15-Inexplicable
J
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ean
volvió a casa violando brutalmente el límite de velocidad. Arrojar a Kent quizás no le agradase mucho a Angélica, pero
la otra opción era aguantarse al señor “sexy” todo el camino mientras luchaba
por no estrellar su adorada camioneta. Cuando volvió, aparcó el vehículo y
subió las escaleras, el ruido en la habitación de Trixi era evidente, por fortuna no se trataba de sexo, solo
movimientos y murmullos. Úrsula siempre eligiendo momentos fuera de lugar para
aparecer….
Jean
entró a su alcoba, se cambió y cayó en el profundo sueño. De vez en cuando se
tomaba días libres, en los cuales ni el mismísimo Lucifer podría haberla
molestado, ignoraba las llamadas de clientes y se relajaba un poco. Sin embargo
en esos días, la idea de alguna secta de Azazel jodiendo la vida, le
atormentaba tanto, que era una batalla conseguir poner la mente en blanco y
hacer la vista gorda, aunque fuera por un fin de semana.
La pseudodemonia miró en el oscuro pasillo
hacia la salida: el corredor estaba lleno de antorchas apagadas y algunas
moribundas, charcos secos de sangre y pedazos de vidrios rotos. Jean tenia
suerte, pues son herencia asesina de demonios la hacía mucho más perspectiva
que los terrenales, podía ver, pero sin embargo, tenía dificultades al enfocar.
Y enfocar la mirada era algo que le habría encantado poder evitar, la escena
aterraba incluso a ella.
En especial a Jean. Se miró a sí misma y era
una niña otra vez. Manitos delicadas, cuerpo delgado y sin rastro de pubertad.
Corrió otra vez, con todo su valor ignoró la
fealdad del recinto, era peor quedarse para sentir y oír a las almas demoniacas
atormentadas. Ser un pseudodemonio no era una ventaja ahí, poder saber la
identidad demoniaca y percibir ese tipo de cosas era un reflejo imposible de
suprimir aunque se quisiera.
Corrió tan desesperada que resbaló y cayó
sobre el horripilante piso sucio, cortándose los brazos con el vidrio roto al
caer. Se levantó pero en el proceso no pudo evitar dirigir la cara a uno de los
espejos grandes que reposaba en contra la pared, aunque roto, Jean tuvo la
desgracia de mirarse en él. Se vio, pero su vista se nubló al rojo vivo, casi
impidiéndole ver como lucia: tal cual una niña aterrorizada. Ella supo que era
una jugada de sus recuerdos, ¡una conspiración de su propio subconsciente!
Sabía que era un sueño del infierno. Pero
aunque lo supiera, no dejaba de atormentarla y a diferencia de los sueños
convencionales, las pesadillas de Jean no se disolvían al descubrirse su
falsedad, ella seguía sintiendo dolor y encierro tal cual era en la realidad. Y
yacía atrapada hasta que algo lo bastante horrible la expulsara del sueño.
Jean gritó con fuerza al levantarse cerrando
los ojos, para evitar en contacto con el puto espejo, corrió sin mucha
orientación, hasta que finalmente algo detuvo su confusión.
-Jean, tranquila, estoy aquí-dijo la voz.
Adon.
Jean lo vio y el pasillo oscuro que no
parecía tener final, repentinamente lo tuvo, muy, pero muy allá al frente,
estaban las escaleras. No muy lejos en el camino a la libertad, yacía Adon, en
su forma humana, el demonio la veía con angustia. La pseudodemonia no dudó y
corrió hacia su amigo, el la esperó con los brazos abiertos, Jean no pudo
evitar sonreír, metiendo la cara en la camisa de Adon al envolverlo en sus
brazos.
Tenerlo ahí le devolvió la fuerza y calmó su
enloquecido espíritu.
Por esa forma infantil, él la sobrepasaba
drásticamente en tamaño. Se separaron, el demonio y la chica hicieron lo obvio,
al mismo tiempo, como si se hubiera planificado, corrieron a las escaleras de
la salida, Adon le sostenía la mano como si fuera su propia hermanita. Cuando
cruzaron el umbral todo el mundo se desintegró y los dos yacieron en el oscuro
silencio.
Jean miró a Adon, él le sonrió. Ella jadeó y
se estudió a sí misma, para descubrir que tenía pechos de nuevo. Su adultez
había regresado.
-esta maldita pesadilla siempre se
repite-señaló ella frunciendo el ceño y cerrando los puños con ahínco. Adon
endureció la postura perdiendo su alegría.
-sí, lo sé. Cada vez que tienes este sueño,
yo puedo sentirlo y verlo-estuvo de acuerdo Adon.
-supongo que aceptarme como tu anclaje a lo
terrenal tiene sus desventajas. La mayoría de los pseudodemonios no sufren esta
mierda-dijo la mujer abrazándose sin subir la cabeza, aún tenía la imagen del
corredor en mente.
-si las tiene, pero no te cambiaria aunque pudiera.
Me elegiste entre muchas de opciones, dándome la oportunidad de volver a
caminar en el mundo terrenal-argumentó el hombre-y por eso, mi lealtad es
inamovible.
Jean sintió regocijo en el fondo de su alma.
Con media sonrisa miró dulcemente a Adon, cosa muy rara, pero ello no le
quitaba sinceridad.
-gracias, esta es una de las razones por las
que no me arrepiento de haberte escogido.
Adon con semblante orgulloso asintió.
-recuerda que cuando te vuelvas a sentir esa
niña desorientada y vulnerable, yo estaré ahí para devolverte la fuerza.
Jean al
día siguiente desayunó con Trixi y no había rastro de Úrsula, ella tuvo la
decencia de esfumarse antes del amanecer. Trascurrió una semana aproximadamente
y Jean no volvió a saber nada de la Matriarca ni de los sectarios que rondaban.
Pero eso no hizo que las cosas mejoraran, muy por el contrario, eran peores.
-nos
informaron que la víctima fue hallada en el fondo de una alcantarilla sin tapa,
no estamos seguros de la causa de su muerte. Cuando las autoridades
descubrieron el cadáver tenía las extremidades separadas del cuerpo y fue
parcialmente devorado hasta la parte baja de su pecho. A pesar de que
seguramente fue atacado por un demonio salvaje, hay quienes se preguntan porque
la bestia no lo devoró totalmente o porque se tomó la molestia de arrancarle
los miembros si no pretendía comerlos….-decía el presentador de noticias.
Jean
endureció la quijada mientras veía televisión y antes de decir:
-Bakom no
eres más que un maldito bueno para nada.
Mostraban
las imágenes de la alcantarilla ensangrentada y el área cerrada por la policía,
quienes estudiaban la escena del crimen.
-para
variar Kent dijo algo inteligente, que no tratara de sexo-masculló Adon en su
forma humana, mirando tv con la mujer.
-¿Paracitos?
Si, supe de esos bichos hace poco-dijo Andreik recostándose más cómodamente en
su silla-han aparecido varias veces estas últimas semanas. La guardia cadena no
podría estar más nerviosa, desde la muerte del anterior líder, parecen no hacer
nada bien. Los demonios llegan, hacen lo que les vienen en gana y luego
desaparecen sin que nadie los pueda reprender.
-El
tipo nuevo que lidera se llama Bakom, ¿me equivoco?-pregunto Nolen mientras se
servía un trago en la mesilla que los separaba.
-no,
tienes razón-Andreik entonces frunció el ceño y miro fijamente su vaso lleno de
alcohol-todo este asunto que me contaste: Azazel, sectarios, esa tal
matriarca…. Es muy aterrador, me cuesta creerlo, ¿Quién te dio la información?
-Una
amiga…. Cazademonios-explico Nolen tomando un trago calmadamente.
-¿Se
llama… Jean Wholferd?-dijo el demonio levantando la mirada con interés.
Nolen
abrió los ojos de par en par, termino su trago y se dirigió a Andreik de nuevo.
-¿cómo
lo sabes?
No es
que fuera malo, pero Nolen no esperaba eso.
-Pude
oír a tus hermanas decir ese nombre-Sonrió el sujeto.
-¿sabes
quién es ella?
-los
Wholferd son una familia de pseudodemonios conocida. Ellos en especial,
reconocer a uno de esos sujetos no es difícil, no cuando quedan tan pocos.
Nolen
entorno los ojos, él no era muy sabido en ese tipo de asuntos, aunque para los
demás fuera algo de lo más cotidiano. En especial porque solo hacían unos años
que él y sus hermanas habían podido volver a ver la luz solar…. De pronto le
interesó mucho el tema, si Jean era parte, quería saber.
-¿cómo
que pocos? ¿Les paso algo?-pregunto Nolen con vehemencia.
Andreik
enseguida comprendió, si alguien sabia sobre la gran ignorancia de los Goldman
sobre ese tipo de tópicos, era ese hombre. Después de todo, el demonio los
había ayudado a ubicar, cuando recién los Goldman se habían consolidado como
“familia”
-sí,
hace poco menos de dos décadas un ola de demonios ataco de pronto, la mayoría
de los pseudodemonios Wholferd murieron ese día, otras familias perdieron
miembros pero los Wholferd casi llegaron a la extinción. Me sorprende que no te
dieras cuenta, si esa chica habla contigo.
Nolen
hizo un mohín. Era cierto, fue a la casa de Jean y solo encontró con ella a su
hermana y Angélica. Lo que dejaría como residentes de la propiedad solo a dos
personas, puesto que claramente Angélica no era una Wholferd. El hombre no
reparo en esos detalles, su mente sin notarlo había asumido que quizás el resto
de la familia no estaría en casa esa vez.
-tienes
razón, es que jamás pregunte-admitió el semidemonio. Miro al resto de la sala,
el alcantarillado demoniaco esa mañana estaba casi vacío, la mayor parte de los
pocos que quedaban seguro eran personas que llevaban ahí desde la noche pasada.
-pues,
si esa información te la dio una Wholferd, debe ser fiable. Los causantes de la casi desaparición de esa
familia fue una secta, como la que quizás esté trabajando ahora mismo. Dudo que
ella sea capaz de venderse a bastardos como los que casi destruyen su
linaje-mascullo Andreik dejando el vaso en la mesilla.
-causantes….-repitió
Nolen pensativo.
-las
invasiones demoniacas no empiezan solas, alguien debe causarlas.
Jessica
Goldman y su hermana tras pasar un rato con la gente del alcantarillado
decidieron salir al sol matutino. Les hacía falta un poco de relajación, lo
ocurrido con la tele no era precisamente acto para personas sensibles. Claro
que ellas no lo eran, pero aun así, ello las había puesto nerviosas casi como
dos niñas asustadas del ficticio monstruo en el oscuro armario. Ojala que la
paranoia causada por esa pantalla roja también fuera producto de una amenaza
ficticia.
Las
chicas paseaban por las aceras y los callejones cercanos a la entrada del bar
demoniaco de Andreik. Puede que hubiera peligros raros en las calles, como los
parásitos del otro día, pero no por eso Jessica estaba dispuesta a dejar de
vivir. Seria cautelosa, pero perderse de lo bueno en la vida no iba con ella.
Ese día
Ion no las acompañaba, el semidemonio tenía un cliente que atender. Pasaba
mucho tiempo con ellas pero también tenía que ganarse la vida, el joven era muy
buen profesor de cálculo y ese día recibía un estudiante.
-me
sorprende que un perro como Ion sea
bueno en matemáticas-comento Jennifer estirándose mientras caminaban.
Jessica
soltó una risita melodiosa.
-me
sorprende que una perra como tu sea
buena vendedora-respondió ella.
Jennifer
si fuera otra habría tenido que ofenderse, pero lejos de eso, se rio con su
hermana. Puede que a los ojos de todos en la calle, ellas solo fueran un simple
par de gemelas que se llevaban muy bien y bromeaban con insultos, pero…. El
insulto “perra” para las Goldman no era en absoluto una ofensa, pues definía
buena parte de su realidad.
-En
este mundo hay de todo.
Iba a
por un café cerca del sitio y cortaron camino por un callejón, de esos que no
tomaría un cobarde, no sin que se le saliera la mierda primero.
-me
pregunto cómo le habrá ido a Wholferd, ¿crees que consiga descubrir algo de la
secta?-inquirió Jessica mirando hacia arriba, en la división de los dos
edificios que formaban el callejón.
-es
posible, pero normalmente los demonios que seguimos nos llevan a capullos,
nunca a los sectarios…. Sea quien sea que mande a esos estropajos, debe ser muy
astuto…-contesto la otra mujer viendo la cancha que se asomaba más
adelante.
La voz
de Jane se silenció al ver el estado del lugar, la reja de la cancha estaba en
el suelo doblada en un sinfín de ángulos y la sangre humedecía toda la zona.
Las gemelas quedaron boquiabiertas. Eso solo podía ser….
Un
sonido desagradable muy familiar les lleno los oídos. Un parasito salto por
sobre el callejón quedando expuesto ante las semidemonias.
-¡mierda!-exclamo
Jessica.
El
parasito era una combinación rara de lagarto, perro y hombre. En una mano
portaba una sierra y en la otra un gancho. El ser las miro con su único ojo
mientras aún estaba en el aire. Sin embargo ellas no tuvieron mucho tiempo para
estudiar a la creatura, una sombra mucho más grande y con cuatro brazos apareció
justo detrás del parasito, tapando el sol.
Un
Rakshasa.
La
bestia color rojo era un hombre con
cabeza como de tigre pero con la melena de un león, patas de felino, cola larga
y cuatro brazos, los cuales empuñaban largas espadas curvas, al estilo oriental.
El
demonio empleando dos de sus espadas partió en dos al paracito y este se
desintegro inmediatamente. El rakshasa al aterrizar cayo en cuclillas y las
gemelas pudieron ver que alguien permanecía sujeto a la espalda de la cosa. Más
que el demonio, quedaron atónitas por quien lo acompañaba.
Trixi.
-¿tu?-corearon
las Goldman.
-¿ustedes?-respondió
Trixi parpadeando varias veces.
-Entonces
tu eres la hermana de Jean ¿cierto?-quiso saber Jennifer.
Sorprendentemente
todas iban al mismo lugar, así que terminaron tomando el café juntas, en la
barra.
-sí,
Jean nunca terminó de explicar lo que pasó esa vez-dijo la pseudodemonia
comiendo un pastelillo-digo, simplemente Jean los conocía y Nolen quería hablar
con ella, fue todo lo que supe.
-Wholferd
no es muy habladora-observo Jennifer revolviendo su capuchino.
-puedo
certificarlo-confirmo la mujer poniendo ojos en blanco.
Jennifer
apenas podía asimilar que esa chica tan amable fuera hermana de…. De esa otra
mujer. Jean y Jane habían resuelto sus diferencias, pero aun así, no la
consideraba su amiga.
-ese
demonio que te acompañaba era…
-mi
adjunto, Nanib-respondió ella sonriendo.
-no
estamos familiarizadas con ese tema. ¿Qué hacían luchando contra
paracitos?-quiso saber Jessie.
Trixi
hizo una mueca y tomo un trago de café.
-esperaba
a una amiga cuando aparecieron en el área. Esas cosas al por lo visto tienen
que ver con la secta, así que los seguí y de paso quería practicar mis
habilidades contra enemigos reales-explico ella.
-pareces
ser muy buena-elogio Jane recostó la cabeza en la barra. Trixi se encogió de
hombros con modestia.
-aun no
soy profesional, pero Jean es una buena maestra.
-¿te
enseña tu hermana?-pregunto Jessie sorprendida-esperaba que fuera alguien…. Mas
mayor, o no sé….
Trixi
tomo un aspecto un poco melancólico de pronto.
-normalmente
son los padres pseudodemonios quienes enseñan a sus hijos sobre eso…. Pero en
nuestro caso, eso no puede ser…
Jennifer
oculto su interés, tomando más café y Jessica sentía que pisaban un terreno espinoso,
iba a cambiar de tema cuando….
-¡Trixi!
Lo siento, tuve un retraso, pero estoy….-se oyó detrás de ellas, y fue esa
voz…. Esa maldita voz que las gemelas nunca querían escuchar, las tres chicas
dejaron lo que hacían y se voltearon al instante.
Angélica.
Esta al
ver a Jane y Jessie quedó congelada, sus ojos amistosos cambiaron por completo
para mostrar desdén.
-…estoy
enojada…-concluyo la kirin.
Las
gemelas también lo estaban, miraban fijamente a la semidemonia como si fuera
una amenaza.
-Trixi,
deberías habernos contado que esa amiga tuya era la yegua puta-declaro Jennifer
torciendo su mirada.
Angélica
unió el entrecejo y sonrió mordaz.
-yo
también te quiero, perra.
Trixi
miro confundida a las gemelas y luego a Angélica, como si tratara de descifrar
el porqué de tanta hostilidad. Pues bien, no lo descubriría en un futuro
cercano, Jennifer estaba totalmente convencida de eso.
-no
entiendo nada, pero estoy segura que hablando y conociéndonos mejor podrán
arreglar esto….-la pelirroja miro a la rubia-¿verdad Angélica?
Un tip
nervioso ataco los ojos de la semidemonia.
-¿se
vale ser sincera?
Trixi
la reprobó con un gesto de su rostro.
-no.
La
kirin deformo su cara con desagrado, ciertamente la sentencia de su amiga no le
era amena.
-hablar….
Como si tuviéramos algo agradable de lo que hablar….-comentó la rubia, las
morenas compartieron un miramiento cómplice, o más bien una comunicación muda.
Trixi estaba segura que eso de la “telepatía de gemelos” debía tener algo de
cierto.
-sí, de
los viejos y dolorosos tiempos-casi
escupió Jessica con ademan sarcástico,
sosteniendo su rostro con una mano sobre el mostrador.
Trixi
confundida, estudió a las Goldman y a Angélica, fijando la vista en su amiga y
luego en las gemelas, alternando su atención para cada lado. Entonces fue
cuando la puerta del local se volvió a abrir y la atención escapó rápidamente a
quien llegaba. Trixi no pudo evitar sonreír a quien entraba, ojala las otras
chicas hubieran compartido su regocijo…
-¡oh
que sorpresa! ¡Mis chicas preferidas reunidas!-exclamo Úrsula avanzando
despreocupadamente hacia las mujeres. Angélica palideció y dio unos pasos atrás
abriendo paso a la recién llegada, o más bien, apartándose para evitar ser
tocada por la misma.
En
cuanto a las gemelas ellas se pusieron inquietas al instante, Trixi podría
jurar que se erizaron.
-Úrsula,
es genial verte, no sabía que conocías a Jessica y Jennifer-dijo Trixi
amigablemente. La súcubo sonrió de oreja a oreja.
-seguro
que lo hago, esta ciudad es muy pequeña, en especial si hablamos de la sociedad
demoniaca-explicó parándose peligrosamente cerca de Jennifer quien tenía la
quijada dura como piedra, el ceño muy sutilmente fruncido y los ojos abiertos
de par en par. Su apariencia era como la de una fiera arrinconada.
-por
desgracia-indicó Jessica y su hermana se limitó a asentir.
-dime
Jane, ¿seguiste el consejo que te di
la otra vez?-pregunto pícaramente la demonia.
Jennifer
respondió solo con un gruñido extremadamente bajo, casi imposible de notar si
no fuera por el pequeño estremecimiento que la chica presento en la garganta y
la quijada. Trixi apretó los labios preocupada. Mientras que Úrsula se encogió
de hombros y estiro un brazo para ponerlo en el hombro de semidemonia.
-no te
pongas así….-iba a decir mientras trataba de alcanzar el hombro de la otra
mujer para darle un apretón amigable. Más tal cosa no llegó a ocurrir, Jennifer
en su afán de no ser tocada por Úrsula, saltó y terminó en la barra del local,
dejando a todos atónitos, tanto a las mujeres que la acompañaban como a los
dueños y demás clientes.
Jennifer
movió únicamente los ojos para ver nerviosamente a los lados, las caras de los
presentes, quienes la analizaban cual fiera de circo. Parecía como si el tiempo
se hubiese detenido y la tensión del ambiente solo subía y subía. Llamaron
mucho la atención. Eso no podía ser bueno, supieron las gemelas y las demás
chicas.
Jessica
sonto una risa falsa y nerviosa levantándose de su lugar y tomando lentamente a
su hermana del brazo, que aún se mantenía en posición defensiva, siendo
repelida por Úrsula.
-creo
que debemos irnos…. Nuestro hermano debe estar preocupado…. ¡Nos
vemos!-despidió apresuradamente, Jane bajo de la barra y ambas chicas salieron
del sitio casi en carrera.
-¡HIJA
DE PUTA!-gimió Jennifer mientras ella y su gemela iban por la calle alejándose
del sitio donde habían visto a Úrsula.
-no
puedo creer que le guste tanto cagarnos el rato, ¡cada vez que nos encuentra!
-Debe
ser que nuestras caras le dan gracia o algo así-opinó Jessie aun indignada. Por
el bien de su discreción, debían poner distancia entre ellas y la súcubo, si
esa maldita demonia lograba provocar lo suficiente a Jennifer… solo podía
ocurrir una cosa y ninguna quería dar
un espectáculo semejante en áreas
públicas.
-Lástima
que Nolen no estuviera, él es bueno desviando la atención de nosotras-comento
Jane y luego miro a su hermana-¿dónde estará?
La otra
mujer se detuvo, ambas yacieron paradas en una soleada esquina, a una distancia
prudente del café.
-Puede
que en el alcantarillado, veamos, aún tenemos tiempo para ir por un
helado-indicó Jessica sacando su celular y marcando el número de su hermano
adoptivo.
Jennifer
se acercó y puso su oído junto al teléfono.
Se escucharon algunos pitidos y finalmente sonó como si el celular de
Nolen estuviera apagado. Las semidemonias se alejaron mutuamente y seguidamente
miraron el teléfono extrañadas.
-quizás
esté con Wholferd-sugirió Jennifer, aunque no estuviera particularmente animada
con la idea.
-dejémoslo,
volverá a casa eventualmente-declaró la otra Goldman.
-Muy
puntual-felicitó Jean con media sonrisa. Nolen se la regresó, la pelirroja le
permitió paso al interior de su morada haciéndose a un lado.
-vine
corriendo cuando recibí tu mensaje-explicó el hombre mientras ingresaba y Jean
cerraba la puerta.
-es
mediodía, ¿ya comiste?-pregunto la chica dirigiéndose a la sala, el semidemonio
la siguió.
-lo
suficiente…. ¿Enserio está aquí?-quiso saber con intriga, ella acepto con la
cabeza.
-Nicola
apareció espontáneamente esta mañana, no podía perder la oportunidad para que
lo conocieras-indicó ella. Nolen alzo una ceja.
-¿así
nada más? ¿No avisó o algo?
-en
absoluto, tiene la mala costumbre de aparecer aquí sin llamar antes-Jean
endureció un poco sus facciones mostrando una leve molestia.
Justo
después llegaron a la sala y vieron a un hombre mirando tv, se encontraba muy
cómodo con las extremidades desplegadas por el sofá. El Wholferd
instantáneamente noto su presencia y miro a ambos. Nolen no sabía que había
esperado antes de conocer al sujeto, pero puede que lo hubiera imaginado un
tanto… diferente.
Nicola
Wholferd era un hombre poco más alto que Nolen, tan ostentoso como su cuerpo fuerte.
Largos cabellos rojos como los de Jean, peinados hacia atrás casi
descuidadamente, tenía mandíbula ancha y con las marcas de una incipiente barba
escarlata. Tez pálida cual hombre nórdico, ojos amarillos levemente rasgados y
muy llamativos, cejas delicadas comparadas con el resto de su rostro y las
cuales coronaban su intimidante mirada.
-El
vikingo es mi primo-indico Jean levemente divertida por la reacción de Nolen,
quien simplemente se había quedado de piedra-Nicola, este es Nolen Goldman….-presentó
ella con un gesto hacia el susodicho. Nolen aún no respondía, Jean doblo
levemente una esquina de su labio-Saluda, Nolen.
Así el
semidemonio reacciono por fin.
-oh, lo
siento, un placer-dijo este extendiendo su mano. Nicola lo miro
inquisitivamente por unos momentos, hasta que decidió levantarse y responder al
saludo.
-igualmente-proclamó
con voz profunda-no pensé que Jean un día traería a uno de sus “amigos” a casa
y menos que se tratara de un semidemonio.
-no me
extraña que digas eso…. Por algún motivo-respondió el hombre, recordando la
intensa reacción de Trixi al verlo, era como su él fuera la primera estrella
que se hizo visible en un cielo abismalmente oscuro.
Jean
permanecía en silencio mirando, estaba ansiosa por presentar a los dos hombres,
no solo por los intereses de Nolen, también porque ella misma quería divertirse
un poco con lo que estaba por ocurrir.
-ni
tampoco debería extrañarte esto…-señalo Nicola soltando la mano de Nolen
acercándose peligrosamente, este, sobresaltado retrocedió un paso mirando
inquietamente al Wholferd. Nicola exhibía en su rostro una sonrisa taimada,
incluso fanfarrona-siendo el primero que camina por aquí, mejor que sepas las
reglas: mete en algún problema a Jean, o moléstala de cualquier manera y me
aseguraré que sufras tanto con mi castigo… que hasta el mismísimo Lucifer se
estremecería al verte.
Un
escalofrió recorrió la espalda de Nolen, un silencio sobrecogedor imperó en el
ambiente por quizás más de un minuto hasta que un sonido lo rompió: la suave
risa de Jean. El semidemonio se volteó a mirarla atónito, causarle gracia a esa
mujer no era fácil.
-pero
que…
-era
broma-soltó Nicola, obligando a Nolen a que lo encarara, sin cambiar su
semblante sorprendido. Especialmente dado que la apariencia amenazante de
Nicola había desaparecido, siendo remplazada por una mucho más amigable, hasta
el punto que ni la misma persona parecía-mi prima no necesita mi ayuda para
castigarte, es sumamente cruel cuando se lo propone.
-gracias
por el dato, aunque tampoco creo necesitarlo-dijo Nolen poniendo ojos en
blanco.
-Bueno,
ya terminamos de tontear, vamos a lo que vinimos-pidió Jean volviendo a su
apariencia normal.
-seguro-Nicola
se arrojó al sofá de nuevo con desenfado y miro a Nolen-dime que querías saber.
Ayudaré en lo que pueda.
Nolen
puso su cara más seria. No podía arruinarlo, había esperado años por esta oportunidad,
las respuestas tan deseadas podía tenerlas aquel sujeto de aspecto vikingo,
justo delante.
-quiero
que me des todos los detalles que conozcas del Fear…-la oscuridad apareció en
la mirada de Nicola, así como en la de Jean.
-¿por
qué quieres saberlo?
-hace
años, durante el holocausto… mi padre y
mi hermana fueron asesinados, pero jamás encontré a mi madre, después de tanto
buscar, pienso que podría estar en el Fear-manifestó el hombre.
Nicola
suspiro y cruzo las piernas.
-ese
lugar es casi un total misterio, incluso para nosotros-dijo desalentadoramente.
Los
ojos de Nolen se abrieron con desconsuelo.
-¡pero
ustedes son muy cercanos a los humanos!-exclamo él. Nicola lo estudió con algo
muy cercano a la lastima.
-sí,
pero no lo suficiente. Por años trabajamos para ellos, pero saben bien que cada
familia de pseudodemonios piensa en sus intereses y que el orden entre lo
terrenal y lo demoniaco es parte de eso. La mayoría de los humanos no creen en
nuestro orden, creen que siempre deben controlar todo a su alrededor de
cualquier manera, al tener ideas separadas de lo que es mejor para este mundo,
nos dejan fuera de sus planes-hizo saber el Wholferd y se rascó su rojo
cabello-si te interesa lo que sé, es que entorno al Fear no hay habitantes
demonios, ni híbridos, pero asombrosamente se siente actividad demoniaca como
en las rupturas a la zona de donde proceden. Los demonios que ingresan jamás
son vistos de nuevo, no se sabe que les ocurre, pero sea lo que sea, se hace
sentir en los alrededores.
Nolen
se mordió el labio inferior, otra vez se sentía frustrado, le importaba un
comino lo que quisieran los humanos, pero si la parte donde nadie volvía a ver
a los ingresados a Fear. Estaba inseguro sobre cualquier otra investigación,
para realizarla tendría que tomar un riesgo incalculable y casi injustificable:
entrar al Fear, era casi lanzarse al barranco, puesto que no había seguridad de
que encontrara a su madre. Jean vio su silencio con preocupación, nada bueno
saldría si Nolen cometía estupideces en su impotencia, estupideces con
consecuencias irreparables.
-te lo
agradezco Nicola. Es todo-dijo el chico cabizbajo.
Nicola
asintió y dirigió la mirada a la tv nuevamente.
-es de
fresa-avisó Jean, quien reposaba junto a Nolen, sentados en las escaleras.
-está bueno-respondió
él mientras tomaba un sorbo del vaso, suspiro sin ganas-no puedo creer que esté
sin opciones de nuevo.
-lamento
que Nicola no pudiera ayudar-declaro ella mientras enrulaba un mecho de su
cabello.
-la
vida sigue-señalo Nolen y dirigió la mirada más allá del final de las
escaleras, a la pared frente a estas. El semidemonio se levantó con interés y
se dirigió a mirar más de cerca.
-¿Nolen?-inquirió
Jean sin alejar los ojos de este.
Nolen
analizaba detenidamente unos cuadros colgados en aquella pared, mientras lo
hacía sintió a Jean llegar desde atrás. Ninguno dijo nada, simplemente
estudiaron los cuadros, en ellos se podían apreciar diferentes personas, pero
una foto llamo más la atención de Nolen que las demás: la foto de una familia,
un padre, una madre y dos hijas, una de quizás 7 años y la otra, de apenas un
año. La niña de siete años se encontraba en brazos de su padre sonriendo
encantadora y la pequeña de un año, en los de su madre, mirando curiosamente la
cámara. Debían ser Jean y Trixi, las edades y apariencias concordaban, pero eso
no era lo que le dio curiosidad a Nolen, lo que le inquietaba eran como lucían
todos en la imagen…
Todos
se parecían demasiado.
Los
padres y sus hijas. La mujer y el hombre en la imagen compartían demasiado parecido,
ambos tenían el cabello rojo, ojos amarillos, tez nórdica y facciones
similares, a su vez, a Nolen esas facciones le recordaban a Nicola….
-¿Hay
algo extraño en mi foto?-pregunto Jean interesada. Nolen frunció las cejas
levemente y parpadeo un poco, asegurándose de no haberse equivocado al estudiar
la imagen.
-es que….
Son tan… parecidos…-dijo él y luego miro rápidamente el resto de fotos.
Una vez
tras otra la historia se repetía, los mismos rasgos distintivos, como si de
razas de perro se tratase. Nolen identifico que los ojos amarillos, el cabello
rojo y la piel blanca eran las características principales de los Wholferd.
Todas las familias tenían cosas en común, pero ya esto era ridículo, nunca
había visto un grupo consanguíneo tan jodidamente parecido.
-no
debería ser sorprendente-dijo Jean con naturalidad y se alejó unos pasos de
Nolen, antes de recostarse a la pared-el linaje de los Wholferd es muy cerrado,
estamos muy emparentados.
-¿qué
tanto?-pregunto Nolen, aunque el mismo ya presentía la respuesta.
-mis padres eran hermanos-explico ella, bien,
eso era bastante impactante. Jean viro los ojos para estudiar como reaccionaba,
la mandíbula del hombre casi chocaba contra el suelo-así de emparentados, rara
vez había sangre nueva en nuestras líneas. Es así en todas las familias de
pseudodemonios, pero ahora, luego del holocausto hace poco más de 15 años, no
sé qué será de nosotros, los Wholferd.
-ya…
veo…-farfullo el dudoso en mirarla
frontalmente-no es que me parezcan enfermizas ese tipo de relaciones, pero son
bastante atípicas.
Jean de
todos modos no se esperaba algún rechazo por parte de Nolen, por el tiempo que
lo conocía, él se veía como el tipo de persona que no juzgaría por prejuicios
irracionales. En cualquier caso, Jean no cometería eso mal llamado incesto, aunque estuviera interesada en
eso, que no lo estaba, su única hermana era mujer y su primo tenía otros blancos en la mira.
-recuerdo
a mis padres, los perdí siendo joven, pero siguen siendo muy nítidos en mis
recuerdos-comento ella en voz baja, la entristecía no tenerlos ahora, las cosas
hubieran sido mucho más estables si no
hubiesen muerto-hay gente que los acusaría de enfermos si su relación hubiera
estado fuera de los pseudodemonios. Pero créeme, lo de mis padres bajo ningún contexto
en este mundo, podría llamarse enfermizo…
Nolen
asintió.
-¿cuantos
Wholferds quedan?-se preguntó si esa pregunta era indiscreta.
Lo
fuera o no, ella respondió sin mucha vacilación.
-cuatro,
si contamos a mi tío Félix, aunque la verdad ya no es considerado de los
nuestros-dijo y arrugo su expresión con asco. Nolen intento no incomodarse mucho
por esa mirada tan rencorosa que la pseudodemonia estaba mostrando, parecía que
si lo deseara podría matar a alguien al solo apuntarlo con los ojos. Antes que
él pronunciara sonido alguno, ella lo interrumpió-no quiero hablar sobre él, es
un tema desagradable.
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