rápido o bien mucha gente lo presenció.
-Se supone que todos aquí lo lean-discutió Digger con pronunciados gestos  de las manos-es lo normal si a nuestro residencial solo pueden entrar Drovlight o Wholferd, en ningún momento esperamos visitas de ajenos
Otro grito de los prisioneros. La argumentación fue interrumpida haciendo que la atención de nuevo fuera al pasillo por el que estaba Taius y sus víctimas.
-mmm, debería decirle que les ponga una maldita mordaza-dijo una quinta voz que repentinamente ingresó a la conversación.
Jean seriamente pensaba en pedir asilo en otra habitación, en una casa Drovlight, o simplemente dormir en su auto…. Ya que otra espina más apareció:
Aleskandra.
-muy buenas-saludó ella en protonórdico y continuó en franco-germano, mientras tomaba posición dentro del círculo de personas-¿cómo la pasan esta noche?
-Sin sueño-respondió Jean dándole una oscura mirada, a la que Aleskandra elevó ambas cejas.
-oh-masculló mirando brevemente hacia atrás, en dirección a la habitación donde Taius interrogaba a los prisioneros-espero que alguno hable, temo que los mate primero y nos quedemos sin pistas otra vez.
Los Drovlight alrededor volvieron a sus actividades ignorando nuevamente al grupo.
-no te ves afectada por esto-comentó Trixi cuidadosamente. Jean apretó los puños y Nicola le miró con preocupación.
Jean rezaba porque Aleskandra no dijera algo impertinente a su hermana, podía aceptar sus comentarios desagradables, pero sentía que ir contra Trixi era demasiado.
-No, son negocios y esa escoria merece un sacro castigo-respondió como si fuera la primera vez que la princesa Drovlight notaba a Trixi, a quien le sonrió con malicia-más afectada estoy por tu desliz en los baños, no sabía que eras de esas mujeres, pequeña Wholferd. Apuesto que la habrías pasado en grande si Digger no te hubiera detenido.
La cara de Trixi alcanzó nuevas dimensiones de sonrojo, no pudo sostener la mirada de Aleskandra y bajó la cabeza apenada. La rubia solo pudo reír ante lo fácil que fue hacerle perder la calma a la chica Wholferd.
-Aleskandra…-advirtió Jean, pero la Drovlight la ignoró.
-Tristemente Taius no estaba ahí, viendo eso seguro te habría hecho entrar, para darte una lección-agregó la rubia-igual que la mujer de Scioli, ahí dentro. Él me comentó que necesitabas una cicatriz o dos para que te dieran carácter, él si sabría cómo infringírtelas sensualmente
Con los gritos de los prisioneros de fondo, Trixi estaba teniendo un conflicto interno, se debatía entre el total bochorno por los comentarios sexuales de Aleskandra, o el horror ante la expectativa de estar en manos de Taius. Era como si su cuerpo no supiera si sonrojarse de vergüenza o palidecer de miedo.
-Aleskandra…-dijo la mayor Wholferd con voz mucho más ronca y áspera, cosa que hizo casi detener el tiempo en seco a su alrededor, dado que atrajo totalmente la atención de quienes le rodeaban-Cállate por una puta vez.
La rubia se detuvo y miró a la otra mujer con inocencia, a pesar del enojo en los ojos amarillos de la Wholferd.
-por favor Jean-bufó pronunciando el nombre masculinizado-es broma, eres una amargada.
-Vete a ayudar a tu hermano psicópata en su práctica de sodomía, solo déjanos en paz-quiso con voz queda y una mirada punzante. Incluso Aleskandra leyó entre líneas esa frase como: lárgate de aquí o te rompo algo.
Nicola puso un brazo alrededor de su prima, tratando de que no perdiera totalmente la calma. Él no estaba muy seguro de por qué, pero Aleskandra tenía un poder especial para evocar molestia en la pelirroja, más de lo que afectaba a otras personas.
Aleskandra se encogió de hombros.
-Duerman bien, hay más trabajo por hacer pronto-dijo y se marchó envalentonada.
No mucho después de su salida, Digger habló con curiosidad a Jean:
-Sé que es repelente a veces, perotúa veces eres demasiado sensible.
Con Nicola acariciándole el cabello ella suspiró, alegre de no tener a Aleskandra alrededor.
-seguramente es porque odio a las personas que hablan mierda, por hablarla-explicó.


Ion Armstrong era un hombre tranquilo, no le gustaba inmiscuirse en asuntos violentos, durante años fue educado para ser tan humano como un semidemonio pudiera aparentar. Aun así, día con día, él era dolorosamente consciente de su ser inhumano. No por los instintos, ni siquiera por comer carne cruda… más bien por el trato que recibía.
Cuando su padre no estaba, Celine Armstrong, su madrastra, lo ignoraba olímpicamente, en ocasiones cuando cocinaba, ella no se molestaba en tener en consideración las preferencias naturales de Ion, como si no existiera y hacia la carne bien cocida como cualquier humano comería… Ion al principio tuvo que comerlo, aunque no fuera agradable, posteriormente, aprendió que si quería comer bien, debía cocinarse él mismo. Su hermano menor, Iván, generalmente estaba enclaustrado en su habitación o fuera de casa y poco miraba a Ion, él la verdad tampoco estaba interesado en entablar una relación fraternal. Las ansias por formar parte de la familia habían muerto hace mucho.
Su padre, Maurice Armstrong, desde que tenía memoria, había hecho bien su trabajo, lo crió como padre soltero, procuró darle a Ion buena educación en casa y a pesar de no ser humano, a él no le importaba. Siempre tuvo cuidado de que la parte demonio de Ion no causara destrozos y tuvo paciencia cuando era inevitable.
Hasta que se casó.
Si, ahí todo empezó a ir cuesta abajo, Ion era un niño no mayor de ocho años. Celine no pareció inicialmente escandalizada al conocer el secreto familiar: el hijo tan peculiar que tenía su esposo, porque, por supuesto que Maurice no le habló de los pequeños detalles, hasta luego de firmar formalmente el acta de matrimonio.
Ion pensó que fue una estupidez por parte de su padre. Una estupidez de la que el chico demonio se resentiría silenciosamente en los años por venir.
Maurice estaba muy ocupado con su vida matrimonial, seguía ocupándose de Ion, pero parecía segado al rechazo que su esposa mostraba por el joven hibrido. Ion quería agradarle a su nueva madre, pero ella lo repelía como si fuera una mosca molesta sobre su comida. Entonces nació Iván… Ion estaba contento, pero algo le decía que sería una nueva etapa de degeneración para la relación de los Armstrong. Sus preocupaciones fueron fundamentadas.
Tras el nacimiento de Iván, Maurice estaba más ocupado que nunca, Ion no tuvo jamás muchos amigos y tampoco era especialmente cercano a cualquiera de ellos… así que la soledad le empezó a afectar.Ese nacimiento coincidió desgraciadamente con el comienzo de la adolescencia de Ion. Maurice algo hizo bien, nunca escatimó en la educación de su prole, así que todo aquello que Ion pudiera querer para estudiar, lo tenía. El refugio donde pasó los siguientes años, fue entre libros de matemática, geometría, algebra, calculo y todo lo relacionado, aspiraba a ser un maestro de los números.
Entrado en la adolescencia, empezó  a andar solo, y a incursionar en la sociedad demoniaca. Su padre le dijo que se mantuviera alejado de ellos cuando era niño, pero ya tan crecido, no se podía pasar la vida bajo una piedra. Rápidamente se familiarizó con los términos coloquiales: demonio, inferior, hibrido, semidemonio, pseudodemonio, cazador, Fear… no hizo amigos exactamente, pero luego de algunos choques desagradables consiguió que le llevaran con la Guardia Cadena, para que lo registraran como parte de la sociedad y le dieran las explicaciones pertinentes que todo ser demoniaco debía tener claras.
Su padre no estaba muy contento y dejó claro que entrar a ese lugar, era un asunto exclusivo de Ion y no debía involucrar a su familia. Entonces la realidad fue contundente y más sólida que nunca antes: Pertenecían a mundos muy distintas, Ion era un semidemonio, Maurice era humano, los asuntos de cada uno no se mesclaban bien.
Una verdad amarga.
Especialmente porque a la fecha, Maurice era la única familia autentica de Ion Armstrong, pero no podía contar con él.
Así pues, pasó el tiempo… y los conoció.
Ese día como cualquiera, nublado y fresco, el Canis infernus hibrido se movía a casa de un conocido luego de impartir algunas lecciones particulares de matemáticas a varios alumnos más. El automóvil del padre de uno de estos estudiantes, lo dejó frente a una tienda, a pocas cuadras de la casa de su siguiente pupilo. Por alguna razón se sintió observado y ya en la acera se volvió al otro lado de la calle, así las vio por primera vez: dos chicas gemelas, de aspecto singular, de figuras gráciles, piel morena, cabellos oscuros, largos y salvajes, pero armoniosos, ojos de un verde extrañamente claro y rasgos mestizos; aunque en ese  momento Ion no tenía claro el tipo de mezcla genética que daría lugar a ese aspecto.
Una brisa le permitió deducir que eran demonias… más o menos, su olor era extrañamente humano también, igual que él. Ion conoció pocos híbridos hasta el momento, pero por primera vez, conoció a híbridos de su tipo, ellas, como él, eran mitad Canis infernus, la especie de demonio con la que estaba emparentado, según la información de la sociedad demoniaca. Fue muy interesante, no sabría decir por qué estaba más interesado, si por su naturaleza en común, o por lo hermosas que le parecían. Solo supo que sintió mucha atracción hacia esas dos chicas que habían dejado de comer solo para mirarlo, también lo habían identificado como un igual, casi con seguridad.
Entonces a pocos segundos de haberlas visto, una de las gemelas codeó a la otra, para que dejara de mirarle fijamente,  ella reaccionó con vergüenza. Acto seguido, la chica que no estaba sonrojada saludó a Ion con un gesto de la cabeza y una sonrisa pequeña. El chico semidemonio con intriga, se limitó a devolverle el gesto y marcharse, aunque deseara ir hacia ellas, tenía trabajo por hacer. Más tarde volvería a hablarles, se los hizo saber involuntariamente, viéndolas de soslayo cada cierto tiempo mientras se alejaba.
Fue la mejor decisión de su vida.
Ion miraba por una de las ventanas de su habitación, actualmente bloqueada con tablones, Maurice la selló con un frenetismo que rayaba en lo patológico. Casi todos estaban en la misma situación, los ataques de demonios no fueron tan osados en aquel lugar, pero las personas igualmente estaban aterradas, esperando que la mala suerte les tocara a ellos en cualquier momento.
Se sentía casi enfermo, pensando en las circunstancias de los Goldman, ellos sí que estaban en un área peligrosa… irónicamente pese a la preocupación, era él quien en toda la situación, estaba más expuesto y había momentos en los que así se sentía. Los Goldman estaban juntos, Ion Armstrong estaba solo… no era del todo cierto, pero era como si así fuera. El resto de los residentes de ese piso tenían ideas e intereses muy diferentes a los de Ion.
El hombre no se sentía bien por marcharse y dejar a su padre, mientras el cielo se caía, no literalmente, pero era lo mejor que podía pensar que faltaba para empeorar todo aúnmás. Pero el resto de él, solo deseaba tomar sus cosas y correr con los Goldman. Cada vez que posaba la mirada en las fotografías que decoraban su mesa de noche, ese deseo solo se intensificaba. Un grupo de pequeñas imágenes en portarretratos. Una donde estaban solo él y Jessica felizmente abrazados en el balcón de un restaurant, en el fondo se podía apreciar el paisaje urbano y el azul del cielo. La segunda donde estaba con las gemelas, sentados en un sofá familiar, Jennifer a su derecha, sosteniendo una enorme botella de vodka con una sonrisa lúdica, a su izquierda, Jessica alegremente estirando un vaso hacia su gemela para que le sirviera un trago, por ultimo Ion en el medio casi viéndose preocupado por el intercambio de alcohol, pero también se le notaba extrañamente contento.
La tercera foto mostraba a la familia completa, Nolen el más alto en el medio, Ion a un lado abrazando de medio lado a Jessica y del otro lado Jennifer cargando a Titus en los brazos. Estaban en los campos de un parque público, durante un invierno. Ion sabía que habían pasado cerca de dos años, pero se sentía como mucho más tiempo, difícil era entender como en tan poco tiempo se hicieron tan intrínsecamente parte de su vida.
Su instinto evidentemente los reconocía como su familia, su manada, así que le dictaba que corriera hacia ellos, que dejara todo atrás y se metiera entre los brazos de Jessica, que permaneciera junto a los Goldman y nunca volviera a su antigua casa.
Y no era fácil. Maurice a pesar de sus carencias, fue su padre, era su padre, hizo más por él de lo que jamás los padres de las gemelas hicieron por ellas. Maurice intentó criarlo, con todas las dificultades y peligros que pudiera conllevar…
Pero esos días ya pasaron. Ya Ion no necesitaba a su padre y su padre, ya tenía una nueva familia.
Entonces Ion oyó algo: Había personas llamando a la puerta, Ion escuchó a su padre intercambiar palabras con su esposa y moverse para atender al llamado. Algo se retorció en el estómago del hombre, sin estar seguro de por qué, pero salió de su habitación con total silencio en su andar y se quedó a una pared del pasillo que llevaba a la salida de la vivienda. Su olfato detectó a cuatro hombres desconocidos, humanos y había un extraño olor a quemado en su dirección, no como las cosas quemadas con fuego, era diferente…
-¿Que sucede caballeros?-preguntó Maurice a los hombres una vez abrió la puerta.
-Queríamos dar constancia de cuantas personas hay aquí, tenemos muchas bajas civiles y necesitamos confirmar su estado-dijo uno de ellos con voz neutral.
-Somos cuatro, mi esposa, nuestros dos hijos y yo-explicó el padre de Ion con naturalidad, mirando a su mujer. Ion solo podía verlos por las sombras proyectadas desde la puerta, afuera estaba mucho más iluminado, dentro era casi totalmente oscuro, cortesía del racionamiento eléctrico.
Uno de los hombres anotaba, en tanto otro hablaba.
-Quisiéramos analizar a cada uno de ustedes.
-¿Analizar? –inquirió Maurice ligeramente turbado.
-Sí, este detector es experimental-declaró el guardia que parecía ser el líder-pero creemos que podemos usarlo para detectar a los demonios y distinguirlos de entre los humanos.
-¿Dice que hay demonios ocultos entre nosotros?-preguntó Celine con horror.
El corazón de Ion se agitó en su pecho.
-Todos sabemos que hay demonios ocultos siempre, pero hasta hace poco era difícil estar seguras de cuantos hay realmente haciéndose pasar por humanos-habló con seguridad-por eso queremos hacer un recuento de todos los civiles, para encontrar y exterminar a los infiltrados, de esa manera la seguridad será mucho más sólida.
-Eh… mmm-casi tartamudeo Maurice. Ion olió su miedo, casi tan grande y pestilente como el propio.
Ion detectó entonces en la oscuridad inmediata a otra figura, con un olor distintivo, no lo percibió llegar: Iván Armstrong. Era un preadolescente de doce años, delgado y pequeño, de cabello marrón oscuro y ojos verdes pasto como los de Ion. El chico estaba oyendo todo lo que acontecía con una mirada inescrutable, como si no supiera que pensar. Se fijó en su hermano mayor, Ion sudaba, una gota estaba a punto de caerle de la mandíbula, donde le estaba creciendo una barba incipiente, un penacho solitario en realidad.
-Entonces nos gustaría analizar a los habitantes de esta casa-aclaró el FAID. Aparentemente notó el extraño comportamiento de Maurice-a menos que tenga una razón para negarse.
-Ehm, verá…
Iván contuvo el aliento.
-Creo que este no es lugar para ti-masculló, sonaba en partes iguales, como si echara a su hermano de casa y le sugiriera por su seguridad, que huyera.
A Ion no le importó si era con buena o mala voluntad, asimiló lo dicho. Se despegó de la pared y se dirigió a su habitación inaudiblemente. Con velocidad arrancó los tablones bajo la mirada de Iván quien le había seguido.
 -Diles que salí, inventa algo-pidió Ion, viendo sus cosas, sin tiempo de empacar-Estaré fuera un rato.
Entonces saltó por la ventana.

Jean Wholferd despertó por la fuerte luz de la mañana, extrañamente tibia, para haber dormido sobre grama… solo entonces se dio cuenta de algo, ella miró hacia atrás y encontró a su primo, rendido , apegado a su espalda, con uno de sus enormes brazos colocado en torno a la cazadora, atrayéndola a su cuerpo más grande y masculino.  Jean estuvo momentáneamente aturdida y confundida, por la luz del sol y la inesperada situación.
Intentó recordar como las cosas llegaron a ser así. Recapitulando, la noche pasada, intentaron capturar a Scioli, fallando, por cierto; volvieron a Daggry Poxirr, cenaron a altas horas, Taius torturó a los prisioneros con métodos polémicos y Aleskandra apareció para molestar a Jean e incomodar a Trixi. Luego de ello, Jean hizo una conversación con Nicola sobre los sucesos recientes, le contó la historia completa de ella y Nolen, ganándose miradas extrañas, cual intento de resolver un complejo problema de cálculo diferencial, sin saber nada de algebra siquiera.
Su comentario más importante, fue sobre la extraña familia natural de Nolen: Anastasia…  Su dramático origen y el hecho de que por la información que él recibió dedujo que si Nolen era un Gard, su hermana también. Solo demonios de orden superior como los L’Enfer, los Kyubi o los Mainyu podrían serlo, Nicola estaba preocupado por Nolen, eventualmente Anastasia necesitaría el sacrificio de Gard, para sus planes y Nolen sonaba como una presa perfecta.
Aun así no había mucho que pudieran hacer, los Drovlight jamás, dejarían quedar en sus villas a semidemonios o demonios, ni siquiera humanos no Drovlight, con excepción de Wholferd. 
Por otro lado Nicola se guardó sus opiniones sobre el extraño romance entre Nolen y su prima, sin embargo Jean vio un poco de molestia en sus ojos cuando supo que el hibrido le llamó novia, sin consultar. Lo máximo que dijo, fue que si no hablaba pronto de los asuntos no tocados de la relación, tendrían problemas.
Ella no lo discutió.
Poco después intentaron dormir en un sofá, junto con los Drovlight guarecidos, pero Jean se sentía incomoda entre tanto pseudodemonio rubio, incluso teniendo a Nicola junto a ella. En plena madrugada, se levantó buscando un lugar nuevo para descansar, sin éxito, todas las camas estaban ocupadas y en todos lados, había Drovlight… menos cerca de la habitación de tortura. Los sonidos horribles del ambiente, combinado con la desorientación provocada por el sueño y el cansancio, hicieron sentir a la mujer Wholferd como si en algún momento de la noche, sin saberlo hubiera entrado en una especie de dimensión surrealista.
Jean acabó saliendo del edificio, descubriendo el verde patio del barracón, hermoso era, supo. Ella se dejó caer bajo el árbol más cercano y durmió. Casi a las diez de la mañana, despertó con Nicola abrazándola y hallándose un poco desorientada.  Ella encontró refrescante la sensación por sobre todo, el sol matutino entre las hojas, sobre su piel,le hizo sentir viva.
Se apartó un poco y vio a Nicola dormir pacíficamente, Jean concibió una pequeña sonrisa ante la vista, se dijo que aunque el día probablemente sería un asco, lleno de problema tras problema, tuvo un buen comienzo, así que no todo era desagradable. Sacudió por un hombro a su primo quien solo entonces arrugó el ceño y entreabrió los ojos.
-Déjame en paz-pidió en protonórdico rodando en la dirección opuesta a Jean-necesito cinco minutos más.
Jean se sentó en la grama fresca y puso en blanco los ojos.
Entonces un sonido parecido a un gruñido se hizo audible, viniendo delestómago del vikingo pelirrojo.
-Tú no necesitas cinco minutos-le dijo ella con firmeza-Necesitas desayunar.
El gruñó una respuesta sin sentido. Jean no hizo caso, se puso de pie y le tiró de un brazo para tratar de levantarlo. Sin embargo, Nicola estaba atornillado al suelo. La mujer Wholferd junto su entrecejo con descontento, acto seguido dio un punta pie a la espalda del hombre, quien soltó un chillido.
-Levántate-exigió ella cruzándose de brazos-yo también tengo hambre.
De mala gana, el chico se levantó, haciendo esfuerzo para abrir los ojos. Jean lo sostuvo por un brazo, sabiendo que su compañero solo vería por donde iba si era estrictamente necesario, por lo que había que vigilarlo hasta que despertara por completo, no quería que chocara o tropezara con nada.
Nicola sabía que Jean era una mujer de mano dura, y aunque la conocía desde que tenía memoria, seguía sorprendiéndose de que pudiera ser tan exigente y a la vez ser amable y considerada.
Mientras Jean tiraba de Nicola en dirección al barracón de nuevo, él dijo:
-¿por qué mierda vine detrás de ti? Yo quería dormir…
Sonaba a un auto reproche y a una pregunta, al mismo tiempo.
-También me lo pregunto-admitió ella tomando la mano de Nicola mientras mantenía sujeto su brazo con el propio. Volviendo al interior encontraron a alguien salir apresuradamente del sitio.
Trixi.
La Wholferd menor frenó instantáneamente al verlos, sorprendida, pero también contenta de encontrarlos.
-por fin-dijo en franco-germánico, la única lengua que podía hablar-¿qué hacen por aquí? Los busqué en todo el edificio.
-Dormíamos-respondió Nicola, constatando que estaba despierto a pesar de tener la cabeza baja y los ojos cerrados.
-¿Afuera?-inquirió Trixi con confusión y sorpresa, notando el estado medio dormido de su primo.
-Si-respondió la mujer mayor dirigiéndole una mirada a Nicola, quien a pesar de tener la cabeza baja, era claramente el más alto-yo vine buscando aire fresco, libre de Drovlight y él solo llegó.
Trixi se rascó la cabeza incómodamente.
-Sí, sé a qué te refieres-hizo saber con inquietud-soy afortunada de que Simo me permitiera compartir la habitación de Mairel con ella y Digger, en casi cualquier otro lugar del edificio me siento observada…
Por supuesto, dentro de un barracón lleno de Drovlight, siendo indudablemente diferente de ellos, cualquiera resaltaría y seria observado. Jean recién lo empezó a denominar “El síndrome del ojo acero y violeta que todo lo ve” esa sensación incomoda que le generaba estar rodeada de Drovlight equipados para matar observándole con atención, como un animal exótico y/o un potencial trofeo para colgar en su pared.
Celebraba que Taius no tuviera hermanos gemelos.
Entonces Trixi agregó:
-y volviendo a la razón por la que los buscaba-empezó ella con una media sonrisa, notándose normal de nuevo-Digger dijo que vinieran a desayunar, ya que no les gustan los lugares concurridos.
-Es una gran idea-reconoció Jean casi sonriendo y mirando a Nicola, quien sacudía un poco la cabeza finalmente mirando a Trixi.
 Él aceptó con un asentimiento, viéndose más espabilado.
Jean y los otros Wholferd, pasaron de los Drovlight que vieron en el camino, ignorándolos casi por completo. La cazadora mayor por el rápido vistazo que dio, supo que la gran mayoría estaban despiertos, habían comido y solo se ocupaban del ocio, había menos concurrencia, seguro los cazadores faltantes fueron a entrenar en algún otro lado.
En la habitación de enfermería donde yacía Mairel, las cosas parecían de un mundo diferente: paredes blancas, paz, tranquilidad y una sensación de privacidad. Lo único desagradable fue ese olor a medicina en el ambiente, tan típico de hospitales.
La Drovlight herida estaba en una camilla, su antebrazo herido ya estaba vendado, visible sobre la sabana que la cubría casi por completo, impidiendo ver cualquier otra intervención médica desde su abdomen hacia abajo. La rubia llevaba el cabello suelto y desperdigado por su almohada, Jean vio que estaba considerablemente mejor que el día anterior, ya no estaba pálida, ni su rostro deformado por el dolor.
-ya era hora-dijo Digger, el chico Drovlight sonrió. Estaba junto a la camilla de Mairel, ordenando una mesa plegable, con mucha comida exhibida en prácticos y sencillos recipientes hechos de plástico, todo sobre bandejas individuales-temía que se saltaran la hora del desayuno.
-Nicola tenía hambre, pero no quería levantarse para desayunar-explicó Jean saludando con la cabeza y dirigiéndose a una silla cercana a la mesa, la habitación no era precisamente grande.
Nicola casi se encogió ante la mirada de sus amigos, pero asumió su postura de “poderoso macho alfa” rápidamente, moviéndose con suficiencia para tomar orgullosamente la silla junto a Jean y ofrecer la faltante a Trixi, quien fue la última en entrar.
-¿Le hiciste despertarse?-preguntó Digger con los ojos muy grandes, turbado.
Jean asintió volviéndose a la comida, una colección de fruta picada, carne blanca empanizada y dos pequeños recipientes de salsas para untar, todo acompañado de bebidas espumosas. La chica Wholferd asumió que serían algún tipo de batido.
-¡Joder, por Skoll!-agregó el Drovlight, extendiéndole un desayuno a la mujer, ofrecido ordenadamente en una bandeja-tienes mi respeto.
Jean alzó una ceja, sin comprender, pero aceptó la comida, que se veía y olía apetitosa.
-Si-habló Mairel por primera vez desde que los Wholferd llegaron-¡solo intenté despertarlo una vez, luego de la caza y terminé con un ojo morado!
Jean ahora alzaba ambas cejas y por poco llegaban a su cuero cabelludo, no se lo esperaba. Miró de reojo a su primo, quien se negaba a hacer contacto visual con cualquier persona en la habitación, mientras sus mejillas se pintaron con un significativo sonrojo. La mirada de Jean era intensa, pero nada se comparaba con Trixi, quien lo observaba sin un atisbo de disimulo, en sus ojos era claro que estaba sorprendida pero por sobre todo quería hablar del asunto.
-¿Es enserio?-preguntó ella asediando al Wholferd ya inquietado.
-Por supuesto-aseguró Digger entregándole su bandeja de desayuno a la pelirroja, luego de darle a Nicola la suya, sin que este mediara mirada con el rubio Drovlight-Es un puto ogro….
-Digger, estamos desayunando-interrumpió toscamente Nicola volviéndose a su comida.
El rubio lo miró escasos segundos y retrocedió.
-… si, ahora eso no importa-culminó volviéndose a su silla, ignorando la mirada inconforme de Trixi.
Reinó el silencio, cada uno comenzó a comer su desayuno, concentrándose únicamente en ello. Hasta que Jean habló:
-¿Nos hemos perdido de alguna cosa importante?-inquirió ella dando un trago a su batido, era de fresa, su favorito.
-Enrealidad si-proclamó Mairel poniéndose en posición un poco más vertical cuidadosamente, tratando de no lastimarse.
-No te fuerces-la sosegó su congénere, Digger, con marcada preocupación y posicionándose al pie de la cama donde ella reposaba.
-Estaré bien, te dije-aseguró ella insistiendo en su acción, sin dejar que sus heridas la frenaran-he tenido mala suerte recientemente, espero que la próxima vez no sea la definitiva.
Su oscuro comentario trajo otro silencio, casi doloroso. Ella se dio cuenta entonces y esbozó una sonrisa tratando de aligerar el ambiente de nuevo. No era el mejor momento para hacer un chiste sobre la muerte, incluso si todos sabían que era un hecho real, un hecho que les podría alcanzar en cualquier momento próximo, para algunos era un tema delicado del que preferían no hablar, a menos que fuera inevitable.
Para Jean, todo guerrero debía estar preparado para morir, o que otros murieran, pero no concebía forma de convertir eso en algo divertido.
-el caso, es que tuvimos éxito, Medici está muerto…-prosiguió la Drovlight flaqueando en su falsa sonrisa-Bakom ha cumplido, hubieron varios ultrajes inesperados anoche, por culpa de los matones de la matriarca, pero al final la Guardia Cadena mató a Medici y tomaron el lugar.
-¿Eso significa que podemos registrarlo?-preguntó Jean con interés.
Digger asintió, cruzando los brazos tras su espalda. La mujer pelirroja no pudo evitar admirar su recia figura.
-podemos, pero… hay otras cosas a tener en cuenta…-habló con cautela.
Los Wholferd aguardaron en silencio a que prosiguiera.
-Le Nour ha declarado la guerra nuestra gente-soltó Mairel haciendo un mohín.
Trixi palideció. Jean mantuvo la misma expresión neutra congelada, aunque ligeramente tensa… Nicola casi se ahoga con un pedazo de fruta en la garganta.
Adon, estremecido, solo dijo algo: Anastasia-Culpó.
-Por los demonios mayores, dime que es broma-pidió Jean tensando los hombros sin dejar de mirar a los Drovlight.
-Ese lenguaje, Wholferd, no jures por los demonios-regañó Digger-somos guerreros de Odín.
Jean ignoró su comentario. Odín podía mamárselo a Azazel, a lo que a la pelirroja concernía. Para Jean el Demonio creador de los pseudodemonios Drovlight y Wholferd perdió su derecho a ser adorado desde que no pudo salvar a sus hijos pelirrojos, hace dieciséis años.
-¿Cuál es su excusa para hacerlo?-pidió ella, pasando de las quejas que los rubios pudieran tener-porque es absurdo que tan rápidamente haya convencido a todos de que somos demonios.
-Esta mañana llegaron demasiado lejos-explicó Mairel-Un equipo de Drovlight habían ido al extranjero a cumplir una misión, cuando cruzaron la frontera con los francos, funcionarios públicos a orden de Le Nour intentaron detenerlos… creo que el resto de la historia se cuenta sola.
-un baño de sangre en las oficinas de migración, ¿cierto?-intervino Nicolatosiendo un poco todavía.
-en resumen, si-dijo Mairel con mala cara-nuestros congéneres escaparon y ahora mismo vienen en camino, teniendo que lidiar con la policía y los FAID.
-Naturalmente, a Le Nour no le gustó esto y es una buena excusa para señalar lo peligrosos e insubordinados que somos, además de intentar probar su punto, donde según él, somos demonios-combinó Digger tocándose ansiosamente el cabello con una de sus manos-la prioridad de su administración es, supuestamente, luchar contra los demonios… pero encontrarlos para lidiar con ellos es difícil, la matriarca se esconde muy bien, es más sencillo venir a por nosotros y señalarnos como peligro, creando la ilusión de que hace algocon esta situación.
-La matriarca se esconde bien, pero todo tiene más que ver con que tiene amigos muy bien situados-comentó Trixi con un suspiro indignado-si Le Nour de verdad quisiera encontrarla, de seguro a estas alturas ya tendría una idea, al menos. La gente no puede ser tan estúpida y negligente a menos que sea a propósito.
Jean asintió.
-es aliado de la Matriarca, esto es adrede-reafirmó ella- pero él necesita justificarlo al público.
-la verdad no sé a quépúblico, ya esto es una carnicería-opinó Nicola entornando los ojos-si empeora, creo que la zona llegará a ser inhabitable.
-lo dudo-dijo Mairel, acariciando su vendaje-hubo supervivientes viviendo aquí, a pesar de la gran guerra, antes, durante y después.
Lovaina, la región donde residían, era un lugar casi maldito, pensaba Jean, la ciudad se recuperó múltiples veces, pero nunca del todo, especialmente luego de las guerras mundiales, las ocupaciones y desocupaciones sucesivas, por no hablar de los demonios causando injurias. Los pseudodemonios controlaron la plaga durante años, pero la invasión que destruyó a los Wholferd provoco daños inimaginables, algunos que nunca tuvieron reparación, en la infraestructura o en las mentes humanas afectadas. Era como si los soviéticos, germanos y demonios hubieran conspirado para causar dolor a esa pobre región; durante los últimos cien años. Como Wholferd,ella nunca sufrió tan seriamente el caos político y social. Sus ancestros, a salvo en sus residenciales, no fueron sujetos tan duramente a las crisis económicas o militares de la zona, ya que eran una sociedad paralela que poco trataba con el resto, salvo para negocios, por todo lo demás, eran autosuficientes.
La posición de cazademonios les hizo necesarios y por ello, pocos buscaban hacerles daño en vez de querer sus servicios. En la gran guerra los germanos nunca intentaron controlar a los cazadores, sin embargo el ejército rojo trató… eran extranjeros, del lejano este, no sabían con quienes trataban ni cuan importantes eran los Wholferd y Drovlight para su región. El encuentro provocó muchas bajas, pero los intentos soviéticos fueron aplastados. Los cazadores armados con su tecnología, sus fortalezas súper humanas y aliados demoniacos, dejaron fuerte impresión a los agresores, que tras varias derrotas desistieron en sus ataques.
Aun así, Jean amaba aquella tierra, verde y fresca, sin inviernos castigadores, ni veranos sofocantes.
-eso si nosotros ganamos al final-le recordó Jean terminándose su comida-no veo a nadie viviendo tranquilamente aquí, mientras Azazel se sienta en algún estrafalario trono, para gobernar este mundo. Ni siquiera los demonios locales, puede que la Matriarca y sus esbirros, pero la mayoría, no.
Algo semejante al horror amaneció en los ojos de los presentes, imaginaban el escenario planteado. Parecido al holocausto, solo que en dimensiones mucho, mucho mayores.
Nadie dijo nada luego del comentario de Jean, así que mientras Trixi recogía las bandejas de desayuno ahora vacías, una vez hecho,  la mayor de los Wholferd optó por agregar:
-¿a propósito, podemos ir al embargo de la guarida de Medici?
Digger se encogió de hombros compartiendo un miramiento con la mujer rubia lisiada.
-nadie ha hablado de Wholferd en esta misión, pero no creo que rechacen ayuda adicional-alegó el chico Drovlight, antes de adoptar una posturade vergüenza ajena, para agregar-saldrán al mediodía, Aleskandra liderará…. Taius aún sigue ocupado con sus invitados.
Jean supo que todos, menos Mairel hicieron una mueca torcida de aversión. La dicha de por un rato, haber olvidado al rubio con sus prisioneros, fue efímera.
-Los aliados siempre son bienvenidos-dijo Mairel con pragmatismo, pese al ademan de su congénere, ella ignoró a propósito la aparición de Taius en la conversación.
-no te ofendas, pero suena extraño viniendo de un Drovlight-contestó Jean esforzándose por no poner los ojos en blanco.
Ni Mairel ni Digger lo negaron, mas Trixi se notó algo incomodada por la naturaleza del comentario. La hermana mayor, podía ver que la joven Wholferd no quería desagradar a sus nuevos amigos, especialmente no con comentarios racistas.
-Necesito una ducha primero-hizo saber Nicola y se volvió a Jean-¿vienes?
-suena muy bien-lo apremió con una pequeña sonrisa.
Refrescar los músculos y limpiar el sudor era una necesidad apremiante después de cualquier batalla, pero anteriormente estaba demasiado cansada para contemplarlo. Nicola entonces encaró a su prima menor y le dio una palmada amistosa en la espalda, extrañamente suave, tomando en cuenta el enorme brazo del vikingo.
-puedes quedarte por aquí si gustas-avisó.
-en realidad…-habló ella tocándose con una mano su corto flequillo pelirrojo-ayer hablé con Úrsula, quería pedir prestada la camioneta para ir a verla hoy….
Le dio a su hermana una mirada suplicante.
-no-respondió de forma contundente-por supuesto que no.
La propuesta de la chica le cayó como agua fría en un día helado. Solo imaginar a Trixi montada en su perfecta camioneta, navegando por territorios devastados y bajo amenaza de demonios, le daba escalofríos; tanto por lo que pudiera pasar a su hermana, como el destino de su querido vehículo. En contraposición, su mirada amarilla era intensa como fuego, cosa que fácilmente podía intimidar a Trixi.
-Por favor, ayer difícilmente pude dormir-rogó casi con desesperación, sin preocuparse de estar siendo observada por los Drovlight en la habitación-ella me prometió verme no muy lejos de aquí, necesito verla, la última vez que supe de ella, no era normal.
-¿en qué dimensión paralela Úrsula alguna vez ha sido normal?-inquirió Jean cruzándose de brazos y volviéndose en su silla hacia la otra pelirroja.
-¡ya hemos hablado sobre eso!-replicó Trixi.
El corazón de Jean saltó cuando vio diminutas lágrimas en los costados de los ojos de Trixi, denotando gran frustración. No obstante, Jean no dejó que nadie notara su inquietud.
-Jean…-iba a intervenir el primo de ambas.
-Silencio, Nicola-lo calló la susodicha sin mirarlo. El hombre acató, fue claro quien estaba a la cabeza del trió.
 Jean se tocó las sienes con una mano cansadamente, preguntándose qué hizo para merecer ser puesta en situaciones tales. Finalmente habló a la otra Wholferd:
-espero que sepas la locura que estás diciendo, pretendes salir sola en mi camioneta, para ver a Úrsula, en plena zona de guerra-pidió tan calmadamente como pudo, pero no consiguió controlar la acidez de su tono-¿quieres morir?
Trixi negó efusivamente con la cabeza, sus ojos centellearon con disimulado resentimiento.
-yo… solo quería ver si podía contar con tu ayuda…
Jean apretó los dientes con fuerza y sintió presión sobre los nervios. Sabía que no había mucho que pudiera hacer, lo veía en los ojos su hermana, ella estaba determinada a reunirse con la puta alada, incluso si era en pleno infierno.
¿Úrsula te quieres quedar sin novia?-se preguntó internamente.
-sé que irás aunque yo trate de detenerte, con camioneta o sin ella-admitió Jean fastidiada-en circunstancias normales te diría que te las arregles sola y me importaría una mierda, pero ahora…. –Jean le dirigió una mirada a Digger, quien estaba muy choqueado por lo que presenciaba- ¿estás libre ahora?
-ahora mismo, si, por eso acompaño a Mairel-explicó apresuradamente.
-Bien-la pelirroja suspiró y le arrojó unas llaves a Trixi, quien las recibió por reflejó, bastante sorprendida-toma la maldita cosa, ve a ver a tu puta, pero que Digger te acompañe, es más, que te acompañe cualquiera a quienes puedas convencer de ir contigo.
-Wholferd, pero yo no he dicho….-iba a contradecir el Drovlight.
Jean siguió sosteniendo la mirada de Trixi, quien aún estaba sorprendida.
-depende de ti convencerlo de que vaya contigo, Trixi-siguió, haciendo un gesto hacia Digger y a continuación, ella se puso de pie, para continuar con voz ronca y algo amenazante-Si llego a enterarme de que saliste de aquí sola, te va a doler, ¿entiendes?
Una sombra de miedo pasó por los ojos de Trixi, quien presionó sus labios en una línea tensa y aceptó rápidamente con la cabeza. Jean acto seguido, le hizo un gesto a Nicola para que la siguiera, este obedeció sin palabra, ambos Wholferd abandonaron la enfermería, pero no sin que Jean dijera una última oración antes de salir:
-y procura no destruir mi auto, por los ancestros.