martes, 25 de noviembre de 2014

El edén del infierno: Acto 1-Capitulo 6



6-Incidentes

J
ean despertó alrededor de las diez de la mañana, puede que pasara gran parte de la madrugada activa, pero a pesar de ello no dejaba de dormir únicamente ocho horas diarias, sentía que dormir más era perder el tiempo. Jean cocino tortillas y las coloco en la mesa, para ella y para Trixi, estaba segura de que Félix había comido hace ya rato, él estaba acostumbrado a desayunar solo o en compañía de Trixi, puesto que en muchas ocasiones Jean llegaba tarde y no despertaría con el alba.
 Después de desayunar algo extraño sucedió, un auto marca Ferrari se detuvo frente a la casa de los Wholferd, Jean se asomo por la ventana y tuvo que doblar mucho el cuello para poder ver al frente del sitio: Félix había salido al encuentro y hablaba con el conductor del vehículo. El hombre del Ferrari entrego un pequeño maletín negro al tío de Jean y esta sintió un hormigueo de felicidad recorrerle todo el pecho. Era el dinero, finalmente le habían pagado, y eso solo podía significar algo para Jean.
Finalmente Félix se largaría.
-¿pasa algo? Luces inusualmente feliz-le dijo Adon, quien en su forma humana se hallaba en el suelo haciendo origami con cartulinas. Jean con una sonrisa socarrona lo encaró.
-oh, claro que estoy feliz.
Los ojos verdes de Adon mostraron confusión. Jean volvió a tirarse en su cama y tomo la revista que había estado leyendo, trataba de maquillaje por catalogo.
-cuando tienes esa cara me das mala espina, pareces una asesina en serie-declaro el chico terminando de hacer un pajarito de papel-aunque tu aspecto no vaya tanto con esa personalidad sanguinaria.
-¿sanguinaria yo? Me lo dice el demonio lagarto que hace figuritas con papel-replico Jean con una carcajada escapando de su garganta.
De pronto el teléfono de la chica sonó, sin dejar de mirar los productos en venta, agarro su celular y respondió sin hacer mucho caso.
-¿Hola?
-¿Jean Wholferd?-dijo una voz masculina.
-si, quien….
-soy Nolen Goldman, deberías acordarte de mi-con oír aquel nombre los ojos de Jean se desviaron automáticamente del catalogo y quedaron mirando al frente…. Con un gran vacío las pupilas.
-seguro, ¿como olvidarlo? Tu hermana estaba a punto de pelear conmigo-alego ella apenas con sutileza.
Hubo un breve silencio.
-Jennifer es irritable, pero si le hablas del modo correcto puede ser amable….-se corto repentinamente-en fin, no te llamó por ella, quería saber si conoces algún detalle de Fear.
Jean frunció el entrecejo y Adon la miro por el rabillo del ojo.
-¿por qué querrías saber algo sobre eso?-su voz fue defensiva.
Nolen pareció notar la desconfianza de la pseudodemonia.
-porque…. Tengo un asunto personal con esa gente… yo puedo contarte lo que se sobre lo de las extrañas muertes que están sucediendo, a cambio de lo que deseo saber-argumento, sonaba levemente convincente, Jean dejo a un lado la revista y cruzo las piernas.
-¿Qué tanto sabes? he sido testigo del extraño aumento de actividad demoniaca últimamente pero aun así, no se de donde viene todo esto, por lo que podría interesarme.
-sé un poco, ¿qué tanto has visto?
-trabajo en eso, obviamente tendría que haber visto algo: en las últimas semanas hay muchas llamadas de personas atacadas por creaturas extrañas, desaparecidos y de cadáveres desangrados apareciendo repentinamente en la calle-explico ella y luego recapitulo rápidamente-¿y que hay de ti?
Jean no estaba muy confiada de hablar del tema con un demonio, por lo que sabia, Nolen podría ser el asesino.
-ayer un paracito ataco de la nada a la gente del Dorado, Jennifer y yo lo seguimos y encontramos….
-¿capullos?
-¡Si! ¿Como lo sabes?-su tono se intensificó.
-porque mi hermana y yo encontramos lo mismo-explico-parece que los culpables son los paracitos, desde hace semanas que los veo muy seguido, pero el punto es como mierda llegaron tantos de ellos hasta aquí.
-quizás alguien los trajo.
 Jean resoplo.
-dime algo antes de que sigamos, ¿Cómo estoy segura de que tu no eres un implicado? O alguno de tus amigos demonios.
Nolen endureció su modo de hablar.
-un par de amigos con varios contactos, me dijeron que trataron de averiguar quien es el responsable de esto, pero nadie fue…. De entre todos los demonios residenciados del distrito, ninguno lo hizo.
Jean entorno los ojos, eso era demasiado extraño.
-¿como me creo esa chorrada? Cualquiera puede decir que es inocente.
-porque también los demonios han desaparecido, solo que a diferencia de los humanos, los demonios no son encontrados nunca-la voz del hombre fue muy sombría-no dejan señal, sus cuerpos se desintegran obviamente, pero nada de sangre, u otra señal…. Nada.
Eso ya era diferente, Jean tendría que preguntarle a Angélica. Adon estaba escuchando muy entretenido.
-debo comprobar eso, pero gracias por el dato.
-¡espera! ¡No me cuelgues!-exigió el chico alarmado-aun no acabo, todavía no sabemos quien es el culpable y quiero que me hables del Fear.
Jean apretó los labios, no se libraría de el así nada mas. Pero quizás tener a alguien que estuviera en contacto con demonios le ayudara, no tenia nada que perder.
-podemos hablar de esto esta tarde, ¿te parece?
-¿donde nos veremos?-Nolen sonó emocionado.
-en la cafetería frente a la “Rosa nocturna”

Jean rápidamente llamo a Angélica y le pregunto sobre la afirmación de Nolen, en efecto, habían demonios desaparecidos, por lo que de momento parecía seguro. Incluso, Angélica al enterarse de que era Nolen quien le había hablado, aseguro a Jean que él no era peligroso, si ella lo decía, debía estar totalmente segura, puesto que Angélica no confiaba en cualquiera.
Rosa nocturna era la discoteca que Jean había visitado la noche que encontró a los Goldman, durante el día parecía bastante tranquila, en especial desde el frente, Jean ojeaba el exterior a través del vidrio de la cafetería, yaciendo inmóvil en su mesa, lo que podía llegar a ser terriblemente aburrido. Nolen apareció minutos después de la hora estipulada, trotando por la acera mientras sudaba por el sol, a Jean le parecía atractivo, el cabello color cobre resaltaba su piel pálida y brillaba bajo los rayos del día.
-gusto en verte-le dijo el ofreciéndole la mano luego de cruzar el trayecto desde la puerta hasta la mesa de Jean. Ella miro la mano del sujeto, pasaron unos segundos antes de que decidiera estrecharla.
Nolen empezaba a preocuparse de haber hecho algo mal, debido a la forma tan distante en la que la pseudodemonia lo había saludado. Procedió a sentarse y encaro a Jean quien lo veía fijamente con esos intensos ojos amarillentos.
-primero que todo… Nolen-empezó la chica con mirada neutra-no te prometo darte exactamente lo que quieres del Fear, pero te ayudare, si tú me ayudas a averiguar que pasa en esta ciudad.
Nolen asintió rápidamente, entonces la mujer se saco de la chaqueta corta que usaba, un pequeño papel doblado, lo coloco abierto en la mesa. Decía tres palabras: Secta, capullos y Azazel. Nolen pareció no entender.
-¿en donde encaja Azazel?-inquirió extrañado.
-hace poco ayude a un ángel llamado Adirael, unos tipos habían secuestrado a uno de sus amigos, cuando lo liberé, él dijo que los sujetos que lo habían secuestrado, dijeron algo así como “señor Azazel”-Jean se recostó en la silla-lo que es muy sospechoso, de algún modo estoy segura que tiene que ver.
-esperemos que no-Nolen no pudo evitar sentir sus tripas retraerse de solo pensar en ello, se toco el cabello con una mano-ahora… ¿que sabemos?
-que los paracitos y sus capullos son un punto en común, entre muchos ataques de demonios, por lo que….
-ellos deberían ser los responsables de todos, o la mayoría de los asesinatos-completo Nolen.
Jean asintió, era evidente.
-por ahora es lo único de lo que estamos seguros, ahora nos queda saber por qué están apareciendo aquí.
Nolen lo pensó detenidamente, ambos sabían que los paracitos no eran los demonios mas listos, así que les seria imposible coordinar una matanza tan discreta y además, ellos no ganarían nada, por lo que debían ser las marionetas de alguien.
-y ahí viene el punto dos, yo especulo que puede ser alguna secta o algo así quien está haciendo esto, ¿para que? Ni idea-agrego la chica poso su barbilla en el hueco de su mano-puede que algún intento de obtener poderes de demonio o algo así.
La cara de Nolen se frunció terriblemente, como si la sola mención de la palabra secta lo pusiera en guardia, Jean con intriga lo estudió, claramente los tendones de su cuello se habían vuelto rígidos.
-es solo una sospecha de momento, no tenemos evidencias-comento el-pero deberíamos estar atentos-la mirada del chico se corroyó por el temor de un momento al próximo-pero esta tercera palabra-señalo con el dedo lo que Jean había escrito, “Azazel”-¿no creerás que... Esa secta adore a Azazel ? ¿O si?
Los labios de Jean se comprimieron en una línea firme, era un temor, pero no podía ser descartado. Para Jean era mejor esperar lo peor, que hacerse falsas ilusiones.
-es una posibilidad.
Nolen analizo el pedazo de papel, Azazel era uno de los demonios mayores mas temibles, la idea de que estuviera implicado realmente asustaba. Pero por un momento se olvido completamente de ello, puesto que su atención se había centrado en Jean, quien ahora admiraba el exterior con vehemencia. Su cabello era como fuego que reflejaba la luz, sintió el repentino deseo de tocarlo, pero se contuvo, Jean Wholferd no parecía la clase de chica a la que nadie se le pudiera aproximar sin más, en especial sabiendo que pasaba muchos de sus ratos destrozando demonios.
-¿sucede algo?-pregunto ella sin verlo, Nolen se sintió enrojecer y desvió la mirada rápidamente.
-no-dijo sin dudarlo-así que…. Hay que estar atentos a capullos demoniacos y quienes se acerquen a ellos…. ¿Correcto?-Jean acepto con la cabeza volviendo a encararlo-estaremos en contacto si vemos algo raro.
-exacto-hizo una pausa y luego prosiguió-en cuanto al Fear, yo no sé mucho del tema, pero mi primo Nicola quizás sepa-Jean se mordió el labio-en todo caso, ¿para que deseas saber sobre el Fear?
-para saber si mi madre esta ahí-expuso, los ojos de Jean se agrandaron.
-¿por qué tu madre terminaría ahí?-la voz de la mujer salió con dificultad.
-una disputa que tuvo con unos sectarios…. Creo que está ahí, porque he buscado señales de ella, viva o muerta por mucho tiempo y aun no la encuentro-dijo el joven con una mueca nostálgica-así que, eso me hizo pensar que ella podría haber terminado en el Fear.
-si es así, creo que buscarla seria inútil, Nolen-declaro la chica, el apenas pudo notar un cambio en su mirada, ahora era mas…. ¿Condescendiente?
Aunque ella tratara de decirlo sutilmente, seguía sintiéndose como otra patada a sus esperanzas, decidió no dejarse derrumbar.
-igual lo intentare, ¿segura que ese tal Nicola puede ayudar?-inquirió tenso.
-sinceramente no estoy segura, él vive cerca de ahí, por lo que tendría que saber algo. Por eso no te he prometido nada.
Nolen asintió resignado, la mesera le sirvió un café oscuro a Jean y esta le dio un sorbo suave. Nolen no quería desaprovechar el momento, puede que sus intenciones fueran encontrar información, pero nada perdía con conocer gente nueva, por lo que intento ligar.
-y… cambiando de tema, ¿que te gusta hacer?-dijo interesado.
Jean dejo el café en la mesa y lo vio sorprendida.
-me gusta comprar cuchillos-publico, Nolen no pudo evitar torcer su mirada, extrañado.
-¿si? Extraño pasatiempo-comento cruzando los brazos sobre la mesa.
-lo se, también me gusta afilarlos-Jean se reclino en la silla tomando otro trago de café-¿y a ti?
Nolen se rasco el cuero cabelludo, era vergonzoso admitir sus gustos, pero pensó que podría ayudar a atraer su atención, deseaba desesperadamente lograrlo.
-me gusta ver lucha de mujeres….-estaba rojo mientras lo decía, Jean pareció congelada por unos segundos, mirándolo con una ceja tan alzada que casi le tocaba la raíz del cabello.
-ya veo… a mi hermana también-farfullo ella. Una sonrisa fugaz recorrió la cara del joven.
-olvidé que tenias una hermana ¿Puedo conocerla?....
Jean decidió destruir de inmediato cualquier idea que tuviera acerca de Trixi como mujer…. Lo antes posible.
-ella es lesbiana-lo corto casi severamente, sin dejar que el terminara la oración.
La estupefacción se estrello en la cara de Nolen, como si lo hubiera golpeado con un garrote.
-ah…. Entiendo-titubeo aun conmocionado, forzó una media sonrisa antes de agregar-menos mal que no tenía ninguna pretensión con ella. Solo quería conocerte mejor.
Jean se sintió alagada, pero se preguntaba si le agradaría conocerla, ella no se caracterizaba por ser muy conversadora o espontáneamente simpática y además, afilar cuchillos no era un pasatiempo que muchos chicos compartieran. Pero por otro lado, Jean podía sentir en el, algo, la sensación de que definitivamente estaba tratando de irrumpir en su vida, de modo romántico….
-¿y por qué?-su voz sorprendentemente no fue agresiva, no se parecía al tono raspante que había usado cuando Trixi entró a la conversación.
Nolen miro su bebida.
-te estoy ayudando, aunque sea a cambio de algo, ¿eso nos hace aliados no?-inquirió evitando los ojos amarillos de su oyente, pudo sentir que ella acepto con la cabeza-por eso, es ventajoso conocer a tus aliados.
Jean lo confirmo: el pretendía ligar, y eso la hizo sentir rápidamente asaltada. No por el simple hecho de que quisiera aproximarse, sino que… era un semidemonio, no era de su calaña y el peor miedo que ella tenía en ese momento era…. Que si Nolen lograba obtener de ella la atención que buscaba…. Jean quizás cayera en la misma trampa deshonrosa que Félix.
Eso era inaceptable.
Sin embargo, no podía desechar la ayuda del chico.
-lo siento-afirmo ella, Nolen la miro con intriga-debo irme, mi hermana me espera….-Jean se levanto mientras terminaba de tomar su café, la dejo en la mesa y agrego lo siguiente mientras se alejaba-si ves algo, llámame.
Entonces salió a través de la puerta, a una velocidad casi de huida.

miércoles, 19 de noviembre de 2014

El edén del infierno: Acto 1-Capitulo 5

5-Contacto

T
rixi cobro el dinero al dueño del almacén antes de disponerse a volver con Jean a casa. Aún no había dejado de preguntarse de donde habían salido esas cosas… los capullos, lo cierto es que ella se negaba a tomar las vidas de demonios no nacidos, la idea de destruir los capullos le revolvía el estómago, aunque se trataran de paracitos, eran solo crías. Apenas pudo mirar cuando Jean empuño a Gwyrdd y baleó sin piedad a los huevos.
No podía quitarse de la cabeza el resplandor verde de los disparos proferidos por su hermana, y como los cuerpos se retorcieron mientras se desintegraban. Jean no dijo nada el resto del viaje, miraba el camino maquinando algo en su mente, Trixi sabía distinguir con gran precisión cuando su hermana tenía la mente ocupada.
Eso fue desagradable-mascullo Nanib en el interior de la mente de Trixi-no puedo creer que a Jean no le den ganas de vomitar o al menos le cause algo de lastima, liquidar a esas desgraciadas creaturas.
¿Y que querías que ella hiciera? ¿Dejarlos ahí? Yo hubiera hecho lo mismo aunque vomitara en el proceso-respondió Trixi mentalmente mientras bajaban del auto.
¿Y entonces por qué la dejaste hacerlo por ti?
Lo sabes. Porque ella estaba dispuesta a hacerlo, el que yo fuera capaz no significa que quiera hacerlo, odio vomitar.
Trixi aún se preguntaba que le había sucedido a Jean, no siempre fue tan despiadada, pero luego de algún acontecimiento sucedido hace ya mucho tiempo debió cambiarla…. Años atrás, habían vivido en un orfanato, antes de que Jean pidiera a Félix vivir con ellas para poder mudarse. A Jean le habían sugerido la idea anteriormente, pero luego del incidente causado por Félix, ella se asqueaba ante la idea de ayudarlo, en ese entonces Trixi recordaba que su hermana era una persona mucho más dulce, más confiada en los demás…. Incluso a temprana edad Jean fue la única que notó la extraña orientación sexual de Trixi, fue reconfortante, puesto que Jean jamás le reprocho nada, ni se repugno cuando Trixi deseaba abrazarla o mostrarle afecto de cualquier otro tipo.
Pero cuando “las cosas extrañas” comenzaron a pasar, nada nunca volvió a ser igual, Trixi tenía tanto miedo que no carecía el valor de hacer algo al respecto y además, no podía dormir, recordaba que llego a pasar tres días de insomnio en una ocasión. Una noche Jean la dejo sola en la cama y abandono la habitación, Trixi no pudo detenerla, su hermana se marchó y cuando volvió algo era anormal, Jean respiraba como si la hubieran perseguido y sus ojos estaban tan enormes como bellotas, al día siguiente sin explicación ni reparo alguno, Jean tomo el teléfono y llamo a Félix, indicándole que fuera por ellas, que aceptaba lo que fuera por abandonar aquel sitio y jamás volver. Trixi no rechisto pero siempre sospecho que algo raro había pasado, la voz de Jean al llamar a su tío era una mezcla entre orden y ruego desesperado.
-qué extraño que el viejo no vino a joder-comento Jean mientras se adentraban en el pasillo.
-supongo que cuando le avisaste que todo estaba bien se calmó-alegó Trixi cuando subían las escaleras.
-no se preocupen, él no molestará-dijo una voz que a Trixi le erizo la nuca.
Ambas voltearon y vieron una silueta oscura al pie de las escaleras, Trixi reconocería esa voz aunque la negrura fuera total.
Úrsula.
-es algo tarde para que aparezcas-reclamo Jean mirándola con suspicacia.
Trixi no lo dudo y a largas zancadas bajo para saltar a los brazos de la chica, está la recibió con un fuerte abrazo, Úrsula le acaricio la espalda y el cabello, eso le encantaba a Trixi, puede que el mundo entero pensara que Úrsula era una bestia puta salida de los infiernos, pero en el fondo no era para nada mala, de hecho era dulce como miel, al menos con Trixi.
-estaba desocupada y pensé en venir-dijo la súcubo separándose de Trixi y mirándola con sus grandes ojos fosforescentes por la oscuridad.
-me alegra porque no tengo sueño-aviso Trixi atrayendo hacia si a la chica, Úrsula se rio.
-¿qué diablos has hecho con Félix?-exigió Jean un poco pedante.
Úrsula se apartó el cabello del rostro, ambas miraron a Jean, ella como siempre que aparecía la súcubo tenía cara de no desear estar presente.
-no se preocupen, no lo violé o algo así-bromeo Úrsula sonriendo y acercándose un poco a su novia-esta medio muerto en su cuarto, no tuve nada que ver-entonces encaro nuevamente a Trixi, ella se sentía derretida ante esa mirada tan penetrante-¿quieren ver una película?
-¡claro!-exclamo Trixi emocionada, entonces sus ojos viajaron a los de Jean-¿nos acompañas?
Los ojos de la mujer casi de desorbitan y les dedico una sonrisa obviamente falsa.
-lo siento, pero no…. Voy a ducharme-espeto la pseudodemonia y siguió por los escalones hasta el siguiente piso.
Trixi suspiro cuando su hermana desapareció, los delgados dedos de Úrsula le acariciaron un hombro consolándola.
-afrontémoslo jamás se acostumbrará-susurro Trixi un poco cabizbaja sin apartar la vista de las escaleras. Úrsula entorno la mirada hasta casi volverla gélida.
-no ha hecho nada contra nosotras, puede que yo no sea su persona favorita, pero no me odia, estoy segura-trató de animarla.
Trixi volteo su cuerpo para encontrarse de frente a la súcubo, los dedos de la pseudodemonia tocaron los oscuros cabellos de su novia, y luego vio a los ojos a la chica, aun serios.
-¿no te molesta verdad? Porque si es así dímelo, no quiero perderte por culpa de Jean-la voz de Trixi sonó dura. Fuera de la reacción esperada Úrsula le sonrió dulcemente.
-si a ti no te molesta que yo sea un demonio violador de hombres y sediento de sangre, dudo que Jean sea problema-contesto divertida.
Al verlo desde esa perspectiva todo era mejor, Trixi envolvió el cuello de la súcubo con los brazos y atrajo sus labios a los suyos.

Jean enfriaba su cabeza en la ducha, siempre luego de una batalla nada era mejor que eso, miraba al techo esperando que el jabón abandonara todo su cuerpo. Siempre procuraba no estar presente cuando Úrsula montara alguna escena lésbica besuqueándose o algo así con Trixi, Jean lo toleraba pero no es que le causara emoción ver a las chicas besarse.
-Jean…-era la voz de Trixi entrando al baño, vio su silueta a través del cristal, se acercaba a la ducha.
-¿qué sucede? ¿Úrsula trajo un amante para hacer trío?-inquirió Jean con voz algo seria para ser una broma. Supo que Trixi viro los ojos, aun sin verla.
-no, es solo que venía a preguntarte si puedes…. Ser más amable con Úrsula, hay veces que parece no molestarte su presencia pero otras, siempre que ella llega, es como si salieras huyendo de nosotras-quiso saber Trixi, Jean suspiró, agradecía el agua fría en su cabeza.
-quizás lo hago.
-¿homofobia?-la voz de Trixi se ahogó.
Jean sintió un dolor en su pecho, era la sensación de lastimar a Trixi.
-no, si lo fuera, créeme que no estarías aquí ahora mismo.
-¿¿entonces veras la película con nosotras??-pregunto Trixi alegre nuevamente.
-la puta madre de Úrsula la vera con ustedes-respondió Jean haciendo un mohín, Trixi se cruzó de brazos refunfuñando-no pretendo atender a una piltrafa demente como ella luego de trabajar, sin siquiera haber tomado mi baño.
-no avanzamos en esta conversación.
-no quiero hacerte sentir mal ¿bien? Úrsula me da igual, solo me preocupas tú, por mí que esa súcubo se auto inmolé con un consolador.

Nolen no podía sacarse de la cabeza a Jean, había pensado en llamarla, pero no podía dejar todos los asuntos de la tienda en el aire, y le había prometido a las gemelas que irían a divertirse. Las luces de las salas de videojuegos lo entretenían por largo rato, en tanto Ion y Jessica hablaban en la oscuridad, Nolen sabia distinguir cuando deseaban privacidad. Jennifer se entretenía en un videojuego de zombies, con bastante habilidad, hacia largo rato que no habían podido matarla, si seguía así arruinaría a los dueños del local. Nolen entonces pensó liquidar su buena racha con una simple oración, se aproximó a la chica por detrás y dijo con voz sosa las palabras que ella odiaba en todo momento.
-Jennifer, ¿ese no es Tristán Graham?-mascullo.
Fue claro que Jennifer se vio afectado, estaba a punto de asestar un balazo contra un zombie pero su intento se vio frustrado por el tip nervioso que su mano produjo al oír el nombre de aquel chico. Naturalmente su momento de distracción fue suficiente para dar por terminado su juego.
-¡maldito seas! ¡Eso no es divertido!-bufo la chica aguantando las ganas de arrojar el arma del videojuego contra la cara de Nolen, quien no podía parar de reír aun.
-cambiarias de opinión si te vieras en el espejo-replico él.
La mirada de ella era salvaje, aun en la oscuridad del cuarto lleno de gente, Nolen notaba el amplio rubor en las mejillas de Jane, no estaba seguro si era vergüenza o furia. La semidemonia rechino los dientes.
-¿es que jamás vas a superar ese drama? Ya Tristán no debe ni recordar lo que pasó….-agrego Nolen calmando su risa.
-esos rencores no se esfuman tan fácil, tú no sabes una mierda porque nunca tuviste novia-se defendió Jane poniendo el arma de juegos en la máquina, para a continuación sonreírle con desdén al hombre-pobre diablo solitario.
Nolen alzo las cejas fingiendo ofensa.
-puedo conseguirla cuando me plazca, mira esto-pidió.
El chico volteo a un grupo cerca de personas y eligió a una mujer al azar, luego se acercó y a propósito le alzo la falda rápidamente como si una ventisca hubiera pasado entre las piernas de aquella mujer. El grupo de personas se volvió atónito al ver a la tipa cubrirse entre con las manos las piernas, completamente avergonzada, esta planto cara a Nolen pero al verlo, todo deseo de golpearlo desapareció de su mirada, remplazado por sorpresa.
-lo siento, no pude evitarlo-se disculpó Nolen guiñándole el ojo, la mujer quedo boquiabierta igual que Jennifer.

-no vuelvas a hacer eso jamás-exigió Jessica pasmada.
-¿por qué?-dijo Nolen intrigado.
Retiraban los premios, luego de tanto jugar, les quedaban muchos tickes esperando ser cambiados, Ion miraba las cosas en el mostrador buscando algo de su gusto, mientras Jennifer cruzada de brazos miraba a Nolen con reprobación.
-la próxima vez, podrías encontrar a una mujer, que no se reprima de golpearte solo porque eres muy lindo-argumento ella secamente.
-¿cómo tú? ¿Que casi asesinas a Tristán a pesar de su linda cara?-la malicia de su voz no era sutil.
-si…. Exactamente como yo…-acepto la mujer reprimiendo un gruñido, no podía darse el lujo de actuar como bestia habiendo tanta gente alrededor.
Ion eligió un enorme peluche negro con un lazo rojo al cuello, lo saco del mostrador y lo ofreció a Jessica con una sonrisa.
-¡qué lindo! Gracias-se alegró su novia tomando en brazos el regalo, el cual era tan grande que costaba trabajo llevarlo sin que estorbara la vista.
-Teddy, no hay donde poner eso-le recordó Jennifer preocupada mirándolo de reojo.
-no importa, ya encontraremos donde-intervino Jessie abrazando el peluche.
-¿qué tal la cama de Titus? A él le encantaría-sugirió Nolen, Ion le dedico una mirada mordaz.

El dorado, el centro comercial que normalmente frecuentaban era bastante grande, situado en una bulliciosa zona comercial, contrastando con el distrito más pobre de la ciudad, trasladar el peluche de Jessica era un problema con tanta gente en el camino. Cuando lograron salir al frente de la entrada principal, Jessie e Ion esperaron ahí, mientras Nolen y Jennifer iban por un helado.
-estaba pensando últimamente en el asunto de “el Fear”  y de cómo conseguir información sobre eso-dijo Nolen, mientras esperaban en la fila para el helado.
La plaza frente al dorado estaba llena de vendedores ambulantes pululando en todas direcciones. Jane lo miro tan pronto menciono al Fear.
-me sorprende que conserves la esperanza a estas alturas Nolen…. Pero sabes lo improbable que es encontrar algo ahora-le recordó la semidemonia.
Nolen frunció en el entrecejo. El Fear, era una penitenciaria donde los demonios supuestamente eran llevados, nadie sabía lo que sucedía ahí dentro, solo que nadie volvía a saber nada sobre los prisioneros una vez entraban, Nolen buscaba desde hacía años el paradero de su madre, pero había tenido nulo éxito, trató con la ayuda de anónimo, mas fue en vano. Todo su fracaso en la búsqueda y la falta de señales que indicaran la muerte de su madre, solo le hacía temer que ella hubiera terminado tras los muros del Fear, por ello necesitaba otra estrategia.
-pero no puedo quedarme sin hacer nada, me detendré cuando encuentre a mi madre o cuando me confirmen su muerte….-dijo amargamente.
-ya lo intentaste con todo a nuestro alcance, ¿qué más podrías hacer?-pregunto Jennifer compasivamente.
El viento revolvió el cabello de Nolen un instante y él, sorprendido, podía ver el deseo de Jane por que el encontrara su objetivo, esos grandes ojos claros no podían mentirle.
-los humanos en el gobierno son los únicos que saben lo que hay en el Fear, y los únicos a quienes podemos recurrir, que tengan la confianza de los humanos son….
El shock se coló en la mirada de ella.
-pseudodemonios….-Nolen acepto con la cabeza.
-buscaré a Jean Wholferd-declaro.
-¡pero ellos casi son los matones de los humanos!-Jennifer consiguió por milagro no gritar la oración-ayudan a los hijos de puta que causaron nuestra desgracia en primer lugar.
-ya eso me da igual, cada quien en este mundo busca su propio bienestar…. Si ellos son lo que necesito hare que me ayuden-insistió Nolen firmemente-alguno tiene que saber que hay en el Fear, son mi única esperanza de saber si mi madre está ahí.
Jane bufo bajando la mirada indignada.
-puedes hacer lo que quieras yo no puedo gobernarte, ¡¿pero por qué tiene que ser Wholferd?! ¡Esa loca iba a dispararme por diversión!-rechisto la chica señalándose.
Nolen casi soltó una risita, pero la detuvo antes de que escapara.
-porque tengo su número, y es sensual-argumento astutamente.
Jennifer se cruzó de brazos con los ojos virados hacia el heladero, iba a comenzar a desesperar si no se movía la fila. Nolen olvido completamente aquello cuando de la nada una creatura deforme cayó del cielo sobre la acera justo al lado del heladero, la multitud se aterrorizó al instante y se dispersó como una estampida en todas direcciones. La cosa era un paracito y su sorpresiva aparición dejo a Nolen y Jane con las mandíbulas colgando.
-qué carajo….-iba a decir Jane pero se cortó cuando el demonio dio su primera estocada.
El paracito salto sobre un hombre y lo decapito con el hacha de carnicero que portaba. La cosa era bastante amorfa, su cuerpo tenía tres miembros, uno para sostenerse y dos con los que atacar, en uno de sus largos brazos llevaba el hacha picuda rebosante de sangre y en la otra una cosa parecida a una lanza rota, ambos brazos estaban muy por encima de su cabeza corta y con dientes acerrados reluciendo. El demonio empleando su pata en el suelo, similar a la de un réptil, salto varios metros y atravesó a una anciana en el paso, la sangre se rego y el paracito rugió regodeándose.
El demonio entonces descubrió a los Goldman, parados, aun anonadados, la creatura les gruño desafiante, Nolen le hizo un gesto a Jane para que retrocediera, ella lo hizo, puesto que para un ser tan insignificante como aquel, Nolen no requeriría de ayuda. El monstruo salto pretendiendo arremeter, pero el hombre no tuvo problemas en esquivarlo, la lanza que la cosa usaba se clavó en el pavimento y Nolen no desaprovechó la oportunidad, tomo al demonio por su pata trasera antes de que aterrizara y lo estampo contra el piso. En el caos la gente apenas se detenía a ver la pelea, Jennifer se mordía el labio esperando que esto terminara lo más rápido posible.
-¡dame ese mondadientes!-exclamo Nolen saltando casi cinco metros aterrizando sobre el pecho del paracito, este bramo con dolor, Jennifer casi sintió su dolor.
Acto seguido Nolen agarro la lanza en el brazo del demonio y lo alzo sobre su cabeza, sin mostrar piedad comenzó a estrellar repetidas veces al monstruo contra el pavimento tan fuerte que el suelo se estaba resquebrajando.
-¡termina rápido!-quiso Jane, sabía que la policía no tardaría y no quería quedar en evidencia.
Ella se subió la capucha de su traje esperando que no la reconocieran, eso podría suponer un peligro mortífero. El brazo del paracito se sometió a tal tensión debido a la violencia de Nolen que termino por desprenderse del resto de su cuerpo, por ello el paracito salió volando a una distancia asombrosa, Jennifer quedo estupefacta viendo como la cosa caía.
Nolen solo pudo ver asombrado el brazo del demonio aun en su mano, la piel del paracito que sostenía la lanza se desintegro rápidamente dejando solo el trozo de metal roto.
-¡tras él!-propuso Jennifer corriendo hacia el paracito aun en el suelo-¡vámonos de aquí!
Nolen obedeció sin dudarlo, mientras menos testigos mejor, el chico siguió el ejemplo de su hermana y se subió la capucha de la chaqueta. Su oponente se reincorporaba y sin darles oportunidad de alcanzarlo, el demonio huyó despavorido corriendo en dirección al distrito Shid, el más pobre.
Al menos habría mucha menos gente. El fugitivo saltaba por la calle y pronto empezó a trepar por los viejos edificios de ladrillo gastado, Nolen y Jennifer le seguían la pista sin parar de techo en techo.
-¿por qué un maldito paracito llegaría a atacar así? Sin razón-dijo Jennifer jadeando.
-no lo sé, solo sé que prefiero matarlo antes de que aparezca en la puerta de mi casa-respondió Nolen sin apartar la mirada del camino.
El paracito salto hacia el suelo, ellos lo imitaron y notaron perturbados que el paracito cayó junto a un puente viejo, que se erguía sobre un rio precario de agua sucia. Los Goldman sentían un claro asco a la idea de bajar hacia aquel sitio, pero el paracito no, pues de otro salto aterrizo a la orilla del agua pútrida y entro en la alcantarilla que se hallaba bajo el puente.
-mierda…. No-se rehusó Jennifer repugnada-que… asco…
La gente del lugar los miraba curiosamente, parecían acostumbrados a que aquello sucediera… Nolen aunque igual de repugnado que su hermana, sentía que era mejor terminar el trabajo, no quería pensar que habían pospuesto su helado solo para dejar con vida a esa creatura, sin mencionar que de todos modos el heladero ya estaba muerto…
-vamos, ya estamos muy lejos para volver-animo el semidemonio.
Jennifer suspiro resignada y salto tras el paracito seguida de su acompañante, ambos cayeron en una superficie resbalosa, el olor no les ayudaba mucho, sentían un impulso arrollador de vomitar. Apresurados por salir Nolen y Jane alentaron el paso siguiendo el camino trazado por el paracito al interior por unos cuantos minutos. Dentro del lugar la visión nocturna era una bendición, la humedad se colaba por las paredes y la sensación claustrofóbica socavaba a los dos chicos.
-¿eso… es una luz?-pregunto Jane señalando sorprendida hacia una ruta de alcantarillas a su izquierda.
Los ojos de Nolen casi se le caen de la cara, en algún lugar por esa dirección un resplandor tenue color rojizo interrumpía la húmeda oscuridad.
-lo es….-contesto el hombre dirigiéndose automáticamente hacia la luz.
No sabía si podía ser peligroso pero no había ninguna otra cosa más sospechosa que ese brillo, el paracito sin duda debía estar cerca. Cuando alcanzaron el resplandor ambos quedaron sin aliento: eran capullos demoniacos de paracitos, muchos de ellos…. Nolen sabía que no tardarían en nacer, mientras más brillo rojo tengan más cerca están de salir; y aquellos trascendían la negrura de la alcantarilla.
-no me lo esperaba, parece que nuestro paracito es una chica-gimió Jennifer manteniendo distancia con las docenas de capullos.
Nolen toco uno de los huevos, estaba tibio, se preguntaba si debía destruirlo ahora que no se movían. El sonido de algo aterrizar con un chapoteo lo saco de sus pensamientos, volteo precipitado y el paracito había regresado, la cosa parecía encolerizada de que estuvieran tan cerca de sus crías, Jennifer le gruñó enseñándole los dientes. El demonio furioso salto sobre la semidemonia, pero ella era más rápida.
Se movió menos de un metro a la derecha evitando la estocada, siguiendo sus instintos Jennifer abrió su mandíbula tanto como era posible exhibiendo los grandes dientes afilados de los que disponía y se abalanzó sobre el cuello del paracito. El chasquido que produjo la mordida sonó como un hueso roto…. Jennifer tiraba y desgarra salvajemente a pesar de los forcejeos de la víctima, la mujer sometió al demonio contra el suelo húmedo. Acto seguido libero la mandíbula sangrienta de la cosa y finalizo usando una de sus manos, la cual se había convertido en casi una garra letal para arrancarle el corazón a su enemigo, simplemente se abrió paso de una arremetida en la cabeza.
Nolen esperaba que ella fuera así de entusiasta a la hora de destruir los capullos.
Jennifer extrajo con un gruñido salvaje el corazón del monstruo y lo soltó en el piso. Nolen siempre se sentía perturbado cuando su hermana se dejaba llevar demasiado por su lado bestial. El paracito muerto se desintegró solo dejando el hacha de carnicero atrás. Jennifer respiro aliviada y se dispuso a limpiarse la sangre de la cara.-esa cosa sabia horrible-comento con una mueca.

miércoles, 12 de noviembre de 2014

El edén del infierno: Acto 1-Capitulo 4



4-Bajo la superficie

N
olen Goldman sentado en la perpetua oscuridad del sótano miro el celular en su mano, esperaba desde hacía varias horas una llamada, cada día, cada vez que la atendía, algo de esperanza en su interior se expandía, solo para desinflarse como un mero globo de fiesta al oír que no había nada nuevo. Cruzo las piernas y se inclinó sobre sí mismo en el sofá, normalmente cerca de la medianoche siempre estaba ahí, meditando y esperando ensoñado que la llamada que añoraba desde hacía meses llegara.
Esta llego, el teléfono sin hacer sonido se encendió sacándolo de la oscuridad y mostrando en su pantalla “anónimo” el contacto que esperaba. Nolen sin dudar atención y espero a que la voz robótica empezara a informar.
-rápido como siempre, señor Goldman-dijo el sujeto al otro lado del teléfono.
-no quiero rodeos, dime que sabes-casi exigió Nolen, su frente comenzó a sudar.
El silencio aguardo un minuto hasta que el sujeto prosiguió, con tono de monotonía.
-nada, ella es como si no existiera…. Nadie la ha vuelto a ver… jamás.
Nolen hizo un sonido ahogado en la garganta, la frustración lo atropellaba una vez más, siempre era lo mismo, ¡nadie sabía nada! Nadie en el mundo podía ayudarlo…
-¿con quienes hablaste?
-busque en todo el círculo social que la rodeaba, sus antecedentes, su trabajo, amigos… familia, pero es inútil.
-no lo digas en voz alta si sabes cómo está mi psiquis. Escucha, ¿hay algo que no hayas intentado?
-no he hablado con pseudodemonios, sabes que ellos no tienen empatía por nuestro pequeño grupo….
Nolen entrecerró los ojos, exhalo antes de arrastrar las palabras en su siguiente oración.
-entonces no te necesito más, gracias de todos modos.
-pe….
-adiós- colgó y miro el teléfono por unos segundos, planeando sus próximas jugadas.
Anónimos no podía hacer nada, su grupo clandestino buscaba información para los que pudieran pagarla, pero casualmente, ellos evitaban cruzarse con pseudodemonios, eran como el agua y el aceite. Precisamente cuando Nolen más necesitaba de ayuda.
Un pseudodemonio, era lo único que aún le quedaba por investigar, necesitaba uno y sabía dónde encontrarlo. Su intuición había vencido, tenía razón, necesitaría de Jean Wholferd pronto y Nolen tenía claro cómo sacar de ella todo lo que supiera.
-¿Nolen?-lo llamo Jessie en las escaleras, sus ojos rojos resaltaban entre la negrura. Algo en ella se veía frágil y preocupado-¿vas a comer?
Asintió y se tocó la sien con una mano, guardando el celular.
-claro, ¿ya se encargaron del intruso?-su voz era casi quebrada.
-Titus ya lo hizo, debió arrojarlo en algún basurero-explico la semidemonia avanzando hacia Nolen-¿quién te llamo? Parece que hubieras recibido la noticia de la muerte de alguien.
-algo así, estoy un poco mareado, es todo-se levantó y abrazo a Jessie con una fuerza poco usual. Ella un poco sorprendida le correspondió
Nolen pensaba que si bien, Jessica ni Jennifer eran realmente sus hermanas, eran lo más cercano que tendría a ello, no iba a desaprovecharlo. Al ponerla contra su pecho, sentía que por lo menos algunos pocos siempre estarían de su parte.

-Eres la jefa Jean-la elogió Angélica mientras le daba un trago a su botella de refresco.
-sí, bueno, valió la pena-afirmo la chica.
Tras la refriega volvió a donde Adirael la había esperado, el ángel lo primero que hizo fue asegurarse de que el kirin estuviera bien, no había dicho una palabra en todo el camino, como si sus labios estuvieran cosidos, Jean no quiso presionarlo, aunque en su interior la palabra Azazel se repitiera una infinidad de veces. Adirael hablaba con el kirin en la parte trasera del vehículo mientras Jean y Angélica comían en el capó, tuvieron tiempo de llegar a un puesto de hamburguesas para reclamar el premio.
-la próxima vez negocia dos hamburguesas, esto me deja corto-aviso Adon, sentado a su lado.
En su forma humana, el demonio era un chico delgado con grandes ojos verdes, totalmente verdes, cabello castaño despeinado y tez bronceada. El color de sus ojos era una película que los cubría en su totalidad, los seres terrenales no podía verlo, ellos solo verían ojos ordinarios, así que no les preocupaba su extraño aspecto. Adon dio un mordisco a su comida y hablo con la boca llena.
-¿Angélica tu qué haces aquí?, sales en todas partes-agrego.
-¿te molesta mi presencia?-Adon puso los ojos en blanco-porque si es así, debo recordarte que Jean es una de las pocas chicas de por aquí que es remotamente confiable.
-¿por eso fraternizas conmigo?-quiso saber la pseudodemonia con suspicacia.
-un poco, ya sabes, no tengo muchos amigos. Las otras alternativas aquí consisten en gente energúmena como Adirael o enfermos sexuales como Úrsula….-se estremeció-no creo que haga falta una gran explicación para mis razones.
-deja a Úrsula a un lado… ¡tú tienes sexo con Kent joder!-le recrimino Adon arbitrariamente escandalizado.
-¡hasta cuando con Kent!-devolvió ella-déjalo estar, él es genial, además de Jean con el sí puedo comer una pizza sin sentirme incomoda.
-oh lo que sea, no me importa si te acuestas con los perros callejeros mientras no estés transmitiendo enfermedades demoniacas a la gente. Por mi puedes divertirte con Kent todo lo que quieras-dijo Jean sin darle importancia, Angélica volvió a tomar de su botella.
-por eso me agradas tanto, ¡eres tan pragmática! Ojala Trixi siguiera tu ejemplo.
-Trixi sigue su propio ejemplo.
Jean sabía que su hermana era el tipo de persona que tenía su propia ética, ambas compartían ese punto. Pero Jean por su parte, no tenía prejuicios, no le importaba nada mientras no causara daños, así que ser medio puta y/o tener sexo con íncubos para ella era insignificante, aunque los pseudodemonios consideraran repulsivo tener sexo con demonios en especial los del tipo de Kent. Trixi tuvo que superar eso para poder aceptar a Úrsula….
-¿qué diablos…?-espeto Adon.
Jean oyó una brisa y acto seguido, se volvió viendo con consternación como el kirin volaba hacia el cielo oscuro. Maldijo por lo bajo, saltando del capo y corriendo hacia Adirael mientras volvía el envoltorio de su hamburguesa un ovillo.
-¡bastardo regresa!-grito ella, la gente del puesto de comida se volvió, pero el kirin había volado tan rápido que no lo vieron.
-ups-gimió Angélica.
-¿algún problema?-pregunto Adirael inquietado. Jean lo fulmino con la mirada.
-ahí se fue mi información, ¡había dicho que el señor de quienes lo capturaron era Azazel!
El ángel demoniaco puso los ojos como faroles.
-te…
-¿en qué tan grande problema te has metido Adirael?...-la voz de Jean era fría.
El demonio no respondió. Por su mirar, ella sabía que era algo grande, debía hacerlo hablar.
-respóndeme, ángel desplumado.
-¡la verdad no lo sé!-aseguro el chico agitado-yo solo tenía problemas con un grupo de chicos, es todo, nunca hice nada contra Azazel en mi vida.
Jean sabía que no mentía, Adirael parecía sincero, y ella no era fácil de engañar, bufo y se alejó hacia sus amigos.
-¿Azazel dijo?-inquirió Angélica perturbada.
-sí-Jean fue directo al interior del vehículo, subió al asiento del piloto y lo encendió, justo entonces Adon y la rubia subieron. El demonio se sentó tras Jean-Adon, regresa conmigo.
El chico asintió y se volvió una luz verde, luego en un destello desapareció y un brillo centelleo en el alma cristalina de Jean. Él había vuelto al interior.

Trixi Wholferd veía la televisión en la sala, Félix llevaba largo rato durmiendo, pero ella aun esperaba la llegada de Jean, eran las diez de la noche y no había regresado. Siempre era lo mismo, nunca temprano, aunque sabía que era estúpido, se sentía obligada a esperar su llegada, sin eso no era capaz de dormir.
Y entonces ella llegó.
-¿hoy que cosa fea encontraste para matar?-pregunto Trixi viendo a su hermana pararse junto al televisor.
-esta vez familiares, esos pequeños bichos con dientes-respondió ella sonriéndole con ligereza.
Trixi siempre había deseado tener algo de la seguridad que Jean irradiaba, era como si nada pudiera lastimarla. Pero a la vez, sabía que de hecho si podían y por ello nunca dejaba de preocuparse.
-imagino que te pagaron algo.
-no fue dinero, pero me pagaron tu cena, está en la cocina.
Trixi alzo una ceja.
-¿desde cuándo aceptas comida como pago?
-desde que me lo ofreció un maldito ángel sexi y arrogante. Si fueras de mi liga lo entenderías.

Trisher resoplo sentado al borde del edificio, normalmente no salía a esas horas, pero lo había aceptado solo porque Kent le había ofrecido unos porros de “coch”, una droga popular entre los demonios y pseudodemonios, era llamada así por el color de su envoltura. Trisher no era un drogadicto, sabía que no debía consumir demasiado, volverse dependiente podría costarle caro.
Por otro lado, a Kent ni parecía afectarle, fumaba y el único efecto visible era su repentino amor por el peligro, o…. su repentinas ganas de fornicar con lo que tuviera delante. El coch tenía la mala reputación de intensificar los instintos primarios del que lo fumara, y por la naturaleza de Kent, Trisher tenía demasiado claro que una vez drogado debía desaparecer de escena o atenerse a las consecuencias.
-¿por qué tardaste tanto?-casi escupió Trisher, cuando vio a Kent saltar desde otro edificio y aterrizar a su lado con ligereza ejemplar.
-estaba ocupado esparciendo la corrupción sobre las chicas cercanas-alego el incubo divertido.
-¿cuántas veces al día piensas en sexo joder?-le pregunto Trisher con suspicacia, Kent se sentó.
-no tengo idea. Pero no eres nadie para hablarme de “valores”, tu eres un maldito sombra que fuma coch-le dijo el hombre con naturalidad.
Trisher viro los ojos mientras Kent sacaba algo de su sudadera.
-solo preguntaba. Los “valores” son para monjas, sacerdotes e idiotas, esos humanos que se creen todo lo que los religiosos les vomitan encima-declaro el sombra con voz queda.
Kent le ofreció un porro, color rojo. Trisher lo acepto y al ponerlo en su boca el incubo le facilito un fosforo, el sombra lo tomo y usando la superficie donde yacía sentado lo encendió y uso para prender el coch.
 -te apoyo-lo apremio Kent y su mirada fue más seria al encender su propio coch-¿sabes algo del sujeto muerto en “ojonegro”?
-para nada, sé que tiendo a asechar personas y hurgar en sus recuerdos, pero no soy un espía-dijo Trisher soltando una bocanada de humo, joder, se sentía repentinamente vivo, como un bombillo al ser encendido. Creyó que si se enfrentaba a un demonio mayor, quizás con un poco de coch pudiera ganar sin ayuda-ese asunto es de la guardia cadena y lo sabes, ¿por qué debería meterme?
-porque la guardia cadena no está encontrando un carajo, si siguen así, el próximo podrías ser tu-le escupió el incubo medio irritado y luego dio otro sorbo al porro-y además, ¿quién sabe qué sicópata este haciendo esto? Y… ¿por qué?
Trisher se encogió de hombros.
-¿porque le dio la gana? Se dé dementes que simplemente matan porque se les antoja.
El incubo lo miro desde el rabillo del ojo con mala cara.
-probablemente, pero bajo la superficie hay algo más. Obviamente ni los periódicos ni la guardia cadena lo dice, los periódicos quizás no lo sepan y la guardia cadena puede que se sientan muy asustados de admitir su inutilidad.
-¿de qué estás hablando?-espeto Trisher.
No entendía nada de lo que hablaba el incubo, pero sus palabras eran muy firmes, no podía estar mintiendo o jugando.
-se dé demonios y humanos que desaparecieron así nada más, no sabemos a dónde se fueron.          
El sombra sintió una punzada de nauseas en el estómago.
-¿y?
-no sabemos nada.
Trisher estaba mirando hacia el callejón a su espalda. El corazón del demonio le retumbo al darse la vuelta y ver que Kent había terminado su coch y estaba encendiendo otro, había ansiedad en su mirada, una ansiedad fuera de lo normal. El coch podía aliviar la tensión y hacerte sentir fuerte, por ello Kent fumaba tan impulsivamente, sin embargo, causaba algunos efectos secundarios si se tomaba más de la dosis recomendable. Algunos eran particulares entre los que lo consumían, pero el principal, que todos presentaban, era que sus instintos básicos les nublaban la mente.
Trisher temía ser víctima de los instintos de Kent, así que se levantó, soltó el porro de coch y lo piso con la suela de su zapato. Kent lo encaro.
-¿pasa algo?
-creo que debo irme, me siento estresado y no quiero que el sicópata que esta suelto me atrape-dijo el sombra y salto hacia el callejón.
Mierda, no tomaras mi culo Kent pensó Trisher al aterrizar en el suelo.
Sabía que Kent no era gay, pero en su desesperación atraparía lo que tuviera más cerca y lo haría “suyo”, y Trisher sabía que si eso le sucedía, no podría soportar vivir con la humillación. El sombra corrió hacia la calle y se vio en el reflejo de un vidrio, iluminado con un farol. Sus ojos amarillos estaban enormes, tal y como esperaba el coch lo había puesto intenso.
Trisher era un sujeto de casi veinticinco años, delgado y con cabello marrón oscuro corto, mandíbula delgada y cejas gruesas, por alguna razón cuando lo mirabas muy fijamente a la cara en sus momentos de inexpresividad, daba la sensación de ver a los ojos a algún gato en la oscuridad. Trisher corrió más rápido y deseo encontrar alguna persona incauta en la calle, el coch le había causado ganas de devorar memorias.
Los sombras tenían el deseo de ver recuerdos, fundirse en la memoria de su víctima y hurgar. Algunos preferían mirar recuerdos buenos, otros disfrutaban de los malos, y nadie quería ser víctima de un sombra, ya que si le gustaban los recuerdos horrendos, al entrar en la cabeza de la presa, esta reviviría con abrumador detalle esa memoria aterradora. Trisher llego a otro callejón y vio algo raro, una tapa de alcantarilla abierta.
Eso no era normal, el chico se acercó y miro dentro. Al instante se puso blanco y exclamo una maldición.

-¿por qué mierda estoy yendo contigo?-espeto Trixi con voz seca.
-porque yo quiero-devolvió Jean.
Una llamada las había interrumpido justo antes de dormir, tuvo el impulso de dejar plantado al cliente, pero Jean decidió que mejor no manchar su reputación. El sujeto que la solicitaba era dueño de una agencia de festejos y juraba haber visto a un demonio rondando su almacén.
-esto es estúpido-alego su hermana, de brazos cruzados contra la silla del auto-tu sola puedes hacer esto y yo ya quería dormir.
-acepta que mientes, si me hubiera ido otra vez, aun estarías despierta-Jean la oyó resoplar.
 -es cierto-dijo Nanib el demonio adjunto de Trixi, ella resoplo y metió la mano en el bolsillo donde guardaba su alma cristalina.
-tu cállate-le ordeno.
Jean cruzo y se detuvo frente a un enorme garaje, estaba entre abierto y a un lado un viejo hombre yacía contra la pared con aspecto aterrado. Las chicas bajaron del auto y se dirigieron hacia allá.
-¿usted llamó?-pregunto Trixi cuando se detuvieron ante el sujeto.
El las miro de pies a cabeza, como si no pudiera creer lo que estaba ante sus ojos.
-¿son los exorcistas?-pregunto el hombre.
-si….-dijo Jean con una ceja alzada.
Exorcistas era el término que los humanos corrientes usaban para referirse a los pseudodemonios. Desde siempre los pseudodemonios se habían asegurado de que los humanos nunca supieran de su verdadera conexión con el mundo demoniaco, para ellos simplemente eran personas capaces de lidiar con los demonios, no sabían nada más; así que ignoraban el hecho de que los pseudodemonios en realidad eran personas que pudieron asimilar el poder que manaba del área demoniaca y así obtener algunas de las habilidades innatas de sus habitantes, los demonios.
-¿hay algo raro con nosotras?-pregunto Trixi suspicaz.
-ah, no, solo no esperaba chicas-dudo el sujeto al ver la cara de pocos amigos que le dedicaba Jean.
-¿acaso tengo voz de hombre en el teléfono?-escupió ella. El humano se tensó como una viga.
-para nada, solo supuse que era la… secretaria…
-oh en fin-dijo Jean con ojos en blanco-no es mi trabajo juzgar el machismo de nadie, solo dígame donde vio al puto demonio y nosotras nos encargaremos.
-está en el almacén-dijo el tipo atemorizado.
Jean sacó a Gwyrdd y se adentró junto a Trixi, ignorando al dueño del local, en el sitio había miles de sillas, mesas y cajas apiñadas, todo iluminado con una única luz en el techo, de manera que las esquinas eran relativamente oscuras. No veían nada extraño.
-tengo la sensación de que vinimos para nada-dijo la menor de las Wholferd. Ambas daban vueltas en el centro del garaje sin nada a la vista.
-le cobrare por la visita-gruño Jean.
Trixi su alma cristalina, color rojo e invoco con un destello su arma, un par de bagh nakh, de hoja color jade, adornada con relieve y mango color rojo. Las armas espirituales, nacidas del alma cristalina no tenían nombre, debido a que eran técnicamente una extensión del demonio adjunto, así que para referirse a ellas, siempre usaban el nombre de este.
-no gastes a Nanib en esto Trixi, quizás solo sea una alimaña-le propuso Jean.
-lo que yo estoy viendo no es una alimaña-dijo ella tensa, Jean se dio vuelta y siguiendo la mirada de su hermana encontró lo que buscaba.
No era para nada una alimaña, era…
-es un paracito, mierda-se quejó Jean.
El demonio era una enorme masa de algo color rojo carmesí, como plastilina deforme, que había sujetaba dos grandes oses para sostenerse y una máscara de jugador de jockey para ocultar su rostro, solo se podían ver dos ojos negros. Los paracitos eran demonios que por sí solos no representaban amenaza, pero al absorber objetos y/o seres vivos podían usarlos para fortalecerse y adquirir una forma más sólida.
-¡regresa maldito!-grito Trixi.
El paracito salto con sus dos enormes oses y cayó sobre una caja, dio otro salto huyendo por una ventana.
-odio a esas cosas, son muy agiles-dijo Jean al salir corriendo tras el demonio.
Ambas saltaron sobre las cajas y salieron por la ventana al techo del edificio vecino. El paracito brincaba largos intervalos alejándose. Jean pensó que se movía bien para ser un “pedazo de plastilina” como les llamaba, ese paracito solo engendro dos extremidades pero les daba buen uso, el resto de su cuerpo era el cuello y la cabeza, tenían suerte de que aún no hubiera pasado suficiente tiempo para que encontrara más cosas con las que equiparse.
Jean una vez tuvo que luchar contra un paracito que había tomado posesión de una armadura medieval y  una sierra eléctrica, desde ese día dejó de subestimar esos demonios.
-¡vuelve y pelea!-grito Jean disparándole con el revólver sin respiro ni cuartel.
El paracito esquivaba dando saltos impredecibles hasta que decidió saltar al callejón que tenía en frente, Jean no sabía cuanta distancia había recorrido pero no le importaba mucho despertar a la mitad de la ciudad en la persecución. Las hermanas Wholferd saltaron del techo siguiendo al paracito solo para descubrir que había desaparecido por una puerta abierta…
-¿alguien vive ahí?-dijo Trixi preocupada.
-lo dudo, nadie deja la puerta abierta así.
Se aproximaron con cautela, no tenían idea de lo que podría salir. Jean ingreso primero, mirando atentamente a la oscuridad del edificio, solo vio un largo pasillo gastado por el tiempo, paredes descoloridas y suelos con las losas arrancadas.
Ambas avanzaron mirando las habitaciones vacías y corroídas por el tiempo, pero no había señal del paracito. Jean esperando que su hermana la cubriera avanzó a mayor velocidad, vislumbro una escalera al final, pero algo la detuvo, Trixi la sujetó del brazo de un tirón.
-que…
-mira aquí…-dijo la chica con voz rígida. Se refería a la habitación que tenían a la izquierda.
Jean lo hizo y sus ojos se abrieron de par en par. En el cuarto no había nada, salvo un gigantesco agujero en el centro, ambas se preguntaron con temor a donde llegaría.
-esa cosa tuvo que ir por aquí-señalo Jean inquietada al entrar al sitio y pararse en el borde del hueco.
-vamos…. Aún tenemos que liquidarlo-murmuro Trixi sin muchas ganas.
-procura no darle la espalda a nada-aconsejó Jean y con el corazón en la garganta saltó.

No mucho después tocaron el suelo cubierto de un interminable charco, Jean se estremeció ante el repentino frio, Trixi aterrizó a su lado e ilumino con su arma, esta se encendió en rojo y pudieron ver mejor, aunque no mucho, pero lo suficiente para maldecir cuando notaron donde estaban. Alguien había cavado y roto las tuberías, a Jean no le supuso trabajo darse cuenta… todo lo que la rodeaba era tierra escarbada, vio pedazos de tuberías en el piso y otras aun goteantes saliendo de las paredes.
Pero eso no era el verdadero problema, el problema era que ante ella habían docenas enormes huevos color rojo, tan grandes que eran del tamaño de sandias, su textura era liza y a través de sus membrana transparente habían…. Paracitos. Las creaturas aún estaban en plena formación, eran masas sin forma, ni siquiera tenían ojos; los paracitos no tenían estructura específica pero siempre se modelaban de manera que tuvieran extremidades para moverse.
-joder….-dijo Jean atónita.
-¿capullos demoniacos? ¿Qué carajo? ¡Hasta donde yo se los paracitos nunca ponen huevos en este mundo!-exclamo Trixi ahogadamente.
El celular de Jean repico y ella aun anonadada lo contesto.
-¿Jean? ¡¿Dónde estás?! ¡Baje por un vaso de agua y ni tu ni Trixi estaban!-gimió Félix del otro lado de la línea. Trixi la encaró angustiada.
Jeanaún tenía problemas para articular palabra dé la impresión, pero cuando iba a forzarse a hablar algo le llamo la atención. ¡El paracito! La cosa apareció de la oscuridad y salto sobre Trixi, automáticamente Jean le voló la máscara junto con la cabeza usando a Gwyrdd, Trixi miro con la boca colgando como el demonio daba contra la pared, caía al suelo como un muñeco de trapo y se desintegraba totalmente. Jean dio un respingo sudando, pensó que era demasiada emoción para una noche.
-¡¿que fue eso?! ¿Está todo bien?-dijo Félix alterado.
-si….-Jean miro a su hermana-está perfecto.