jueves, 26 de febrero de 2015

El edén del infierno: Acto 2-Capitulo 3

3-Otra puñalada
 
P
or la noche, Jean se limitó a bajar por la comida y luego regresó a su morada, desde la visita de Nicola ella había estado un poco más calmada, pero aún no había pasado lo peor. Era extraño que su primo hubiera podido lograr lo que ni Nolen ni Trixi habían podido, Jean después de pensarlo solo encontraba una explicación: su hermana no entraría a la fuerza, era demasiado respetuosa para irrumpir y forzarla a que le escuchara, por si fuera poco, Trixi a pesar de tener la total confianza de Jean, no era la persona más adecuada para calmarla, la pseudodemonia se sentía débil y no podría sentir seguridad al ser consolada por alguien más débil aun.
Nolen por otra parte, era un ser claramente poderoso, pero él nunca podría entrar, desde la puerta Jean jamás habría escuchado nada de lo que dijera, se cerraba por completo y Nolen siendo un semidemonio no podía ir más allá de la defensa que Jean había colocado en la puerta, quizás si hubiera entrado, todo hubiera sido distinto.
Nicola en contraste, al ser un pseudodemonio, no era repelido por los poderes de Jean y a él no le interesaba tener que violar su privacidad para darle la buena reprimenda que ella necesitaba. También tenía a su favor que la había encontrado mientras estaba relativamente relajada y no convertida en una fiera, estado vergonzoso, como Nolen la había visto.
Fuera lo que fuera lo que le hubiese pasado, los temores no se habían ido, todavía la asechaban y no de manera sutil. La situación estaba tan mal, que la propia Jean comenzaba a pensar que eso no era solo los nervios, creía que la matriarca podría estar implicada, eso, o ella misma estaba al borde de la esquizofrenia….
La maldita esquizofrenia y sus alucinaciones no la dejaban dormir… Anastasia la continuaba atormentando, aunque estuviera ausente. La Wholferd se retorcía en su cama, intentado dormir, pero terminó sentada con la sabana en sus piernas, mientras el tormento continuaba.
-¿es difícil ver la realidad verdad? Eh mujercita, eres débil, débil como una patética cucaracha…
-¡cállate!-soltó Jean en un fuerte resoplo. Maldecía el rostro de aquella semidemonia, maldecía que su voz le resonara en los oídos, si no los necesitara, ya se los habría arrancado.  Jean no estuvo segura de cuánto tiempo ella estuvo riéndose, pero aunque hubiera sido un solo segundo era como estar atrapada en su peor pesadilla por un millón de años.
Finalmente Anastasia guardo silencio. Jean suspiro y se quitó las manos de los oídos, le palpitaban las cienes… no, le palpitaba de dolor toda la maldita cabeza.
¿Cuánto tiempo más tendrá que ser así? ¿¡Cuánto más tendré que aguantar!?
Jean se cubrió los ojos con una mano y pudo sentir cuan sudorosa estaba, se sentía impotente, pero agradecía que nadie pudiera verla en ese estado. No sabía si hubiera soportado ser vista por Trixi mientras se revolvía en sus propias desgracias.
Finalmente la respuesta llego sola, como una estrella fugaz asestando contra la tierra.
Claro, esto no terminará hasta que alguna de las dos muera. Pensó.
Solo entonces Anastasia dejaría de atormentarla, solo entonces acabaría para siempre con esas malditas secuelas. Jean a pesar de haberse quedado paralizada en su anterior encuentro con aquella semidemonia, no permitiría que el miedo la volviera a dejar desarmada, no, no sería humillada de nuevo, la próxima vez de encontrarse en peligro no le temblaría la mano para destazar a Anastasia…. Solo había un problema.
Anastasia era la hermana de Nolen.
No le gustaba la idea de tener que hacerlo, pero si el único modo de librarse era que Jean se convirtiera en la asesina de la última familiar consanguínea de Nolen, pues que así fuera. Ni por ser su “cuñada” recibiría piedad.
¡Jean le enseñaría quien era débil!
Victoria, victoria a toda costa, victoria a pesar de todo el terror; victoria por largo…-recitó Adon entre dientes.
… y duro que pueda ser su camino; porque, sin victoria, no hay supervivencia-finalizó Jean en su mente, la cita de Churchill.
-Esto no siquiera ha comenzado-masculló ella, Adon le dio la razón.

Todo estará bien, estará bien…-trató de convencerse a sí misma Jessica Goldman, respirando profundo para no regresar y arrancarle la garganta a Mauro.
-Espero que Mauro aprecie su vida, porque de lo contrario él y yo tendremos una conversación-expuso Ion mientras conducía de regreso a la casa de su novia. Miró por el retrovisor a las dos chicas, quienes yacían acurrucadas en los asientos traseros.
Jennifer estaba aún algo debilitada, el ácido de esos demonios retrasaba su recuperación, pero no era nada serio. Lo grave era el daño psicológico, su autoestima era un problema desde que Jessie tenía memoria, hacía años que no tenía una crisis, creyó por un momento que su hermana finalmente estaba recuperada por completo… pero por desgracia no fue así. Jessica abrazaba el cuerpo ensangrentado de Jane quien se aferraba a ella como si su vida dependiera de ello, entretanto respiraba agitadamente y temblaba, ese era su modo particular de llorar sin lágrimas.
Las entrañas de Jessica se retorcían por la rabia contenida y su alma se acongojaba por el lamentable estado de su gemela, incluso sin verla, podía sentir lo mal que se encontraba.
-No hace falta, él tendrá la conversación conmigo, esto es más que personal-le dijo Jessica a su novio.
Ese bastardo le daría una disculpa a Jennifer y Jessica se aseguraría de que nunca en si insignificante y mísera vida, se le pasara siquiera por la cabeza, el exponerlos ante las autoridades. Jessica no buscaba pelea todos los días, no era tan fácil de provocar…. pero cuando la hacían enfadar, hacía honores a la reputación sanguinaria de su mitad demoniaca. Nolen opinaba que a veces podía llegar a ser peor que Jennifer, porque está al enojarse era simplemente salvaje y violenta, mientras que la otra Goldman, aparte de ello, tenía por agregado una crueldad inusitada.
-Jessie…-gimió entre dientes la chica herida, los otros dos en el vehículo le prestaron atención, Ion hizo un esfuerzo por no voltear a mirarla, su tono dolorido lo ponía nervioso-tu…. No lo lastimes…
La expresión de Jessica casi se tuerce de la impresión, esperaba que su hermana reaccionara como con Tristán….
-Pero…
-tiene razones para lo que hizo-argumentó Jennifer débilmente, aunque parecía más tranquila, el calor de su hermana la hacía sentir mejor-en su lugar quizás habría hecho lo mismo.
Jessica supo entonces qué pasaba. Esto no era un desaire amoroso como en el caso del bastardo perro de mechones rojos, con apellido Graham…. Era un golpe más bajo, bajo hasta la parte más frágil de la semidemonia, un lugar que no era físico: su propia naturaleza.
La historia parecía repetirse, ser abandonada debido a carecer de “normalidad”
La consternación de Jessica no tenía paralelo, incluso Ion se había quedado mudo de la impresión. Era el principio de un enorme problema.

Nolen esperaba junto a la puerta del callejón, la llegada de sus hermanas y el chico Armstrong. Tenía los nervios de punta aquella noche, después de saber lo ocurrido con los demonios y Mauro en el parque casi sufría un infarto, eso, además de que le entraran deseos de estrangular hasta la muerte al hombre responsable de la situación con Jennifer.  Nolen no era violento, de hecho era bastante pacifico, pero hasta él se podía enojar….
El sonido de un motor anuncio la llegada de sus amigos. El precioso se estacionó frente a la tienda. Nolen corrió al encuentro.
-¿estás bien? ¿Jennifer?-preguntó desesperadamente desde la ventana del auto, mientras esta salía con ayuda de Jessica.
-¿cuál es tu definición de “bien”?-quiso saber la mujer teniendo la cabeza baja al momento de salir.
Nolen no vocalizó, se limitó a encarar a su otra hermana, quien solo reflejaba un profundo dolor por el estado de Jennifer, a quien sostenía por los hombros, como si temiera que se derrumbara en cualquier instante. El daño físico era lo de menos, incluso cuando se tratara de que la semodemonia herida tuviera su facha destrozada y sangrienta.
-Mi definición de bien para ti, es una buena noche de sueño. Deberías probarlo-le ofreció Ion mientras salía del vehículo ahora apagado.
Se dispusieron a entrar, la noche era silenciosa, pero las mentes de los presentes eran tan ruidosas como un campo de batalla. Nolen al llegar la noche solo quería tomar un sueño reparador sin pensar en Jean o la matriarca… y se encontraba con esto… su racha no mejoraba.
-ocúpate, le traeré algo de tomar-susurró Jessica a Nolen, entregándole a su hermana.
Nolen aceptó con la cabeza y con un brazo envolvió a Jennifer, para guiarla a su habitación. Ion tomó asiento en la cocina mientras Jessica preparaba chocolate caliente para la mujer herida, no era medicina, pero seguro le levantaría un poco el ánimo, o eso esperaban todos. No era mucho lo que podían hacer, especialmente Ion, quien se sentía ajeno e impotente.
-supongo que yo tenía razón-comentó débilmente Ion desde su silla en el comedor.
-Todo tiene un precio. El de intentar cosas inciertas, es el riesgo. Ella lo pagó-respondió la mujer naturalmente, mientras miraba el chocolate hervir.
Mientras tanto en la habitación de las gemelas, Nolen le quitaba la ropa arruinada a su hermana adoptiva y la dejaba en el suelo, entre las camas de las chicas. Las magulladuras tardarían toda la noche en sanar, pero no era tan grave para necesitar ser vendadas.
 El semidemonio admitía que podría verse extraño para algunos desvestir a una chica como él lo hacía, incluso si fueran hermanos de sangre, aquello podría ser…. Demasiado fuerte. Él mismo no podía ignorar la bonita figura de Jennifer, pero estaba acostumbrado, la había visto desde antes que su cuerpo se desarrollara, cuando esos pechos aun eran planos….
Los de Jean no eran tan voluminosos, pero no por ello eran menos atractivos.
¡¿Que mierda pensaba?! Su hermana estaba muy jodida y él pensando en los pechos de Jean…
Nolen recostó a Jennifer en su cama, con delicadeza para no hacerle doler las heridas. Cubrió a la chica con su manta, aunque no se hallara desnuda, sino en ropa interior y acto seguido tomó asiento junto a esta. La semidemonia lo estudiaba detalladamente sin decir vocablo, esperando dormirse, cosa complicada ya que aún le dolía el cuerpo y no podía sacarse de la cabeza aquella mirada que Mauro le dedicó antes de escapar. Justo entonces ingresó Titus a la habitación y miró curiosamente a la morena analizando cuan herida estaba, entonces, él saltó a la cama, para recostarse junto a su almohada, queriendo hacerle compañía.
La mujer  a pesar de su estado sonrió dulcemente y con el dorso de una mano, le acarició la cabeza al felino.
-arriba, esto es para ti-animó Jessica entrando a la habitación con una sonrisa cariñosa. Nolen, Titus y Jennifer de inmediato miraron los dos vasos humeantes que traía la chica.
-Excelente, espero que me haga olvidar el mal día-dijo Nolen intentando no recordarse sus problemas, se puso de pie y agarro uno de los vasos que Jessica ofrecía.
La mujer semidemonia se posiciono donde anteriormente se encontraba Nolen y con delicadeza ayudó a que su hermana se sentara. Jennifer tenía una gran tolerancia al dolor, pero eso no significaba que fuera masoquista, si podía evitarlo, prefería que su cuerpo no sufriera.
-¿Dónde está Teddy?-inquirió Jennifer ahora sentada y recibiendo el chocolate caliente.
-ya se fue, regresará mañana y prometió pasar toda la semana aquí-anunció Jessica.
-Menos mal-dijo Nolen bebiendo su chocolate con sumo gusto-así no estaré tan preocupado por dejarlos solos cuando vaya a tratar que Jean deje su guarida.
-¡No puedo creer que aún se esconda! Yo pensé que era mejor que est…-deseó quejarse Jennifer repentinamente cabreada, pero el estado de tensión que adoptó le procuró un punzante dolor que la hizo callar. Titus maulló fuertemente, indicando ansiedad por su dueña.
-Tranquilízate-ordenó la otra gemela, tomándole el rostro con ambas manos. Jane miró a los preocupados ojos de Jessie, aunque estaba angustiada, su voz vino con una clara orden que la herida mujer no podía ignorar.
Nolen tragó hondo ante la escena y luego miró su chocolate.
-No tengo mucho que decir en su defensa-dijo amargamente refiriendo a Jean y luego salió de la habitación.

Sal por favor, ya es tiempo -pidió Adon suplicante-piensa en Nolen, Trixi, Nicola, Angélica… en ti misma…
-Estás convirtiéndote en un maldito dolor de cabeza -Se quejó Jean mientras trataba de dormir- ¿que eres? ¿Mi conciencia?, es de madrugada, no me moveré.
Ella estaba dispuesta a enfrentar el problema, pero no esa noche. No saldría a tales horas para buscar a Trixi, Angélica, Nolen y compañía para disculparse por haber actuado como una idiota.
Tendré que tomar medidas drásticas-fue lo último que dijo su adjunto antes de caer en el silencio.
Jean finalmente pudo dormir… o eso creyó.
Era una sensación cálida, pocas veces permitía que algún hombre se montara sobre su persona, la hacía sentir vulnerable y normalmente, no se sentía confiada para dejarse en esa posición. Su cama se movía en un vaivén suave y agradable, al compás de las embestidas que recibía de su compañero. Jean se aferraba a él con ambos brazos, delineando firmemente los contornos de su ancha espalda, eso sí era un hombre como le gustaban. Enredó las piernas a las del tipo, quien se valía de ambos brazos para impulsarse fuertemente hacia su objetivo:  el interior de la chica.
Jean gruñó al sentir que él subía el ritmo de su penetración, sacudiendo más la cama y robándole más el aliento a ambos. Ella amaba esa sensación, sentirse arder por dentro y que las descargas placenteras producto del libido la recorrieran por todas partes, hasta la punta de sus dedos.
-Nolen-gimió con voz ronca.
El hombre jadeó.
A continuación se levantó un poco del cuerpo de su chica y la miró. Eso fue suficiente para que se rompiera el encanto del momento…. Jean a pesar de la penumbra pudo ver con claridad aquello. Fue entonces cuando grito:
-¡¡¡ADON, ERES UN…!!!
Jean dio un salto y gruñó como una fiera. Podía oír la risa escandalosa del adjunto en su mente, si él hubiera sido físico, lo habría estrangulado hasta perder la conciencia. Se sintió sudorosa y sin pensarlo se quitó de encima la sábana para ver cómo estaba ahí abajo….
Ups… lo siento-se disculpó divertidamente Adon.
-¡Hijo de puta! ¡Arruinaste mi ropa interior!-lo regañó, mientras veía rabiosamente la mancha tan evidente que había dejado en su entrepierna.
Estabas muy histérica-argumentó él casi con inocencia-pensé que el sexo te ayudaría a liberar la tensión…
-El sexo falso no ayuda…. Solo me hace poner peor-se quejó soltando un sonido frustrado y pasándose la mano por la frente-odio estar mojada sin poder desahogarme….
Aun tienes las manos-se burló Adon.
-hazme un favor y cállate.
Jean se puso de pie y caminó rumbo al baño, Adon había espantado su sueño y estando tan húmeda, en varios lugares…. Sentía que debía tomar una ducha. Entró al sitio, graduó la temperatura, se desnudó, abrió la llave y entró parándose bajo esta. Se sentía caliente, pero no iba a tomar una ducha fría a las tres de la mañana.
Pensó seriamente en descargarse usando las manos para calmar su frustración, pero sabía que de hacerlo Adon tendría más material para burlarse de su femineidad. No le daría el gusto recurriendo a la autosatisfacción, aún tenía un poco de dignidad, Anastasia no se la había arrebatado toda.
¿Por qué no sales y buscas a Nolen? Él te libraría de esa sensación con mucho gusto-Vociferó el adjunto.
-no hables. Nolen no podrá librarme de sentirme tan… patética…-le supo mal la palabra.

Más o menos a la misma hora en la casa de los Goldman… una de las gemelas dormía, pero…
-Jennifer….-dijo Jessie desde su cama, mirando a su hermana desde ahí, gimoteando y sudando mientras dormía. A pesar del llamado de la morena, la semidemonia no despertaba.
Jessica respiró hondo y salió de su lugar, a dos pasos estaba la otra cama, así que no le tomo mucho llegar hasta el lado de Jennifer. Se veía atormentada, Jessica sabía que cuando alguna tenía pesadillas, era realmente espantoso, ese era el motivo por el cual dormían en camas separadas…. Si estaban juntas, había ocasiones donde soñaban lo mismo y no había quien las despertara.
Se arrodilló en la cama de Jane y la sacudió suavemente, llamándola sin alzar mucho la voz, para no asustarla cuando abriera los ojos. La chica despertó en un rápido estremecimiento y lo primero que vio fue a su hermana, luego tragó saliva y desvió la mirada, de manera deplorable.
La gemela que aún permanecía ecuánime, tomó la cara de su hermana con una mano y la hizo mirarle.
-Está bien, nada de eso era real-le hizo saber. Jennifer dejó escapar un suspiro.
-a veces lo dudo-contestó la otra mujer.
Jessica no objetó, procedió a recostarse junto a Jennifer y arroparse con su cobertor. Siempre que una tenia pesadillas y era despertada por la otra, el mejor modo de impedir que se repitiera, era durmiendo juntas, cosa que era irónica. Jessica aprovechó que las heridas de Jennifer ya eran historia, para apegarse a la chica tanto como pudo, hasta que podía sentir como respiraba. Si bien le tomó varias horas restaurarse, el ácido no ralentizó demasiado su capacidad de regeneración, para la madrugada Jane ya estaba casi óptima.
La Goldman saludable pronto percibió un leve llanto de su homóloga, le dolía oírla… el llanto humano no era posible, al menos no sin sangre… así que la idea de “llorar” que tenían ellas, era una especie de gimoteo, similar al de los perros.
-No llores, ese maldito cobarde no lo merece-dijo intentado no escucharse tan enojada como se sentía.
-es fácil decirlo Jessie-pudo articular la chica-Siempre que busco aceptación en quienes me importaban…. Pasa esto.
-nosotros te aceptamos-intentó contradecir Jessica, aferrándose más a la otra semidemonia, la calidez era cómoda.
-es diferente y lo sabes-devolvió Jennifer y contrajo sus rasgos con dolor-Nunca necesité buscar tu aceptación, siempre fuimos tu y yo desde que tengo memoria. Las circunstancias en que conocimos a Nolen no fueron normales, Teddy es…. Bueno, tú sabes… Y no hace falta mencionar a Titus.
 Jessica no podía rebatir eso, así que dejo a Jennifer desahogarse.
-Me importa poco lo que diga la mayoría de la gente. Pero siempre que quiero ser aceptada por alguien que es diferente a nosotros…. Se vuelven contra mí o escapan. Nunca importa lo que yo sintiera por ellos, solo importa que soy…. Un monstruo-prosiguió, apretó su mandíbula muy fuerte-y odio eso, a veces odio ser así, me odio a mí misma por esto.
Levantó una de sus manos, convertida en una oscura garra y la miró fijamente.
Jessica tiritó y se puso rígida. Ciertamente era la misma historia una y otra vez, ella misma había aceptado su destino, lo había asumido, quitándole importancia a los hechos que Jennifer recalcaba, pero esta nunca lo pudo superar, al menos no del todo. No luchaba contra su naturaleza, porque sabía cuan infructuosa seria su lucha, pero eso no significaba que le gustara la realidad de qué y quien era.
Podían contar muy pocas personas para confiar. La mayoría era peligrosa, tenían contacto, pero nunca amistad, incluso la mayoría de los demonios desconfiaban de ellas, debido a que las consideraban seres traicioneros y volátiles. Ion compartía ese destino, Nolen las conocía, aunque forzosamente y las aceptaba como eran y Titus les debía la vida… solo por eso ellos formaban parte de su familia.
Incluso cuando Jennifer estaba con Tristán, la chica no se fiaba realmente de él, aunque el chico le daba poca importancia a su naturaleza ya que en mucha medida la compartían, ella no se abrió del todo. Llegó a sentirse cómoda a su lado, pero nunca le dejó ver en sus debilidades, no pensó seriamente en hacerlo por el futuro cercano…. Y menos luego del incidente.
En las fiestas no se separaban la una de la otra, siempre sabían quienes estaban cerca. Angélica, Mikoto, Melisa, Hikaru, cualquiera de ellos podía aparecer y ponerlas atentas, especialmente Angélica obviamente. Trisher no les importaba porque era un debilucho, Kent solo sabía tener sexo a menos que se viera amenazado, Úrsula les causaba repulsión, el resto de la gente cuando aunque no fueran una amenaza, no les inspiraba confianza.
Las personas amigables como Trixi tenían una línea bien definida hasta donde llegar. Podía incluso agradarles, como era el caso, pero era poco probable que ellas permitieran que se aproximara mucho.
La naturaleza poco confiada de ellas se notaba incluso teniendo sexo. Jennifer nunca se dejaba montar, literalmente, por esa misma razón, siempre tenía sexo de pie y con gente que probablemente ni vería de nuevo. Solo se dejaba tocar (y con restricciones) para el sexo y en cuanto a hablar de sus sentimientos, era como una almeja de titanio. Jessica tardó meses en estar segura de que Ion era inofensivo y parte de su fácil ingreso, era su especie e historia familiar lamentable, él tenía motivos para apreciar a los Goldman, más allá de Jessica.
La personalidad y el atractivo físico de Ion no eran las únicas razones por las cuales Jennifer habría querido un chico similar…. También era porque el semidemonio comprendía su situación y por eso no las discriminaría.
Jessica tomó la mano que Jennifer miraba con una suya, llamando la atención de la mencionada.
-entonces parece que me odias-masculló ella tristemente.
Jennifer la miró con extrema confusión.
-sabes que eso no podría pasar jamás-su voz por primera vez en un rato, sonó sólida.
-Odias ser un monstruo, un monstruo que yo también soy, por ende, me odias a mí-razonó.
Algo dentro de Jennifer se rompió. Ahogó un llanto, asustando a su hermana, cuando ella iba a hablar, Jennifer se le abalanzó y la estrechó entre sus brazos, como si su vida dependiera de ello.
-no sé qué pensar-lloró la semidemonia-lo único que sé, es que no te odio.
Jessica endureció la quijada, conteniendo sus propias ganas de estallar en sollozos junto a su hermana.

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