10
La
noche sin fin
N
|
icola
Wholferd sentía sus músculos quejarse del dolor. Luego de horas, la acción
estrepitosa por fin llegaba a término… y comenzaba a pasar factura. Se sentía
enormemente caliente, las uniones de sus extremidades le palpitaban y aun tenía
secuelas del uso de adrenalina: sus manos temblaban sutilmente y le dolía un
poco la cabeza. Pero Nicola era fuerte, algo que los Wholferd hacían bien, era
permanecer impasibles ante el dolor para continuar a pesar de este.
El equipo
se detuvo luego de la última incursión, aparcando en un estacionamiento
deshabitado, dentro del área mala de la ciudad, que estaba convenientemente
cerca de la más reciente propiedad de Scioli visitada esa noche. Los
delincuentes a esas horas rondaban como lobos hambrientos buscando una presa,
pero cuando encontraban a los Drovlight y Wholferd apostados en torno al caro
vehículo donde habían viajado, se echaban atrás, no eran estúpidos, reconocían
pseudodemonios cuando los veían, así como el hecho de que intentar alguna
tontería con estos, era recibir un boleto seguro a la tumba.
Nadie se
les aproximó.
Lo peor que
podía pasar era que los seguidores de la matriarca les atacaran, pero eso nunca
ocurrió, para alivio de todos.
Los
cazadores tomaron un refrigerio/desayuno cerca de las cuatro de la mañana. En
la cajuela del vehículo había cervezas, gaseosas y sopa instantánea. Nicola se
atragantaba con los fideos de su sopa disfrutando la quietud de la noche, que
sería totalmente silenciosa si no fuera por los grillos y los demás cazadores
parloteando cosas sin sentido.
Nicola y
Jean estaban callados disfrutando su comida, pero el resto del grupo, incluso
Trixi, estaban inmersos en una interesante conversación, de cuyo tema Nicola no
tenía idea.
El chico
Wholferd bebía lentamente su sopa, cuando por alguna razón miró a su prima
tomar un largo trago a su lata de cerveza. Nicola encontró extrañamente
interesante la manera en que el líquido pasaba por la garganta de Jean, ella
tomaba con mucha fuerza, tal que hacia un ruido de deglución. Parecía que
llevaba mucho rato esperando la comida y no prestaba atención a los modales.
Nicola intentó que sus pensamientos no derivaran en recuerdos obscenos sobre
las cosas que Jean sabia hacer con su boca, pero era tremendamente difícil. El
cazador supo que sus mejillas enrojecieron, así que miró en otra dirección para
disimular.
Nicola
intentaba no pensar en su lamentable vida sexual, dado que era una especie de
comedia. Pues a pesar de ser tan deseado por mujeres, realmente no le
interesaba demasiado el sexo con personas aleatorias, había pasado un par de
veces, pero nada trascendente. Él no se sentía particularmente cómodo con
mujeres Drovlight, sea porque no eran compatibles o porque ellas solo buscaban
diversión instantánea, no querían algo más. Nicola nunca lo diría en voz alta,
quizá a Jean, pero aun así tendría renuencia a admitir… que él simplemente
quería ser querido, él no solo buscaba tener sexo, él quería ser amado.
Pero el
Wholferd sospechaba que más de una persona se reiría si dijera eso en voz alta.
Alary,
incluso ella lo encontraba gracioso, pero era lo bastante comprensiva para no
burlarse. Nicola no sabía que hicieran otros pseudodemonios, pero él descubrió
una efectiva fuente de alivio así fuera temporal, para su frustración sexual:
Alary, quien a veces se hacía física para darle un poco de atención. Sin embargo, la banshee no lo amaba en realidad, ella
solo cumplía su papel, el cual no le desagradaba, pero si tenían sexo, era por
recreación o verdadera necesidad, no era lo que se describiría como amor.
No sé qué pensarían los Drovlight si supieran
que quien te ayuda usualmente con tus “problemas” soy yo-comentó Alary, su adjunta-la vida es una injusticia, la única mujer
que hace como te gusta, aparte de Jean, soy yo, una creatura que rara vez es
corpórea y que no puede mostrarse en público ante los Drovlight, ya que está
mal visto.
Si, es una mierda incluso sin agregar que
nosotros no tenemos nada que se pueda llamar “especial” y sabes a lo que me
refiero-respondió
él-pero igual, no puedo agradecerte lo
suficiente por soportarme.
Es cierto que no es “especial” pero eso no
significa que no te quiera, después de todo eres mi amo y mi papel es asistirte
cuando lo necesites-alegó
ella-no me incomoda.
No
importaba lo que Alary dijera. Él se sintió patético.
La única
persona que podía contar como que lo amaba del modo que quería, era Jean, pero
Nicola no podía estar con ella…. O no tenía el valor para lograr que eso
pasara. Nicola renunció a tener una relación amorosa real con ella desde que
escogió vivir en Daggry Poxirr y Jean escogió permanecer en la villa Wholferd.
Jean lo
apreciaba, pero ella no era el tipo de mujer que cambiaria mucho sus planes por
alguien, aunque tampoco es que Nicola intentara hacerla cambiar de opinión… Él
mismo sentía que no tenía derecho a discutirle sus decisiones de quedarse en la
residencia, ya que Nicola se negaba rotundamente a volver al criadero…
Porque era
un cobarde.
Nicola
estando en la residencia Wholferd, durante las noches solo podía ver imágenes
del holocausto, cuando había más cadáveres de los que podía alcanzar a contar,
cuando estuvo a un instante de morir asesinado por un demonio, pero su padre lo
salvó a costa de su propia vida…. No quería ni recordar las pesadillas que le
hacían lloriquear en posición fetal, haciendo una ridícula escena, tomando en
cuenta que era un hombre de casi veinticuatro años, que pesaba casi ciento
quince kilos y medía 1.85 metros.
Jean sabía
la razón por la que Nicola nunca quiso volver a casa. Lo que no sabía era lo
mucho que él anhelaba volver, más que eso, estar con Trixi y Jean… pero era muy
cobarde, tanto para volver, como para admitir lo que realmente quería.
Probablemente la mayor Wholferd habría intentado encontrar el modo de cubrir
las necesidades de Nicola si este se las hubiera manifestado, pero no lo hizo,
él solo se calló y dejó que volviera a casa, porque no quería ser una molestia.
No quería meterla en apuros por ser un niño mimado.
También
estaba Nolen.
Nicola no
esperaba que Jean realmente estuviera con alguien. Los Wholferd aunque
frecuentemente tenían una pareja, eran conocidos por tener relaciones
asombrosamente abiertas, en las que se podía incluir más personas, no solo dos.
El Wholferd no se imaginaba que algún mestizo pudiera aceptar eso…. Nicola no
tenía muchos problemas con que Jean frecuentara a otros hombres siempre que él
mismo tuviera su parte, pero temía
que si este nuevo tipo quería
acapararla, ella diera el brazo a torcer y suspendiera la relación sumamente amistosa que llevaba con su primo. Sería
desastroso para el cazador, Jean era hasta el momento quien le daba uno de los
pocos placeres realmente satisfactorios que tenia, perder eso sería como aferrarse
a una boya y un día; sin previo aviso esta desapareciera.
Puede que
Nicola se quejara un poco, pero no actuaria con agresividad, no quería quedar
como un patético necesitado ante Jean. Aun así, se lo pondría muy difícil a su
prima para resistir, nadie sabía mejor como despertar la lujuria en ella que
Nicola. Nolen tendría que darle un lugar como correspondía y acostumbrarse a
cómo eran las cosas.
Nadie
usurpaba a Nicola Wholferd.
Así pues,
en un asunto totalmente diferente. Nicola pudo contar tres propiedades de
Scioli, fumigadas por lo
pseudodemonios, y en verdad que lo necesitaban, una de ellas estaba hasta el
techo de monstruos, literalmente. Esa cosa horrible vomitó gas toxico y todos
dieron muchas gracias a la tecnología, por los cascos y las mascaras anti gas,
de no ser por ello… como mínimo alguien hubiera tenido que llegar a casa con
daños terribles en la piel y las vías respiratorias, ese miasma era peor que el
gas mostaza.
Los
cazadores por mas ancestral que fuera su tradición, sabían perfectamente
adaptarse a su tiempo y desarrollar la tecnología tan de prisa como era
posible, tomando lo bueno que podían del mundo exterior y mezclándolo con sus
propias ideas. Gracias a los avances tecnológicos la mortalidad de
pseudodemonios fue disminuyendo al paso de los siglos, de la mitad, a un tercio
o menos. Ellos eran una raza con escaso número, así que preservar la vida de
tantos cazadores como pudieran siempre fue prioridad, toda vida perdida era una
tragedia.
Aunque era
una tragedia frecuente y que aprendieron a manejar bastante bien.
Nicola
terminó su sopa tomándose lo que faltaba de un trago, pensando en lo
afortunados que eran los Drovlight. A continuación suspiró y miró a su prima la
cual tras terminar de comer, se masajeaba la parte trasera del cuello con una
mano para aliviar la tensión muscular. Su cabello rojo aunque recogido se
negaba a permanecer alineado y hacia ondas en diversas direcciones, como
presumiendo de su libertad.
Jean limpió
el sudor de su pálido rostro luego de terminar con su cuello. Nicola
rígidamente se volvió a otra dirección, mirando hacia los oscuros edificios
deteriorados, más allá del estacionamiento. El hombre odiaba su libido, lo
odiaba de verdad.
-¿Estás
bien?-preguntó Jean inquisitivamente.
Él asintió.
-debo
orinar-avisó.
-¿Y… que
tal la vida en el criadero Wholferd?-preguntó Taius casualmente. Jean no había
prestado atención desde que Nicola salió de la vista, pero ignorar al enorme
hombre rubio delante de ella no era posible.
Ella alzó
la vista de su bebida.
-Muy…
solitario, no me quejo-dijo ella encogiéndose de hombros-al menos no hay
vecinos ruidosos.
-ya
veo-Taius hizo una cara extraña, como si supiera lo que quería decir pero le
costase expresarlo en palabras-No sé tú, pero me parece que deberías prestar
más atención a Nicola, el pobre hombre necesita compañía femenina.
Jean
inclinó la cabeza. Dándose cuenta que nadie mas estaba prestando atención y la
distancia era segura para mantener algo de privacidad en la charla, agradeció
que nadie más les oyera, tenía un mal presentimiento sobre la dirección de
aquella conversación.
-Nicola es
un hombre guapo, no le cuesta nada llamar la atención-argumentó ella mirando
ceñudamente a Taius-y tampoco hables como si fuera mi deber moral o algo así.
-pero lo
es-él alzó las manos como si fuera una obviedad-eres su chica.
Jean
resopló.
-lee mis
labios: No soy la novia de Nicola-pidió la pelirroja poniendo ojos en blanco.
-pues
deberías, ustedes dos son perfectos, joder, Nicola es una gran astilla
malhumorada usualmente, pero parece ser feliz a tu alrededor-explicó haciendo
ademan fastidiado, por lo visto el temperamento de Nicola no le complacía en
absoluto.
-ese es el
comportamiento usual de Nicola cuando no está en un ambiente de su agrado-dijo
la Wholferd viéndolo de lado con desconfianza-es natural que se sienta mejor
conmigo y Trixi. Además, yo ya tengo novio.
O algo parecido. No pudo evitar pensar.
Taius abrió
los ojos como faros, sumamente estupefacto.
-debes
estar jugando-alegó impactado-Nicola es genial, no entiendo que un macho
mestizo se le compare. ¿Quién es? ¿Un pornstar, Brazzers acaso?
Jean se
resistió a sonrojarse y maldijo por dentro.
-¡Ese no es
tu problema!-devolvió ella con voz plana como una tabla.
Taius
sonrió con petulancia.
-Haré como
que solo dijiste lo anterior para fanfarronear-esgrimió él-Deberías estar más
preocupada por reponer las perdidas del holocausto, digo, ya casi tienes
veinticuatro ¿no? ¿Donde está la nueva generación Wholferd?
Jean negó
con la cabeza ligeramente molesta.
-Los
Wholferd están extintos, yo ya lo acepté-devolvió la mujer-con solo tres
miembros no se puede reconstruir una población.
Y menos con
un ejemplar fallido como Trixi.
Tristemente, un callejón sin salida para el linaje.
-no me
pongas excusas-regañó Taius cruzándose de brazos viéndose por un momento tan
autoritario como Gawein-pueden pedir prestados
Drovlight para complementar la línea de sangre, no devolverá toda su gloria
a los Wholferd, pero seguiría siendo una buena cría.
-Si quiero
ser un maldito animal de cría para exposición debería ser mi elección-señaló
ella con una mueca-no me veo siendo la madre de una nueva familia Wholferd.
-¿ni
siquiera por Nicola?
-¿qué?
-sé que yo
soy un necio molesto a veces y Nicola un idiota-dijo seriamente-pero no
necesito ser un genio para saber que sería feliz si aceptases… ya sabes, los
Drovlight no tienen deuda contigo, pero si decides juntarte con Nicola, se las
podría aceptar en Daggry Poxirr. Por nuestra parte no es lindo ver como los
Wholferd se extinguen así nada más, luego de más de mil años.
El día en
que todo terminó para los Wholferd, Vladimir, el padre de Nicola estaba en los
alrededores de Daggry Poxirr, era bastante amistoso con algunos Drovlight y ese
día, él peleó junto a los cazadores vecinos, pero lamentablemente murió en la
acción, salvando a Nicola, quien lo había acompañado entonces… Por esa razón,
los Drovlight nunca negaron lugar a Nicola cuando este lo pidió, no era mera
generosidad, era más como un agradecimiento en memoria de Vladimir Wholferd.
-Tampoco es
lindo ser parte de una raza extinta-dijo Jean entre dientes-Pero no tengo
interés en ser una mujer de cría. Tampoco veo necesidad de mudarme al
residencial Drovlight, me gusta mi casa y si bien Daggry Poxirr no es la
perfección, dudo que Nicola odie su existencia ahí.
Taius alzó
las cejas sorprendido.
-veo que no
tienes idea, pensé que Nicola te habría comentado….-luego el líder del grupo
resopló recordando algo-pero qué digo… por supuesto que no, él nunca dice nada.
-¿qué no
dice?
-Nicola no
puede ser clasificado como un hombre feliz-explicó con cansancio dejando caer
ambas manos a los lados de su cuerpo-Su vida cotidiana es en resumen: leer
revistas sobre quién sabe qué bajo
algún árbol o hacer ejercicio en el gimnasio, puedes imaginártelo, no solo por
su privilegiada genética tiene esa musculatura. Puedo contar con una mano las
mujeres Drovlight que han hecho algo con él, luego de ello Nicola no parece
interesado en ellas, de hecho no le gustan los Drovlight, sus únicos amigos son
Digger y Mairel. Tampoco ayuda que sea tan poco amistoso y siempre parezca tan
frustrado.
Jean no
supo que decir, era una perspectiva penosa. Una parte de ella, la racional y
dominante, le encontraba total sentido a los hechos descritos por Taius. Pero
otra parte de la mujer, quería creer que su primo no era miserable y el
Drovlight simplemente mentía. Sin embargo, Taius demostraba a simple vista que
no era de los que se les diera mentir, él al igual que Aleskandra solo decía lo
que pensaba, punto final, los filtros eran para piscinas.
Nicola era
simple y complicado a la vez, sus necesidades eran fáciles de satisfacer, pero
el problema a veces era conocer dichas necesidades. Luego de toda la vida
conociéndolo Jean era consciente de su problema, pero había poco que pudiera
hacer en algunos casos, ella siempre que le fue posible trató de sacarle sus
más vergonzosos problemas para resolverlos juntos, pero desmalezar el jardín
con una cuchara era más fácil que convencer a Nicola de hablar cuando no quería…
con el tiempo la Wholferd se limitó a intentar adivinar los problemas del
pseudodemonio pelirrojo en vez de esperar que se los dijeran.
Fuera
hablar de un deseo egoísta o mostrarse débil, era algo poco común en él.
En ese
sentido eran considerablemente similares, Nicola y Jean.
Y eso a
ella le molestaba.
Por
supuesto cuando Nicola se mudó a Daggry Poxirr Jean estaba preocupada por él
aunque no trató de detenerlo. La cazademonios no iba a renunciar a su hogar por
derecho para irse tras Nicola y evitar que hiciera algo estúpido, se suponía
que sabia cuidarse solo, pero ella no podía evitar tener dudas. Nicola en sus
años de infancia y adolescencia era muy dependiente de Jean, casi como Trixi,
por lo que abandonar el orfanato para irse con los Drovlight era un salto enorme…
para aterrizar en un colchón de espinas probablemente. Jean pensó que su primo
trataba de ser fuerte y no ser una carga para ella, en dicho sentido ella
estaba aliviada y orgullosa de que tuviera tal iniciativa. Y también estaban
los sueños remanentes del holocausto, que no ayudaban a su salud mental.
Jean a
pesar de todo, de que extrañaría tener a Nicola en la misma casa y que se
preocupara por su éxito social, le dejó ir sin aspereza. La pseudodemonia no lo
ataría a un lugar maldito donde su mente era puesta al límite recordando los
peores momentos de su vida cada noche… ver a sus congéneres tapizando el suelo
de la villa Wholferd con sangre. Si él saltaba al vacio para escapar de ello,
era su elección. Jean en su momento se convenció de tener fe; en que Nicola
estaría bien.
Que ya no
tendría más pesadillas.
Que podría
sentirse de nuevo en familia como antaño.
Que tendría
una novia y quizá hijos…
Ella quiso
creer eso, pero Taius le confirmó su temor: la realidad era otra. Aunque Nicola
no la contara.
Debió saber
que la remota esperanza de que todo se resolviera fácilmente, era tan solida
como una nube errante.
-No me vas
a negar que Nicola es un idiota-restregó Taius. Jean apretó su lata de cerveza
ahora vacía-Los que lo conocen pueden darse cuenta de que algo va mal, pero
conseguir los detalles para hacer algo al respecto es como pintar un retrato en
la cabeza de un alfiler. Al menos para casi todo el mundo.
Jean guardó
silencio un tiempo. Pero Taius la presionó con la mirada hasta que ella se
digno a responder de mala gana.
-La verdad, en su
fealdad, no deja de ser cierta. Aunque me gustaría poder negarla-dijo Jean
entre dientes.
Un chirrido
terminó con la conversación repentinamente. Provenía del vehículo y todos
alrededor se dieron vuelta. Ruslan abrió la puerta del piloto y encendió el
monitor que había entre los asientos del conductor y el copiloto. Taius se puso
junto a la cabina donde estaba su compañero.
-llego a
tiempo-señaló Nicola aliviado mientras hacía a un lado a Jean para poder ver
entre las personas. Jean trató de empujar su anterior debate mental hacia la
parte posterior de su cabeza, podía pensar en ello mas tarde.
Ruslan
atendió el llamado y la imagen en la pantalla mostró a Aleskandra. Tras ella
había algunos Drovlight adicionales interesados en la conversación.
-¿Una
novedad Kandra?-preguntó Taius inclinándose para verla mejor.
Ella
asintió. Jean se quedó pasmada al verla actuar con tal seriedad y solemnidad.
-El
objetivo ya está consciente de nuestra operación, sabe que estaban registrando
en sus propiedades… escapó de su residencia principal-explicó ella- Asumo que
no fueron decepcionados por lo que encontraron.
Hubo un
clamor colectivo que le dio total razón. Un atisbo de sonrisa perspicaz
apareció en la cara de Aleskandra, pero duró poco.
-Creo que
sería más efectivo dar una lista de lo que no
encontramos en esos malditos escollos, puedo enumerártelas cuando lleguemos,
Kandra-habló Taius notándose agotado-ha sido una noche candente.
-sobre todo
por el primer edificio-bromeó Ruslan oscuramente.
-Comprendo-anunció
ella-vuelvan al origen en ese caso.
Aleskandra
alzó y juntó las cejas un par de veces mirando en otra dirección, como si
estuviera procesando algo o analizando detenidamente datos en una pantalla
contigua. Jean comenzó a ver porque era una figura de autoridad, ciertamente
actuaba como una líder confiable.
-Mairel,
espero que abras las piernas como se debe cuando llegues, Digger no está
feliz-continuó la princesa Drovlight
como si lo que dijera no fuera nada-Scioli le está haciendo pasar malos ratos, necesitará
dormir muy bien cuando termine.
Jean se
regañó por haber dudado de su impresión inicial. Aleskandra era Aleskandra y
Aleskandra era una golfa de marca Drovlight.
Mairel
enrojeció violentamente bajó la mirada de todos, si no fuera por el comentario
de la rubia en la pantalla, Jean sospecharía que tenía fiebre. Katiuska, Yuri y
Ruslan se rieron a costa de su compañera sin un ápice de culpa. Taius viró los
ojos. Nicola sonrió ligeramente, y Trixi pareció incomoda.
Incluso los
Drovlight detrás de Aleskandra se notaron divertidos.
La
expresión de Jean sin embargo, apenas varió en la jocosa atmosfera.
Ya en
Daggry Poxirr las cosas permanecían calmas. A altas horas de la mañana la
mayoría de los Drovlight seguían durmiendo, pero los guardias de la muralla
recibieron a los recién llegados con lucidez. Jean y Trixi siguieron al resto
hasta un edificio que parecía ser más un cuartel que una casa solariega, a
pesar de la oscuridad envolvente se notaba que no era una construcción civil,
su arquitectura difería de casi todas alrededor.
El vehículo
fue aparcado y Jean identificó su propia camioneta estacionada en las cercanías
del lugar, al otro lado de la acera. Pronto unos Drovlight residentes salieron
del edificio y tras intercambiar unas palabras en protonórdico con Taius
abrieron la cajuela del automóvil usado para la misión y procedieron a
descargar el “botín” confiscado de las propiedades de Scioli.
-creo que
ya es todo-dijo Taius contemplando como los extraños equipos antidemonios eran
descargados hasta que la cajuela quedaba finalmente vacía. El Drovlight
encendió un cigarro y se lo puso en los labios antes de mirar a una chica que
supervisaba la operación y llevaba registro en una libreta-¿dónde está
Aleskandra?
-Salió con
Tatiana a ayudar a Digger-explicó llamando la atención del grupo recién
llegado, que todavía permanecía reunido en torno al vehículo-dejaron la villa
hace cerca de media hora en el helicóptero.
-¿Quien es
Tatiana?-preguntó Jean con curiosidad, sin hablar a nadie en particular.
-¿Tienen
helicóptero?-inquirió Trixi asombrada, hablando al tiempo que su hermana.
Taius les
hizo un miramiento a las pelirrojas sin responder y luego con un guiño del
mentón le dio a entender a la Drovlight que había asimilado el mensaje.
-Por los
ancestros, espero que este movimiento fuera de cronograma de resultados, no
estamos para paseos nocturnos-dijo el hombre con una mueca-ni siquiera alguien
como Kandra.
A todos se
les vio de acuerdo. A continuación Taius miró a los Drovlight que formaban
parte de su equipo. Concretamente su miraba se posaba sobre Mairel y Yuri.
-¿Como lo
llevan?
Yuri se
encogió de hombros dando a entender que no había mucho de qué preocuparse. Por
otra parte, Mairel ponía una mano sobre su brazo lastimado, ante los ojos
preocupados de sus compañeros, incluso Nicola y Trixi.
-Está en su
lugar de nuevo-aseguró dando una palmada a su miembro en recuperación-no
tardará en sanar más de lo que tardarán en esfumarse los efectos secundarios de
la adrenalina en los demás.
Jean no
necesitaba mirar a los Drovlight para saberlo, durante la “jornada laboral” los
demás habían usado sus respectivas dosis de adrenalina para apresurar el
término de la misión y maximizar su eficiencia. Actualmente estaban afrontando
dolores de cabeza y temblores musculares, todos, menos Mairel y Yuri, que no
usaron mas drogas que las de fines médicos, especialmente la fémina rubia, Yuri
no se veía especialmente mal.
Taius
pareció aprobar la predicción de Mairel a cerca de su propia salud.
-Y sobre tu
pregunta, Jean Wholferd-agregó el hombre rubio exhalando el humo del narcótico
ahora entre sus dedos-Tatiana es la hermana mayor de Kandra, no es raro que
salgan en helicóptero para misiones o recreación.
-Debería
avisar antes-comentó Nicola un poco disgustado.
-Si-admitió
Taius con un refunfuño sin dirigirse a nadie en concreto–Solo espero que mi
padre sepa exactamente lo que sus hijas están haciendo.
-¿padre?-masculló
Trixi a Nicola.
-Gawein-
aclaró rápidamente.
Jean y
Trixi hicieron una exclamación casi muda. La línea de sangre gobernante de los
Drovlight pintaba muy anti diplomática. Jean no podía hacer alarde de su
perfecta capacidad para agradar a todo el mundo, pero al menos sabia cuando
morderse la lengua; cosa que Aleskandra por lo que había visto, no podía soñar
siquiera.
Yuri se
dirigió al rubio al mando y le habló en voz baja. Taius sorprendentemente le
escuchó con paciencia bajando un poco la cabeza. Jean vio muy extraña la
conducta de Yuri, desde que lo conoció por primera vez, el chico ni siquiera
dijo media palabra en voz alta, solo mientras era “comido” por el parasito
gigante y sus gritos eran cualquier cosa menos claros, casi ni se podía discernir
palabra en ellos. Parecía un protonórdico tosco, como un escrito gravado en
piedra y expuesto a los elementos por siglos, hasta borrar partes del mensaje.
De cualquier modo Yuri hizo un gesto hacia Mairel que Taius debió comprender,
ya que aceptó con un mohín hacia su congénere.
-Todos
adentro, es todo por ahora-anunció-Mairel, tu vienes conmigo, aun te vez
pálida.
Mairel se
quejó de la orden con ademan cabizbajo. El resto del escuadrón iba a entrar
hasta que Jean se dio vuelta para sorpresa de Taius y el resto.
-Yo me voy
a casa-dijo ella-prefiero pasar el día tranquila y siento que aquí no pasará.
-¿perdiste
el juicio, Wholferd?-preguntó el líder rubio como horrorizado. Jean se detuvo
para atender a su queja-Es peligroso ahí afuera.
-ya lo sé,
pero puedo llegar al residencial Wholferd a salvo, especialmente ahora que hay
poco tráfico. La mayoría de demonios no me molestan por defecto y difícilmente
los esbirros de la matriarca me atraparan o identificaran a cien kilómetros por
hora.
Jean siguió
su camino hasta llegar a la camioneta a través de los suelos adoquinados. Trixi
y Nicola, también sobrecogidos por las palabras de la pelirroja le siguieron
enseguida, acompañados de Taius y Ruslan, casi temiendo que Jean se fuera sin
más. El resto de Drovlight se quedaron mirando a la distancia.
-Ya tu
trayecto aquí debió ser peligroso, digo, pudieron identificar tu camioneta, ¡ya
lo deben haber hecho!-argumentó Ruslan con alteración-A cien kilómetros por
hora todavía puede quedar alguien que vea desde lejos tu matricula.
-Eso se
arregla-aseguró Jean deteniéndose en la acera junto al parachoques de su auto,
a continuación, hizo algo que dejó a Ruslan con la boca abierta.
Arrancó la
placa con la matricula del auto, de un solo jalón.
-Después se
pinta para disimular el color-continuo la Wholferd pensando en que tonos se le
verían mejor a su auto-lo bueno de ir por las noches es que también el color es
más difícil de identificar, al menos para parte de los ojos que lo ven.
El negro le quedaría genial, así se vería aun
menos por la noche-sugirió
Adon.
Y una raya de color dorado a los costados se le
vería bien, pero no sería práctico ahora mismo-respondió la pseudodemonia.
-Así está
mejor-explicó-tampoco es que vaya entrar por la puerta principal, hay otras
maneras de llegar.
-Enserio,
¿por qué tienes tantas ganas de irte?-exigió saber Taius cruzándose de brazos
mientras fumaba-¿tienes algo contra nosotros? ¿No te gusta Daggry Poxirr?
-eso no
importa-rezongó Jean con mala cara tocando el capó de su camioneta-¿es muy
difícil entender que no me gusta estar lejos de casa?
No tienes nada contra los Drovlight, pero no te
sientes cómoda rodeada de ellos-reflexionó Adon-a menos que se
trate de una batalla, es irónico ¿sabes?
Evidentemente no somos amigos, la amistad es en
las buenas y las malas-pensó Jean para con su adjunto-y
yo solo me siento bien con ellos en las malas.
Taius tuvo
un destello de entendimiento en su mirada, bajo el cielo la noche menguante se
veía poco, pero aun así sus ojos claros trascendían la penumbra.
-¿Eso
podría cambiar algún día?-dijo con un tono que impactó a Jean, él Drovlight
sonaba casi amable, eso tomó a la cazademonios por sorpresa, necesitó mucha
voluntad para que no se pudiera ver su asombro.
Jean
simplemente lo miró por unos largos momentos.
-Quizá-dio
ella-pero por ahora son solo negocios. Espero noticias pronto, para saber en
qué mas podría ayudar.
Jean fue a
abrir la puerta del vehículo, haciendo la vista gorda respecto a los Drovlight
que intentaron detenerla, hasta que la voz de Trixi la detuvo.
-Creo que
es mejor quedarnos….-opinó ella con afán.
-tú te
puedes quedar y de hecho, me parece que así es mejor-interrumpió Jean
sentándose en el asiento del piloto y tomando el volante.
-Ni hablar,
no te puedo dejar ir sola-se negó la hermana menor sosteniendo la puerta, como
para impedir que Jean la cerrase si este era su deseo.
-si lo que
quieres es seguridad quedarte es lo mejor-dijo Jean mirando los intensos ojos
amarillos de Trixi-pero si quieres venir es tu elección, aunque te falten
meses, para mí ya eres mayor.
Trixi se
retrajo, Jean la tomó con la guardia baja. La hermana menor aunque se esforzaba
por no depender de la mayor, sabía que todavía era dependiente de esta, siempre
había vivido bajo su ala, oírle decir que era su hora de decidir por sí misma,
era chocante; no importa si ya lo había hecho anteriormente. A Trixi esas
palabras le hacían sentir asustada, pero a la vez… se sentía realizada de
alguna manera.
-¿Entonces
volverán?-dijo la voz atónita de Nicola detrás de Trixi.
-Depende de
ella-dijo Jean haciendo un gesto a su hermana-¿vamos a ir las dos?
Trixi
volvió en sí, recobrándose del impacto. Apretó los dientes y con vacilación
ligeramente visible asintió con la cabeza.
-lo
haremos.
Nicola
maldijo en protonórdico.
-Entonces
voy también, no dormiré nada si las dejo ir solas.
Trixi
sonrió a su primo, pero Jean ensombreció la mirada.
-Pero tu…
-nada me
impedirá estar con ustedes si me necesitan-insistió él-en especial durante
época de necesidad.
Jean
buscaba afanosamente entre la hierba, no podía creer que se le olvidara…
No pasó
mucho tiempo hasta que la veloz camioneta de la Wholferd llegara al bosque
contiguo a la residencia, no podían entrar por el camino principal, era casi
seguro que estaría vigilado, así que Jean buscaba donde estaba la rampa de
ingreso, que les llevaría al bunker oculto de su casa solariega.
A pesar de
tener la mente ocupada, cada tanto se le venía a la cabeza la extraña escena
que vivió hacia menos de una hora:
En medio del camino Jean estuvo forzada a
ralentizar la velocidad, gracias a los enormes agujeros en el suelo. No había
mucha gente, veía de vez en cuando personas durmiendo fuera de sus hogares
destrozados por los demonios, la ayuda social no estaba dando abasto y la
policía vigilaba firmemente las conglomeraciones de damnificados, como si
estuvieran en medio de una guerra, porque de hecho así era en cierto modo.
Trixi y Nicola identificaron que varios oficiales portaban armas FAID, así que
su uso se estaba propagando, eso podía ser una buena noticia para la lucha
contra la secta y una mala noticia para los demonios que trataban de no morir.
Ante los ojos de casi toda la humanidad los
demonios eran demonios, no importaba su postura en el conflicto, si daban o no
problemas, eran demonios y por eso no tenían derecho a caminar libres por el
mundo terrenal. Jean suponía que muchos serian arrastrados al Fear en medio del
caos, si no eran muertos primero por alguno de los bandos en colisión.
Como cazadora Jean se podía considerar enemiga
de los demonios, aun así, como los Drovlight, rara vez atacaba sin razón. Las
principales razones iban de que algún ser demoniaco les diera problemas
directamente o que alguna persona les estuviera pagando para perseguir a algún
demonio en concreto. Sin embargo, Jean recordaba que ella misma, en su
aburrimiento, había veces que se convertía en una especie de pirómana, una
cazadora que encontraba entretenimiento en molestar demonios, aunque rara vez
los mataba.
La imagen de Jennifer Goldman se le vino a la
mente. Fue una manera extraña para conocerla a ella y a su familia,
especialmente a Nolen.
Jean continuó avanzando, hasta lugares menos
movidos, todo mundo estaba escondido en sus hogares.
-¿cómo es la familia de Aleskandra? Por lo que
entendí ella y Taius son hermanos-preguntó Trixi en el camino.
-Lo son-habló Nicola desde el asiento
delantero, mirando hacia atrás, a su prima menor-pero solo medios hermanos,
Aleskandra y Tatiana son hijas de la misma madre, pero Taius no. En resumen,
Gawein tiene más de una amante recurrente.
-Oh… ya veo-expresó Trixi un poco sorprendida,
cosa que a la vez caló en Nicola.
-Sé que no estás muy familiarizada-dijo el
vikingo-pero es algo que pasa de vez en cuando entre las familias de
pseudodemonios, probablemente nuestros padres no solo compartían el lecho entre
ellos…
-lo que hayan hecho y con quien, no lo
sabremos-intervino Jean viendo a Trixi por el espejo retrovisor-éramos muy
jóvenes para que se nos hablara de sexo y a nuestros ojos todos los amigos de
nuestros padres eran nada más que amigos, no veíamos diferencias entre ese
tipo de amigos y los demás. Solo lo habríamos percibido si algo sexual hubiera
pasado ante nuestros ojos y que yo recuerde eso no ocurrió jamás.
-Ni yo, me alegra que así haya sido-comentó
Nicola con alivio.
Trixi se quedo pensando en silencio.
Probablemente haciéndose una imagen mental. Jean pensó en detenerla antes de
que se hiciera una idea errada, pero algo llamó su atención.
-pero que…-dijo mirando una sombra errática de
gran tamaño que oscilaba en el aire.
-¿Es un murciélago gigante?-dijo Nicola con la
boca abierta-parece estarse cayendo.
Trixi se adelantó entre los asientos
delanteros, mientras el automóvil avanzaba a escasa velocidad. La joven
cazadora lo percibió, ese tipo de energía era…
-¡Demonio!-exclamó Jean preparada para acelerar
a velocidad supersónica, previniendo un ataque, cuando la sombra sencillamente
cayó de manera torpe sobre el auto. Ante tal descuido era obvio que el demonio
no lo hizo apropósito.
-¡Oh Lucifer!-chilló Trixi dándose cuenta de lo
que era.
-Por Galleis eso es…-la voz de Nicola fue
interrumpida por la de Jean.
-¡Úrsula!-llamó Jean frenando el vehículo por
reflejo.
La súcubo estaba deshecha, su ropa destrozada y
la sangre corría sobre su blanca piel. Ella con esfuerzo alzó la mirada, el
alivio se hizo evidente en sus ojos al divisar a los Wholferd. Jean aun sin
habla miró la pintura de su auto debajo de Úrsula…. Maldita fuera.
Jean impulsivamente movió la palanca de cambios
y retrocedió violentamente el automóvil, haciendo que los pasajeros se
sacudieran y Úrsula fuera arrojada contra el suelo de asfalto sin consideración.
Nicola y Trixi quedaron temporalmente aturdidos, pero la segunda no tardó en
recobrarse y…
-¡Úrsula! ¡¿¿Por qué coño hiciste eso??! –Gritó Trixi
antes de volverse a su hermana. La menor pelirroja por poco se arroja sobre la
mayor.
-¿por qué crees? había un bicho en mi capó-discutió
Jean con voz punzante.
Trixi suspiró y ladeó la cabeza, haciendo claro
que no se quedaría a discutir. Acto seguido bajó apresuradamente del auto para
comprobar a su novia.
-Que…-quiso saber Nicola volviéndose a su prima
en el asiento vecino.
-Después te explico-aseguró esta soltándose el
cinturón y bajando del auto, seguida de Nicola, quien aun estaba confundido.
En el exterior la mayor iluminación era la luz
de los faros del automóvil Wholferd. Ante ellos, estaba Úrsula.
La bella súcubo estaba en su forma totalmente
demoniaca, con sus alas negras, cuernos, garras y cola a la vista. Tenía la
ropa hecha girones y marcas de zarpazos por doquier cual arañador felino. Había
sido objeto de un ataque brutal. Jean solo pudo hacer una mueca de desagradó
ante la imagen, incluso ella sintió lastima por lo que vio.
Trixi, por otro lado estaba en el suelo
comprobando el estado de su novia, quien respiraba dificultosamente y aun
regurgitaba sangre cada tantos momentos.
-¡¿pero que te pasó?!-exigió Trixi
sosteniéndola entre sus brazos. Úrsula, temblorosa se mantenía casi vertical
por sus propios medios, no dejaba que Trixi la soportara-¿quién te hizo esto?
Jean no podía sorprenderse de que la voz de
Trixi sonara irascible y desesperada. Pero era extraño ver ese tipo de reacción
en alguien tan poco violento como su hermana… además era mucha la dualidad que
había entre sus claros deseos de venganza, el miedo por la salud de Úrsula y la
preocupación por esta.
-Eso no importa, solo necesito un momento-pidió
ella mientras luchaba por respirar.
Trixi se tragó sus ganas de insistir. No era el
tiempo ni el lugar.
-entonces lo tendrás en mi casa-declaró mirando
a sus mayores. Sus ojos pedían aprobación por parte de Jean, quien no pudo sino
aceptar con un gesto de la cabeza. Luego se dirigió a Nicola-ayúdame para
ponerla dentro, Nicola.
Nicola no sabía lo que pasaba pero siguió la
corriente. Jean a veces olvidaba que la vida amorosa de Trixi era tan
desconocida para él, como lo eran sus aventuras amorosas en Daggry Poxirr para
las hermanas Wholferd. Así pues, él tomó a la demonia al estilo nupcial y la
depositó en los asientos traseros con ayuda de Trixi.
Antes de que Nicola se fuera al asiento que le
correspondía Úrsula le extendió la mano, él la aceptó, por reflejo o educación,
lo hizo.
-un placer Nicola, soy la novia de Trixi-se
presentó ella, postrada a lo largo de los asientos, pero aun así se las arregló
para darle una amistosa sonrisa a Nicola-mi nombre es Úrsula Valentine.
Inmediatamente después Úrsula quedó
inconsciente.
Nicola luego de la presentación soltó la mano
de la mujer, sin poder articular palabra y con una expresión indescifrable. Se
volvió a Trixi, quien bajó la mirada con rubor en las mejillas.
Por los demonios mayores, Jean solo quería
llegar a casa y dormir.
La pseudodemonia
pelirroja continuó buscando entre la maleza, queriendo entrar pronto para darse
una ducha, dejar a Úrsula en alguna habitación para que agonizara tranquila e
irse a dormir.
Entonces, ella
encontró algo, un pequeño aviso de madera. Con su linterna en miniatura, Jean
lo iluminó encontrando unas letras talladas en rúnico, al leer en protonórdico
decía:
“Bienvenidos a Rodffrider”
Jean concibió
una sonrisa ante el nombre de su villa.
-Al fin. En
casa.
El sonido
de la voz de Digger era apenas más fuerte que el de las aspas del helicóptero.
Aleskandra se sorprendió de cuan ronca y varonil podía oírse su voz, ya que
Digger por lo general era de carácter y palabras más suaves que otros hombres
Drovlight.
-La
propiedad debe abarcar varias hectáreas y el edificio es bastante
impresionante, no me sorprendería que tenga una seguridad bien preparada,
dispuesta a darnos batalla-describió Digger desde el canal abierto de
comunicación-nadie más a entrado o salido de ese lugar desde que Scioli
ingresó.
-entiendo-Dijo
Aleskandra viendo desde la ventana del helicóptero la propiedad nombrada por su
compañero. La edificación donde ahora su objetivo se escondía era grande, con
forma de cuadrado y protegida por altos muros sólidos.
-Es todo lo
que puedo decir desde aquí-habló de nuevo Digger, quien desde su motocicleta
estaba no muy lejos del edificio, pero a una distancia prudencial desde la que
observar.
-que nos
dijeras la ubicación es suficiente-le aseguró Tatiana, quien estaba a la
derecha de su hermana menor y conducía el helicóptero.
-Sí, ya
recibimos lo que encontraron en Morgen Meiden-afirmó Aleskandra volviéndose a
la pantalla que tenía ante sí-Scioli tiene sucios secretos fiscales. Esta
propiedad no es suya, pero según la investigación hecha en casa… Fue puesto a
nombre de un colaborador suyo, a pesar que el dueño real es Scioli. Así
pretendía esconderse.
-Eso cuenta
como evasión fiscal y es un crimen-señaló Digger.
Tatiana
sobrevoló a gran altura, pero tenía muy claro donde estaba Digger, no
necesitaba verlo. Sus ojos platinados se entrecerraron mientras maquinaba las
implicaciones de la información suministrada por Aleskandra. Tatiana era una
mujer de ojos acero, tanto por su color como por el filo de su mirada, al
contrario que la hermana menor, quien era mejor para el liderazgo estatal,
Tatiana destacaba por su capacidad de recibir y ejecutar ordenes con precisión,
así como su maestría en habilidades técnicas de utilidad, entre ellas:
conducción de vehículos voladores. No era una Drovlight política, era un soldado.
Todo en ella era orientado a la utilidad, incluso su rubio cabello casi
plateado, cortado hasta por encima de los hombros, fue modelado para fines
prácticos, aunque tuviera buen estilo, solo un mechón fuera de lugar sobre su
rostro rompía esta regla sirviendo solo de complemento estético.
-No cabe
duda que así es, pero si nuestras suposiciones son correctas, es lo de
menos-comentó ella.
Aleskandra
asintió estando de acuerdo.
-Si tu casa
está llena de demonios, lo que menos va a importar es que hayas cometido
evasión fiscal-concluyó, pero luego sonrió maliciosamente-pero revelar todo
esto al público podría traerle muchos inconvenientes y eso no estaría mal.
-Es verdad.
Pero antes deberíamos hacernos cargo nosotros-opinó Digger-Algo me dice que la
policía podría impedirnos realizar correctamente nuestra misión, en el peor de
los casos, destruirían evidencias.
-Y Scioli
podría tener la oportunidad de migrar a otro refugio, no podemos correr el
riesgo de que se nos pierda de vista-dijo Tatiana volviéndose a Aleskandra,
como buscando su guía.
Aleskandra
frunció el ceño mirando agudamente al edificio sospechoso.
-Digger,
vigila hasta mañana, al atardecer, ellos nos
conocerán-declaró.
Jean soltó
un suspiro de placer, no había nada como un buen baño de agua caliente luego de
una extenuante jornada de trabajo. Sentía lentamente escapar la tensión de sus
músculos, sabía que el dolor no desaparecería tan pronto, pero bajo la ducha y
envuelta en las cálidas nubes de vapor, de alguna manera, incluso el dolor se
sentía bien.
Encontrar
la entrada al bunker no fue un gran problema, el asunto era que la trampilla
oculta no fue hecha para dejar entrar a nadie, originalmente solo era para
salir, pero con una pequeña modificación, de poseerse la llave se podía abrir
manualmente. Leonel probablemente había tenido planes de agregar también la
función automática para entrar, pero no vivió lo suficiente para concretar sus
proyectos.
Lo
siguiente fue llevar a Úrsula a la habitación de Trixi. Lo mejor que pudieron
hacer fue limpiarle la sangre ya que la súcubo no dejó que se ocuparan de sus
heridas, insistía en que estaba bien así. Aceptó la ropa que las Wholferd le
ofrecieron y casi sin hablar se enrolló en una esquina de la cama de Trixi…
Jean no necesitaba pensar mucho para notar que algo andaba mal, incluso con su
mente cansada por el largo día, estaba un poco preocupada por su cuñada… un
poco, solamente. La menor pseudodemonia hacia lo mejor que podía para no
agobiar mas a Úrsula, pero tenía escrito en la mirada que deseaba sacudirla
hasta que le dijese que coño había pasado.
Jean bien
pudo haberlo hecho, pero se reservó opiniones y acciones. Suponía que Úrsula no
las recibiría muy bien de su parte, por otro lado tampoco la mujer Wholferd se
sentía en plena condición de golpear a Úrsula hasta que esta hablara o se
desmayara.
La cazadora
completó su aseo. Tras secarse el cuerpo, aun sin ropa y sentada en el escusado
peinaba su todavía húmedo cabello. Los mechones eran gruesos, aunque
manejables, no se clasificaría como cabello de seda, pero se sentía suave
igualmente. La chica Wholferd aun se preguntaba como harían las féminas como
las gemelas Goldman para manejar sus largas y ondulantes melenas, solo imaginar
tener que peinar tal volumen de cabello le producía cansancio.
Entonces su
teléfono sonó. Jean se preguntó quién llamaría tan cerca del amanecer… ella
atendió y al oír la voz no le sorprendió:
Nolen.
-buenas
noches… o buenos días-saludó él.
-buenos
días-respondió ella cruzando las piernas mientras prestaba atención-sé qué
esperas noticias, pero no creí que sería tan pronto.
-no era mi
intención molestar-explicó Nolen como nervioso-supuse que estarías despierta
con todo el asunto de los Drovlight. Pero la verdad, más que noticias, quería
preguntarte algo.
-¿y que
es…?-inquirió ella con sorpresa al tiempo que se levantaba y ordenaba la ropa
que había desechado al entrar al baño.
-¿tienes
idea de donde esta Úrsula? Me refiero a su estado actual-dijo algo inesperado.
Jean se
quedó en silencio por unos segundos mirando a la nada, aun con su ropa en mano.
-Sí, tengo
bastante idea, está por aquí y ha tenido
mejores días-contestó ella con voz neutral. Un jadeó se escuchó al otro lado de
la línea, Jean hizo una mueca con la boca-¿hay algo que me quieras decir,
Nolen?
La tensión
se hizo evidente.
-Si… estaba
preocupado desde hace horas.
-si sabes
lo que le pasó sería conveniente que me lo explicaras-casi demandó ella
arrojando su ropa usada sobre la tapa del inodoro-la pobre demonia estaba hecha
un desastre.
Nolen
guardó silencio por unos instantes hasta que habló con voz furtiva.
-¿Trixi
anda por ahí?-preguntó.
-no, de
hecho no quiero saber lo que esté haciendo ahora-declaró la Wholferd anulando
pensamientos sobre su hermana y Úrsula.
El
semidemonio se tornó aliviado, solo con oír su voz Jean lo supo.
-Bien, me
preocupa que no atienda razones si sabe lo que hice-dijo el hombre.
Jean
frunció el ceño recostándose en la puerta de la ducha.
-¿qué es
tan malo para creer que Trixi se enojará?
-De camino
a mi casa, vi a Úrsula y Kent peleando, me refiero a una pelea de verdad, no
era ningún juego, se querían matar seguramente-confesó Nolen casi con
vergüenza-pero decidí continuar en vez de detenerme para ayudar.
…
-ahora
entiendo-dijo Jean, no sorprendida de la razón tras el estado de Úrsula, pero
no demasiado complacida por la inacción de Nolen-¿por qué no hiciste nada?
Tenía la impresión de que te agradaba Úrsula. Aunque bien lo que a ella le pasé
no tiene que ser tu problema.
-puede ser,
pero si te estoy hablando de eso ahora es por qué aunque sea un poco me preocupé.
-¿por qué
la dejaste atrás?-repitió la pelirroja con firmeza.
Nolen
apretó los dientes.
-Veníamos
de pasar el rato en el alcantarillado demoniaco, mis hermanas estaban ebrias,
ni siquiera eran conscientes-comenzó él manteniendo una voz plana, pero lentamente
se oía mas y mas inquieto-no quería correr el riesgo de encontrarme a Anastasia
por casualidad… tampoco quería poner a prueba a sus subordinados, es decir, no
sé qué tipo de demonios puedan estar bajo su mando y dudo poder derrotar con
facilidad a sus ejércitos por mi cuenta. Incluso si los derroto, yo podría no
salir muy bien del encuentro.
Nolen
hablaba del asunto como si describiera su propio funeral.
-Eres un
L’Enfer Nolen, si Anastasia puede intimidar a ese montón de cobardes tú
también-discutió ella.
-No lo sé
con seguridad, soy superior a muchos demonios, pero tal como estoy, podría no
ser suficiente-se escuchaba enojado y frustrado-no llevo la misma dieta que
Anastasia, no soy como ella…. No lo soy.
Jean
procesó sus argumentos, dejando a Nolen en la incertidumbre del silencio.
-¿qué tal
como estas no puedes?-repitió pasmada la cazadora-¿donde fue la confianza que
tenias la primera vez que la matriarca apareció? ¿Ahora tienes miedo?
-esto es
diferente, ella…
-¿dime,
tienes miedo?
-yo…
-¡habla!
¿Le temes a Anastasia? Si es así, no andes con orgullos y dime por qué…
Nolen gruñó
y exclamó:
-Bien, Lo
hago, ¡por supuesto que le tengo miedo!-Jean se alejó un poco del teléfono ante
el arrebato del semidemonio. Él no esperaba actuar así, pero no se molestó en
pedir disculpas, en vez de eso continuó-Hoy vi a Anastasia, ella me estaba
espiando y ni pude sentirla hasta que la vi… cuando me enfrenté a ella, pude
percibir algo, no era su energía demoniaca, Anastasia es muy buena ocultándola,
lo ha demostrado. Lo que sentí… era mi
instinto avisándome de que debía retroceder, me decía que si luchábamos era
casi seguro que yo sería derrotado. Sonara raro, pero ese instinto nunca me ha
fallado y no quiero arriesgarme.
Jean
suspiró, no le daba tranquilidad nada de lo que oía, ella esperaba que Nolen
cuando menos pudiera defenderse adecuadamente en una lucha frontal, pero
incluso eso… ella misma sabia cuan peligrosa era Anastasia, pero la cosa
parecía peor de lo que pintaba antes.
-¿Cómo es
posible? Es claro que son diferentes, pero dime por qué-pidió con cansancio.
-los
L’Enfer se alimentan de energía viva, especialmente demoniaca, yo rara vez lo
hago, para evitar problemas, me conformo con comida normal-hizo saber casi
deprimido, dejando de lado su estado alterado y pasando a sentirse impotente-eso
me mantiene lo suficientemente sano, pero no en perfecto estado. Anastasia no
tiene reparos, no creo que haga falta decirlo, así que consume cuanto necesita
para poder usar sus habilidades a nivel óptimo.
Jean
resopló, vaya problema tenia, para alcanzar a Anastasia, Nolen estaría forzado
a… la pelirroja maldijo por lo bajo.
Una
perspectiva aciaga.
-entonces…
¿eso qué dijiste, sobre que me protegerías y pelearías, eran solo
fanfarronadas?-masculló ella.
Por lo que
se oyó en la línea, parecía que algo se le había atascado en la garganta a
Nolen. Le costó volver a hablar, pero cuando lo hizo, se le escuchó una
determinación ardiente, pero que también estaba teñida con profunda
desesperación.
-¡No, claro
que no!-negó con fervor que llamó la atención de Jean-podré tener miedo, podré
ser débil ahora, ¡pero yo juré que me opondría a la Matriarca! Detesto esto,
pero lo haré, cumpliré lo que dije y protegeré lo que me importa, incluso si
eso significa tomar la vida de personas aleatorias para alimentarme…
Jean se
abstuvo de hablar por un largo momento. Ella no quería ver a Nolen convertirse
en algo semejante a la matriarca, pero si era necesario para el bien mayor….
Solo imaginarlo tomar las actitudes de su hermana le hacía sentir enferma,
quería que hubiera otro modo, pero cualquier otra posibilidad era de hecho peor
que la ya mencionada. Jean se consideraba alguien en cierto modo sucia, así que
no le importaba ensuciarse más, pero Nolen no era ese tipo de persona, él solo
quería existir tranquilamente sin ser molestado. La mujer Wholferd podía
asegurar casi sin temor al error, que Nolen jamás hizo daño más que para
preservar su integridad. Incluso sacrificó sus capacidades a cambio de gozar
una vida más tranquila, sin enfrentarse a otros sacrificándolos para
fortalecerse, contentándose solo con lo que lo mantuviera sano.
Jean se
mordió el labio inferior.
-Pues… si
piensas hacer eso, que sea pronto-pidió ella cabizbaja, diciendo algo
necesario, aunque las palabras le vinieran como un trago amargo-porque si la
brecha entre tú y tu hermana es tan grande como la describes, no estás a salvo
en absoluto. Me preocupa que de un momento a otro, Anastasia decida sacarte del
camino, porque si eso pasa, tal como te encuentras; estarás perdido.
-haré lo
mejor que pueda, tengo mucho que perder y no lo voy a arriesgar-expresó sin el
fervor antes mostrado.
-Una cosa
más.
Nolen
guardó silencio prestándole atención. Jean miró la bella madera de la puerta
del baño en frente de ella, como si fuera el propio chico Goldman. Entonces habló
con una solemnidad digna de un juramento:
-Prométeme
algo-ella comenzó-no importa lo que pase, no importa lo que hagas, nunca dejes
que tu mente se convierta en algo siquiera semejante a Anastasia. Nunca.
Nolen,
luego de contener el aliento respondió: lo
prometo.
Jean miró
su reloj, habían pasado diez minutos desde su salida del baño. Trixi estaba
probablemente dormida. La pelirroja mayor entonces hizo lo que ella y Nicola
acordaron, sin mediar palabra, era un procedimiento estándar para ambos: ella
asistió el encuentro en la habitación de su primo.
Ingresó por
la puerta dejada intencionalmente sin seguro y la cerró detrás de sí
nuevamente. Era oscuro, sin duda, pero ella se sabía la ruta hacia la cama
doble donde reposaba el gran hombre. Nicola no conciliaría el sueño solo, así
que Jean siempre tenía que hacerle compañía, normalmente luego de que Trixi
estuviera dormida, por si cosas
adicionales pasaban. Las pesadillas recurrentes del Wholferd eran una
piedra en su zapato, aun así; Jean no tenía muchas objeciones ante las
peticiones de este para que ella le acompañara en las noches.
Nicola ya
le había dejado un hueco donde recostarse, ella sin reparo lo tomó. Se metió
bajo las sabanas y acercó a su primo. Cuando sintió los brazos del vikingo
abrazándola, nada fuera de lo normal, hasta que…
-Nicola,
casi son las seis de la mañana-se quejó ella, al sentir las manos del chico
Wholferd debajo del pijama, en su espalda.
-¿Eso qué
importa?-preguntó él con voz ronca. Jean veía solo dos grandes orbes amarillos
que la miraba en la penumbra-esto te ayudara a dormir más profundamente…
-Enserio,
no…
Ella iba a
apartarse, pero Nicola se adelantó, haciendo que de algún modo, el intento de
Jean por alejarse, acabara en una postura muy sugestiva. Nicola se posicionó
sobre ella, consiguiendo un lugar entre sus cuatro miembros, convenientemente
separados por los audaces movimientos del chico, dejando el tronco de Jean
indefenso.
-quiéreme
un poco, hace tiempo que no estamos así-pidió atrapando a Jean bajo su cuerpo.
La cazadora no tenía muchas opciones, el tamaño de Nicola hacia que fuera muy
envolvente a diferencia de Nolen, dejándolo fuertemente acoplado sobre todo el
cuerpo de Jean.
-No tengo
interés ahora-dijo ella teniendo dificultades para ignorar la enorme erección
que Nicola le “mostraba” a su entrepierna a través de la ropa.
-No me
mientas-regañó él con voz divertida.
Nicola al
estudiar la piel de Jean bajo la ropa de dormir, terminó rompiendo los botones
del pijama, dejando el pecho de esta sin protección. Ella jadeó cuando un
escalofrío le recorrió la espina… como los dedos de Nicola, que anduvieron por
cada una de sus vertebras hasta llegar justo a la medula tras la nuca de la
pseudodemonia, un punto malditamente sensible. Al mismo tiempo le hacía
cosquillas con la barba y los labios en las zonas más sensibles de su cuello.
-Si esto no
te hace responder, es que estas muerta-comentó el vikingo haciéndola sentir
cada fibra de su solida complexión.
Jean cerró
la boca para no jadear y apretó los dientes, toda la sangre se iba a sus
mejillas y su entrepierna la traicionaba…
-Es
enserio, si no te quitas me voy a enojar-regañó.
Vamos, desde aquí hasta yo me he excitado con
tu reacción, ¡Y eso que no tengo ni cuerpo físico ahora mismo!-le dijo Adon en su mente.
¿¡De qué lado estas!? ¡Me jodes hasta que
termino enrollada con Nolen y ahora me incitas a que tenga sexo con Nicola!
Adon
carcajeó.
Nolen me agrada, pero yo no estoy del lado de
ninguno. Solo te incito a hacer lo que deseas hacer.
Maldita lagartija, sabes aparecer cuando menos
quiero conversaciones mentales.
Si estoy del lado de alguien, seria del tuyo.
Diviértete con Nicola, la tiene más grande que Nolen.
Jean deseó
darle una patada, pero tenía problemas más inmediatos.
Nicola la
besó.
El hombre
pelirrojo en apariencia era grande y a la vista del público, usualmente
antipático, pero se podría decir que en la intimidad era muy mimoso. El beso
era tan dulce que Jean no pudo rechazarlo, por más que en su cabeza pensara que
era mala idea… su cuerpo respondía por decisión propia, negándole a la mente
tomar las riendas. Jean apretó la tela del pijama de Nicola en su espalda, pero
no estaba claro si era para tirar de él hacia sí misma o tratar de alejarlo.
Cuando hubo
terminado Nicola la miró con ganas de ir más lejos, pero encontró a Jean con
una mirada no tan de acuerdo con este deseo. El pelirrojo se dio cuenta que las
cosas no cuadraban…
-ya
enserio, deja de provocarme, no quiero hacerlo-dijo con toda su voluntad.
Nicola se
mostró impactado.
-pero si
estas moj…
-lo sé
mejor que tu, es mi cuerpo te recuerdo-interrumpió ella volteando la cara,
tratando de ocultar un poco su sonrojo.
Nicola al
verse rechazado, fue tomado completamente desprevenido. Su ceño se estremeció y
sus labios se entreabrieron buscando alguna replica, ante la indisposición de
Jean.
-¿Es Nolen
verdad?-preguntó con un nudo en la garganta.
Jean tragó
profundamente, pero asintió a pesar de Nicola.
-No me
parece bien hacer esto.
Nicola le
dedicó una mirada que bien podría significar que acaba de ser abofeteado. Una
imagen nada grata, el orgulloso Wholferd, con sus ojos cubiertos por cabellos
rebeldes, transmitiendo un aura de desasosiego. Jean entonces sintió un hueco
en el estomago…. El Wholferd apartó los ojos y estaba por bajar del cuerpo de
Jean, cuando su prima envolvió ambos brazos en su cuello, para acto seguido
besarlo nuevamente, esta vez, dejando a Nicola tan impactado que no pudo ni
corresponder. Ella no pudo evitarlo.
No pudo.
De verdad
que no.
Aunque fue
un beso reconfortante, no duró mucho. Cuando acabó, Nicola la miraba fijamente
con ojos como faros, no muy seguro de que hacer o que decir. Jean hizo un mohín
y se dio la vuelta, quedando de lado ante el cuerpo de su primo, una posición
usual para dormir.
-por hoy,
déjalo así. Al menos permite que el semen de Nolen se seque, maldita sea-dijo ella.
Nicola
suspiró frustrado, pero accedió. Se recostó tras la espalda de su prima y la
abrazó desde ahí. Jean no podía negar que le gustaba mucho la sensación de
calor que transmitía, así que no habló y estuvo lista para quedar dormida
cuando la voz aterciopelada de Nicola irrumpió:
-¿Al menos
me la puedes jalar?-su aliento en la
nuca la hizo estremecer y erizar el vello.
-No-respondió,
forzando una voz dura.