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Sueño
de dominio
E
|
l
regreso a casa fue rápido, a altas horas de la madrugada no había mucha gente
en las calles ni cosas por las que detenerse a mirar, no es que Jean quisiera
que hubiera algo que ver, en realidad esperaba que cualquier cosa que escapara
a la normalidad se quedara fuera de su radar por esa noche. Había tenido
bastante con la guarida abandonada, encontrarse a Anastasia de nuevo podría ser
demasiado para ella.
Nolen
no dijo palabra durante el camino, lo único notable fue que durante el viaje,
el semidemonio se aferró mas al cuerpo de Jean, comparado con el trayecto
anterior. Ella fingió no notarlo.
No
mucho después arribaron a la casa solariega de Jean, entraron por el mismo
lugar del que habían salido en un parque cercano. Ambos abandonaron el bunker,
Nolen se limitó a seguir a Jean, quien se dirigió a la cocina y con un gesto le
indicó tomar asiento en la mesa, él no objetó.
Por lo
que el chico notaba, parecía que Angélica ya se había marchado y Trixi
probablemente dormía… sinceramente esperaba que así fuera y Úrsula no estuviera
en los alrededores. Lo que él menos quería era encontrar alguna escena
incomoda, debería estar acostumbrado, dado que vivía con Jessica y ella no era
muy discreta en sus actividades con
Ion, pero eso ya era algo a lo que se había acostumbrado y tampoco era como si
se los encontrara siempre de frente, no así con encontrar a una total extraña
teniendo sexo lésbico con un demonio…
Alejó
de inmediato esos pensamientos de su cabeza y trató de concentrarse en el
presente. Sorprendentemente se sentía cómodo en la casa Wholferd.
Nolen
siguió a la pseudodemonia con la mirada, ella con total naturalidad; buscó
dentro de su nevera, sacó dos vasos y una botella de plástico. Puso uno de los
vasos frente a su invitado y otro para
sí misma en la mesa, luego sirvió jugo de naranja de la botella.
-Gracias,
creo-dijo él sorprendido por la atención, sostuvo su vaso con ambas manos y
miró su contenido homogéneo.
Jean se
servía a sí misma y luego colocó la botella en la mesa, antes de tomar asiento
junto a Nolen.
-pensé
que te agradaría, luego de semejante… noche-explicó y dio un largo trago a su
propio vaso.
Nolen
dio un sorbo a su bebida, era muy dulce, con el agradable sabor cítrico que un
jugo de naranja debería tener.
-es
amable de tu parte, es raro, a simple vista no pareces alguien así-señaló al
terminar.
-puedo
ser amable-declaró ella poniéndose cómoda en la silla, era como si los
acontecimientos ocurridos en las últimas horas nunca hubieran ocurrido. Se
peino su erizado cabello hacia atrás con una mano luciendo relajada,
especialmente cuando cerró los ojos-solo debo desear serlo, cosa que no pasa a
menudo.
-en
verdad que esa cosa no te consumió por completo-comentó Nolen mirando su jugo,
examinó los detalles del lustroso vaso de cristal.
-¿el
Amanojaku?-el hombre demonio aceptó con la cabeza, Jean hizo un mohín por
reflejo-no lo hizo, solo me hizo más egoísta, quizá alguna vez tuve un espíritu
heroico, pero ahora está muerto.
-yo no
lo definiría así-contradijo Nolen sonriendo amablemente, ella abrió sus
parpados y lo miró de reojo-me pareces mas bien, una anti heroína, puedes
realizar actos de ese tipo, pero no cumples con las características que se
esperarían de un héroe.
Jean
miro hacia delante, sin fijarse en un punto especifico.
-nunca
quise ser una heroína, al menos no como una decisión concreta, de todos
modos-hizo saber la mujer y terminó su bebida con un último trago largo-Solo
sabía que quería ser como mi madre y mi padre, quería salir y perseguir
demonios, ser una cazadora, eso es todo.
-¿y
salvar personas? Se supone que ustedes existen para preservar el orden-preguntó
Nolen curioso.
Ella
negó con la cabeza.
-en
esos días no pensaba mucho en mis motivos, solo quería hacerlo, fuera porque me
parecía genial lo que mis padres hacían o porque el impulso de demostrar mi
fuerza estuviera en la sangre que corre por mis venas-Nolen terminó su propia
bebida mientras ella hablaba-se dice que el fervor y la bravura son parte
intrínseca de nuestro linaje, así que no me sorprende.
-Trixi
no parece muy feroz-discutió Nolen cruzando los brazos sobre la mesa.
Jean
miró su vaso, ahora vacio.
-nunca
dije que todos naciéramos queriendo matar demonios. Solo dije que el valor y la
pasión son cosas que todo Wholferd ideal debe tener, se dedique a la caza o
no-explicó ella y dejó su vaso en la mesa-Trixi no es apasionada de la caza,
pero llegado el momento de hacerlo, si realmente merece llamarse Wholferd,
peleará como la cazadora que por naturaleza es.
-es
interesante ¿y qué hay de tu tío?
Nolen
percibió que la mujer se puso tensa, fue como si hubiera pisado un terreno
delicado o hubiera dicho algo asqueroso.
-él….
es una oveja negra-dijo Jean casi con repugnancia-de hecho, no es realmente uno
de nosotros-Nolen alzó las cejas con interés-Félix… fue un error de mi abuelo, no sé como mi abuela permitió tal cosa, pero de
algún modo escondieron el hecho de que Félix no fue dado a luz por una mujer de
nuestra familia, si se hubiera sabido, nunca lo habrían dejado quedarse entre
nosotros-Jean se puso de pie y recogió los vasos junto con la botella y se
dirigió a guardarlos en la nevera mientras proseguía-por fortuna Félix, al
menos por fuera, parecía un Wholferd, más o menos, pero realmente nunca podría
ser uno.
-¿a qué te refieres?-inquirió Nolen viendo a
Jean regresar a la mesa- media metro ochenta, era pelirrojo y tenía ojos
amarillos ¿no?
-sí,
pero nunca tuvo dotes para la caza y se lo consideraba un Wholferd imperfecto,
no solo porque su aspecto se desviaba del patrón familiar…-explicó ella
poniendo mala cara mientras se sentaba-hablé con muchas personas que lo
conocieron, pero todas me decían lo mismo: Félix era de hecho, muy miedoso para
el estándar del linaje y nunca pudo vincularse con un demonio, nunca pudo tener
un adjunto.
-parece
que su madre no aportó mucho a la genética-opinó Nolen sintiendo lastima por el
sujeto, cosa que Jean no parecía sentir.
Ella le
dio la razón con un gesto de la cabeza.
-Fue un
fracasado como Wholferd-dijo la pelirroja-supongo que es el resultado de acoger
mestizos de dudosa procedencia dentro de la familia. Félix fue un caso aun más
extremo, porque mas allá de no lograr lo que se esperaba de él… cometió un
crimen imperdonable.
Jean
frunció los labios. Nolen esperaba impaciente a que continuara el relato, a él
le encantaban los dramas televisados y esto se parecía mucho a uno, solo que en
vivo.
-Se enamoró
de una demonia-dijo ella. Nolen abrió mucho los ojos y se sintió un poco herido
ante tal rechazo en la voz de la cazadora. Él aunque fuera en parte era un
demonio y Jean pronunció esa palabra con profundo asco. Intentó no demostrar lo
que sintió ante ella-pero eso no fue exactamente el problema. El asunto fue
cuando él nos traicionó y todo salió horriblemente mal. Félix le ayudó a traer
demonios a este mundo, no sé por qué, quizá algún plan similar a la secta de
Azazel, lo cierto es que hubieron muchas víctimas, entre ellas mi abuelo, quien
fue asesinado en la masacre, cosa bastante irónica. Cuando todo pasó, Félix fue
desterrado, debió morir, pero tuvieron compasión de él y lo dejaron ir.
Jean no
sonaba nada satisfecha con el desenlace, parecía como si ella misma hubiera
querido tomar a Félix y ahorcarlo en algún árbol.
-es un
ser bastante desgraciado-comentó Nolen compadecido.
-no
merece respirar-gruñó Jean y cerró los ojos de nuevo con ademan desdeñoso-La
muerte de mi abuelo afectó profundamente a mi abuela, ella se deprimió y no
sobrevivió mucho tiempo. Félix básicamente la condujo a la tumba.
Hubo
silencio por un rato, Nolen nunca tuvo realmente un hogar tan volátil, hasta
donde recordaba, nadie mató ni traicionó a nadie…. Al menos hasta el día en que
los sectarios de Asmodeo lo arruinaron todo. Le molestaba que todos en su
círculo social tuvieran infancias trastornadas y él fuera el único medianamente
normal.
-sabes
mucho, considerando tu edad entonces-fue lo único que pudo decir.
Ella se
encogió de hombros.
-supe
detalles recientemente, pero admito haber espiado de niña más de una vez-ella
profirió una pequeña sonrisa traviesa de pronto y a continuación miró hacia el
techo. En ese instante su efímera sonrisa murió-ese fue el preludio del fin.
-¿qué?-dijo
Nolen inquietado.
Jean
frunció el ceño y pareció nostálgica.
-todo
fue cuesta abajo desde entonces, la gente comenzó a desaparecer y básicamente
todo lo que ahora ocurre, sucedió en esos días. Hasta que todo culminó con el
holocausto-se mordió el labio con desagrado-la propia existencia de ese inepto
es como una ironía, casi un chiste, Félix logró salvarse solo porque fue exiliado
y no se le permitió volver a ningún dominio de los Wholferd, de haber estado
ahí, no habría tenido oportunidad.
-supongo
que fue el único gran golpe de suerte que tuvo en su vida-sugirió Nolen-no
importa lo que haya hecho, realmente era un miserable y quizá merecía tener su
momento de fortuna…
-deja
de hablar en su favor o desearé golpearte-amenazó Jean con voz venenosa, Nolen
se silenció enseguida, ella hablaba enserio.
De
pronto Jean resopló exasperada y pareció mirar en otra dirección antes de agregar
con ademan casi rabioso:
-¡Y el infierno, tu cállate!
Nolen
inclinó la cabeza a un costado hallándose confundido por tal arrebato. Jean
pronto se dio cuenta de lo que había dicho y se volvió a él otra vez. La
pelirroja parecía reorganizar las ideas en su mente, era como un lapsus mental.
-lo
siento, Adon a veces me molesta y no me doy cuenta de que hablo en voz
alta-confesó ella casi avergonzada, no había rastro de su repentina hostilidad
anterior.
-es…
está bien-le hizo saber él.
Definitivamente
no había nadie normal en su vida.
-de
cualquier modo, siento que no pudiéramos averiguar mucho sobre Anastasia…-le
recordó Jean intentando cambiar de tema.
Nolen
entonces recordó una idea que estuvo bailando por su cabeza durante el viaje de
vuelta.
-estaba
pensando que probablemente fueran los Amanojaku que te atacaron, ellos pudieron
afectar a Anastasia…-dijo dudosamente, Jean se relamió los labios y se tornó
pensativa. Se delineó la mandíbula con una mano.
-no
creo-sentencio firmemente.
-¿por
qué no?
-Los Amanojaku
solo se alimentan de nuestra bondad intrínseca-explicó la cazadora
cansadamente-te hacen malvados, simplemente.
-Anastasia
parece encajar en eso-dijo Nolen aunque lamentando el hecho.
-estoy
de acuerdo-aceptó Jean-pero no es como si por ser malvado un día simplemente
despertaras y dijeras “hoy ayudaré a Azazel a invadir este mundo” tu hermana
tendría que habérsela fumado bien grande para que así fuera-Nolen no pudo
luchar contra tal argumento, intentó pensar en que responder cuando Jean volvió
a hablar esta vez con voz plana-Anastasia además dijo que fue liberada por
Azazel, los Amanojakus no son siervos de ese demonio, Azazel es bastante
temido, pero no significa que todos los demonios necesariamente se inclinen
ante él.
-maldita
sea, estoy sin nada, supongo-se lamentó el semidemonio con profunda aflicción,
mirando a un punto indefinido en la mesa.
-mira
el lado positivo-le sugirió Jean a modo de consuelo-si hubieran sido los
Amanojaku, Anastasia no tendría remedio, así como yo no lo tengo-ella suspiró
con desgana y entrelazando apretadamente sus dedos en su regazo-sea cual sea el
nivel de daño que me hayan hecho, tendré que vivir con ello hasta que muera.
Nolen
le dedicó una mirada lamentable, como lamentar la pérdida de alguien importante
para un amigo.
-ojala
pudiera hacer algo.
Jean
bajó la cabeza, dejando el erizado flequillo escarlata sobre su rostro, a
continuación una sonrisa casi imperceptible se asomó en sus labios,
agradeciéndole su empatía de forma tacita.
-estoy
bien, puedo vivir con esto.
Incluso
en sombras, el ardor de su cabello rojo parecía trascender la oscuridad, como
el fuego. A Nolen eso le pareció hermoso, algo sublime y grandioso, lleno de
poder.
Nolen
estaba un poco inquieto, nunca había pasado la noche en un lugar ajeno a su “familia”.
Naturalmente no tenía razones para estar preocupado, Jean no era una amenaza,
pero era extraño para él. Y luego estaba eso de dormir en la casa de una chica,
Nolen tenía muchas experiencias en la vida, pero realmente el trato con el
género femenino, más allá de sus hermanas, era casi nulo.
Solo
había tenido sexo una vez…. Y las cosas habían salido…. No como esperaba.
El semidemonio se puso cómodo en el sofá, sus
ropas nuevas se sentían muy bien. Esperaba que las prendas de Nicola le
quedaran grandes, pero sorprendentemente encajaban bien, puede que fuera ropa
vieja y el pelirrojo no las pudiera usar sin quedar apretado en la actualidad.
Jean
insistió a Nolen que permaneciera en la residencia, era muy tarde y decía que
salir solo a esa hora era mala idea con Anastasia ahí fuera, Nolen no tuvo modo
de hacerla cambiar de opinión. No se quejaba tampoco, Jean le ofreció ducharse
y hasta le prestó ropas de su primo, claramente el semidemonio era un invitado
apreciado.
Jean se
encargó de avisar a las gemelas de que su hermano no regresaría durante la
noche, dejó a Nolen en el baño para que se duchara y luego fue a hablar con
Trixi, él no estaba claro para qué, pero así fue. Nolen se miró en el televisor
de los Wholferd, su reflejo estaba relajado en la oscura sala, pero había
tensión oculta detrás de sus ojos.
Esperaba
a que la pelirroja terminara de ducharse y viniera por él. Luego no estaba
seguro de que pasaría…. Esperaba no ser el pervertido que tergiversara la
situación y malinterpretara la hospitalidad de su “novia”. Por llamarle de
algún modo.
Poco
rato transcurrió, hasta que ella finalmente emergió de la oscuridad.
-acompáñame-pidió
ella suavemente. Nolen la vislumbró a escasos pasos del sofá, sorprendentemente
el L’Enfer no la sintió llegar.
-ah…-iba
a decir cuando por instinto su atención se centro en ella, en toda ella.
Su
cabello despelucado y húmedo yacía desparramado sin restricción sobre su cara,
sus hombros y su espalda. No usaba calzado, la única prenda que portaba era un
pijama, que consistía en un vestido de tela fina hasta la mitad de los muslos.
No era lo que esperaba, no sabía por qué, pero no lo era. Simplemente no podía
asimilar encontrarse a Jean dejando ver tanta piel…. Tanta pálida y tersa piel…
Si Jean
advirtió o se incomodó por su mirada, no lo hizo notar. Sencillamente se dio la
vuelta y camino hacia las escaleras, esperando ser seguida.
Nolen
recobró el manejo de su propio cuerpo y se apresuro detrás de la pelirroja.
Lo
siguiente que él supo, era estar en el cuarto de Jean. La ventana estaba
totalmente abierta y había poco donde ir en el pequeño recinto. No supo qué
hacer, así que optó por sentarse en la cama y así dejar más espacio para la
mujer, quien permanecía de pie cerca de la ventana, mirando hacia afuera, como
si fuera cosa interesante.
La
brisa nocturna movía ligeramente su melena, eso era algo que Nolen,
indudablemente, encontraba interesante. Entrelazó los dedos entre sus piernas
abiertas, el semidemonio se sentía extraño, era un ser por poco divino entre
los de su tipo, capaz de estar cerca de la altura que ostentaban los grandes
demonios, y aun así, ahí estaba…. Como
un idiota colegial en su primer día de escuela: nervioso y dudoso de que hacer.
Era
estúpido. Absurdo. Hasta vergonzoso, de hecho.
Entonces,
Jean se movió.
Sus
movimientos eran elegantes y certeros. Fue al umbral del cuarto, cerró la
puerta y puso seguro. Nolen entonces lo comprobó, sabía lo que iba a pasar, lo
imaginaba antes, pero ahora estaba ocurriendo ante él.
El
vello de su cuerpo se erizó con anticipación.
Jean se
dio vuelta y camino la poca distancia hacia Nolen, antes de posicionarse
delante de él. El hombre lentamente alzó la mirada y se encontró con los ojos
amarillos de la cazadora, profundos, llenos de intensidad y de la firmeza que
Nolen no estaba mostrando.
Casi se
quedo perdido en ella, cuando sintió las manos de la mujer colocarse sobre sus
mejillas. Nolen experimentó una sorpresa inusitada, las manos que lo tocaban,
eran tibias y su toque era…. Lo que se describiría como tierno. Lucifer, él no
estaba acostumbrado a recibir ese trato de quienes no fueran sus hermanas y
menos si era alguien como Jean, con quien apenas tuvo cualquier contacto.
Un
estremecimiento agradable lo recorrió.
-Yo….
-Silencio-interrumpió
ella, sin filo en su voz.
Los
pulgares de la mujer lo acariciaron. Antes de que él respirara de nuevo, Jean
se inclino y junto sus labios.
El
calor lo recorrió hasta la punta de sus pies, dejó de pensar, solo sintió. Jean
lo beso con afecto, en su comienzo era casto el beso, lo picoteaba de modo casi
juguetón con sus suaves labios. Nolen le respondió, pero poco después, ella le
mordió con cuidado en el labio inferior… él lo supo, abrió la boca por reflejo
y sus lenguas se encontraron.
Aunque
estaba muy enfocado en besarse con Jean, Nolen era dolorosamente consciente de
que había un “problema” creciendo entre sus piernas.
Con un
jadeo, parecido a una maldición, él se liberó de los labios de Jean para
respirar.
Las
manos de Jean bajaron de su cara y se posaron en los hombros del semidemonio,
se aferro a ellos arrugando la ropa intentado sentir toda la forma debajo.
Nolen sabía que estaba totalmente sonrojado ahora, cuando buscó de nuevo los
ojos de su compañera para ver cómo le iba a ella, se sintió aunque orgulloso,
algo cohibido… Jean no lo miraba a la cara, ella veía todo lo que se encontraba
debajo de esta, Nolen descubrió mucho deseo escondido detrás de su poco
variable semblante.
Era un
hecho, Jean era una persona de sutilezas, al menos en estos temas, no podía
esperar que ella solo llegara y dijera todo como si fuera cualquier
trivialidad, no era tan simple. Pero prestando suficiente atención, era
evidente que tenía sus maneras de demostrar cómo se sentía por los demás.
-quítatela-pidió
ella, con voz arrastrada, como si no le quedara aire.
-que…-iba
a decir, pero Jean tiro de la tela en los hombros del chico, haciendo evidente
a que se refería.
Obedeció,
Jean le dio espacio y Nolen simplemente se saco la camisa por la cabeza, en un
sagaz movimiento, antes de dejarla al pie de la cama.
Inmediatamente
libre de la parte superior de su ropa, fue asaltado por la boca de Jean de
nuevo, no esperaba que ella fuera tan agresiva. Le dio un profundo beso en la
boca y luego uno más suave en la mejilla mientras lo empujaba hacia la cama.
Sin ánimo
de resistirse, se dejó caer.
Jean se
monto en su regazo, Nolen soltó un gemido, estaba muy sensible dentro de sus
pantalones. La pelirroja se reclino sobre su compañero examinándolo con la
vista y las manos, ahora tocando las formas de su pecho con ímpetu, mientras
que la parte baja de la fémina comprobaba el “armamento” del hombre sobre el
que montaba.
La
cazadora hizo un leve gruñido mientras se frotaba contra la entrepierna dura de
Nolen. A su vez, el semidemonio ya no pensaba nada, por instinto posiciono
ambas manos en las piernas descubiertas de la mujer y pudo sentir lo fuerte que
era su musculatura, eso lo excito a sobremanera.
-Tú
también-dijo Nolen de forma estrangulada-La ropa… mierda.
Jean lo
se detuvo un momento para verlo, él por un instante esperaba que ella se negara
o algo así, pero ese pensamiento se esfumó cuando Jean retiro las manos de él y
acto seguido, se despojó de la pijama en un instante fugaz.
Nolen
se permitió un momento para mirarla, estaba oscuro y él no estaba usando su visión
nocturna, pero no importaba, la luz que entraba por la ventana le bastaba.
Estaba
ella en toda su gloria.
Lo
único que llevaba bajo la pijama, era una braga color rojo y negro, el resto;
estaba a la vista. Jean no era nada como la última mujer con la que se acostó,
esa otra chica era suave y blanda, de talla estándar…. La cazadora encima de
él, era casi de su tamaño y su figura curveada era firme, con músculos sólidos
evidentes, pero suave al tacto sin embargo. Sus caderas eran anchas y su pecho
de talla media.
Nolen
se sentía muy atraído por todo lo que se viera fuerte y poderoso. Esto era la
cosa más hermosa que había encontrado hasta ahora.
Sus
pensamientos fueron interrumpidos por Jean, quien comenzó a frotarse de nuevo,
ahora con mas afán, al grado que Nolen podía escuchar sus bajos gemidos. Ella
entrecerró los ojos mirándolo mientras fruncía el ceño y jadeaba ligeramente.
Corrientes eléctricas recorrían la espina de Nolen, le dolía lo dura que estaba
su erección, pero aun así se sentía increíble.
Él se
echó hacia delante, consiguiendo sentarse, para sorpresa de Jean quien se lo
encontró ahora frente a frente, casi tocándose las narices. Nolen la tomo con
ambas manos de la cintura, encontrando bajo su tacto los abdominales de ella,
levemente dibujados bajo su piel, pero duro en las grandes manos del hombre.
Jean reaccionó poniendo sus brazos sobre los de Nolen y entonces, este la besó.
A pesar
de haber estado actuando con sorprendente dominancia, Jean no dio queja, le permitió a Nolen meterse en
su boca y acosar su lengua.
Jean
rompió el contacto cuando Nolen molió sus caderas contras las de ella, era muy
fuerte, ella chilló y su amante podía sentir como ella sudaba, a la vez que se
mojaba donde sus cuerpos se frotaban, eso le constató a Nolen que hacia un buen trabajo. Sobre todo porque los iníciales jadeos de la pseudodemonia ahora eran verdaderos
gemidos.
Él
apretó los dientes y miro como Jean contorsionaba su cara, mostrando que sus
“actividades” la estaban afectando. Esa expresión de placer fue todo lo que
necesitó para acabar con la paciencia de Nolen.
En un
arrebato, el semidemonio dio la vuelta a las cosas y colocó a Jean sobre la
cama, con él sobre ella. Nolen amó como
su pecho se pego a los de ella, el olor a sudor y jabón que desprendía el
cuerpo de la mujer debajo suyo lo estaba intoxicando, tanto como el tacto que
compartían.
Jean
respiraba pesadamente mientras se aferraba a Nolen, cuya cara mantenía oculta
en los alborotados cabellos rojos de ella.
El
hombre dio un respingo bajo al sentir los labios de Jean en su cuello y las
manos de la ya mencionada, le hacía suave presión empleando los dedos y las
uñas, en un área sensible de su espalda. Nolen maldijo, una cosa era segura,
Jean estaba acostumbrada a esto, sabia en que sitio poner las manos.
No tuvo
tiempo de ponerse celoso, pensando en los hombres que ella había tenido antes
que él. En ese momento, todo lo que quería era liberar la pulsante y
desesperada erección que llevaba.
Se
levanto un poco, casi liberándose de las manos de Jean, quien simplemente lo
miraba. A pesar de la expresión tranquila y ligeramente deseosa en su rostro, estaba
sudada, muy roja y su pecho subía y bajaba a ritmo acelerado. Su cabello,
usualmente peinado hacia atrás, ahora estaba libre en todas direcciones sobre
la almohada. Él se enorgulleció de poder ponerla en ese estado.
-yo…-comenzó
mientras se llevaba las manos al botón de sus pantalones de pijama. Su erección
era escandalosamente evidente y la mancha de humedad que había conseguido con
ayuda de Jean no ayudaba. Ella comprendió sin pensarlo mucho, asintió-¿estará
bien?
-no te
preocupes por mi-pidió Jean con voz ronca, antes de sonreírle-tu solo… haz lo
que tienes…
Nolen
no espero más permiso. Saco su virilidad de los incómodos pantalones, Jean
reclino la cabeza con interés, Nolen no se avergonzaba aunque tampoco estaba demasiado
orgulloso… era lo bastante dotado, sin llegar a ser demasiado impactante.
Miro la
bonita ropa interior de Jean y algo en él se rompió. Con una mano, sin reparo,
arranco la prenda húmeda como si fuera algo que despreciara a más no poder.
Jean tuvo poco tiempo para demostrar sorpresa, cuando Nolen ya estaba encima
suyo y enfundado en su interior.
Ella
gimoteo, sin dejar muy claro como se sentía al respecto. Bien o mal, no objetó.
Era
caliente, ajustada, malditamente bueno.
Nolen
se aferro a ella y comenzó a empujar, dentro y fuera. Jean lo envolvió en sus
brazos y saco sus piernas debajo de él para más comodidad. El hombre apretó
fuerte y el placer lo estaba invadiendo, se enfoco en profanar tan fuerte y
profundo como pudiera en el cuerpo de Jean. Percibir la suavidad firme de su
piel y la calidez de su interior lo estaba haciendo perder la cabeza.
Quería
perderse en sí mismo y gozar el momento, cuando para bien o para mal, se fijó
en el rostro de Jean.
Hacia
una mueca pronunciada de dolor, cuando los oídos de Nolen escucharon algo aun
peor que la cara que estaba mirando: una especie de crujido.
Maldijo
su vida.
Jean
cerró los ojos sin cambiar mucho la expresión de su cara. No, no de nuevo, él
quería ir a un agujero y morir. Nolen se detuvo al instante, su cuerpo entero
tembló, se ancló firmemente en la cama, con las rodillas y los pies, como una
maquina súbitamente apagada. Jean bajo la escrutadora mirada de Nolen,
lentamente suavizaba sus rasgos, ella lo observó con ojos vidriosos.
Él no
sabía lo que significaba esa cara.
Pero si
sabía que debía detenerse inmediatamente. No quería salir de su interior, pero
tampoco quería triturar a Jean. Nolen estaba desesperándose, la expresión en su
cara estaba vacilando, sus malditas cejas no permanecían quietas, ni tampoco lo
hacían las comisuras de sus labios, se negaban a responder sus ordenes cuando
pedía que dejaran de tiritar.
Así
estuvo un tiempo, mirando a Jean y deseando poder controlar mejor su cara, como
ella lo hacía.
Hasta
que la cazadora se movió para tomar el rostro de Nolen entre sus manos y
acercarlo a sí misma. Estupefacto, Nolen la siguió, y pronto se encontró
besándose con ella una vez más. Esta vez fue diferente, no era un beso puramente
pasional el anterior, se sentía como si Jean intentara tranquilizarlo y
convencerlo de que todo estaba bien.
Se
relajó inevitablemente.
No se
esperaba eso de la chica a la que acababa de hacer pasar semejante mal rato.
Pero le gustaba, se sentía muy bien en su pecho, esa sensación de comprensión.
Jean
ajusto sus piernas en torno a Nolen y lo insto a moverse de nuevo. Nolen se
libero ligeramente de los labios de la pelirroja y suspiro antes volver a
penetrarla, esperando no hacer más daño. El placer que nació en su cadera se
rego por todo su cuerpo, pero esta vez, intento controlarse desde el principio,
la idea era que ambos salieran bien parados de eso, no que Jean abandonara la
habitación en silla de ruedas.
Ella
comenzó a dar muestra de que estaba gustándole, hacia la misma expresión de
disfrute cuando se frotaba a si misma contra Nolen, su respiración era pesada y
una sonrisa extraña se asomaba en sus labios, junto con los gemidos.
Nolen
agudizó la velocidad, no supo cuanto tiempo tardo, pero pronto sintió que Jean
se ajustaba mas entorno a su virilidad, más y más, hasta que de pronto ella no
pudo resistir.
Jean
soltó un bramido bajo, apretó los dientes y cerró con fuerza los ojos. Nolen se
tensó mientras se aguantaba a si mismo dentro de Jean, a la vez que ella tenía
su orgasmo. Ella lo apretaba con suma fuerza entre sus brazos, pero para él era
perfecto, podía responderle del mismo modo y no preocuparse de romperla, Jean
era resistente, por encima que cualquier humano normal.
Nolen
alcanzó su límite, pero se resistía, temía descargarse y ver las consecuencias
por venir. Intentó salir de ella para hacerlo en otro lado, pero Jean lo
mantenía preso.
-Jean,
¡¿¿qué haces….??!-se quejó, pareciendo casi asustado cuando no pudo desencajar
sus caderas de ella.
Todavía
aguantando su orgasmo, Jean le dio un rápido beso en la boca impidiéndole
continuar su protesta.
-¡hazlo
maldita sea!-exigió ella escondiéndose en el cuello de Nolen.
Eso fue
todo.
Nolen
gruño con fuerza y dejó ir todo lo que reprimía en el interior de Jean,
mientras la apretujaba contra la cama. Se sentía glorioso, uno de los mejores
momentos de su vida.
Al
menos hasta que se detuvo a notar lo que había pasado.
Infiernos- pensó.
Intentó
regular su respiración frenética, entonces se dio cuenta que Jean estaba
acariciando su espalda y ya se había calmado. Hizo un poco de espacio entre
ellos y le dedico una mirada preocupada, la mujer se la devolvió, mostrándose
sin inquietud. Aunque la expresión de Jean no era exactamente eufórica, había
un raro brillo en sus ojos.
Nolen
supo que al menos, no lo había arruinado totalmente.
Ella
habló:
-¿qué sucedió?
Parecías alterado. Por un momento pensé que te desmayarías-le susurró Jean como
cosa no importante.
Nolen de pronto se
mostró escandalizado.
-¡claro que estoy
alterado! ¡Te crujieron los huesos!-exclamó.
-¿eh?-farfulló la
mujer un poco desorientada.
-pensé que te había
roto algo o peor…-dejó salir sus temores, su mirada aterrada hizo mella en
Jean, tal como lo hizo durante el acto. En ese momento él parecía al borde de
una crisis nerviosa.
-estoy bien, mi
cuerpo soporta fácilmente esas cosas-intentó calmarlo.
-no debiste haberte
quedado callada, tendrías que haberme dicho que te estaba dañando.
-está bien.
La paz se rompió
totalmente. Esto no era un “momento feliz” de esos que las parejas tienen luego
del sexo, Jean lo notó rápido.
-¡Claro que
no!-replicó Nolen-odio lastimar a la gente, especialmente a las mujeres…. Luego
de… de ciertos accidentes...
Jean no preguntó
inmediatamente por lo que el silencio se adueñó del lugar. Ella pudo discernir
en los ojos de Nolen que estaba recordando algo que con toda seguridad, deseaba
olvidar. La mujer pelirroja no necesitaba esforzarse mucho para imaginar que
pudo ser ese “accidente” del que hablaba mostrándose tan angustiado.
-¿aplastaste a
alguna chica o algo así?-le preguntó ella sorpresivamente, Nolen se puso pálido
como mármol, se le notó casi enfermo.
-solo he estado con
otra chica aparte de ti-admitió y se mordió el labio inferior-solo puedo decir
que luego de nuestro “encuentro” ella necesitó un hospital y a mí no me
quedaron ganas de tener sexo hasta nuevo aviso….
Jean hizo una mueca
de dolor ajeno, conocía la sensación de ser “pisada” por Nolen y solo imaginar
a otra mujer, una mujer sin la resistencia de un pseudodemonio, en esa
situación, le hizo sentir inquietud, de hecho casi podía oír sus huesos
romperse. Cuando menos esa pobre desgraciada debió quebrarse alguna costilla.
Nolen entonces se
digno a retroceder y salir de su interior, ella hizo un pequeño mohín. Por un
momento dejó de ser consciente del cuerpo del semidemonio contra el suyo, solo
cuando se apartó recordó lo cerca que estaban. Su propio cuerpo aun
cosquilleaba y estaba caliente, incluso después de las replicas del orgasmo,
aun así, se sentía muy relajada. Hacia un tiempo desde que había tenido
intimidad con alguien.
El semidemonio se
derrumbó a un lado de ella, un poco muy cerca, dado que se encontraban en una
cama individual.
-lo siento-dijo él
metiendo su rostro en la almohada.
-te dije que no te
preocupes.
-al menos dime que
tienes precaución –Jean percibió ansiedad en él- me vine dentro de ti.
Ella se encogió de
hombros, no preocupada si él la veía o no. Se revolvió hasta quedar acurrucada
cerca de Nolen.
-me ocuparé de
eso-aseguró la pelirroja viendo como la respiración de Nolen se hacía cada vez
más regular-pastillas del día después.
Jean más que de un
embarazo, se preocupaba de un embarazo en las circunstancias que acontecían,
luchar con un bebe a cuestas no era una opción.
Comenzaba a dormirse
cuando Nolen habló.
-oye-llamó el
chico.
-¿qué?-respondió
Jean mientras bostezaba.
-¿Me amas?
-…
El silencio comenzó
a volverse incomodo luego de varios segundos. Era ese tipo de preguntas por las
que usualmente Jean se marchaba luego de tener “diversión”
Nolen sacó un poco
su cabeza de la almohada, la estudio detenidamente a la expectativa. Ella tenía
que responder, no le gustaba hacer esperar a la gente, precisamente por eso, no
le gustaba que esperasen nada de ella.
-yo…-ella intentó
decir, Nolen adoptó un semblante algo afligido, por la duda que ella
mostraba, él esperaba ser rechazado.
Jean estiró una mano y le acaricio el cabello color cobre, tomándolo gratamente
por sorpresa -no sé que responder. Pero puedo decir, que eres importante para
mí, al menos.
Esa misma noche,
Tristán Graham estaba viviendo uno de los peores momentos de su vida. Todo
estaba rodeado de llamas, bañado en sangre y asfixiado por el humo. Él solo
podía describirlo como un infierno de pesadilla.
-Es una
gran noche para ser la Matriarca-se regodeo ella, mientras se estiraba en una
cómoda silla plegable.
Tristán
estaba obligado a ayudarla desde que tanto él como su gemelo fueron
“reclutados” a la fuerza por la
mencionada mujer demonio. Esa noche, el primer ataque verdaderamente frontal
había empezado, los acólitos trajeron un gran camino parecido a una perrera,
escoltado por varios vehículos más pequeños. Se detuvieron en una parte
bulliciosa de la ciudad y ahí comenzó el desastre.
De los
vehículos acompañantes emergieron acólitos y colaboradores demoniacos, de la
“perrera” surgieron violentamente una manada de demonios familiares invocados
para asistir a la Matriarca, dichos demonios eran los seres cuadrúpedos de un
solo ojo que habían estado generando pánico recientemente.
La
compañía entonces atacó sin aviso a las personas, matándolas sin piedad y
arrasando todo a su paso, saqueando negocios, destruyendo la propiedad pública
e incluso alimentándose de las víctimas. En ocasiones algunos pobres
desafortunados eran capturados vivos y arrastrados dentro de la perrera en la
que se les colocaba en jaulas diminutas, como atracciones de circo.
La
matriarca en su larga túnica negra balanceaba una de sus piernas cruzadas con
entretención ante la macabra vista, al pie de su silla habían montones de
objetos valiosos, obtenidos del saqueo, eran un botín prodigioso: joyas, ropa
cara, artículos electrónicos, antigüedades bonitas e incluso un par de pinturas
de galería.
La
semidemonia a cargo podría ser muchas cosas, pero una persona de mal gusto no
era, sabía apreciar los objetos hermosos y le encantaba rodearse de ellos, sus
manos llenas de joyas producto del saqueo eran prueba de esto.
-así
que….-empezó ella mirando a Tristán, quien estaba acongojado a solo un par de
metros de su ama- preguntare de nuevo: ¿Donde está Mikoto?
Dastán
Graham, a escasos centímetros de su hermano intento mantener una postura
neutral, pero el ligero temblor de sus rodillas lo delataban.
-¿cómo
vamos a saberlo?-inquirió haciendo énfasis con las manos.
-¡no te
atrevas a mentirme!-exclamó exasperada la Matriarca, causando un encogimiento
en los Graham y en un par de colaboradores a su alrededor-Esa chica era muy cercana
a ustedes, no puedo creer que no sepan dónde está.
-ella
solo escapó, nos dejó cuando supo de…. Esto-respondió Tristán indicando con un
gesto de las manos hacia los alrededores caóticos.
La
matriarca no se veía muy satisfecha, cerró los ojos meditando unos escasos
momentos. Todos alrededor temían lo que podría hacer, su líder era una mujer de
estados emocionales muy volátiles, podía cambiar radicalmente de un instante al
siguiente.
-acércate
Tristán-pidió ella suavemente, incluso así Tristán quería mojar sus pantalones.
Obedeció
con exagerada sumisión, mirando sus pies mientras avanzaba. Una vez junto a la
matriarca, ella estiro una de sus manos y lo agarro de la quijada sin
delicadeza, para repentinamente levantarse y elevar al demonio del suelo,
quedando suspendido en el aire, solo soportado por la mano de la mujer con
cabellos cobre.
-muy
bien, perro malo-escupió ella con voz asesina mientras miraba a Tristán con los
ojos abiertos de par en par, ostentando una expresión sádica – detesto cuando
mis perros no obedecen mis órdenes… ¿¡Mikoto, DONDE ESTÁ!?
Tristán
era la viva imagen del terror, Dastán hacia lo posible para no dejar ver su pánico,
pero contemplando como su hermano se encontraba en manos de la matriarca,
estaba al punto de quiebre.
-Respóndeme
o te convertirás en otro más de mis especímenes de colección-amenazó ella
sacudiendo violentamente el cuerpo de Tristán, mientras este se retorcía de
terror.
-Mi
señora por favor….-intento decir Dastán, el nunca era exactamente amable con la
gente… pero había una primera vez para todo, especialmente en tales
circunstancias.
-¡LO
JURO! ¡¡Yo no sé nada!!-gritó Tristán deformando su cara con la expresión tan dramática
que tenia-Mikoto se fue, ¡Mikoto se fue!
La Matriarca
gruñó fastidiada y sorpresivamente, lanzó al Tristán como si fuera un trapo
viejo. El chico tuvo suerte y fue capturado en el aire por su gemelo, mas ambos
cayeron al suelo polvoriento y rodaron sobre este.
Los presentes
se estremecieron, todo el revuelo les permitió ignorar el desastre que se
desarrollaba alrededor. La matriarca miró inquisitivamente a los Graham, preguntándose
que hacer a continuación… Mikoto Taiga se suponía que formaría parte de sus subordinados,
pero aparentemente tendría que arreglársela sin un Raiju que le proporcionara energía
eléctrica gratuita. Lamentablemente Hikaru Taiga también estaba desaparecido,
algo le decía a la Matriarca que ambos sabían para que fin los buscaba con
tanto ahincó.
-muy
bien, los dejare ir-dijo ella y antes de que alguien pudiera celebrar, ella sonrió
diabólicamente a los gemelos en el suelo-pero antes, quiero que me entretenga.
La matriarca
se sacó un látigo de una manga y lo estrelló contra el piso, este acto heló la
sangre de los Graham.
-Matriarca….-gimoteo
Dastán.
-ahora,
par de perros, ¡diviértanme!-la matriarca agitó el látigo hacia ellos forzándolos
a levantarse de un salto-¡vamos! ¡Sentados!
Totalmente
humillados ambos chicos obedecieron arrojándose al suelo, sentándose en
cuclillas y poniendo ambas manos al frente en el suelo, como…. Perros.
-mierda-se
quejó Tristán viendo avergonzado a los espectadores, quienes estaban
preocupados en parte, pero también entretenidos con el “show” que la matriarca
otorgaba.
-buenos
chicos, parece que mis perros no son tan inútiles después de todo-dijo ella
casi con ternura y sonriéndoles, los gemelos jamás pensaron que alguien sonriéndoles
les llegaría a resultar tan aterrador-ahora, ¡rueden!
Ellos lo
hicieron al unísono, maldecían infinitas veces lo que tenían que hacer para
sobrevivir. En algún lugar del público se escucho una risita, nadie los volvería
a ver de la misma manera.
La matriarca
aplaudió divertida, casi como si de una niña se tratase.
-¡excelente!
Ahora arrástrense hasta mi-ordenó ella, mientras los hombres lo hacían, la
matriarca no podía evitar reírse casi a carcajadas-podría hacer esto toda la
noche…
Tristán
quería llorar.
Trisher
observaba todo desde un edificio cercano, tenía todo gravado en su celular con cámara
de alta resolución. El espectáculo era hilarante, aunque perturbador…. No podía
evitar reír por la vergüenza de los gemelos Graham, pero le era difícil seguir
riendo luego de mirar los alrededores destrozados del lugar.
El demonio
guardó la documentación y se preparo para subirla a internet. Los demonios de
la sociedad no tardarían en llegar, o eso esperaba, tenían que aparecer al menos
a hurgar el desastre en algún momento de la noche.
Trisher
se hizo incorpóreo y regresó a su hogar.
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