lunes, 27 de octubre de 2014

El edén del infierno: Acto 1-Capitulo 2

2-Vida familiar

J
ean Wholferd aceleró el paso, había dejado la casa para encargarse del exterminio de unos demonios idiotas en el hogar de un sujeto cuyo nombre había olvidado, no le hacía falta recordarlo, lo único que necesitaba recordar era como contar los billetes que aquel trabajo representaba.  Pero tras acabar decidió divertirse un poco más en la discoteca “Rosa nocturna” solo que no contaba con encontrar a una bestia como Jennifer Goldman en su camino. De momento solo podía esperar llegar y  desear no causar mucho revuelo en Félix por su desaparición y la de la camioneta.
-sabes que le dará un ataque-escucho la voz de su demonio adjunto a través de su alma cristalina.
-ni que eso importase Adon-respondió viendo el camino oscuro, a esas horas ya nadie surcaba la calle.
-de todas maneras es molesto-insistió.
-no habrá que soportarlo mucho más, una vez que consiga su maldito dinero podrá mudarse de una vez por todas.
-eso es algo desagradecido Jean-regaño. Ella solo pudo reírse por la voz levemente irritada del demonio.
-no quiero un sermón, más bien él es el que debería agradecer, le dimos hogar por todos estos años-expreso y cruzo en la esquina-¿crees que a alguien más le hubiera interesado el destino penoso de Félix Wholferd?
-a mí sí.
-ni siquiera estabas ahí, joder.
Jean recordaba que para poder ponerle las manos a la herencia de sus padres, necesitaba que un adulto la supervisara a ella y a su joven hermana. En aquel momento Félix era ideal, no tendría una opción mejor, no luego de su transgresión contra los pseudodemonios y especialmente contra la familia Wholferd. Realmente esa fue la única razón por la que Jean lo dejó quedar en su casa, ello, un poco de lastima y algo más….
Los detalles habían sido algo confusos pero por lo que sabía, Félix había sido un idiota, estaba enamorado de una demonia y esta lo cegó al punto de ayudarla a abrir un portal a la dimensión demoniaca (para quien sabe qué), una horda de bestias salió y causaron caos por toda la zona. Los demonios y pseudodemonios repelieron el ataque, pero había sido demasiada masacre de todas maneras. Félix fue juzgado por traición, pero consiguió la clemencia milagrosamente por razones que Jean ignoraba, de ahí en adelante la deshora cayó sobre su nombre y ningún alma bondadosa estaba dispuesta ayudarle.
Claro, a acepción de ella.
-pero me cae bien.
-a ti te cae bien todo el mundo-le espeto Jean-hasta un podrida y arrastrada rata inmunda te despertaría simpatía.

Cuando llego aparcó el vehículo en el garaje, su casa se veía como las demás de la zona, de madera, dos pisos, jardines decorativos y un farol justo en frente. Jean se precipitó a la puerta, la abrió audaz y entró a la casa sombría, las paredes a pesar de ser blancas no escapaban de la oscuridad, vio la luz de la cocina y se apresuró por el pasillo hasta la escalera en la sala. Subió a largas zancadas hasta llegar al otro piso, de ahí caminó a hurtadillas, en el momento que alcanzo su habitación la abrió con cuidado.
Y estuvo a punto de proferir un chillido, había una figura parada de brazos cruzados junto a la ventana, entonces la reconoció. Jean cerró la puerta y encendió la luz.
Trixi Wholferd.
-¿es algo tarde sabes?-dijo ella con voz neutra.
Jean no hizo gran caso a su hermana, fastidiada se movió hacia su armario y busco la pijama.
-seguramente-respondió tirando una bata color crema en la cama al empezar a desvestirse.
-las cuatro de la mañana-precisó Trixi-no ha sido divertido esperarte.
 -no todo en la vida lo es.
Trixi arrugo la nariz, Jean divertida reparo en que se parecía a ella: ojos amarillos aunque más grandes, contextura veloz, piel pálida y cabello rojo, pero el suyo era corto hasta los hombros, mas liso y peinado de lado.
-maldición Jean, me asustaste, sabes que las cosas no están muy bien por aquí últimamente-reprendió.
-tiene razón-dijo Adon.
-cállate-lo silenció Jean terminando de vestirse, miro a su hermana-bien, lo siento, sucedieron cosas imprevistas hoy…
-pasan muy a menudo en realidad-contradijo Trixi dejando de cruzar los brazos-asumo que sabrás que mañana tienes una riña pendiente con Félix.
-estoy segura, se manejarlo-declaro y se tiró en la cama, un dolor le recorrió la espina dorsal, maldijo al demonio que la había golpeado esa noche-Félix es un inconveniente menor, Trixi.
-¿al menos hiciste lo que debías?-reclamo acercándose a la cama.
-aquí está-dijo Jean y se sacó un fajo de billetes que le arrojo a su hermanita, Trixi sin esfuerzo losa atajo y examino-cumplo con mi obligación, no veo razón para estas reprimendas estúpidas.
-¿esperas que te alague y traiga fuegos artificiales cada vez que regreses a las cuatro de la mañana?
-simplemente espero que no me jodas-negó Jean pacientemente.
La menor de las Wholferd suspiro largamente, se inclinó sobre Jean sostenida con los brazos y la beso en la mejilla, luego la miro a los ojos. Jean casi se sintió mal de preocuparla tanto.
-solo quiero que tengas cuidado, no quedamos muchos aquí-expreso ahora calmada, de hecho sonaba dulce-buenas noches.
-buenas noches-mascullo Jean y le regreso el beso en la mejilla. A continuación Trixi se levantó y salió de la habitación.
Si… “no quedamos muchos aquí” Jean habría querido agregar “gracias a Félix”

Jessica Goldman abrió los ojos siendo segada por la luz matutina, se cubrió la cara molesta consigo misma por no haber visto la inevitable resaca venir mientras estaba borracha. La cabeza le daba vueltas como una lavadora y tenía recuerdos algo vagos sobre cómo había llegado a la cama.
Enfoco finalmente los ojos y logro ver a Jennifer aun dormida en la otra cama, su habitación era pequeña color blanco, con dos armarios y dos camas. Jessica se puso de pie en la alfombra cuidando sus reflejos para no caer, ante ella, además, estaba Ion dormido plácidamente en una colchoneta, revolviéndose de un lado al otro. Jessica se asomó por la ventana abierta con cortinas ondeantes y vio la cerca de ladrillo que finalizaba el patio de la casa, desde el segundo piso se divisaba el callejón que dividía las paredes traseras de las viviendas y las copas de los arboles verde vibrante que se erguían en algunos patios.
Al acostumbrarse a la luz se paró junto a su gemela y la sacudió por un hombro.
-Jennifer, reacciona-exigió, la mujer entre abrió los ojos y estos enfocaron a Jessica con enorme dificultad.
-que maldito día es….-quiso saber ella sentándose mientras sostenía su cabeza.
-sábado…. Creo-respondió.
-¿qué diablos hice Jessie? Siento que un auto me paso por encima-declaro levantándose con ayuda de su hermana.
Jessica tomo el reloj y aliviada noto que eran las once de la mañana, no era tan tarde como temía.
-seguramente dormiste doblada o peleaste con alguien-le respondió a su hermana poniendo el reloj de nuevo en el suelo.
-bueno, despierta a Teddy, tengo un hambre atroz-dijo Jennifer haciendo ejercicio con el cuello.
-claro, ve por el desayuno-sugirió estirando los brazos.
Jennifer salió enseguida y Jessica se inclinó sobre su novio, lo contemplo primero, lucia adorable al dormir tan profundo, ella pensó que sin duda Jane tenía sus razones para apodarlo “Teddy” por ser un nombre común en ositos de peluche, aunque a Ion le resultaba un apodo humillante.
-¡Ion! Despierta-pidió dándole palmadas en el rostro, el hombre despertó de golpe y asustado retrocedió golpeándose la cabeza con la cama.
Jessica no pudo evitar reír, Ion maldijo y se masajeo la cabeza con una expresión deformada por el dolor.
-¡Jessie! ¡Perra!-su gemido se ahogó.
-sabes que en mi caso es literal-le recordó ella y le dio una caricia donde se había golpeado, esto lo calmó y milagrosamente casi borró su enojo-vamos a desayunar.
Jessica lo beso levemente y se puso de pie.

Jennifer al darse cuenta de que tanto ella como Jessica no habían amanecido con la misma ropa, se enrojeció violentamente, sabía que alguno de los chicos las había cambiado, esperaba que fuera Nolen… la idea de Teddy mirándola desnuda estando ebria resultaba incomoda, agradeció estar sola en el pasillo para que nadie pudiera ver su sonrojo. Titus subió las escaleras corriendo y se revolcó en sus piernas, ella sonriendo lo correspondió con los pies, acariciando su cabeza, antes de continuar el camino.
Titus era un gato “aparentemente”, en realidad era un ser demoniaco, su especie no tenía un nombre formal, algunas creaturas demoniacas de nacimiento “aleatorio”, nunca lo tenían. Solo sabían que al transformarse parecía una gran bestia bípeda, que se podría describir como un felino hombre araña.
La gemelas Goldman lo habían salvado de una horrenda muerte aplastado por un camión cuando era bebe, Jessica corrió cuando lo vio tirado en la carretera, lo protegió recibiendo ella el choque con valentía admirable. El conductor bajo aterrado pensando que encontraría un cadáver, pero lo único que vio fue a Jessica algo desorientada y con una herida en la cabeza. El sujeto estaba boquiabierto y aterrado cuando ella se levantó como si nada hubiera pasado y miro al gatito negro en sus manos.
Jennifer se había preparado para hacer pedazos al conductor, alguien que hubiera presenciado tal cosa no podía seguir viviendo, no después de ver los dotes demoniacos de Jessica. Los ojos del hombre se habían encontrado con los de Jane, ella espero que el tipo gritara para atacar, pero en vez de eso, el tipo miro conmovido a Jessica abrazando al gatito entre los brazos y luego volvió al vehículo.
Jennifer al ver los ojos de aquel hombre, supo con certeza que él no hablaría. Solo por eso, lo dejo vivir.
Jennifer se apresuró a servir el desayuno y sentarse a saciar el hambre que la hostigaba desde la madrugada. Poco después los demás bajaron también, cuando todos estaban en la mesa Jessica dijo:
-¿qué demonios hicimos anoche? Porque me siento extraña.
Ion hizo una mueca probando el cereal, Nolen se rio entre dientes, eso a Jennifer le sonaba a que las cosas no habían sido buenas.
-Jane bailo desnuda y luego tuvo sexo con Tristán Graham-expuso Ion tomando algo de jugo.
Los ojos de las chicas se salieron de sus orbitas, en especial Jennifer cuya cara repentinamente pareció enferma, y no solo por la resaca….
-¡no! ¡Tristán Graham no!-exclamo con voz aguda y cara pálida como la muerte.
Ion exploto en risa, tornándose rojo debido a esta, Nolen apretó los labios para no unirse, Jessica dejo caer los hombros mirándolo con desaprobación. En tanto Jennifer tenía semblante de potencial asesina.
-era broma, esos tipos ni siquiera fueron-expuso Ion.
-eso fue bastante cruel-le recordó Jessie.
-bastardo Teddy, juega otra de esas y me asegurare que no puedas volver a acostarte con Jessica.
-agradézcanle a “esa chica” que sus resacas hubiera sido peores de no ser por ella, ¿y quién sabe que hubieran hecho?-las calmo Nolen. Pero solo logro que Jennifer le dedicara un gruñido.

Jean despertó cerca del mediodía, estaba agotada aun, pero tenía la gratificación de haber terminado el trabajo, todas sus necesidades dependían de ello. Se vistió tomándose su tiempo, peino su cabello rojo y bajo usando pantalones de tela y una camisa manga corta, llego a la cocina donde Trixi cocinaba tortitas y Félix leía el periódico en la mesa de vidrio.
Jean no lo miro y se sentó en la mesa, poso la cabeza en el hueco de su mano y miro hacia la ventana sobre el lavaplatos. Trixi sirvió la comida algo incomoda por como miraba a Félix. Jean comió como si nada hubiera pasado y luego cuando termino de comer y lavar su plato, estaba a punto de marcharse, pero Félix la detuvo.
-¿a dónde crees que vas Jean?-pregunto, ella ya le había dado la espalda, no se molestó en voltear.
Félix era un hombre al que ya se le pasaban los años, debía tener cincuenta o más, el cabello lo tenía casi totalmente canoso aunque una vez fue rojizo, similar al de Jean y Trixi. El hombre mayor tenía ojos color avellana y piel morena para los estándares, era una cosa rara en los Wholferd. Las arrugas comenzaban a vérsele marcadas como pequeños surcos, dándole a su ceño aspecto fruncido casi siempre.
-¿a llamar a Angélica?-respondió ella.
-¿sabes dónde estuvo mi auto ayer en la noche?-pregunto.
-dando una vuelta.
-¿¿Jean Wholferd piensas matarme?? ¡Volviste casi al amanecer! Desapareciste mi auto y ya temíamos que….-su voz subió de tono.
-deja la ridiculez, sabes que siempre vuelvo así sea al amanecer-reclamo Jean volviéndose-en mi trabajo hasta hoy no me han enviado demonio que no pueda manejar.
-no seas tan egocéntrica.
-no es mi culpa que tú seas una vergüenza para los Wholferd.
Félix atónito quedo mudo. Trixi trago nerviosa.
-eso fue un golpe bajo.
-siempre golpeo bajo-le recordó Jean-Félix, siempre he odiado a los que se venden a sí mismos…. No me importa lo que digas, no veo la hora en la que te paguen, tomes tus cacharos y dejes mi casa.
-¡Jean! ¿Qué carajo te pasa?-intervino Trixi consternada, la cara de Félix se hundía en el dolor, Jean casi se sintió como si tuviera hielo en las venas, pues no le importaba en lo absoluto lo que sintiera el viejo.
-digo la verdad, si ya terminaste de reprenderme, iré a llamar a Angélica-dijo ella y salió seguida de su hermana.
-a veces me pregunto porque soy tu demonio adjunto-oyó murmurar a Adon en su alma cristalina, Jean entorno los ojos cerrando su mano sobre el colgante donde estaba el dije, que poseía al demonio en su interior.
-yo también me lo pregunto a veces-mascullo.
-¡¿en qué piensas?!-exclamo Trixi airadamente cruzándose en el camino de Jean. No respondió-¡gracias a Félix nosotras estamos aquí! ¡Es como nuestro padre!
-tú no conociste a nuestro padre-espeto Jean frunciendo el entrecejo-¡pues olvidaste el detalle que gracias a nosotras él tiene donde vivir! No voy a perder mi tiempo sintiendo lastima por alguien tan deshonroso que fue rechazado por su familia.
-Jean….
-a un lado-pidió y siguió su camino, rodeando del paso a su hermana.
Volvió a su habitación y se sentó en la cama, saco el celular y marco a Angélica. El sonido del repique la molestaba así que lo puso en altavoz y se dedicó a observar el celular sonando.
-¿Jean?
-¿Angélica, tienes algo que hacer?
-¿además de jugar videojuegos? No.
-entonces ven a mi casa, estoy aburrida.
-pasare por ahí, espera.
Jean bajo rápidamente las escaleras para esperar a su amiga, pero repentinamente vio a una figura inesperada y un tanto indeseada, al menos para ella.
Úrsula Valentine.
-¿por dónde entrantes?-pregunto Jean a la defensiva, la mujer le bloqueaba el final de las escaleras.
-¿te suenan las ventanas? Escabullirme en tu casa resulta atrayentemente fácil cuando Trixi me deja las puertas abiertas-dijo ella sonriendo de modo tan encantador, que a Jean la hizo sentirse enferma.
Úrsula era de su altura y delgada, cabello negro liso con mechas rojas, sus ojos relucían color jade y su piel parecía mármol. Usaba un vestido negro con una falda corta acompañadas de botas. Esa creatura que aparentemente era bella, resultaba que para Jean era uno de los seres más molestos sobre la faz del planeta, y para su desgracia…. También era la novia de Trixi.
-debo recordarle a Trixi que otra cosa que no seas tú podría entrar, es más, Félix podría verte y sufrir un infarto-recrimino ella.
-¿quién dice que me verá?-contradijo ella con un gesto de la mano, indicando indiferencia-por si fuera poco, si muriera quizás fuera un favor para ti.
-solo lo quiero fuera de aquí, no muerto, súcubo-espeto ella irritada, Úrsula viro los ojos-¿y repíteme porque te dejo entrar a mi casa?
Úrsula se rio entre dientes y dio unos pasos en dirección a Jean, ella percibió un horrendo escalofrió recorrerle la espalda cuando Úrsula le acarició la mejilla, eso le recordaba porque no gustaba de estar cerca, las súcubos no son los seres más sexualmente reprimidos. Jean no se movió, pero su mirada amenazaba a Úrsula.
-porque Trixi me adora ¿recuerdas? no puedes echarme sin que te odie-le recordó con voz bella-yo la amo y aunque quisieras impedirme entrar, créeme que encontraría la forma e incluso-los ojos de Úrsula de pronto se tornaron rojos y sus pupilas humanas se volvieron delgadas como las de un lagarto-te mataría si te interpusieras….
-seguro-dijo Jean mordaz y apartando la mano de la chica con una suya-si lo intentaras…
-Jean-la reprendió Adon. Le dijo que se callara mentalmente.
-¡Úrsula!-oyó exclamar a Trixi, al salir del pasillo y ver a la mujer.
La hermana de Jean corrió y en un segundo envolvió en sus brazos a Úrsula, ella la correspondió con una ternura que hacía que Jean se reprendiera por apenas tolerar la relación. Siempre se notaba muy feliz a Trixi en estos encuentros, cosa que le recordaba a Jean no arruinar el momento.
-Trixi, que bueno verte, pensaba venir ayer… pero estaba algo ocupada-aseguro Úrsula.
-no importa, estaba esperando-celebro Trixi, se separó y Jean se forzó a cubrirse entonces-¿que estaban hablado?
Le causaba estrés ver cuando se besaran, solo duro un momento, así que pudo calmarse. Úrsula mantenía la nariz en el cabello de la chica mientras que una de sus manos acariciaba uno de sus brazos delgados.
-nada importante, solo cosas de cómo les va aquí-aseguro Úrsula mirando a Jean-¿verdad?
Jean recordó los ojos de súcubo que le había mostrado en amenaza, entonces les dedico una sonrisa medio fingida a las dos.
-sí, eso mismo-aceptó-nos veremos después.

-oh por….. ¡No sé cómo lo soportas Jean! Esa demonia me pone enferma-le dijo Angélica.
Tras comprar un helado se habían sentado en unas bancas de un parque cercano, comían helado y disfrutaban de la vista a la sombra de los árboles.
-ella pone enferma a mucha gente cuando putea e invade el espacio personal como una perfecta golfa-le recordó Jean y lamió la barquilla-aunque no es tan mala, no se la puede culpar, ¿qué más esperarías de un súcubo?
-¿que se comportara mejor? Si es bisexual al menos debería intentar no asustarnos-espeto Angélica-además, no necesariamente tendría que joder todo el tiempo, Kent es un incubo y no es tan necio.
-pero Kent es tu gigoló personal.
-no es lo mismo.
Angélica era una semidemonia que Jean había conocido al mudarse a la casa de sus padres, era la única creatura demoniaca a la que podía llamar su amiga. Era algo más baja, con cabello largo rubio y cortado casi a la cadera, ojos marrón claro y piel medio bronceada, siempre vestía jeans ajustados y sudaderas, esta vez la llevaba abierta con una camisa negra y un gorro de igual color.
-no puedo creer que le pagues-le hizo saber Jean.
-los íncubos no son lo mismo que los hombres ordinarios, además, es mejor tener un “amigo con derechos” que a una basura que no sirve para nada, como muchos chicos son por aquí-mascullo mordiendo la barquilla.
-por como lo dices, no debería sorprendernos el que Trixi sea lesbiana.

Jessica contaba con una lista en la mano, Jennifer aburridamente colocaba los CD que estaban en una caja de cartón en el mostrador, todo debía estar impecable, por más que les gustara pasar su tiempo divirtiéndose en la calle, no podían evadir sus responsabilidades. Sin comida no hay vida y sin vida no hay fiesta, de modo que trabajar era más obligatorio que opcional. Desde que se habían mudado las cosas les iban bien, el dinero que trajeron les permitió abrir rápidamente una tienda de música en el primer piso de su casa, afortunadamente consiguieron establecerse en una buena zona comercial, siempre habían personas yendo de un lado al otro por la acera del frente, al menos hasta las ocho de la noche cuando repentinamente toda alma desaparecía sin dejar rastro.
-¿dónde se fue Nolen?-pregunto Jessica haciendo inventario de todo lo que Jennifer colocaba en venta.
-asumo que está comprando algo necesario, hace falta un bombillo en el sótano-dijo su hermana escribiendo en su lista.
-¿segura que no quieres que Teddy se quede?-alego Jennifer tomando la caja y dirigiéndose a la puerta junto a la caja registradora, que conducía fuera de la tienda y las llevaba a la casa. Jessica la siguió.
-sabes que tiene su propia casa, además que estando aquí no me concentraría en trabajar.
-que cachonda eres.
-lo tomare como un alago-señalo sonriéndole con malicia, Jane se rio bajo tirando la caja en el rincón de las cajas vacías.
-al menos tienes un novio y no un centenar de amantes, odiaría que la tienda estuviera infestada de ellos.
-soy cachonda no puta Jane-dijo dirigiéndose a la cocina de bellas paredes blancas y se sentó en la mesa marrón barniz.
-olvide que esa soy yo-bromeo Jennifer sacando de la despensa galletas de chocolate, antes de sentarse con su gemela y ofrecerle.
-¿tu? Tú eres más pura que las paredes de un sanatorio metal en comparación que “esa chica”-replico Jessica tomando galletas y llevándoselas a la boca.
Jennifer sintió que le pisaban los intestinos al oír aquello, Jessica sonrió casi disculpándose al ver su cara.
-siento si te arruiné la comida-agrego encogiéndose de hombros.
-¿aún me pregunto por qué no puedo conseguir a una persona algo así como Teddy? Odio las miradas lascivas de los demonios como Graham o los putos vendedores de verduras en las esquinas-se quejó comiendo nuevamente.
-¿te fijas en los vendedores de verduras?-farfullo atónita.
-no, pero desde el día que lo hice por casualidad, odio ir a comprar las malditas verduras-dijo agriamente-pero el punto es que, no encuentro un ser viviente que me parezca deseable.
-físicamente sí, pero de tu tipo….
-que me guste realmente no y además mis opciones son limitadas….
Jennifer se sintió arrinconada al recordar que los demonios solo podían procrear con los de su propia especie, especies muy próximas a ellos o humanos…. No había muchos de la especie de Jennifer rondando las calles y los humanos nunca le parecieron una opción.
Ella nunca se volvió a sentir humana desde que su vida dio un giro radical años atrás, y nunca podría volver a hacerlo porque no lo era y nunca lo fue, se sentía al principio una aberración, algo maldito, pero al pasar el tiempo esa sensación decayó lentamente.
Desear ser lo que no era no la ayudaría, en sus primeros años fue criada como una niña ordinaria, pero no importa cuánto trataron de suprimir su naturaleza, fue imposible y eso solo trajo problemas cuando sus dotes demoniacos comenzaron a aparecer por sí mismos. Fue como amarrar las alas de una mariposa mientras esta intentase salir del capullo. La tristeza de resultar ser un ser demoniaco era terrible, pero con el tiempo, vio que no era tan malo, que no necesitaba ser un humano para ser feliz.
Eligio pensar en lo que resulto positivo de todo aquello, si los humanos hubieran seguido insistiendo en educarla como uno de ellos, los efectos podrían haber sido catastróficos. Los humanos eran felices siendo humanos y los demonios siendo demonios, así que pronto, decidió ser un semidemonio, e intentar amarse así como era, por difícil que resultase.

viernes, 24 de octubre de 2014

El edén del infierno: Acto 1-Capitulo 1



1-La rosa nocturna

J
ean Wholferd miro a través del humo de discoteca “Rosa nocturna” igual que siempre, tan avasallador como una ventisca, apenas y con la música podía oír sus propios pensamientos, su rostro se crispo cubierto de sudor y ando entre la inquieta multitud en rítmico movimiento. Se sintió claustrofóbica, pero aun así estaba decidida a cruzar el lugar, había estado aburrida últimamente que ya hace algún tiempo que ningún demonio la molestaba, su trabajo era repelerlos cuando se excedían en el mundo humano.
No tanto por ser demonios, realmente los pseudodemonios, como ella solo se ocupaban de eliminar a los que causaban demasiado revuelo en la sociedad, el acuerdo es no matar muchos humanos y si lo hacen, que no se sienta, pero algunos parecen llevar la contraria porque forman unos líos que salen en las noticias durante un mes o más.
Jean solo estaba a la caza de algún demonio o semidemonio que estuviera acechando, la discoteca era un gran lugar para ello, por eso fue, además de conocer chicos calientes y bailar un rato. Ella en cada vidriera se miraba un instante para estar segura de su aspecto, se miró en una puerta de cristal oscuro antes de pasar al patio de la disco.
Su rojo cabello era una de sus aficiones, amaba cuidarlo, estaba tan largo que llegaba casi a la cadera, ondulado y sedoso, de piel neutra con algunas pecas, ojos rasgados y amarillos que todos consideraban cautivadores, examinó sus piernas casi al descubierto dejando de lado su falda a la rodilla de color purpura, con esta vestía una camisa blanca estampada bajo su chaqueta de igual tono que la falda y unos tacones de plataforma.
Se froto los labios para mejorar su pintalabios y cruzo el umbral. Con una noche sofocante y el cielo despejado Jean avanzo en la oscuridad de un sombrío callejón, sabía que muchos demonios los usaban para emboscar, pero en cambio encontró otra cosa.
Una chica ahogando contra la pared a un hombre usando las manos, el tipo era de unos veinte y luchaba por respirar, la mujer traía un pantalón ajustado, botas de cuero, una chaqueta de cuerina, acompañado de una gorra como de policía y guantes de gimnasio.
Jean pensó que se veía ruda al instante.
-déjame…. Eres un monstruo…-dijo el hombre entre jadeos.
-escoria-lo insulto la chica y azoto a la víctima contra el suelo con una fuerza sobrehumana.
Jean lo capto al instante, cuando la mujer se volvió pudo divisar los rojizos y fosforescentes ojos de la tipa, era lo que buscaba, la demonia estaba a punto de patear a su víctima pero el sonido del arma de Jean salir de su chaqueta y apuntarla la hizo parar en seco. La demonia la miro un segundo.
-¿qué quieres?-musito con voz áspera y nada agradable.
-es obvio, déjalo-dijo Jean. Ella rió.
-y dejar que se quede sin lo que merece, ni hablar.
-te lo advierto, tengo mucha puntería.
-y yo muchos acosadores, pseudodemonia, sé que es lo que ustedes hacen, pero este no es tu asunto-gruño.
-en efecto lo es, déjalo.
Jean la amenazo con la mirada.
-y por otra parte, esto no debería importarte, muchos solo se van-pateo al hombre antes de que escapara.
-no soy así, además, estoy aburrida y quiero disparar contra alguien-respondió Jean sonriendo, la demonia se lo devolvió.
-es decir, frustras mi venganza y me amenazas de muerte por aburrimiento.
-más o menos.
La chica la taladro con la vista y avanzo sobre el humano, mostro los dientes afilados, Jean atendió que era una demonia estándar, estaba acostumbrada a demonios de nivel inferior: simples bichos estúpidos con grandes dientes que a pesar de asustar en apariencia, eran fáciles de matar.
-¿quieres pelear, ramera de cabellos rojos? ¡Ven entonces!-propuso con posición desafiante, Jean deseo disparar entonces y lo hubiera hecho si los sonidos de pasos detrás de ella no la hubieran interrumpido.
Sorprendida se volteó y vio a tres individuos más, sus ojos rojos lo delataban, eran más demonios, eran una pandilla. Dos chicos y una chica, la chica encendió su celular iluminando más el sitio y sonrió.
Jean analizo a los sujetos: las mujeres eran gemelas, morenas de cabellos negros, ojos grandes y verdes con toques parecidos a gris. La recién llegada vestía similar pero de azul oscuro y el estampado de su camisa era distinto.
-¿ahora cuál es el problema?-inquirió en más alto.
-iba a matarlo-señalo al humano inconsciente.
-y él quería tocarme-defendió la supuesta víctima, mostrándose indignada.
Su gemela y el otro chico hicieron un sonido de entendimiento.
-eso imaginé, Jennifer-dijo el mismo hombre con aspecto de que fuera típico-señorita pseudodemonia, no queremos problemas, ¿puede dejar de amenazar a mi amiga?
-soy Jean, y…-ella miro al tipo y con esos bellos ojos naranja era imposible negarse, enfundo su pistola-claro, la dejare.
-perfecto Jean…-pronuncio su nombre con una sonrisa fugaz, la habría cautivado hasta suspirar si hubiera sido más débil.
La gemela se rio y su aparente novio la abrazo.
Jean no podía dejar de contemplar al negociador, era muy atractivo.
-bien, Jane vamos por unos refrescos, más tarde tenemos que irnos-señalo la gemela de Jennifer.
-Jessica, quiero matar a alguien…-pidió esta, eso no era secreto para nadie.
-estaba buscando demonios para entretenerme-explico Jean al hombre de ojos naranja, ignorando el casi incoherente comentario de la chica homicida.
-con razón, te equivocaste de pandilla. Somos semidemonios, solamente-explico en novio de Jessica. Jean bufó-por cierto, soy Ion.
-mucho gusto-dijo con casi nulo interés.
El de ojos naranja miro hacia atrás y luego a Jean.
-él es Ion Armstrong-reiteró quien parecía tomar el rol de líder- y nosotros somos Nolen, Jennifer y Jessica Goldman.
Jean asintió, ella pudo notar que una molesta intimidación la asediaba, considerando que estaba casi rodeada de semidemonios con aspecto de saber dar una buena pelea.
Nolen se volvió a sus amigos e hizo un gesto para que regresaran, las gemelas se miraron con Ion antes de caminar hacia la discoteca, Nolen iba a seguirlos pero al notar que Jean no se movía le pidió que los siguiera con una mano. Ella sintió un suave espasmo de sorpresa ante la invitación, pero no vacilo mucho en seguirlo.
Una vez fuera Jean pudo verlos a todos, antes sintió curiosidad por ver en la luz a Nolen e Ion, cuando lo hizo eso le arrebato una sonrisa sigilosa. Ion era delgado pero con aspecto estilizado no flacucho, de cabello negro largo hasta los hombros y piel bronceada, ojos verde oscuro con largas pestañas, traía una camisa de botones manga larga, esta estaba entre abierta enseñando un poco más de su piel, también usaba un pantalón de jean con igual color y zapatos de trenza. Jean casi sintió envidia de Jessica quien lo abrazaba con fuerza.
Por otro lado Nolen era apenas más alto, con facciones anchas, cabello corto pero abundante color bronce, tez blanca, ojos naranja y contextura más gruesa que Ion, casi fornida. Usaba una chaqueta negra sobre una camisa roja, se enfundaba en unos bellos pantalones negros que contrastaban con sus zapatos del mismo color pero con rayas rojas… a Jean la dejó sin aliento, pero para las miradas ajenas estaba inmutable, como si no le afectara en absoluto.
-siento este incidente Nolen-se disculpó Jennifer sonriendo.
-da lo mismo, no pasó nada-respondió sin mucha emoción-no hagas mucho escándalo la próxima-miro su reloj bajo la chaqueta antes de continuar-vayan dentro, ya los alcanzo.
Ion asintió y los tres se fueron, Jean pensó por un segundo en irse pero Nolen la encaro primero y le extendió una mano, ella la contemplo sin entender, casi se sintió avergonzada cuando Nolen sonrió torcidamente con una pizca de diversión.
-¿tu teléfono?-dijo sutilmente, Jean exhalo y lo miro directamente.
-¿para qué lo querrías?
-para nada malo, de eso no te preocupes-contesto-pensé que en algún momento necesitaríamos llamar a un pseudodemonio.
Ella tomo aire y de su chaqueta extrajo una tarjetilla que deposito en la mano del hombre, este la estudio sorprendido.
-¿tarjeta y todo eh?-musito.
Jean se encogió de hombros.
-siempre me lo piden, no puedo estar escribiéndolo todo el tiempo.
Sonrió de oreja a oreja, Jean pensó que debía saber el poder de esa sonrisa, era arrebatadora, más persuasiva que ser apuntado por un arma.
-bien, te llamare-dijo el guardando la tarjeta.
-ok, cuando quieras, tengo que irme-expreso la chica.
-espero verte pronto.
Ella asintió y corrió dentro de la discoteca una vez más, esta vez la atravesó hasta llegar al frente donde un rio de gente entraba y salía, Jean cuando por fin escapo, diviso su auto, bueno no suyo, solía “prestarlo” sin permiso a su tío Félix o a algún incauto del camino para luego regresarlo.
Tomo aire, entro al vehículo, una 4Runner verde, se puso cómoda en el asiento y giro la llave, la camioneta le regreso un suave ronroneo mientras Jean salía de aquel agitado lugar. De momento no habían demonios que tratar y se sentía agitada como para quedarse demasiado, si se propasaba de su resistencia la cabeza le zumbaría toda la noche privándola del sueño.

Nolen Goldman suspiro fuera de la discoteca viendo a los vehículos entrar y salir, no paraba de mirar su reloj, se sentía cansado, pero aun tendrían fiesta por un rato más, Jennifer y Jessica estaban ansiosas de  llegar a casa de Andreik, alias alcantarillado demoniaco que era casi de todo el mundo, muchos semidemonios terminaban apiñados en algún lugar. La vida era un poco difícil para ellos, literalmente ser un semidemonio era ilegal, así que terminarías en una penitenciaria demoniaca si se sabía, muchos padres ya sea por miedo o por asco a sus hijos los dejaban en la calle.
 De manera que muchos tenían vidas difíciles, algunos con horribles cicatrices emocionales. Sin embargo muchos se unían a grupos más grandes que les daba el calor familiar que les hacía falta.
Nolen diviso a Jane y Jessie saliendo con Ion de la discoteca, todos cubiertos de sudor y sonriendo.
-díganme que no están borrachos-pidió Nolen un poco divertido.
-para nada-negó Jennifer.
 Nolen resoplo y le puso la palma frente al rostro.
-¿cuántos dedos vez?-pidió.
-quince.
-estas un poco molida.
Aunque ellas no lo dejaban  ver mucho pero podrían estar ebrias, cuando lo estaban se volvían más alegres y locas que los fuegos artificiales de año nuevo. Por otra parte Nolen advirtió que Ion seguía sobrio.
-vamos, Andreik espera-señalo.
Nolen asintió y se dirigieron al auto, no era muy grande pero solo eran cuatro chicos, Ion condujo, Nolen a su lado y Jane con Jessie detrás.
-maldito sudor-se quejó Jessica viéndose en cabello-odio que se erice.
-por lo menos no se te corrió el rímel-dijo Jennifer mirándose en el espejo del vehículo.
Ion arrancó y ellas siguieron con sus quejas, otro efecto del alcohol, quizás uno de los peores.
-¡mierda me dañe la uña!-manifestó Jessica enojada-mi maldito esmalte es muy caro.
-eso es por abrir una maldita lata de cerveza-inquirió Jennifer irritada-que servicio tan mierda, la próxima me comeré al gerente.
Y Nolen percibió que la siguiente fase de su ebriedad estaba cerca, la discusión.
-¡¡ah mierda mira lo que le hiciste a mi cabello!!! Eres una amenaza con las planchas-se quejó Jessica con fuerza.
-mira quien lo dice, tu eres una amenaza con los corta uñas perra estúpida.
Ion resoplo exasperado con la lluvia de insultos que seguiría, Nolen se cubrió el rostro con fastidio, siempre había sido paciente pero tuvo que desarrollar una capacidad de resistencia especial para con ellas.
-eres una desquiciada-insulto Jessie.
-enferma del carajo, yo no ronco como oso.
-y yo no soy la que canta como un lobo marino desafinado en la ducha.
-puta.
-adicta al porno.
-¡yo no soy la sinvergüenza que tiene sexo delante de la otra!
Ion hizo un gesto de violencia con la boca, la paciencia tenia limites, él intentaba conducir pero era complicado con tal distracción.
-¡ah ya cállense! Al diablo con las uñas y el pelo, se ven perfectas así-interrumpió Ion-ahora silencio si no quieren chocar.
Nolen se preguntó aun sin mirar porque no podía tener hermanastras que actuaran como borrachas calmadas y “normales”. Ion conservo la calma aunque con el comportamiento insoportable de las gemelas, se sorprendió a sí mismo por no gritar y estrellar el auto. Jane y Jessie siguieron peleándose pero sin tanto escándalo.
-deberíamos comprar sedantes para estas mujeres-susurro a Nolen-así todo sería más fácil.
-es atentar contra ellas por estar fuera de sí-le recordó.
-pero a veces es una situación desesperada.
-si quieres que cuando se den cuenta te cuelguen del asta de un edificio, hazlo, pero no me anoto-dijo Nolen cruzándose de brazos.
-miedoso.
Nolen no le prestó más atención y se dedicó a mirarse en el parabrisas del vehículo, sus ojos naranja siempre resaltaban aun en la oscuridad más hambrienta. Las luces de los demás autos lo segaban de vez en cuando pero ello no le molestaba, sus corneas estaban muy preparadas para los repentinos cambios de iluminación.

Al llegar, estuvieron ante una zona expuesta del alcantarillado, había sido abandonada su construcción luego de que la compañía encargada de esta quebrara, así que quedo a medio terminar, siendo perfecto para quienes quisieran ocultarse. La oscuridad reinaba, las tenues luces de los alrededores no eran remotamente suficientes para hacer que en el fondo del alcantarillado se viera más que un aterrador hoyo negro.
-¡ahí voy!-exclamo Jennifer al dejarse caer con los brazos en alto, igual que la gente al caer de una montaña rusa.
-¡espera!-chillo Ion asustado, pero era muy tarde, la chica se había esfumado en la negrura.
-¡te acompaño!-declaro Jessica siguiendo fugaz a su hermana.
Nolen entorno los ojos mirando al fondo.
-¡¿siguen vivas?!-exclamo poniendo las manos a los lados de su boca amplificando el sonido.
-¡sí! ¡Salten de una vez!-grito alguna de ellas.
-no puedo creer que borrachas tengan tan buena coordinación para caer-dijo Ion atónito.
-el mundo es ilógico a veces-dijo Nolen y salto tras las chicas.
Sintió el viento en su rostro, pudo contar aproximadamente diez metros de caída antes de que sus pies tocaran el suelo, un profundo eco le siguió y la oscuridad absoluta no dio tregua. El hombre se puso de irguió encontrando a las gemelas paradas a escasos metros de él, totalmente despreocupadas. Nolen se sintió satisfecho al recordar que sus piernas semidemoniacas lo hacían inmune a casi todas las caídas.
-¡no hagan eso! Creí que se romperían algo-dijo el otro chico al aterrizar al lado de su novia, ella en respuesta se encogió de hombros.
-¿qué importa? siempre nos rompemos huesos-replico Jennifer comenzando a caminar hacia el fondo de la alcantarilla seca.
Ion resoplo ante el desinterés de ambas, Nolen se recordó que en su mayoría se debía al exceso de alcohol, ellas jamás se preocupaban demasiado, a menos que fuera importante, en especial Jennifer. Pero estando ebrias, podrían perder un miembro entero y apenas les importaría.
Siguieron su camino, Ion tomo de una mano a Jessica, casi protegiéndola de hacer algo suicida, y vigilaba fijamente a Jennifer, Nolen se quedó caminando detrás de todos, en caso de que cualquier cosa pasara él lo sabría al instante. Quizás diez minutos más tarde llegaron a una cañería muy al fondo del laberinto en la alcantarilla y miraron un gran grafiti en la pared: el símbolo de la sociedad de los semidemonios. Era una línea curveada enroscándose en sí misma, poseía espigas sobre si pareciendo alguna especie de cuernos.
-maldición, me muero de sueño-se quejó Ion restregándose los ojos, que por su color rojizo estaban en modo nocturno.
-para eso existe el café-le dijo Jennifer con naturalidad-si te duermes te lo vaciare en los pantalones.
Nolen toco el grafiti y este se volvió rojo sangre, trasluciendo en la oscura pared, a continuación el color rojo del grafiti se extendió hasta crear una especie de portal al verdadero destino.
-no creo que sea correcto-reprendió Jessica a Jennifer, Ion ponía los ojos en blanco-¿yo le regalé esos pantalones recuerdas? seria doloroso verlos destruidos.
Nolen sonrió, recordó el funesto incidente de ese día, cuando ellas volvían de comprar los regalos de navidad y ciertas personas indeseables se cruzaron en su camino. Ese chico debía recordar el dolor como si hubiera sido ayer...
-vamos-declaro Nolen mirando a sus acompañantes-hay que gozar la fiesta, recuerden que quedan pocas horas para el amanecer.
Entonces salto al portal siendo seguido por el resto.
Tras el brillo del portal se encontró la sala de estar, llena de personas bailando en la oscura habitación iluminada por luces de discoteca, alrededor habían sillones tapizados con colores contrastantes a la negrura, llenos de gente por cierto. En la otra esquina había un bar con luces rojas sirviendo vodka, tequila, vino y cerveza, las cosas se veían animadas.
-ni se les ocurra tocar el bar-les advirtió Nolen a las gemelas, ellas lo miraron feo.
-¿y que si vamos?-pregunto Jessica aferrándose al brazo de su novio.
Nolen les sonrió de oreja a oreja, sus ojos verde claro le parecían cautivadores, pero eso no lo disuadiría.
-¿quieren que “esa chica” las visite de nuevo?-pregunto, Ion se cubrió la boca para no reírse, ellas le dedicaron una mirada asesina.
-¡no! ¡Donde sea que se revuelque esa puta la quiero lejos de mí!-chillo Jennifer enrojeciendo de ira.
-entonces no bebas-le sugirió Nolen con un toque alegre y se alejó entre las personas.
Nolen se encamino a una de las sillas, tras haber visto a Andreik Ortega sentado en ella, rodeado de un pequeño grupo que chismoseaba en voz alta por la música. Era un hombre de edad entre adulto joven y de mediana edad, debía contar con algo más de treinta o treintaicinco años, era difícil saberlo, la evolución de edad entre los demonios y semidemonios variaba. Llevaba botas negras con grandes hebillas, una camisa de igual tono, pantalón de jean descolorido y una larga chaqueta que combinaba con las botas, contrastaba por su cabello negro manchado con verde y su tez blanca.
-¡Nolen! Te tardaste-lo reprendió.
-hubo un incidente con una pseudodemonia-explico tomando asiento.
Los ojos del hombre se tornaron enormes.
-¿qué paso?
-nada grave, evitamos que Jennifer se le abalanzara justo a tiempo.
Suspiro y dio un trago a su bebida.
-¿quién levanto el arma primero?
-no estoy seguro, llegamos y ya se estaban mirando desafiantes.
-bueno, Jennifer a veces es un poco…. Descontrolada.
-¿y ahora lo notas?-dijo Nolen sarcástico, viendo de soslayo a su hermana quien se reía con Jessica e Ion en otra esquina del lugar.
-siempre lo supe, por cierto, ¿sabes de alguien que allá asesinado a un humano y haya dejado el cuerpo destripado en medio de la carretera “ojonegro”?-pregunto con ademan sombrío.
Nolen entrecerró los ojos con una molesta sensación en la boca.
-para nada, no tenemos relaciones con demonios que se encargan de aterrar a los humanos…. En lugar de devorarlos a ellos preferimos comprar comida en el mercado, es más simple.
-eso pensé-bajo la mirada y vio a uno de sus compañeros que parecía sudar.
Era Kent Forest, un demonio que a veces acudía a las fiestas de Andreik, Nolen siempre vio que compartían una especie de amistad. Vestía una sudadera negra y un pantalón gris, su cabello era una mezcla de negro con azul, rostro ancho pero barbilla fina y por lo que Nolen había notado, muy atractivo. Su tez era neutra y ojos como un abismo. No le gustaba.
-por alguna razón hay muchos muertos últimamente, y aparentemente nadie fue-dijo el tipo, con la capucha bajada Nolen no podía verlo bien.
Nolen alzo las cejas con incredulidad.
-¿cómo que nadie fue? ¿Qué quiere decir eso?
-exactamente eso: nadie fue-repitió Andreik sirviéndose más vodka-hable con la “guardia cadena” y tras preguntar a cada demonio y semidemonio de la sociedad, resulta que ninguno lo hizo.
-eso no prueba nada.
-la verdad no es por decirlo, investigaron a los que tenían antecedentes de ser asesinos desbocados pero ninguno califico-afirmo sin dudar-los guardianes se mantuvieron vigilando desde muchos puntos oscuros y no pasó nada.
-y nadie sabe de donde salieron los cuerpos-concluyo Nolen perturbado.
Kent negó con la cabeza.
-además del detalle más perturbador-dijo, Nolen le prestó gran atención.
-no solo los humanos, algunos seres demoniacos también se han esfumado, solo que a diferencia de los humanos-Kent espero un poco antes de decirlo-ellos no aparecieron, no vivos ni muertos. Nadie los volvió a ver.
-mierda-dijo uno de los invitados oyendo tan perturbado como Nolen.
-bonito cuento de terror-señalo.
-ojala fuera cuento, te lo comente para que ustedes se cuiden la espalda-musito Andreik.
-te lo agradezco-Nolen sonrió con orgullo-pero no tengo mucho de qué preocuparme, sabes cómo es el orden.
Andreik se encogió de hombros y le ofreció vodka a Kent.
-te recuerdo que el orden se altera-aviso al estremecerse-y cuando sucede, pasan cosas terribles.
Oyó a Jessica proferir un insulto a alguien, volteo y había un chico que por lo visto, acababa de derramarle cerveza en la ropa.
-¿en otro tema, los “innombrables” vinieron?-quiso saber Nolen. Andreik hizo un mohín desagradado.
-¿los chicos Graham?-Nolen confirmo con la cabeza-hasta donde sé,  no, ¿te preocupa?
-sabes su historia con ellas-señalo a sus hermanas con el pulgar-no quiero que la noche se perturbe….
-rara vez alguien tiene la oportunidad de hacerlo, casi siempre ya lo está.

jueves, 23 de octubre de 2014

El edén del infierno: Acto 1- prologo.



La historia gira en torno a Jean Wholferd una cazadora de demonios, proveniente de un linaje de pseudodemonios (que no son demonios sino humanos, pero q tienen ciertas similitudes), todo comienza en una situación cotidiana y al principio nada raro ocurre, pero con el paso de los días comienzan a desaparecer demonios y humanos por razones desconocidas. La verdad de lo que sucede estremecera a la sociedad entera, tanto humana como demoniaca y tendra consecuencias insospechadas pero catastroficas.

Con el tiempo la historia se torna más y más sombría, puesto la situación se va haciendo cada vez más grave. La puedo englobar en los géneros de: terror, romance, acción, psicología, drama.  No es un libro para gente sensible, creían que “Apuestas a las sombras” era crudo? Bueno a lo largo de esta historia veremos violencia extrema, mucha sangre, violación explicita, canibalismo (en cierto modo), homosexualidad (no creo que eso impacte mucho), sexo explícito, pedofilia, incesto (no de manera directa) y no sé qué más XD 

Publicare quizas un capitulo por cada una o dos semanas.

ACTO 1
Rumores

Prefacio


E
l llanto las mantuvo despiertas. Abrir los ojos era un temor constante, revolviéndose en su oxidada cama, se sentía como si estuvieran totalmente solas, a pesar de la presencia de más niños en la hilera de camas, para ellas era como si no existieran. Ninguna estaba lista para afrontar los temores e investigar al otro lado de la puerta, Jean Wholferd se imagino grandes ojos con iris delgadas observándolas, burlándose de ambas al otro lado de la portilla entre abierta.
Al oír un nuevo bramido, Trixi se revolvió contra su costilla, más estrecha que nunca. Podían oír los sonidos de creaturas dolientes, creaturas demoniacas; sus gemidos se elevaban a través y por encima del solido suelo, igual que la bruma. Chillidos, llantos desgarrados y gemidos bajos, casi se podía sentir su agonía y a la vez su ira, algunos  no lloraban, sino que gritaban bramidos retorcidos que daban la impresión de maldecir.
Lo peor era que nadie podía saberlo, nadie a demás de ellas era testigo de tal penuria. Esos gritos caían en oídos sordos, solo los seres pseudodemoniacos podían oírlos, los chillidos se denominaban espectrales por ello, los seres más terrenales eran incapaces de percibirlos, Jean los envidio, ¡tenían tanta suerte!
Y eran tan apaciblemente inconscientes.
Ni Jean ni Trixi podían saber que era lo que había u ocurría bajo sus pies, pero no estaban seguras de desear averiguarlo. Hacia noches que esto se repetía sin cesar, las volvería locas de continuar.
Un rugido se escucho y Jean se abrazó mas fuerte a su hermana menor, los lamentos no las dejarían dormir ni se detendrían hasta que el alba ascendiera.